DEJA-VU
Ahí estaba, su peor miedo hecho realidad, ante el se encontraba el documento recién firmado por su amado, dando termino al compromiso que unió sus vidas.
Salio de su estupor al escuchar a Gwendal llamarle la atención, es que apenas pudo atinar a tomar la pluma, menos en poner su firma en aquel papel.
La calidez de una mano se poso en la portadora de su desgracia, una mancha de tinta se formo en el documento, siendo acompañado por una gota de agua. ¿Estaría lloviendo?, entonces recordó que se encontraba en el despacho del rey.
Pudo sentir las miradas sobre él, una molesta, una de pena y otra culposa.
Finalmente deslizo la pluma dejando estampado su nombre en dicha hoja.
Se paro firme secándose enseguida las traicioneras lagrimas con el puño de su uniforme, los miro altivo sonriendo de una forma que jamás le habían visto antes, se despidió como cualquier soldado, retirándose del cuarto ante el asombro y extrañeza de los presentes.
Desde ese día ya no fue el mismo, su actitud era osca, mal humorada. Siempre fue quisquilloso e ido a sus ideas pero ahora era peor, cualquier amabilidad adquirida en aquellos años junto al moreno habían desaparecido, tanto así que hasta la servidumbre se ponía extremadamente nerviosa al verle, comenzando de a poco a evitarlo hasta el punto de sacar a la suerte quien tendría que ocuparse de la limpieza de su cuarto.
Sus hermanos estaban preocupados, era como tener de regreso a Sir Von Bielfield padre, pero peor.
Ignoraba por completo los consejos del mayor y solo le prestaba atención cuando se trataba de trabajo. El pobre de Conrad tuvo que ver como todos esos años de avance en su relación caían por la borda, sin que nadie pudiese ayudarlo, ahora no solo le mostraba desprecio, si no que llego al punto de ignorarlo por completo, como si no existiera, rompiéndole por completo el corazón. Hasta su propia madre tuvo que sufrir de sus arranques de cólera, que cada vez se hacían mas constantes, le había gritado a vista y paciencia de todos que el no necesitaba consejos de una mujer que solo pensaba en abrirle las piernas a cualquier hombre que se le cruzara por delante, un fuerte golpe en su rostro no se hizo esperar y hubiesen sido mas, de no haberse encontrado su pequeño hermano mayor para detener al furioso aniki de mirada asesina.
Aunque le exigieron una disculpa para su madre, el muchacho solo se levanto sacudiéndose el uniforme, les miro con una sonrisa burlona para luego retirarse del lugar.
Definitivamente ya no sabían que hacer con él, por lo cual el mazoku de tierra empezó a encomendarle cuanta misión apareciera, siempre cuidando de no enviarle a la muerte, ya que sin importar su comportamiento, seguía siendo su adorado hermano menor. Casi siempre se trataban de misiones rápidas, aburridas, tanto que el rubio se sentía mas irritado todavía, por lo cual apenas acababa, les ordenaba a sus hombres regresar al Pacto de Sangre sin él, porque lo único que seguía conservando era la lealtad absoluta de ellos que por nada del mundo pretendía perder, mucho menos en esos momentos que todo se había puesto en su contra.
La gota que rebaso el baso, llego una noche en medio de la celebración del aniversario de la fundación de Shin Makoku, la fiesta se desarrollaba con normalidad, hasta que una joven, que según se rumoreaba seria la próxima prometida real, iba tras el Heika como mosca a la miel. Fue cuando a viva voz grito para el asombro de todos que no era de extrañar tal actitud, ya que la muchacha estaba acostumbrada a saltar de cama en cama, sin importar siquiera si había un rango de por medio.
El silencio pareció eterno ese par de segundos, entonces se escucho un llanto, junto con comentarios y risas por parte de algunas personas, aseverando lo dicho por el joven Bielfield.
Nunca creyeron ver a Yuri tan molesto como aquella noche. Le exigió a un supuesto amigo disculparse con la joven pero cuando fueron a su encuentro esta ya se había marchado, según los presentes, muy avergonzada, asegurándole a su molesto padre que nunca regresaría a Palacio y que tampoco volvería a dar la cara en publico. Esto ultimo le causo bastante gracia al rubio, ya que era de conocimiento general que aquella muchacha asistía a cualquier fiesta dada, aun si no estaba invitada. No se había equivocado en sus conjeturas, de hecho solo paso un mes para vérsele bailando muy a gusto del brazo de un nuevo pretendiente.
El maou estuvo días evitándole, no deseaba dirigirle la palabra, en cierta forma ese fue el mejor castigo que podría dársele al orgulloso mazoku, ya que nadie ponía en duda que lo ocurrido era por celos. Pero el castigo se transformo en una terrible tortura, desde el rompimiento lo trataba de forma fría, ceremoniosa, mas en el fondo se Moria de ganas por tratarlo con la misma familiaridad que este le pedía hacer, al igual que lo hacia con Conrad. No podía ser, seria mal visto, de seguro su aniki le regañaría, aunque no le importaba en realidad pero de seguro ante los ojos de todos seria mal visto como un signo de debilidad, que el no pretendía mostrar.
La noche antes de su partida tocaron la puerta de su cuarto, si hubiese estado al tanto de quien era nunca le habría dejado pasar.
Continuara.............................................................................