El Ding Dong Ninja
-Tengo hambre-, se quejó el rubio, sentándose en la silla de su ordenador y mirando a Kiba, que estaba sentado en su cama y la de Sasuke. El otro estaba con su ordenador, escribiendo un email o algo por el estilo, no estaba del todo seguro. Pero el rubio mantuvo su mirada mientras repetía-. Tengo mucha hambre.
-Sasuke llegará pronto-. El otro ni siquiera levantó la mirada-. Dijo que iba a hacer su comida especial, o algo así, así que espérate hasta que llegue.
-Pero eso es mucho-. Enfatizó la última palabra-. ¿Podemos comer algo ahora?
Finalmente, con un suspiro, Kiba lo miró. Poniendo los ojos en blanco, retiró el portátil de su regazo y se levantó, dirigiéndose a la cocina. Naruto lo siguió felizmente, con una enorme sonrisa. Por fin comería algo. Se preguntó qué le haría el otro para comer.
Estando de pie, miró como el Inuzuka cruzaba la cocina y habría un armario. Buscó por dentro unos pocos segundos, entonces tiró algo hacia donde estaba Naruto. El rubio lo cogió, frunciendo el ceño, y entonces apretó los labios.
-¿Qué diablos es esto?-. Levantó la mirada, Kiba pasó por su lado con su… lo-que-fuera.
-Es un Ding Dong, ding dong.
El rubio no encontró el chiste.
Enfurruñado, siguió a Kiba hasta la habitación y miró como se volvía a sentar en la cama, comiéndose su pequeño pastelito. Bueno, no iba a comerse un Ding Dong, eso no era comida de verdad, se lo tiró al otro.
-Cómetelo tú.
-Ya tengo uno-. Se lo devolvió.
Naruto simplemente dejó que cayera encima de la cama, gruñendo y sentándose para continuar con sus papeles. Frunció el ceño al cabo de unos pocos segundos, entonces se levantó para cogerse algo de beber. Iba a ofrecerle algo al otro, pero el idiota no le había hecho comida, así que no se merecía nada para beber.
En la cocina, abrió la nevera y se cogió una Cola, abriéndola y dando un trago. Kiba entró un segundo después, cogiendo su propia bebida de la nevera. Entonces se giró y volvió a la habitación. Naruto continuaba inspeccionando el contenido del electrodoméstico para ver si había algo fácil para cocinar.
No había nada.
Con un suspiro, volvió a dirigirse a la habitación, cerrando la puerta de la nevera, y se quedó quieto, mirando lo que había encima de la mesa.
El Ding Dong.
Poniendo los ojos en blanco, lo cogió y lo llevó a la habitación, tirándolo encima de la cama otra vez. Kiba ni siquiera lo miró.
Se estiró y entonces decidió que los papeles no eran tan importantes. Se levantó, cogiendo su refresco con una mano-. Voy a jugar al Bioshock.
-Vale.
El rubio salió de la habitación, dirigiéndose a la sala de estar y encendiendo la Xbox. Ya estaba disparando a algunas cosas cuando Kiba entró a hacerle compañía, con su portátil. Se sentó en el sofá detrás del rubio, los dos en silencio durante mucho tiempo.
Naruto se movió y oyó algo que crujía. Mirando rápidamente a un lado, dejó escapar un sonoro bufido, entonces volvió a mirar la pantalla-. Kiba, para de intentar hacer que me coma eso.
-Eres tú el que se queja de que tiene hambre.
-Pero ya he parado, ¿no?
-De momento-, dijo simplemente.
Haciendo otro bufido, Naruto continuó jugando durante otra media hora antes de aburrirse y volver a la habitación con Kiba pegado detrás de él. El chico parecía un perro, siguiéndole a todos lados, pero el rubio simplemente supuso que se debía sentir algo incómodo si se quedaba solo en la casa de otra persona.
Cuando los dos se pusieron cómodos el teléfono del rubio sonó. Contestó rápidamente, suspirando con alivio.
-Sasuke. Gracias a Dios. ¿Vienes a casa?
-Sí, he salido antes de lo que pensaba. Llegaré pronto. ¿Por qué? ¿Te ruge el estómago?
El rubio podía oír la sonrisa en la voz del otro-. Sí, eso mismo. Y además, Kiba me está volviendo loco-. Se giró para mirar al susodicho, que lo estaba ignorando-. Está intentando que me coma un Ding Do…-. Enmudeció, porque cuando se dio la vuelta…
El maldito Ding Dong estaba encima de su mesa.
¡¿Qué coño?! ¡Kiba era un ninja!
Fin.
No Te Olvides De Enjuagarte
-Muchas gracias por dejar que me quede, Sasuke-. Kiba entró en la habitación compartida, dejando caer su mochila y mirando a su alrededor-. No puedo creerme que me haya quedado encerrado fuera. Me siento como un idiota.
-No te preocupes. Eso siempre le pasa a Naruto-. Sasuke hizo una sonrisa de medio lado, apoyándose en el marco de la puerta y cruzando los brazos.
-¡Hola!
-Hola Naruto-. Kiba sonrió-. ¿Cómo estás?
El rubio apareció detrás del moreno, besando su mejilla y mirando al otro-. ¿Vas a quedarte? Será mejor que te des una ducha, hueles a mierda.
-Vengo de un partido de futbol. Me siento como una mierda-. Kiba se rió, sacudiendo su cabeza, y entonces dejó escapar un grito de espanto cuando algo saltó de la litera de arriba encima de su cabeza-. Tengo un gato en la cabeza, ¿verdad?
-Charlie-. Sasuke puso los ojos en blanco y se acercó a él, cogiendo el gato de la cabeza del otro y dejándolo en el suelo-. Le gusta tu cabeza.
-Sí, lo he notado-. El Inuzuka hundió sus dedos en el pelo y se estiró-. Es verdad. Una ducha. ¿Puedo?-. Señaló la puerta.
-Sí, claro. Hay…
-El champú de color lila es el tuyo-. Interrumpió el rubio. El Uchiha lo miró levantando una ceja.
-Ese es para…
-Kiba-. Naruto le envió una sonrisa-. El champú lila es perfecto para Kiba.
Le tomó unos cuantos segundos para entenderlo y entonces su cara confusa cambió a una de divertida. Se giró y confirmó lo que dijo el rubio. El otro chico simplemente levantó una ceja y se encogió de hombros, dirigiéndose al baño.
Se quitó la ropa y se puso bajo el agua caliente, sacudiendo la cabeza, las gotas de agua cayendo en todas partes. Cogió la botella lila y se puso un poco en la mano, cuando estaba a punto de frotárselo en el pelo vio la etiqueta de la botella.
Su sangre empezó a hervir y salió de la ducha, abriendo con fuerza la puerta del baño y prometiendo a gritos una muerte dolorosa para los otros dos, los cuales se habían encerrado en su habitación, riéndose.
No había problema, Kiba tenía toda la noche para esperar. Se vengaría por hacer que casi usara el champú de Charlie.
Fin.