No había mucho que pudiera hacer a esas alturas. Cerrando sus ojos, se cruzó de brazos apoyándose en uno de los pilares de la parcialmente estructura en la que antes había mantenido cautivo al caballero de Pegaso mientras escuchaba el marchar de las almas en pena hacía la colina de Yomostsu.
Si, había muerto y de una forma sumamente patética. Pero lo peor de todo es que aun después de muerto no se libraba de la tarea divina que se le había sido encomendada.
-"Guardián de las puertas del Yomotsu...Pfff, que tontería".- Dijo para si.- Marchino-
-"¿Llamó, Fredor-sama?"-
-"¿Ya has terminado con las tareas de reconstrucción?"-
-"Casi, pero temo que algunas partes tomaran un poco más de tiempo en ser reconstruidas...Esos santos sí que se esmeraron en destruir el lugar"- Dijo con tono molesto, colocando la hoz sobre sus hombros-:"Ho, valla allí llega otro"-
Fredor miró en la misma dirección que el espectro de la hoz, observando como un alma descendía desde los oscuros cielos, para unirse a las filas de almas de los difuntos.
-"Fabuloso, más trabajo"- Dijo, mirando como esa pequeña alma descendía hasta las filas de los difuntos adoptando forma humana, comenzando a moverse de forma errática avanzando en dirección opuesta.- "Esta causando disturbios en las filas de los difuntos. No se preocupe, en seguida me encargaré de él".-
-"Espera"- Fredor colocó su mano frente al espectro de la hoz, indicándole que se detuviera.-"Yo me are cargo esta vez"-
-"Pero...Fredor-sama"-
-"Tu regresa y continua con tu trabajo"- Entonó haciendo uso de un tono demandante que no aceptaba replicas. Marchino afirmó con respeto, y regresó al interior mientras Fredor regresaba la vista al frente, mirando a esa nueva alma intentando escapar.-"Te tengo"- Una sonrisa llena de maldad adornó su rostro mientras comenzaba a caminar, descendiendo a través de la árida tierra de muerte.
-"¡Aléjense de mi!"-
Se detuvo a unos cuantos metros, observando al joven que intentaba escapar entre las filas de los difuntos. Al inicio le causó gracia aquella reacción tan desesperada por su parte, ya que sabía que era algo tan inútil como vergonzoso: nadie podía escapar de la propia muerte.
-"Volvemos a vernos, Yato de Unicornio"-
El joven momentáneamente dejó de luchar contra las almas que lo estaban sosteniendo firmemente por los brazos y piernas, volteando a ver hacia la persona que se acercaba hacia él con un paso presuntuoso y una sonrisa arrogante.
-"¡¿TU?!"- Dijo alzando la voz, con notorio espanto y sorpresa.
-"Tardaste tiempo en venir, yo apostaba a que lo arias antes. Felicidades, admito que te subestime. Ustedes, déjenlo"- Al solo son de su voz las almas soltaron al santo de unicornio y se alejaron, retrocediendo prudentemente.-"Regresen a sus filas. Ahora"-
Yato miró a su alrededor, observando cómo las almas retomaban su camino hacia la colina de Yomotsu.
-"¿Cómo me trajiste aquí de vuelta?"- Preguntó mirándole de forma seria mientras adoptaba una postura de combate-"¡Respóndeme!"-
-"Yo no he hecho nada"- Respondió con desganas mirando con detenimiento al joven frente a él, apreciando la ausencia de la armadura-"Regresaste por tu propia cuenta. Tu, ya estás muerto"-
-"¡Eso es mentira! ¡Ahora veras, regresaré al lado de Tenma y los otros! ¡No importa que deba pasar sobre ti nuevamente! ¡¡Unicorn Gallop!!"-
-"¡Eres un testarudo!"- Dijo, esquivando hábilmente el ataque del caballero-"¡Eso, ahora, no te servirá de nada! ¡¡Strangle Shrill!!"-
Yato cayó de forma abrupta y dolorosa contra el árido piso, luego de que el poderoso ataque de Frodor arremetiera directamente contra él.
-"Hmp, idiota."-
Avanzó hasta él, y con su pie lo dio vuelta, tumbándolo boca arriba. En ese instante notó las silenciosas lágrimas que caían por sus mejillas. Su expresión se tornó seria mirándolo, luego miró a su alrededor confirmando que nadie estuviera mirándolo. Volvió a verle, dudando, estando consciente de que si lo dejaba allí causaría más problemas...
-"Esta bien, supongo que tendré que darte... un "trato especial""- A continuación, lo levantó con relativa facilidad, y echándoselo al hombro comenzó a caminar, un poco alejado del resto de las filas de los difuntos.
Continuó avanzando hasta que al cabo de unos momentos Yato despertó, sintiendo el frio tacto del metal del surplice contra su mejilla.
-"Ah, ya despertaste"- Entonó tan pronto lo sintió moverse- "Mira, allá esta tu amiguita. Deberías ser igual que ella, y no causarme tantos problemas"-
Yato giró un poco su rostro, mirando a la chica lemuriana que avanzaba de forma dócil junto con el resto de las almas, con el rostro inexpresivo y una triste mirada en sus ojos.
-"Yuzuriha...Entonces...es cierto"- Susurró cerrando sus ojos con fuerza, recordando lo ocurrido en la barca de Athena, luego de la batalla entre Sisiphus y el juez del infierno de Garuda-"Estoy muerto...pero al menos, Tenma esta bien"-
Fredor le escuchó decir esto mirándolo por sobre su hombro. Yato ya no quiso luchar más, ahora que sabía que estaba muerto las fuerzas lo habían abandonado. El espectro de Mandrake bufó soplando su flequillo, esperaba que al menos aquel caballero le diera un poco de diversión antes de lanzarlo al interior de la colina de Yomotsu. Al menos ahora no perdería tiempo en deshacerse de él.
Al llegar al borde de aquel profundo abismo Fredor desmontó a Yato de su hombro, y sosteniéndolo por fuerza por el cuello lo sujetó haciendo que pendiera peligrosamente por sobre el abismo.
-"Mírate caballero"- Entonó con sonra, mirándole de forma despectiva.-"¿Dónde está el orgullo del que presumiste la primera vez que nos enfrentamos?"- El caballero simplemente le sostuvo la mirada sin amedrentarse ante su fiero mirar.-"Eres patético, caballero. Es inaudito que una escoria como tú este bajo el mando de un dios, por miserable que sea"-
Hizo silencio de repente, notando la desafiante mirada que le dedicaba el caballero de unicornio, intuyendo de inmediato que con ella le decía que ellos no iban a vencer en esa guerra, sin importar lo que hicieran. Una sonrisa presuntuosa adornó so rostro respondiendo así a la desafiante mirada del otro.
-"Eso lo veremos, caballero."- Dijo mientras Yato sentía una incómoda sensación, al notar como su mirada bajaba y la forma en que enarcaba una ceja, mirando su cuerpo esbelto apenas y si cubierto por las ropas que usualmente usaba por debajo de su ropaje sagrado.-"Athena y tus compañeros...no sobrevivirán."- Las pupilas de Yato se contrajeron y una resequedad digna del desierto aravico se apoderó de su garganta al sentir como Fredor con su pulgar acariciaba sus finos labios-"Y si es que por algún milagro llegan a pasar por sobre Pharao, no lograran pasar por el templo que Radamanthys-sama custodia. Ya puedes ir dándolos por muertos"-
La llama de la ira se avivó dentro del cuerpo de Yato, estaba disponiéndose a responderle, cuando el introdujo su pulgar en su boca, obligándole a entreabrir sus labios.
-"Al diablo con todo esto..."-
El caballero del unicornio abrió sus ojos de forma desmesurada, mientras el espectro de mandrake lo acercaba hacia sí, al inicio creyendo que iba a darle una paliza, pero la verdad lo tomó desprevenido. Un estremecimiento, doloroso y electrizante nació desde su espina expandiéndose hacia el resto de su cuerpo, excitando sus terminaciones nerviosas al sentir el burdo y vicioso tacto de los labios del otro contra los suyos. Una sensación de calor ardiente y abrazador se apoderó de sus mejillas sintiendo su lengua maestra y experta delineando y saboreando sus labios. Pronto la necesidad de respirar lo traicionó vilmente: entreabrió sus labios, clamando por algo de espacio personal para poder respirar a gusto, cuando el de mandrake se aprovechó de el, permitiéndole profundizar el beso.
El unicornio temblaba ante los ardientes tactos de mandrake.
Pronto pareciera que el demonio había hecho acto de presencia en su cuerpo. Este reacciono por si solo: sus manos, las cuales estaban apoyadas sobre la muñeca del brazo que lo sostenía por el cuello en un vil impulso por liberarse, se movieron de forma torpe y lenta, hasta posarlas a los costados del rostro del espectro, obligándole a profundizar más el beso. Luego comenzó a corresponder con la misma torpeza aquel beso tan cargado de malos deseos. Mismo que terminó de forma abrupta, por insistencia del espectro de Mandrake al alejarlo unos cuantos centímetros. Él miro al joven, mirando con analítico detenimiento lo grande de sus ojos, los cuales destellaban con fuerza y la más viva de las curiosidadades, al igual que el fuerte carmín que se apoderaba de sus mejillas. La sola idea de posponer lo inevitable, para saciar dicho deseo provocó que el espectro de Mandrake sonriera con la mayor de las malicias, luego tuvo que atenerse a lo atenuante de su realidad...
-"Nos volveremos a ver, caballero"- Dijo mientras lo alejaba de si haciendo que nuevamente pendiera sobre el abismo.
-"¡E-espera!"-
-"Hasta entonces, adiós"-
En el mismo instante en que se disponía a soltarlo, las manos de Yato se asieron con fuerza a su cuello, pero no fue suficiente: con una perturbadora lentitud lo dejó caer al vacío. Yato no apartó su vista de él, hasta que finalmente se perdió en las tinieblas, solo teniendo en mente el rostro con esa presuntuosa sonrisa de aquel que le había robado su primer beso...
Tan pronto lo vió desaparecer Fredor, giró sobre sus talones, regresando por donde había llegado sintiendo una peculiar sensación en sus labios, pensando que había obtenido mucho más de lo que esperaba gracias a aquella guerra sagrada.