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In flames por xXBlack-HollyhockXx

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

Bien, aquí está el último capitulo... perdón por tardarme tanto pero no tengo mucho tiempo libre ahora >.<!!  Tarea tarea y más tarea ;______;  me explotan!

Espero les guste...

A mi no me pertenece nada más que la situación del fic, todos los personajes son de Kouga Yun (aww u__ú)

Despertó y no reconoció el lugar en donde se encontraba, todo era blanco y se escuchaba un sonido indicando su ritmo cardiaco… estaba en el hospital. Le dolía todo el cuerpo.


¿Qué fue lo que me pasó?”  Se preguntaba


Y recordó la mirada de su madre mientras lo apuñalaba. Intentó sentarse, el movimiento tan brusco causándole un horrible dolor en el cuerpo, dolía tanto que ni siquiera sabía el lugar en donde estaban sus heridas. Miró hacia abajo y vio su cuerpo cubierto de vendas, una sábana le tapaba el cuerpo.


Observó el resto del cuarto y en una esquina, en un sillón estaba Soubi dormido… ¿Se había quedado ahí toda la noche cuidándolo?


Ritsuka nunca había tenido la oportunidad de ver al rubio dormido, su hermosa cara tenía un semblante de gran paz y respiraba profundamente.


“Soubi”  dijo Ritsuka inconscientemente


Fue entonces cuando entró una joven enfermera interrumpiendo sus pensamientos.


“Que bien que ya haya despertado joven Aoyagi” dijo mientras se acercaba con unas medicinas en una bandeja.  “Necesito que tome estas medicinas”


“¿Cuánto tiempo llevo aquí?” preguntó Ritsuka aún un poco débil.


“Aproximadamente una semana, sus heridas tardaron mucho tiempo en sanar. Lo que me sorprende es que ese hombre que está ahí, ha pasado todo el tiempo a su lado, debe de ser una persona bastante preciada para él. ¿Son familiares? No lo parecen”


“No, no es mi pariente” mencionó e intentó sentarse, lentamente esta vez y la enfermera le ayudó después de dejar la bandeja a un lado. Soubi despertó.


“Ritsuka, despertaste” dijo el rubio.


El niño se quitó el respirador y tomó su medicina que por cierto no tenía un sabor nada agradable. Miró como Soubi se levantaba del sillón y caminaba hacia él, en sus ojos azules se veía la preocupación y la falta de sueño que había experimentado durante los últimos días.


“Bien, ahora necesito que te recuestes, no hagas ningún movimiento brusco u ocasionarás que las heridas se abran de nuevo aunque es poco probable, ya comenzaron a cicatrizar. Agatsuma-san, le pido de favor que lo vigile.”


“Claro, muchas gracias por todo señorita” respondió el rubio sonriendo a la enfermera que se sonrojó un poco.


“AGH ¿Por qué le sonríe así? Me debí haber perdido de algo en esta semana”  pensó Ritsuka por un momento y una cara de disgusto se hizo notar en su rostro.


 La enfermera salió dejando a Ritsuka solo con el mayor, Soubi estaba agradecido por ello, necesitaba escuchar a su niño.


“¿Te duele algo Ritsuka?” Le preguntó acercando una silla para sentarse a un lado de la cama. Ritsuka solo negó con la cabeza.


“¿Me perdí de algo Soubi?”


“¿Uh? ¿A qué te refieres?” preguntó Soubi confundido


“La forma en que le sonreíste a la enfermera, incluso se sonrojó. ¿Eres así con todas las mujeres?”  Soubi notó inmediatamente los celos de Ritsuka, ¿quién no lo habría hecho? Incluso se veía molesto.   


“Solo intentaba ser amable, después de todo ella fue la que te curó y cuidó durante estos días. Solo te amo a ti Ritsuka” dijo Soubi mirando al menor a los ojos, sonriéndole. Ritsuka se sonrojó un poco y giró la cabeza al continuar hablando.


“¡Hmph!, es su trabajo. Muero por salir de aquí, no me gustan los hospitales, ¿por qué te quedaste aquí todo este tiempo Soubi? No tenías por qué hacerlo”


“Estaba muy asustado, no podía dejarte aunque quisiera” dijo Soubi y el menor se sorprendió al escuchar esas palabras, nunca había visto a Soubi asustarse con nada, observó el rostro del rubio quién miraba las blancas sábanas que cubrían el cuerpo de Ritsuka, su mirada denotaba dolor y estaba muy pensativo, casi como si no se percatara de lo que estaba diciendo.


“¿Soubi?” fue lo único que pudo decir Ritsuka


“Tenía miedo de perderte, cuando te vi en el suelo ensangrentado… y te sostuve en mis brazos para ayudarte casi no pude soportar lo que veía delante de mí. Estabas tan débil y yo no pude hacer nada” susurró el pintor en una voz casi inaudible.


“Pero si no hubieras llegado tal vez… nunca te habría visto de nuevo”


“Te lo voy a pedir una vez más, no quiero que corras peligro de esa forma otra vez. Por favor, ven a vivir conmigo, yo… te cuidaré Ritsuka y nada te hará daño. Te amo”


Ritsuka solo se quedó callado. Otra vez esta plática.


“Pero Soubi, no sé… yo...” dijo Ritsuka sin mirar al rubio a los ojos “Pero no tengo a donde más ir” continuó su frase en sus pensamientos.


Era cierto, no había nadie que pudiera hacerse cargo de él. Tal vez si se fuera a vivir con Soubi se conseguiría un trabajo para pagarle su estancia, no le gustaba ser un problema para los demás y mucho menos para el pintor. Pero eso no cambiaría las cosas, seguía sin tener a donde ir.


Después Ritsuka solo asintió para sorpresa del rubio, no esperaba que el menor accediera tan fácilmente.  


Y después todo pasó muy rápido, Soubi se había levantado de la silla y estaba abrazando al pelinegro. Lo abrazó delicadamente para no lastimarlo, sabía que Ritsuka aún estaba adolorido y el niño le devolvió el abrazo, su corazón latía fuertemente y cualquiera que hubiera entrado se habría percatado de que realmente era una escena conmovedora.


“Gracias Soubi” dijo Ritsuka contra el hombro del mayor y el menor sintió su hombro humedecerse…  no podía creer que Soubi estuviera derramando lágrimas.


“No quiero que algo parecido vuelva a pasar Ritsuka, no quiero perderte, por favor dime que no pasará de nuevo. Prométemelo por favor”


Ritsuka asintió y Soubi depositó ligeros besos en la mejilla de Ritsuka, en su cuello y detrás de sus orejas. Quería sentir que aún estaba ahí y que la persona que amaba estaba bien. Se separaron después de unos momentos y el neko limpió con sus manos las lágrimas del rostro del pintor, no le gustaba verlo así.


“Iré a ver cuando te pueden dar de alta, regreso en un momento” dijo Soubi y después le dio un beso en la frente al niño.


Ritsuka se recargó en el respaldo de la cama esperando por Soubi, el silencio era su compañía al igual que el sonido de las maquinas que lo monitoreaban.


Muchas cosas estaban pasando por la cabeza de Ritsuka mientras estaba recostado en esa cama, pensó en cómo iba a ser su vida desde ese día. No vería más a su madre, y mucho menos a su padre. Pensó en Seimei y se preguntó como habrían sido las cosas si él hubiera estado junto a él en ese momento, tal vez su hermano habría sido el que lo rescatara y… nunca habría sabido nada de Soubi.  Cuando pensó esto no le agradó, ahora no podía imaginar cómo sería su vida si el rubio no hubiera estado a su lado en todos esos momentos de su vida, ya casi sería un año desde que lo conoció y le tenía cariño.


“¿Por qué será que cuando estás conmigo todo es tan diferente?” volvía a preguntárselo una y otra vez. No podía explicar lo que sentía cuando lo miraba. Su corazón latía más fuerte y no podía desviar su mirada de él sin que un sonrojo se hiciera presente.


Todo era tan confuso, pero después de minutos y minutos de haberlo analizado por fin se dio cuenta de que sentía algo por Soubi. Lo amaba. Pero era un amor diferente al que se tiene por un hermano, o al amor que se tiene por un amigo… se dio cuenta de que quería compartir con el mucho más tiempo y que quería que le sonriera solo a él.


“Soubi, a veces me pregunto si estoy haciendo lo correcto al quererte de esta manera”


-----------


Habían pasado dos días y Ritsuka fue dado de alta, sus heridas habían sanado lo suficiente pero aún debía tener cuidado, era una fortuna que sus órganos vitales no hubieran sido dañados, aunque sus heridas no podían tomarse a la ligera tampoco. La policía había investigado detenidamente el caso de la familia Aoyagi, estudiaron todo el historial de la familia, desde la muerte de Seimei, los inicios de la enfermedad mental de la madre de Ritsuka y hasta el caso más reciente, el cual había sido el ataque contra el menor.


Soubi pidió a la policía la custodia de Ritsuka y fue sometido a múltiples estudios e investigaciones pero el rubio estaba dispuesto a soportar eso y más por Ritsuka, después de todo se iría a vivir con él. Aunque no fuera un familiar o pariente, la policía lo eligió por ser un “amigo cercano”.


La madre de Ritsuka fue llevada a un centro psiquiátrico, donde estaría vigilada y sería atendida y el padre del pelinegro fue llevado a prisión por negligencia.


Si. La vida de Ritsuka era muy complicada.


Pero su vida también tenía cosas positivas, lo habían ido a visitar los amigos que con el tiempo había aprendido a querer: Yuiko, Yayoi, Shinonome-sensei e incluso Kio había ido a ver como se encontraba su salud después de lo ocurrido.


Sonrió ligeramente al pensar en ellos y al ver al rubio que caminaba a su lado sintió enormes deseos de expresarle su gratitud. Ya que, él más que nadie, había estado a su lado para apoyarlo durante todo este tiempo.


“Soubi…” se escuchó la voz de Ritsuka mientras caminaban hacia la casa del rubio, quien tuvo que esforzarse para escuchar al pequeño.


“¿Hm?”  Fue la única respuesta que dio el pintor


“Uh, gracias… por todo. Tú sabes, por haberme llevado al hospital y haberte quedado conmigo, no era necesario que te molestaras en hacer eso, tú también tenías que ir a la universidad. ¿No es así?” dijo Ritsuka y el rubio se lanzó una pequeña risa, la cual hizo que Ritsuka se sonrojara al verla.


“No te preocupes por eso, ya lo arreglaré. Lo importante es que te recuperaras”


Soubi se acercó al pelinegro tomando una de sus pequeñas manos y entrelazando sus dedos con los de él, Ritsuka no dijo nada sino que hizo lo mismo, devolvió el gesto sorprendiendo un poco al rubio ya que imaginaba que la primera reacción del menor sería gritarle o simplemente  quitar su mano del lugar en el que se encontraba. Era una fortuna que no había gente en la calle, así que no recibirían “miradas extrañas”.


Los dos estuvieron callados todo el camino, el silencio que llenaba los alrededores no era un silencio incómodo, simplemente caminaban juntos y el roce de sus manos tenía una calidez que Ritsuka no se explicaba, así fue hasta que cruzaron la puerta de entrada del departamento de Soubi.


Cerraron la puerta y Ritsuka se dio cuenta de que sus pertenencias ya estaban dentro del departamento, Soubi las debió haber llevado el día anterior. Sería algo extraño estar lejos de su casa, de alguna manera lo entristecía y comenzó a recordar el tiempo en que en su casa había paz, la casa en la que entonces habitaba una familia unida, y lo feliz que era Ritsuka en esos tiempos. ¿Por qué no podía tener una familia como muchos niños de su edad? Reírse y jugar con sus hermanos y no preocuparse por nada más que ser… un niño.


“¿Quieres que te prepare algo de comer Ritsuka?” mencionó Soubi rompiendo el silencio.


 “No. No gracias Soubi” dijo Ritsuka con un semblante entristecido, y Soubi también lo notó en su voz pero no quiso decir nada.


“Prepararé lo que quieras, apuesto a que estás harto de la comida del hospital”


Ritsuka se quedó callado y miró hacia el interior de la habitación en la que se encontraba. No le molestaba estar con Soubi, claro que no, pero…. ¿por qué? ¿Por qué su vida no podía ser… normal? Entonces se dio cuenta de que corría una lágrima por su mejilla y sintió una mano limpiarla de su hermoso rostro. Era la mano de Soubi.


“¿Qué te pasa Ritsuka? ¿No quieres estar aquí?” preguntó Soubi, un hilo de preocupación y también algo de decepción se hacían notar en su voz.


“¿Qué? No,  no es eso Soubi… yo… es que…”  respondió Ritsuka, y sin completar su frase no pudo evitar dejar caer sus lágrimas, había sido tanto tiempo desde la última vez que lloró que ni siquiera recordaba cuando ocurrió por última ocasión. Era doloroso pensar que su vida era tan complicada y que tenía tantas preocupaciones a su edad, era un niño después de todo, pero su mente albergaba problemas de una persona mayor, aunque quisiera ocultar toda su debilidad y no mostrar sus pesares al mundo. Pero  Soubi podría saberlo…. Ritsuka estaba seguro. Y sin más abrazó al rubio, haciendo que su camisa se humedeciera a causa de las lágrimas derramadas por el menor y Soubi le regresó el abrazo en un intento por consolarlo.


“Fue… difícil para ti, ¿no Ritsuka?” dijo Soubi, de nuevo el tenía que romper el silencio, siempre era así.


Ritsuka simplemente asintió y se relajó un poco en los brazos del universitario, sin embargo, seguía derramando lágrimas.


“Es difícil saber que mi vida no es como la de los demás Soubi” empezó Ritsuka separándose un poco el pecho del mayor para poder hablar y limpiar sus lágrimas “Saber que mi hermano está muerto, saber que mi padre está en prisión y que mi madre está en un manicomio por… por mi culpa”


Se detuvo un poco al pronunciar lo último. ¿Su culpa? ¿En realidad era su culpa? Soubi no podía creer lo que estaba saliendo de la boca del niño, claro que no era su culpa, no era culpa de nadie en realidad.


“Estás equivocado Ritsuka, todo pasa por una razón y esa razón no eres tú.”


“¡Pero yo lo hice Soubi! Ni siquiera pude ser “yo” para detener a mi madre. Nada de esto hubiera pasado si yo no estuviera aquí”


“¡Ritsuka! ¿Por qué dices eso? ¿No te das cuenta? No se trata de la persona que eres o que fuiste” continúo Soubi y se arrodilló para que su mirada estuviera al nivel de Ritsuka “No es culpa de nadie y mucho menos tuya. Yo me enamoré del Ritsuka que está frente a  mí, de nadie más”


El mayor se inclinó para depositar un tierno beso en los rosados labios de Ritsuka, quien tímidamente respondió al gesto. El rubio hizo notar sus sentimientos por el menor en el toque de sus labios, era un beso confortante para Ritsuka en el que Soubi sin palabras le expresaba que… todo iba a estar bien. 


“Todo… va a estar bien. Me quedaré con él”


 Se separaron después de unos momentos ya que ambos necesitaban aire. Ritsuka miró al rubio, ya no salían lágrimas de sus ojos pero su cara había quedado un tanto enrojecida por el hecho de que había llorado momentos antes. Soubi se levantó y después le dio un beso en la frente a Ritsuka.


“Iré a prepararte algo de comer Ritsuka, espera en mi habitación si quieres”


Estaba a punto de dirigirse a la cocina cuando sintió una pequeña mano en la suya.    


“Quédate conmigo Soubi, por favor” dijo en una voz muy baja y Soubi sonrió.


Se inclinó de nuevo para besar a Ritsuka, esta vez la pasión se hizo notar en el gesto, no era un beso apresurado, sino que ambos expresaban lo que sentían en la acción.


El menor probó los labios de Soubi lentamente, degustó el sabor a tabaco que tenían su boca y también un ligero sabor a menta, y detrás de todo eso algo que era puramente el sabor de Soubi. Si no le hubiera dado vergüenza admitirlo, habría al menos pensado que era un sabor adictivo.  Soubi quiso llegar un poco más lejos con Ritsuka y lamió el labio inferior del niño pidiéndole silenciosamente que dejara entrar su lengua a la cavidad a lo que el menor respondió, lo dejó entrar lentamente y probó el aliento de Soubi.


Sus lenguas se enredaron en una batalla por el control del otro, sin embargo Soubi (teniendo más experiencia) ganó, introduciendo el músculo en la boca de Ritsuka, probando cada uno de los rincones de la cavidad del menor y sonrió un poco al notar que el pelinegro había gemido ligeramente.


Soubi separó sus labios de los del niño y bajó por su cuello, lamiendo la suave piel que encontraba, las manos que se encontraban sosteniendo la cintura del menor rodearon su espalda, trazando líneas con sus hábiles dedos y levantando un poco la camisa de Ritsuka también tocando, explorando y sintiendo el calor del otro.


Ritsuka pasó sus brazos por detrás del cuello de Soubi, una de ellas se dirigió al cabello rubio y se dio cuenta de que era muy suave. Y mientras dicho rubio comenzó a subir más la camisa del menor, sus besos se hicieron más intensos y fogosos, tomaban un poco de aire de vez en cuando y Ritsuka se separó de la boca del pintor cuando sintió una de sus manos tocar uno de sus pezones.


No dijo nada, simplemente escondió su sonrojada cara entre el cuello y el hombro derecho del mayor, recargando su cabeza. Su respiración era acelerada.


“S-Soubi”


El mayor bajó su cabeza y comenzó a besar el cuello de Ritsuka, subiendo y lamiendo una de sus orejas humanas, momentos después se unió su lengua y el menor sentía que su piel se calentaba cada vez más. ¿Cómo es que esto se podía sentir tan bien?


 “Te amo Ritsuka”


 


En ese momento Soubi no pudo creer lo que estaba escuchando, Ritsuka simplemente se rió, sonrió despreocupadamente, y era una sonrisa hermosa.


 


“Lo sé”   respondió Ritsuka


 


Sabía que pasara lo que pasara su luchador iba a estar ahí para él, las acciones de ambos demostraban que no se alejarían… su lazo sería más fuerte.


Ritsuka besó la mejilla de Soubi tiernamente y lo abrazó, el rubio respondió al gesto y así quedaron unos momentos solo sintiendo el calor que el otro cuerpo transmitía.


 


“Quiero que continúes Soubi” dijo un pelinegro muy avergonzado, sus palabras casi inaudibles.


 


“¿Estás seguro? No haré nada que no quieras Ritsuka” respondió el mayor y el niño asintió.


 


“C-Confió en ti Soubi. Sé que no harás nada que me lastime”


 


Soubi asintió, era algo realmente inusual que el menor le dejase hacer este tipo de cosas con él pero definitivamente no desaprovecharía la oportunidad de sentir a Ritsuka, quería sentir todo de él. Lo cargó y lo llevó hacia el sillón más cercano y lo recostó delicadamente mientras iniciaban un beso intenso.


 


Apenado, Ritsuka comenzó a recorrer el cuerpo del rubio con sus manos. Mientras tanto, Soubi probaba con su lengua cada rincón de la cavidad del menor posando una de sus manos en la mejilla derecha del niño, acariciando después su oreja humana.


Sonrió un poco contra la boca de Ritsuka cuando escuchó a dicho niño emitir un ligero gemido, y así bajó su boca hasta el cuello, besando y lamiendo la piel a su paso.


 


Ritsuka había llevado sus manos a la rubia cabellera dejándose llevar por las sensaciones que le causaban los besos del luchador. Pareciera que el tiempo se detenía y la lujuria incrementaba a cada segundo, Soubi tocaba la piel de Ritsuka, retirándole la pequeña camisa que portaba y su boca continuando su camino.


 


El menor solo podía pronunciar el nombre de su compañero, no venía a su mente ninguna otra palabra coherente en ese momento, levantó la cara de Soubi delicadamente con sus manos y se inclinó para juntar sus labios con los del luchador quien efusivamente respondió. El menor comenzó a retirar los vendajes del cuello del hombre mayor dejando ver la palabra BELOVED cicatrizada en su blanca piel.


 


Se separó de sus labios y depositó un tierno beso en la profunda cicatriz, después bajando por su cuello retirando su abrigo y besando la piel que encontraban sus labios. Su inexperiencia era notable pero para Soubi era algo aún más excitante saber que Ritsuka estaba experimentando este sentimiento por primera vez con él.


 


Sus labios no podían despegarse de la blanca piel y en realidad no tenía Ritsuka la mínima intención de dejar de hacerlo, Soubi se deleitaba sabiendo que solo su pequeño podía hacerlo sentir de esta manera, física y emocionalmente. No amaría nunca a nadie con la fuerza, su corazón no latiría tan fuerte por otra persona que no fuera su sacrificio.


 


Entonces Soubi se retiró, y quitó su propia camisa de un color tan azul como sus ojos todo el tiempo mirando al sonrojado menor. Blanca piel se hizo ver por unos ojos violetas que no creían haber visto nunca un ser más perfecto.


 


Comenzaron a recorrer sus cuerpos, sintiendo la calidez el otro como para cerciorarse de que todo era real, que todo cuanto estaba frente sus ojos era un ser materializado que les pertenecía uno al otro. Y así era.


 


Soubi entonces hizo algo que a Ritsuka le sorprendió aunque ya sabía de antemano que pasaría, le retiró el pantalón que portaba junto con la ropa interior. Los cálidos labios del rubio nunca dejaron de besar el pecho del menor mientras lo hacía, lamía y mordisqueaba ligeramente los rosados pezones del niño haciendo que su voz saliera en forma de gemidos.


Después  el pintor comenzó a bajar su propio pantalón… y Ritsuka lo detuvo.


 


“¿Qué pasa Ritsuka?” preguntó desconcertado el mayor


 


“Ehm… me, ¿me quitarás las orejas Soubi?” respondió Ritsuka un tanto sonrojado, su mirada evitando la del mayor.


 


“No si no lo deseas”


 


Hubo un incómodo silencio en ese momento, Ritsuka no estaba seguro de querer perderlas aún pero quería que esta experiencia fuera placentera para Soubi también. Aún así sería extraño no tenerlas a tan corta edad, qué dirían en la escuela y la gente que lo conocía. Si investigaban definitivamente sabrían que Soubi había sido el culpable y era un crimen. No quería que nada de eso pasara.


 


“¿Ritsuka?” se escuchó la voz de Soubi preocupada “¿Te pasa algo? Si quieres podemos detenernos aquí” 


 


Definitivamente el pelinegro escuchó un poco de tristeza en la voz de su luchador.


 


“¿No… hay alguna forma?” dijo en un susurro casi inaudible


 


“¿Perdón? ¿Una forma para qué?” 


 


“Para hacer que tu también…” el sonrojo de Ritsuka se hizo más notable, le costaba mucho pronunciar estas palabras nunca había hablado de esta manera con nadie y su inexperiencia lo delataba “que tu también te sientas bien, tu sabes… sin que yo pierda mis orejas”


 


“Claro que si Ritsuka” murmuró Soubi en una voz igual de baja y con una sonrisa adornando sus perfectos labios. “¿Quieres que te muestre cómo?” dijo mientras comenzaba a darle besos en el cuello y Ritsuka, curioso cómo era, solo asintió. Para esto el pintor se encontraba deslizando una de sus manos hacia la entrepierna de Ritsuka, y tomando su miembro erecto comenzó a masajearlo entre sus hábiles dedos, el menor gemía el nombre de su luchador, su respiración entrecortada le hacía difícil hablar.


 


“Ah, Soubi… mmm” gemía el menor, aferrando sus brazos en la espalda de Soubi con fuerza.


El placer que sentía era indescriptible, nunca había sentido algo así e incrementó cuando el rubio tomó uno de sus pezones en su boca, lamiéndolo y mordisqueándolo ligeramente.


 


“Siento que mi cuerpo arde en llamas cuando lo toco, un calor inmenso me invade pero me excita a la vez” pensaba Ritsuka un tanto avergonzado.


 


S-Soubi… “


 


“¿Qué pasa amor?” respondió al momento de darle un beso en la mejilla, nunca interrumpiendo el trabajo de su mano en la erección del menor.


 


“Tu…tú también, quítate la ropa”


 


Soltó una risilla el más grande levantándose para desabrochar su propio pantalón, se notaba el nerviosismo de Ritsuka ya que nunca había visto a Soubi desnudo. Al finalizar el mayor se posicionó arriba del pelinegro una vez más, haciendo que sus miembros se rozaran, causando que ambos lanzaran un gemido.


 


Ritsuka arqueó su pequeña espalda haciendo más contacto con la caliente piel de Soubi y a la vez causando más fricción en su entrepierna y la del mayor, quien tomó ambos miembros en una de sus manos y comenzó a masajearlos entre sus dedos.


 


“¡Soubi! Ahhh…ha, ngh”


 


“Ritsuka…”


 


Tanto Soubi como Ritsuka dejaban escapar varios gemidos que expresaban su placer, el menor por más que quisiera contenerlos no podía era demasiado lo que sentía. Su cuerpo se calentaba con cada toque, su voz salía en formas desconocidas para él y su respiración se aceleraba susurrando el nombre de Soubi, quién a su vez se deleitaba con la música que llegaba a sus oídos, los gemidos de Ritsuka y su nombre en tan hermosa voz.


 


Pronto llegaría todo a su fin y el menor fue el primero en dejar salir su semilla, gritó el nombre del hombre que lo hacía sentir tan maravillosamente, y supo que nadie más podría hacer de este momento más hermoso que su luchador. La mano de Soubi aceleró su ritmo por fin llegando él también al orgasmo.


 


El rubio colapsó sobre Ritsuka, teniendo cuidado de no lastimarlo con su peso. Ambos respiraban profundamente tratando de calmar sus acelerados corazones que latían uno junto al otro al unísono. Después de unos minutos Soubi se levantó abrazando a Ritsuka, plantando un beso en sus labios.


“Soubi… gracias”  dijo el menor bastante sonrojado y cerró los ojos a causa del cansancio.


 


Ritsuka había quedado profundamente dormido después de lo ocurrido, era de esperarse, después de todo era solo un niño y no había pasado por ninguna experiencia de este tipo. Soubi sonrió al ver la hermosa cara del pelinegro, y besó su rostro, sus párpados cerrados, sus mejillas, su nariz y al final esos perfectos labios rosados que tenía enfrente. Acto seguido, lo tomó en sus brazos para estrecharlo en un delicado abrazo y lo cargó para llevarlo a su habitación, necesitaba descansar.


 


Lo recostó en la cama y vio su semblante tan pacífico mientras dormía, había pasado por muchas situaciones difíciles últimamente. Se quedó unos minutos observándolo, nadie lo separaría de este niño, lo necesitaba tanto como él a Ritsuka y lo amaba sinceramente.


 


“Gracias Ritsuka, verás que yo seré el que te haga feliz pequeño”

Notas finales:

Bien, ¿qué opinan? .___.Uu  Sinceramente, creo que pude hacerlo mejor pero bueeh...  depende de ustedes si les gusta o no.. xDDD       

Dejen sus reviews ;3   y gracias por leer <3333  .3.


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