Llamada en Espera.
Número Desconocido.
-¿Quién habla?- dijo algo receloso. Era muy extraño, siempre se encargaba de tener el numero de teléfono de todos y cada uno de sus colegas, detestaba no saber de ante mano con quien estaba hablando.
-Señor Aizawa- por un momento sintió un miedo profundo al escuchar esa voz, que hace tanto tiempo no había escuchado, seria un mal augurio, malas noticias- Soy L.
Sus ojos se abrieron desmesuradamente. Por un minuto sintió como si no pudiera respirar y las palabras no salían de su boca.
-Necesito un favor.
*
Los ojos verdes de aquel hombre estudiaban cuidadosamente el lugar en el que se encontraba. No debía tener más de 30 años de edad, su semblante era serio y calmado, pero en sus ojos podían notarse los vestigios de un inagotable llanto, además de unas marcadas ojeras, las cuales indicaban que no había dormido en toda la noche. Estaba demacrado, pero en cierta forma conservaba un aire de solemnidad y elegancia propia de su persona, a pesar de la situación en laque se encontraba.
-Buenas Noches- saludo el jefe del cuerpo de policías Suichi Aizawa, al entrar a la pequeña sala de interrogatorios, la llamada que había recibido hacia un par de horas atrás lo habían dejado pensativo, claro estaba que si L se había tomado la molestia de llamarlo personalmente, era por que algo realmente grave había sucedido, sin embargo, esto era ridículo.- Sr.…
-Kotler- Se apresuro a decir, con una debil sonrisa- Vincent Kotler
-Sr. Kotler, lamento sinceramente todo lo sucedido- Esas palabras nunca las había empleado tan sinceramente en ningun interrogatorio, realmente sentía aquella muerte- Usted tendría conocimiento de algún enemigo que ella tuviera, alguien que deseara verla muerta.
-Yo- la voz del hombre se había cortado y un silencio incomodo se apodero del lugar- Yo la amaba- unas cuantas lagrimas se formaron en aquellos cansados ojos, las limpio enseguida- Pero eso no parecía bastarle a ella.
Se sentía realmente mal, al hacer hablar a ese pobre hombre de lo sucedido, claro estaba que el no la había matado, al investigar la escena del crimen habían encontrado las pruebas para asegurar que la causa de la muerte era un suicidio, pero aun así L había insistido en que debían interrogarlo.
-Tengo entendido que iban a casarse.
-Así es- dijo tomando un poco de aire para continuar- Íbamos a casarnos el día que fue encontrado su cadáver… creo que no pudo traicionarle.
-¿traicionarle?- pregunto Aizawa algo confundido, pero en el fondo sabia perfectamente, aunque no quisiera admitirlo, sabia perfectamente de lo que ese hombre estaba hablando.
-Estuvo comprometida con un joven hace un par de años- comento con un cierto deje de amargura en su voz- Ella me contó que él había sido el gran amor de su vida, estaba realmente enamorada, pero una muerte prematura lo alejo de ella. El era jefe del cuerpo especial encargado de la captura de Kira, según lo que ella me dijo. Nunca me dijo su nombre, pero al parecer murió a manos de ese asesino. Misa nunca logro superarlo.
-Entonces, ¿por que acepto casarse con usted?
-Supongo que quiso engañarse a si misma, pensar que lo había olvidado- el silencio volvió a reinar en la sala- Oficial, no soy idiota, se perfectamente que creen que yo tuve algo que ver con su muer…
-Se equivoca- se apresuro a decir mientras rebuscaba en los bolsillos de su chaqueta- No existe duda alguna de su inocencia. Hace una hora encontramos este sobre, en el cuarto del hotel donde se hospedaba. Es una nota de suicidio. Además hemos confirmado que la señorita Amane, llego sola al hotel y nadie entro en su habitación hasta que fue hallado el cuerpo, por una de las mucamas. El veneno que ingirió se encontraba en su bolso, además de que fueron hallados restos del mismo en su copa.
-Si es así ¿por que me han llamado?- dijo sin inmutarse, ni siquiera parecía haberse alegrado de que la policía lo creyera inocente.
-Ella- dijo entregándole el sobre, para que lo leyera- Lo señala a usted como su único heredero- el hombre tomo la carta entre sus manos y comenzó a leer.
*
El video se detuvo dejando a los dos hombres de aquella pequeña sala congelados en las decenas de monitores que forraban la habitación. Mientras que su mirada se paseaba por cada uno de ellos.
-¿Sucede algo?- pregunto, era la décima novena vez que veían aquel video.
-Watari, ¿Por qué razón se suicidaría una mujer la noche antes de su boda?- pregunto sin desviar la mirada de las enormes pantallas.
-La señorita Amane no era una joven muy estable- contesto el anciano con una voz serena, ajustándose mejor sus anteojos- Además ella quedo muy afectada después de la muerte del joven Yagami.
-Puede que tengas razón- contesto, tomando una caja negra y saco un pequeño muñeco que introdujo en uno de sus finos y pálidos dedos- Pero. No le encuentro lógica. Por que esperar 3 años. Si Misa Amane hubiera tenido la intención de suicidarse, lo habría hecho en el instante que supo de la muerte de Kira- Frunció el seño ligeramente, pensando en que es lo que hubiera hecho L.
-Watari, me gustaría estar solo un momento.
-Como desee.
-Por favor- dijo antes de que el ya anciano Roger saliera de la habitación-Llama al comandante Rester, Linder y a Geovanni.
-Ahora mismo contactare con ellos- contesto Roger con una pequeña reverencia antes de dejarlo nuevamente solo.
-Tu, ¿Qué piensas?- murmuro a la pequeña miniatura que tenia en su dedo índice y espero unos pocos segundos- Si, a mi también me resulta bastante extraño- La pequeña miniatura representaba a alguien que se había esfumado ya hace mucho de su vida, un joven rubio el cual yacía muerto hacia ya 3 años.
Tomo una barra de chocolate que se encontraba en una mesa cercana y se la llevo a la boca para darle un mordisco, dejando que esa dulzura lo invadiera.
Volvío a fijar nuevamente la vista en las pantallas, tal vez estaba siendo algo paranoico con respecto a la muerte de Amane, pero no podía deshacerse de esa desagradable sensación, era como el presentimiento de que algo malo estaba a punto de suceder. El señor Aizawa se lo había dicho y estaba seguro de que el comandante Rester, Lidner y Geovanni le dirían exactamente lo mismo: la muerte de Misa Amane fue solo un suicidio y nada más. Pero el lo investigaría, así todos creyeran que se había vuelto completamente loco, había algo raro tras esa muerte y el lo averiguaría. No por vengar a Amane, a el muy poco le importaba esa rubia descerebrada, ni siquiera lo haría por justicia, lo haría simplemente por que era un juego y el odiaba perder.
*
Un chirrido prolongado rompió aquel inexorable silencio al abrir la puerta y penetrar al interior de su enorme y en ese momento oscuro apartamento.
No se tomo la molestia de encender las luces, se quito el abrigo y se sentó en una pequeña mesa, para dos personas, en la que había dispuesto un exquisito tablero de ajedrez, cuyas piezas blancas estaban hechas del mas fino mármol, mientras que las piezas negras que eran las que el utilizaba para jugar estaban labradas con el ónix mas puro. Las cortinas se movieron ligeramente a pesar que las ventanas estaban cerradas y el aire no penetraba por ninguna parte.
-Y bien- dijo una voz espectral, una que solo el era capaz de escuchar- ¿Qué harás ahora?
-Paciencia- su voz resonó por cada rincón, no podía distinguirse claramente su rostro ya que estaba consumido por las oscuras sombras de la noche, pero podía distinguirse claramente una malvada sonrisa a través de la oscuridad- Ya todas las piezas están en su lugar- dijo mirando el tablero, nadie lo había tocado en su ausencia y movió a un pequeño peón negro, sacando de la partida a un peón blanco, el cual fue posicionado a un lado del tablero- Para esta hora, el ya se habrá dado cuenta de que algo no encaja- una risa burlona escapo de sus labios- Pronto comenzara el juego nuevamente y estas vez, no pienso perder.