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La Trampa por Zafira

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Notas del fanfic:

** Los personajes pertenecen a Tomo Takabayashi

Notas del capitulo:

Bien, verás... estaba justo en el trabajo, sin mucho que hacer... y pues... comece a escribir solo para matar el tiempo... y cuando me di cuenta, tenía escrito el fic.

Así que jajaja tendré mi pen con los otros fics para así en lugar de escribir uno nuevo, pueda continuar con los viejos jejejeje

La Trampa


 


Lo había perdido, lo sabía ahora, pero en ese momento no previó que aquello podía suceder…


 


Cuando sentía que no podía seguir sosteniendo ese compromiso, fue que pidió su ayuda… como su sabio antes de idear algún plan, le instó a pensarlo muy bien… no necesitó mucho tiempo para decidirlo, simplemente escucharlo decir que era un Infiel había sido suficiente para tomar la decisión. A pesar de todo Murata aún estaba renuente… sin embargo, como lo había prometido le dio unas cuantas ideas que podía aplicar, pero explicándole las posibles consecuencias de cada una de ellas…


 


Lo primero era simplemente romper el compromiso públicamente, esa idea le daba temor, pues peligraba su integridad física por la furia que podía ocasionar en el mazoku de fuego… lo otro era que era muy probable que Wolfram decidiera marcharse a sus tierras después de eso… la idea no le gusto… Wolfram aún debía permanecer a su lado.


 


La segundo era serle infiel y que el rubio lo descubriera… eso definitivamente desencadenaría su prematuro deceso… mala idea, aún deseaba vivir.


 


La tercera idea le pareció interesante, pero improbable… que Wolfram se enamorara de algún mazoku… la idea le pareció buena hasta que nuevamente cabía la posibilidad de que su amigo se fuera de Pacto de Sangre… además de que realmente veía improbable que esa posibilidad se diera… desechó la idea después de sacar esas conclusiones.


 


La última idea, no parecía del agrado del sabio, pero después de mucha insistencia, y de recordarle que prometió ayudarle, al fin se lo dijo…


 


Tenderle una trampa al rubio para que sea este el que le sea infiel, descubrirlo una vez consumado el hecho… Wolfram se sentiría demasiado avergonzado como para continuar con el compromiso, por tanto sería él el que lo rompa, además el sentimiento de culpa no le permitiría abandonarlo… esa idea le gustaba, aunque no estaba muy seguro de ella. El sabio le comento, sin embargo, que si eso ocurría, es probable que al mazoku le obligasen a contraer nupcias con la persona con la que lo engañase, eso sería lo mínimo que se exigiría para no manchar su honra… eso le pareció bien a Yuuri, lo que menos quería era que  su amigo se viera afectado socialmente hablando… aunque nuevamente cabía la posibilidad de que con quien lo engañara, decidiera llevárselo…


 


En su rostro se formó una mueca al recordar su maravillosa idea… casi podía ver frente a sus ojos la expresión de asombro de su compañero al proponerle aquello… por supuesto, Murata se había negado, pero no pudo obviar que sus argumentos eran buenos…


 


Primero: Gwendal mataría al infeliz que hozara poner una mano encima de su hermano… no sería el caso de si el que fuera se tratara Gran Sabio (al menos eso quería creer).


 


Segundo: para engañar a Wolfram, mínimamente el candidato debía parecerse en algo a Yuuri, y Murata, a pesar de tener la piel más clara y el cabello más largo, compartía el color de sus ojos y de sus cabellos…


 


Tercero: Wolfram era su amigo, y la verdad no le gustaba la idea de entregárselo a alguien que no lo mereciera y pudiera hacerle daño… él confiaba ciegamente en Murata, sabía que él no sería capaz de hacerle daño…


 


Cuarto: si el mazoku de fuego se casaba con Murata, vivirían en Pacto de Sangre, así que no perdería a su amigo.


 


Cuando Murata alegó que él no tenía ningún interés en Wolfram como para casarse con él… Yuuri acotó otro motivo más a las que había citado…


 


Quinto: el matrimonio sólo sería para salvar las apariencias, cuando las cosas se calmen, ellos podrían separarse… y hacer su vida como mejor les parezca…


 


Nuevamente Murata le hizo ver que para llevar a cabo su plan, Wolfram debía engañar a Yuuri con él, y eso sería traición de su parte hacia el maou… por otra parte, él no sentía ningún deseo hacia el rubio, así que no iba a hacer tal cosa.


 


Pero  el maou ya lo tenía todo planificado… le dijo que entre ellos no tenía por qué pasar nada, drogarían al rubio y le harían pensar a todos que había pasado algo, era por eso que Murata era el candidato perfecto, pues estaba seguro que cualquier otro se aprovecharía de la situación, él sin embargo, no caería en la tentación.


 


¡Por favor…! – le había rogado… y después de varios minutos de silencio, Murata al fin accedió…


 


Él mismo había escrito la carta para que se encontraran en privado… sintió oprimido su pecho al recordar la mirada de ilusión que esa tarde mostraba el mazoku… observó detenidamente como bebió el jugo que mandó preparar exclusivamente para él, la simple mención de ese hecho lo motivó a no dejar ni una sola gota del líquido.


 


---*---


 


Intentó convencerlo de no hacerlo, incluso en el último momento… no estaba de acuerdo, y sabía que a la larga, su amigo se arrepentiría… y él también, además de que estaba totalmente convencido de que el orgulloso mazoku, se daría cuenta del plan, y jamás les perdonaría el engaño.


 


Cuando se topó con su mirada asustada, supo de inmediato que lo había descubierto todo, pero estaba ya bajo los efectos de la droga que usaran contra él, retrocedió hasta que la pared le impedía continuar… apretó el puño con rabia al notar como temblaba y negaba lentamente con la cabeza…


 


¡No te haré daño! – le había susurrado al momento de sujetarle por la cintura, recostó la cabeza sobre su hombro - ¡Perdóname, von Bielefeld…! – lo escuchó sollozar, y por primera vez desde que todo había empezado, maldijo a su amigo por su egoísmo, pues él lo sabía… lo notó desde que rechazara su primera propuesta…  si su único deseo era terminar con el compromiso, entonces qué más daba si Wolfram se marchaba de Pacto de Sangre una vez que lo conseguía… es más, porque no permitir que se enamorara de alguien que sintiera afecto por él, que sabía no iba a costar conseguir un candidato que reuniera esas características, todo por la posibilidad de perderlo… y la mayor prueba aún, pedirle a él que cometiera ese pecado, todo porque tenía la certeza de que no guardaba sentimientos por el rubio, porque él no consumaría el engaño y porque le había dicho que una vez calmada las cosas, lo dejara libre… pero eso sería complicado si llegaban a unirse en matrimonio…  algo le decía que Yuuri no permitiría la unión, dilataría ese compromiso tanto como pudiera.


 


Lo cargo en brazos para depositarlo sobre el lecho… si sería una infidelidad, lo más lógico era que el encuentro fuera casual, pero él no estaba de acuerdo con eso… el descendiente de Rufus Bielefeld no merecía una ofensa tan grande… de hecho, nada de eso era justo para el mazoku… con cuidado fue desprendiendo la chaqueta azul, luego la camisa… por último los pantalones, sintió que era observado por la espalda… sonrió con ironía al saber quién era el que estaba presenciando aquello… “¡Vamos, Shibuya… arrepiéntete!”… pensaba mientras desprendía ahora su propia chaqueta.


 


¡No… por favor! – le había susurrado bajito el oji esmeralda, cuando lanzaba a un costado sus pantalones…


 


Sintió el frío del ambiente, por lo que cubrió sus cuerpos con unas sábanas… sin dirigir la mirada hacia donde sabía era observado por el maou, se colocó sobre el cuerpo del que yacía semi inconsciente… sonrió con ironía entendiendo que el motivo por el cual estaba espiando era porque a pesar de haber afirmado confiar en él, si estaba ahí espiando, era debido a que en realidad, no se fiaba del todo.


 


La piel se sentía muy suave, y el olor que emitía era embriagador… lentamente quitó la ropa interior que aún tenían, un escalofrío le recorrió todo el cuerpo al sentirlo así, tan a su merced y al estar ambos tan expuestos.


 


Suspiró con un poco de rabia por lo que estaba haciendo… se preguntaba cuanto tiempo tenía que estar en esa situación… pero entonces lo pensó, debía hacer creíble esa situación, imaginaba que para Gwendal von Voltaire la simple escena no sería suficiente. Y fue así que lo decidió, quizás aquello haga reaccionar a su amigo…


 


Posó sus labios sobre el cuello de porcelana, primero fue un leve beso, que consiguió un ligero gemido… sonrió con picardía, y entonces siguió recorriendo con sus labios y su lengua, ya no solo el cuello, sino también los hombros… sus manos casi por reflejo comenzaron a acariciar la piel de ese cuerpo, al tiempo en que con una de sus piernas separaba de a poco las piernas del rubio mazoku… cuando separó sus labios de donde estaba succionado algo de piel, pudo notar la pequeña marca roja que había dejado en la zona…


 


“¡Mi marca…!”… había pensado, y sintió toda su mente nublarse al sentir de a poco la energía del maou intentando ser contenida… sonrió para sus adentros… “¿Acaso son celos, Maou?”… sus ojos se abrieron de sobre manera al ver esas brillantes orbes esmeraldas fijándose en él… una silenciosa lágrima descendía por su mejilla, y comprendió que él también sentía ese poder…


 


Le dolió sentir ese dolor, en sí no cabía otro apelativo para él que el de basura… ambos estaban jugando con alguien inocente… le estaban destruyendo… por qué no lo había pensado, eso destruiría al rubio… apretó con fuerzas uno de sus puños, más al abrirlo dirigió sus dedos hacia el rostro de demonio de mirada de ángel…


 


¡Von Bielefeld… cierra esos ojos, e imagina que yo soy él! -  susurró al tiempo de levantar el mentón para tomar sus labios… “¡Que mi castigo sea poseerte, mientras que piensas en otro, y su castigo sea perderte en mis manos…!”… pensó cuando introducía su lengua en la dulce cavidad que se le entregaba sumisamente… “¡Perdóname… tú eres sólo nuestra víctima… él único que no debería sufrir con esto!”…. - ¡Te daré el prestigio de ser mi consorte… la protección que te brindará mi estatus… bajaré la cabeza si es tu deseo engañarme, y aceptaré como mío a cualquier hijo que sea fruto de tus infidelidades!


 


---*---


 


Su corazón había estado rebosante de felicidad, su espera al fin rendía frutos… leía y releía aquella carta con toda la emoción de su alma, incluso se lo había comentado muy emocionado a su hermano, Conrad se mostraba casi tan feliz como él. Después de tomar aquel jugo su ánimo no cambió, todo lo contrario, pues había sido Yuuri quien lo había mandado preparar para él.


 


Cuando se dirigía al lugar en donde se encontrarían, comenzó a sentirse raro, pensó que era a causa de los nervios, por lo que no le dio mucha importancia… sin embargo, no era Yuuri quien lo esperaba… su mente dejó de trabajar casi al mismo instante, aquella letra era la de su prometido, estaba seguro de eso.


 


Su vista se nubló un poco, y un mareo le obligó a retroceder… “¡Era la letra de Yuuri… ¿por qué está él aquí… qué significa?!”… había pensado con desesperación, pero incluso sus pensamientos e ideas se volvían confusas… negó con la cabeza por la sola idea de que aquello pudiera ser una trampa… pero su temor fue confirmado cuando la reencarnación del ser más fiel al maou le pedía disculpas.


 


El dolor que lo embargó fue tan grande que no pudo contener un sollozo… lo cargó entre sus brazos y lo colocó sobre el lecho… a pesar de la debilidad que le hacía difícil mantenerse consciente, al notar cómo le desvestía lentamente temió, realmente tenía miedo… y sin importarle el orgullo suplico… quería decir tantas cosas pero su voz no salía… sintió sus mejillas encenderse cuando el sabio se colocó sobre él ya desnudo… todo le pareció claro entonces… “¡Una trampa…!”


 


Abrió hasta más no poder sus ojos cuando sintió aquellos labios sobre su cuello… apretó con sus manos las sábanas con fuerzas al momento de cerrar sus ojos, no quería sentir aquello, no de parte de alguien que no fuera Yuuri… sin embargo, sus propios labios lo traicionaban, pues no se sentía con fuerzas para acallar los gemidos que salían de ellos.


 


Se preguntó hasta dónde tenía pensado llegar… era un acto de traición contra el maou aquello… y se suponía que el sabio además de ser su fiel consejero, era su amigo… su corazón comenzó a latir más fuerte cuando le había separado las piernas… “¡Conichan!”… gritó para sus adentros… “¡Yuuri ayúdame!”… pero entonces lo sintió, y su corazón pareció desquebrajarse en miles de pedazos, fue entonces que se encontró con la mirada del sabio… “¡Es lo que él desea… fue su idea!”… pensó y sus ojos ya no pudieron contener más las lágrimas…


 


¡Von Bielefeld… cierra esos ojos, e imagina que yo soy él! - Dijo en un susurro el joven que profanaba su cuerpo, sintió morir una parte de él… en ese momento ya todo tenía sentido… fue engañado y él había caído como un estúpido… - ¡Te daré el prestigio de ser mi consorte… la protección que te brindará mi estatus… bajaré la cabeza si es tu deseo engañarme, y aceptaré como mío a cualquier hijo que sea fruto de tus infidelidades!


 


¡Conichan…! – susurró y se sorprendió de lo débil que sonaba su voz, pero nuevamente fue callado por los labios de oji oscuro, intento apartarlo con sus manos,  pero sus fuerzas lo habían abandonado por completo… la fricción de la piel del sabio le obligó a cerrar los ojos para contener un gemido… aquellas manos recorrieron sus piernas que eran ubicadas a ambos lados de la cadera de oji oscuro… - ¡Por favor… Murata… no! – volvió a rogar pero una mano en su miembro le hizo perder por completo la voz…


 


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Aquello era o una excelente actuación, o una vil traición… sus piernas no le reaccionaron mientras escuchaba los suaves gemidos de Wolfram, no se suponía que Murata lo lleve tan lejos, aunque él mismo le había dicho que debía ser creíble, pero aquello le estaba pareciendo demasiado, y no tenía que ser muy listo para saber a la perfección que estaba pasado bajo esas sábanas.


 


Apretó con fuerzas sus puños al escuchar no solo los gemidos de su prometido, sino también de su supuesto amigo… sentía una extraña sensación de ira recorrerle por completo, casi podía percibir como sus ojos  cambiaban a dos rejillas… sin embargo se había contenido… después de todo, eso era lo que lo liberaría de aquel compromiso que no deseaba… y al tomar esa decisión algo en su interior  entró en conflicto y pareció maldecirle…


 


Un quejido de parte del rubio casi le detuvo el corazón, sus ojos ya no podían seguir presenciando aquello… “¡Perdóname Wolfram…!”… se dijo a si mismo notando el ritmo acompasado que seguían… sus ojos no pudieron evitar llenarse de lágrimas… mientras sus dedos comenzaban a dañar las palmas de sus manos debido a la fuerza con la que las mantenía cerradas…


 


Percibió los pasos de personas aproximándose… sabía quiénes eran… Gunter y Gwendal serían los testigos, ese había sido el plan… pero no era el peli lila el que acompañaba al mayor de los hijos de la ex reina… era Conrad, y por la mirada que le había echado al verlo parado ahí, era como si él lo hubiera descubierto todo…


 


El castaño sujetó del brazo a su hermano mayor, quien se mostraba confuso… entonces parecieron escuchar los sonidos dentro de la habitación, se suponía que él debía en ese momento llorar por el engaño, pero no era lo mismo dramatizar frente a Gunter, que hacerlo frente a su padrino…


 


Y más por la mirada casi iracunda que el patriota le dirigió, jamás pensó en toda su vida ver que justamente él, le dirigiera ese tipo de mirar… apartándolo sin ningún cuidado abrió las puertas de una sola patada… Murata ya estaba parado a un lado de la cama,  se había colocado los pantalones, su expresión era indescifrable… su vista no se había apartado de la del rubio dormido sobre el lecho, ni siquiera con el sonido de la puerta al abrirse.


 


Por un segundo esperó a ver la reacción de los hermanos, una parte de él esperaba que Gwendal aplastara con su poder a Murata, o que Conrad lo traspasara con su espada. Pero ninguna de las reacciones que esperaba de dieron.


 


¡Wolfram…! – susurró con algo muy parecido a ira el general… inmediatamente Yuuri se preparó para detener al mazoku, si su intensión era dañar al rubio…


 


¡Me haré cargo de mis actos… no tiene por qué preocuparse, general… no tiene por qué haber ningún tipo de escándalo! – habló con autoridad el sabio.


 


Entonces lo vio… la mirada de Gwendal en él… esos ojos le indicaban que era odiado… nuevamente su mente olvidó cuales debían ser sus palabras… un suave susurro de parte del mazoku que yacía sobre la cama llamó su atención…


 


¡Conichan…! – susurró el rubio, y con el rostro sombrío el castaño se aproximó a su hermano… con cuidado lo tomó en brazos, cubriendo su cuerpo con las sábanas… las manos de Wolfram se aferraban a la chaqueta del castaño con fuerzas, mientras este sin dirigirle la mirada a ninguno de los presentes, se marchó del lugar.


 


¡Gwendal…! – susurró Yuuri sin apartar la mirada de la mancha de sangre sobre las sábanas de la cama…


 


¡El compromiso está roto, Heika…! – la voz del peli oscuro de mirada azul sonó fría… - ¡Geika…! – pero el mazoku no pronuncio palabra… simplemente se marcho sin más….


 


¡Bien Shibuya… todo está hecho! – habló el de piel más clara al momento de levantar su camisa e írsela colocando…


 


¡Murata…! – murmuró lleno de rabia… el simple recuerdo de todo aquello aún le hacía hervir la sangre… - ¿Por qué…?


 


¡Obtuviste tu deseo…! – dijo con amargura el sabio - ¡Descuida… me odiará mas a mí que a ti… sin embargo…. debes de saber que se dio cuenta de que estabas ahí… y  que no hiciste nada para detenerme…!


 


---*---


 


Lo escuchó llamar a su hermano y supo que era una medida desesperada, estaba asustado y como si fuera un niño llamaba a aquel con quien se sentía más seguro… era una ironía realmente, justo a aquel a quien en sus momentos de mayor fuerza rechazaba, cuando se sentía más indefenso era a quien llamaba.


 


Rozó con mayor ansia aquellas piernas con sus manos, mientras sus labios recorrían el cuello descendiendo luego por el pecho… lo escuchó gemir ligeramente, mientras con una de sus manos rozó su miembro.


 


¡Uhmm! – sonrió cuando notó el sonrojo en su rostro, su mente pareció perdida entonces en aquella imagen, se veía muy apetecible, y sin pensarlo separó un poco mas las piernas para acomodarse entre ellas… - ¡No…! – lo escuchó suplicar pero el ya no estaba entendiendo razones, no supo en qué momento su propio miembro se había endurecido de esa manera.


 


Cuando lo profanó por completo, sabía que estaba yendo en contra de lo que incluso Yuuri le había solicitado, debió suponer que caería también en la tentación, y más al tenerlo tan indefenso… esperó lo suficiente como para que se acostumbrara a su invasión, antes de comenzar a embestirlo, sus gemidos comenzaban a hacerse más sonoros, notaba que no tenía las suficientes fuerzas como para siquiera sostenerse de sus hombros, pero con las pocas que tenía sujetaba las sábanas, al tiempo en que su rostro lo dirigía hacia uno de los lados, para no toparse ya con su mirada.


 


Rozó con sus labios la oreja que se le dejaba ver, todo el cuerpo del rubio convulsionó cuando se vino en su mano, las lágrimas no habían dejado de caer… cuando se vino él también en el interior del mazoku de fuego, fue que se detuvo a pensar si esas lágrimas eran por su pecado, o por haber descubierto el de Yuuri.


 


¿Está bien, Wolfram? – susurró acariciando el rostro… entendía que para la primera experiencia del oji esmeralda, aquello había sido espantoso… no pudo evitar sentir culpa, pero más remordimiento le ocasionaba, que no se sentía arrepentido…


 


La mirada cansada del prometido del rey, se dirigió hacia él, se notaba dolida y molestada…


 


¡Te odio…! – fue el susurró que salió de esos labios color sakura, antes de que lentamente le venciera el sueño…


 


Aquellas palabras lo dejaron en blanco, fue consciente entonces de lo lejos que había llegado, pues no había pensado realmente en las consecuencias… en un principio habían pensado hacerle pensar a Wolfram que él se trataba de Yuuri, pero la droga que ingirió no tuvo el efecto que esperaban, solo lo había debilitado, él en todo momento sabía que no se trataba de su prometido… y obviamente lo odiaría por lo que hizo,  se sentó en un costado de la cama, agarró sus pantalones y se los puso, al momento en que se puso de pie y volteó a observarle, las puertas se abrieron… ahora debía dramatizar frente a Gunter…


 


Cuando se topó con la mirada de Conrad sintió algo de temor, pues le observaba con desprecio, sólo por un instante, pues luego su atención se centró en su hermano menor… se preguntó si esos ruegos que Wolfram diera, llamando a su hermano, habían hecho que el castaño lo buscase y se encontrase en ese momento justo ahí…


 


¡Wolfram! – la voz de Gwendal lo alertó, y aunque notó el enojó en ese tono, sabía que no era a causa de pensar que su hermano menor hubiera engañado al maou…  más bien era ira por no haberlo podido proteger, era frustración por haber llegado tarde…


 


¡Me haré cargo de mis actos… no tiene por qué preocuparse, general… no tiene por qué haber ningún tipo de escándalo! – dijo con firmeza, y notó la mirada que el mayor le dirigió a su amigo… frunció ligeramente su seño… era como si ambos hermanos hubieran descubierto la trampa…


 


¡Conichan…! – la voz del ruido rompió el ambiente que se había formado, aunque cuando Conrad se llevó al mas joven, la mancha de sangre sobre la cama, hizo que algo en su interior se sintiera más amargo… tanto que no escuchó casi el susurro de Yuuri, pero si escucho las palabras del general.


 


¡El compromiso está roto, Heika... Geika…! – hablo el mazoku mayor, pero después simplemente se marcho…


 


¡Bien Shibuya… todo está hecho! – levantó su camisa pensando en si se sentiría mejor si alguno de los hermanos del rubio lo hubiese golpeado… no hubiera hecho nada para defenderse, pues él mismo consideraba que merecía la muerte…


 


¡Murata…!¿Por qué…? – aquello le pareció irónico… Yuuri le preguntaba por qué…


 


¡Obtuviste tu deseo…! – respondió entonces el sabio - ¡Descuida… me odiará mas a mí que a ti… debes de saber sin embargo, que se dio cuenta que estabas ahí… y de que no hiciste nada para detenerme…!


 


Salió de la habitación sin mirar atrás… aún percibía el aroma del rubio en su cuerpo, y en su boca todavía tenía el sabor de sus labios… sonrió al recordar lo suave que era su piel… “¡Realmente eres un idiota, Shibuya!”…


 


---*---


 


“¡No... no… no!”… era lo único que podía pensar… “¡Coonichann ayúdame!”… sus ojos no pudieron contener las lágrimas, realmente el sabio iba  hacerlo, su mirada se fijó hacia el lugar en dónde sabía estaba su prometido, deseaba luchar, pero sus fuerzas estaban totalmente mermadas… “¡Aniue…!”… la imagen de sus dos hermanos vino a su mente, los deseaba ahí para protegerlo, para evitar que aquello sucediera.


 


Sus ojos se encontraron con los de Murata, su piel parecía arder con cada toque, por lo que a pesar de odiar lo que estaba sucediendo, las sensaciones le hacían faltar a su compromiso… pues desde el momento en que comenzó a sentir placer, supo que le era infiel a su prometido.


 


Sujetó con fuerzas las sábanas y mordió sus labios al sentir como era invadida su entrada, sus pies se contraían intentando  de alguna manera aliviar la sensación de molestia, no pudo evitar quejarse por el dolor… pero ya no podía enfrentar  la mirada del sabio, por lo que lo dejó hacer como era el deseo de su rey.


 


Cerró sus ojos avergonzado cuando su cuerpo se había dejado arrastrar por el placer… por que no podía negarlo, a pesar de que su voluntad estaba en contra, su cuerpo estaba satisfecho… sus lágrimas no podían parar, sabía lo que venía… no sólo mantenía los puños cerrados, también los dedos de sus pies se cerraban, por un instante no supo comprender que era lo que sentía, un calor extraño se había liberado en su interior… abrió los ojos sin poder dar crédito a todo aquello…


 


¿Está bien, Wolfram? – notó su semblante preocupado, leyó la culpa en esos oscuros ojos…


 


¡Te odio…! – logró decir antes de que sus fuerzas lo abandonaran por completo…


 


“¡Conichan!”… llamó en sueños, luego sintió como un aroma familiar le inundaba, y sin dudarlo supo que aquella era la calidez que sólo Conrad le sabía hacer sentir, se aferró con fuerzas a ese amplio pecho que le servía de cobijo… esos latidos acelerados eran de su hermano… podía sentirse seguro ya. Cuando podía percibir que se alejaban de aquel lugar, abrió los ojos, recordó la mirada angustiada del sabio… “¡Perdóname… no es a ti a quien debo odiar!”


 


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Sin importar cuanto lo intentaba, sabía que no podría dormir… como era de esperarse Gwendal hizo, muy a su pesar, todos los preparativos para la unión de Murata y de Wolfram… el rubio no se había mostrado desde aquel día, y desde aquel día, Conrad le había quitado el saludo, su mirada era de extrema desilusión, y eso le dolía… no quería perder a su padrino.


 


Cuando lo vio para la ceremonia, lo notó más pálido de lo habitual, el brillo en sus ojos había desaparecido, aquello le dolió… Wolfram estaba sufriendo mucho, y era por su culpa… miró a Murata para decirle que todo se detenía, que no habría boda…


 


Pero su sabio le había respondido que ya suficientes humillaciones había sufrido  Wolfram como para sumarle una más… no pudo hacer nada para evitar esa unión, su sangre hirvió con rabia al ver el apasionado beso que su supuesto amigo le robaba al rubio… no era eso lo que él quería, y Murata lo sabía.


 


Abrió los ojos y se sentó en la cama sujetando con fuerza su cabeza… la sola idea de lo que pudiera estar pasando en ese momento entre su ex prometido y Murata lo estaba enloqueciendo… y nuevamente sonaron en su cabeza las palabras de Gwendal cuando le exigió que no interviniera en la boda de su hermano…


 


¡Ya ha hecho demasiado… déjelo en paz! – amagas lágrimas comenzaron a caer de sus ojos… él no deseaba eso… necesitaba hablar con Wolfram… pedirle perdón… traerlo nuevamente a su lado.


 


---*---


 


Sin que nadie pudiera detenerlo, se había metido en la habitación en la que Conrad había llevado a Wolfram la noche anterior… se enfrentó altivamente a la mirada furibunda de Gwendal von Voltaire, así como estaba dispuesto a repeler el ataque el hermano mayor pequeño del rubio.


 


Cuando ingresó al cuarto, vio como casi de inmediato Wolfram se refugiaba entre los brazos del castaño, no pudo evitar fruncir el seño, pero debía cumplir con lo que había decidido. Ya que había cometido tal pecado, cumpliría con su palabra…


 


¡Necesito que me dejen a solas con él! – dijo con firmeza, y fue totalmente consciente de que el menudo cuerpo que protegiera el castaño, comenzaba a temblar…


 


¡Geika, creo que se está desubicando! – dijo con molestia el mayor…


 


¡Wolfram no quiere verlo, mejor márchese… Geika! – jamás desde que vio al descendiente de Lawrence Weller pensó que le dirigiría a él una mirada de tan intenso odio…


 


¡Es una orden! – acotó entonces con mayor firmeza… casi podía escuchar los pensamientos de los más viejos… más fue la actitud de Wolfram la que consiguió que ambos hombres los dejaran a solas…


 


¡Hablaré con él… tranquilo! – el rubio lo miró entonces… no le gusto la tristeza en sus joyas, rogo por que unas bolas de fuego lo atacaran, pero eso no pasó… - ¿Qué es lo que quiere, Geika?


 


Aquellas palabras tan frías, parecían estar formando una pared invisible… respiró profundamente antes de contestar…


 


¡Vengo a someterme a tus deseos…! – dijo mirando fijamente al mazoku…


 


¡Suena irónico, luego de haberme sometido a los suyos! – nuevamente lo sentía… así como la afirmación de que lo odiara… bajó la cabeza sintiéndose mal… - ¡Váyase, no quiero nada de usted, excepto que ya no vuelva  a dirigirse a mí…!


 


El mazoku luego simplemente le dio la espalda… lo odiaba, y no acostumbraba disimular lo que sentía, eso él lo sabía… respetó su voluntad, pero sin alejarse demasiado… habló con su hermano mayor para hacerle saber de su interés en reparar el daño como lo exigían las costumbres… pero ambos hermanos solo repitieron lo que el menor le había dicho esa vez… sin embargo, cuando  Waltorana von Bielefeld se enteró del rompimiento y llegó rebosante de alegría,  los hermanos se pusieron un poco nerviosos… incluso él…


 


Casi podía ver su cuerpo calcinado por la magia del tío del rubio, pues sabía que el hombre adorada más que a nada en ese mundo, a su hermoso sobrino… claro que ni siquiera siendo quien es, pudo prever su reacción. El noble se mostró complacido con él… e incluso le ofreció su apoyo para que pudiera formalizar con Wolfram… sonrió al notar como ese hombre también había sufrido con el dolor de su sobrino, debido al rechazo del rey. Aunque fue claro en una cosa… “¡La boda solo durará un tiempo, después se romperá y me llevaré a mi sobrino… él no lo desea cerca y no pienso obligarlo!”… al final, ese hombre quería venganza, y sabía cual era la mejor, tanto para él, como para Yuuri.


 


---*---


 


Notó como su decisión lo había sorprendido, pero aunque casi tenía la certeza de que sabía que algo tramaba, accedió a sus caprichos como esa noche prometió que haría… no deseaba ver a Yuuri, por lo que le dijo que cuando se casaran, ellos vivirían en el templo de Shinou. Conrad no lo había dejado nunca solo… pero sabía que Murata siempre estaba ahí, incluso sabía que era él el motivo por el que su tío no pudo llevárselo lejos como le había pedido que lo hiciera… miró su reflejo en el espejo antes de salir para la ceremonia… Waltorana  le dijo que no se preocupara, que todo saldría bien, que el sabio aceptaría sus deseos.


 


En el fondo sabía que aquello estaba mal… pero deseaba la revancha… y por más que al final sólo él saliera dañado, iba a vengarse. Abrió grandemente sus ojos cuando el sabio lo besó tan apasionado al momento en que su unión se hacía oficial. En ningún momento su mirada se fijó en la del maou… pero era claro, que con aquello que él permitió, había asesinado toda posibilidad de amistad entre ellos.


 


Sintió un poco de remordimiento por haberle obligado a dormir en el suelo… más considerando el frío que hacía, pero la verdad era que no lo quería cerca… al día siguiente comenzó con su plan, al fin y al cabo él sabía que no significaba nada para ese sabio.


 


Tanto frente a Yuuri como frente a su ahora esposo, coqueteaba descaradamente a cualquiera, no le importaba la verdad, sus hermanos miraban con dolor aquello, pero no decían nada… ellos eran sus cómplices…  notó una expresión extraña en Murata la primera vez que permitió que en uno de esos tantos coqueteos uno de sus subordinados le besara.


 


En las fiestas que organizaba su madre no era mejor… llegaba del brazo del sabio, pero durante toda la noche, él prefería danzar con cualquier otro, y eso era exactamente lo que hacía… con todos menos con Yuuri, que en una de esas veladas, sorprendiéndolo le había pedido bailar una pieza… ni siquiera le sonrió al negarse alegando estar cansado… solo para después aceptar sonriente la propuesta de alguien más…


 


Algunas noches la pasó en los brazos de Conrad, claro que eso Murata no lo sabía… para el sabio, y él se encargaba de confirmar sus suposiciones, Wolfram pasaba esas noches de ausencia con algún amante casual.


 


Otra fiesta llegó a su fin, y él no pudo disimular que estaba un tanto mareado… unos brazos rodearon su cintura, y casi por instinto quiso alejarse… Yuuri lo miraba molesto, lo llevó casi a rastras hacia un pasillo vacío…


 


¡Si vas a engañar a Murata, deja de hacerlo con alguien inferior a ti!! – le soltó el peli negro sorprendiéndolo…


 


¿Y qué me sugiere Heika? – murmuró con ironía, mirando como en la puerta se hallaba su consorte…


 


¡Yo…! – soltó el moreno sorprendiéndolo… sus labios se juntaron y algo en su interior gritó de asco…


 


¡Jamás vuelvas a besarme… ya has perdido todo conmigo… heika! – le empujó con fuerzas y se marchó a toda prisa del lugar…


 


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Verlo coquetear con todos lo estaba matando… reclamaba  a Murata el que él no hiciera nada al respecto, pero al parecer su amigo, no iba a hacer nada… su energía estaba cada vez mas fuerte, se sentía frustrado… y aquella actitud en lugar de ayudarle a conseguir alguna compañera, las alejada a todas… y es que cuando vio perdido a su rubio amigo, se dio cuenta que su vida sin él era miserable…


 


Antes de la fiesta buscó al sabio y le exigió que acabara con esa farsa… le había admitido que tenía razón, que él siempre estuvo enamorado del rubio, y que cometió un error al apartar a Wolfram de él…


 


¿Piensas que él te perdonará? – preguntó con ironía al momento de ocultarle su expresión tras el brillo de sus gafas…


 


¡El me ama…! – fue su escueta respuesta…


 


Esa noche sentía ganas de atacar a todo aquel que le coqueteaba… maldijo a mas no poder cuando su ex prometido declinó nuevamente su oferta de baile… toda la noche lo vigilaba, y cuando él parecía no esperárselo fue hacia él…


 


No le dio tiempo de decirle que lo amaba… después de besarlo, él simplemente lo apartó y huyó…


 


¡Vaya, Shibuya… es una pena que te hayas dado cuenta tan tarde! – miró a su sabio con desprecio… más luego sonrió con malicia…


 


¡Pero a ti te odia más que a mí! – dijo sin importarle si podía o no herir a quien lo había traicionado - ¡Terminará perdonándome… ya lo veras!


 


Vio como el de piel mas clara iba en la misma dirección que el rubio… le molestó la última sonrisa de su amigo, parecía decirle que él no lo creía así…


 


¡Él me ama a mí… y volverá a mí!


 


---*---


 


Las noches se le hacían un infierno… imaginarlo con otro era algo que su mente no toleraba…  pero cuando volvía se mostraba indiferente. Por las noches solía contemplarlo como la más frágil de todas las joyas… aceptaba su castigo, pues él mismo se lo había impuesto.


 


Notó como Yuuri lentamente comenzaba a darse cuenta de las cosas… su arrepentimiento era evidente, en varias ocasiones intentó disculparse… le agradaba la verdad que Wolfram no le diera esa posibilidad… el desprecio que inspiraban en el rubio era lo único que tenían en común con el maou… y quizás… también el dolor de su rechazo.


 


Ya había aprendido a no intentar bailar con él durante las celebraciones… solía vigilarlo desde la mesa de su tío y de su suegra… al parecer el hombre ya se había dado cuenta… y para su sorpresa la mujer también… aunque quizás eso no debía sorprenderle.


 


¡Si realmente sientes algo por él…  no dejes, que se te vaya! – sin más ambos se marcharon en dirección al general de vestimenta verde… entonces notó como Yuuri se llevaba a Wolfram con él. Sin dudarlo fue tras ellos.


 


Cuando los vio besarse su corazón sangró… aunque no pudo reprimir la sonrisa al escuchar la respuesta de su esposo…  fue tras él después de hablar solo un poco con el moreno… Él estaba en aquella misma habitación, sus ojos estaban tristes, mas al verlo se endurecieron…


 


¡Dijiste que aceptarías como tuyo a cualquier hijo que sea fruto de mis infidelidades! – habló con frialdad el oji esmeralda… - ¡Bien… te informo que tendré un hijo… y la verdad no se de quien sea!


 


Su corazón latió aceleradamente, sintió como algo desgarraba su alma… asintió con la cabeza intentando contener los deseos de dejarse llevar por la tristeza… pero entonces recordó las palabras de Lady Cheri…


 


¡En ese caso… bien puede ser mío! – notó el temblor que sus palabras habían ocasionado en el de cabellera dorada... y sin más lo sujetó de uno de los brazos y lo atrajo a su cuerpo - ¡Es mío… por eso accediste…!


 


---*---


 


Lo descubrió, y no tuvo el valor para negarlo, por un momento al notar su tristeza sintió una especie de agonía… al final, Murata no era más que otra víctima… sin esperárselo sus labios fueron tomados por los del sabio, y sin comprender porque… lentamente fue cerrando sus ojos para dejarse llevar por ese beso…


 


No era como aquella noche, pues ahora también él participaba activamente del intercambio de carias… se dejó guiar por el peli oscuro hacia el lecho, mientras desprendía la chaqueta de su esposo… después de todo, no podía negarse que necesitaba sentir afecto, desde que se diera cuenta de su estado, y eso le obligara a casarse con su atacante… cada noche era una verdadera tortura, pues sus sentidos añoraban sentir las caricias de quien, aunque en contra de su voluntad, le había hecho sentir emociones nuevas y fuertes.


 


Respondió aquel beso con el mismo deseo con que era dado, todo su cuerpo se sentía caliente, cerró sus ojoss mientras sentía como Murata recorría su pecho… sin embargo este se detuvo… levantó la cabeza para toparse con el rostro del moreno…


 


¿Qué…? – susurró un tanto asustado por la seriedad con la que era mirado…


 


¡No cierres los ojos… quiero que seas muy consciente de a quien le pertenecerás esta noche! – sonrió acercándose para besar sus labios…


 


¡Se que eres tú… mi esposo! – murmuró mientras veía que ese sabio pervertido, se veía realmente hermoso cuando sonreía…


 


Los rayos de sol lo apartaron de los brazos de Morfeo, le dolía un poco la cabeza… miró a un lado y no halló a nadie, del otro lado tampoco estaba, sentía el cuerpo un poco pesado… levantó la cabeza para ver hacia abajo… sonrió al reparar en el hombre que ahora era su compañero observando embelesado su vientre… cuando notó que ya estaba despierto le sonrió…


 


¡A partir de ahora espero no verte coquetear con nadie… realmente soy un hombre muy celoso! – murmuró besando el vientre aún plano… - ¡No deseo compartirte con nadie más que con nuestro hijo, y espero que olvides que voy a permitir que me dejes!


 


¡No me compartirás con nadie… lo prometo! – se sentía seguro en aquellos brazos… ahora tendría la familia que siempre añoró, y que deseaba darle a Yuuri… pero ya no pensaría en el nunca más… por fin se sentía tranquilo… el dolor de saberse tan poco importante como para obligar a alguien a que lo posea solo para quitarlo del camino, ya lo había superado… - ¿Prometes amarme… gran sabio?


 


¡Yo siento que te he amado, desde el primer momento en que te vi… jamás volveré a consentir que te hagan daño… nadie!


 


---**---


 


Al fin sus piernas le respondían… había obtenido su deseo… caminó como si no tuviera alma hasta su cuarto… las imágenes de Wolfram entregándose enteramente a Murata seguían pasándose como películas en sus pensamientos…


 


Se sentó sobre su cama, sus dedos acariciaron la superficie suave de las sábanas, revivía como se veían las manos de su amigo recorriendo con ansias las piernas del rubio, sus gemidos… y los suaves te amos que dejaba escapar…


 


Las lágrimas ya no se contuvieron más… Lo había perdido, lo sabía ahora, pero en ese momento no previó que aquello podía suceder… Wolfram le daría un hijo a Murata… y ese lazo era algo con lo que él jamás contó…


 


¡Soy un idiota… ¿Wolfram, por qué me olvidaste?! – repetía una y otra vez… - ¡No debía ser así… no debía serlo!


 


No podía negar que se veía feliz… con el nacimiento de su hijo, incluso lo había perdonado… cuanto le había dolido escucharle decir que serían buenos amigos… pero no tanto como escucharle preguntar si él podía ser el padrino de su hijo… aceptó obviamente… pero eso era un nuevo golpe, sería el padrino del hijo que pudo ser suyo…


 


¿Todo bien Shibuya?


 


¡Por supuesto, Murata…  mejor ya nos vamos, verdad… tu esposo tiene una paciencia tan limitada!


 


¡Si, Wolf detesta que lo haga esperar!


 


Una sonrisa maliciosa se formó por unos instantes en el rostro del sabio, antes de marcharse… “¡Si me hubieras hecho caso… tú serías el que ahora serías feliz… pero no puedo decir que lo sienta, amigo mío!”…


 


¡Ken… te tardaste demasiado…! – se quejó el rubio abrazando al de gafas, y mirando al rey acotó - ¡Gracias por aceptar Yuuri…!


 


¡Para que son los amigos…! – y con esas simples palabras se dirigieron hacia el templo de Shinou para el bautismo del pequeño Bielefeld.


 


---*Fin*---


 

Notas finales:

Espero que les haya gustado... pronto subiré el final de Por quien late mi corazón... ý seguiré escribiendo de a poquito la continuación de mis otros fics


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