Un aturdido y placentero silencio rodeaba a esa extraña pareja, que se iba haciendo a la idea, para sorpresa de un desconcertado pelinegro, que ya miraba con otros ojos a su mejor amigo, y algo de sorprendido alivio para el rubio, que era un muy joven vampiro, ya que había encontrado muy pronto a su pareja de vida fallecida, Kushina, del casi extinto pero de rancio abolengo, los Uzumaki. Era casi un alivio volver a sentir algo más por alguien que no fuera su hijito, pese a que fuera su terrible mejor amigo, orgulloso y altivo.
-Realmente nunca lo hubiera esperado.-suspiró un melancólico Itachi, mirando de reojo a su mejor amigo, que le parecía la cosa más linda y devorable del mundo.
-Ni yo.-suspiró Minato, ruborizándose ante el disimulado escrutinio de su nueva pareja de vida.
Casi por instinto, sus dos manos se tomaron y salieron del bosque, dirigiéndose a la casa del rubio, dónde su hijo estaba en compañía de Sasuke…posiblemente.
Sasuke se estaba pensando seriamente la idea de darse cabezazos contra la pared, para ver si con eso se despertaba del extraño comportamiento que estaba teniendo, por primera vez en su vida, ya que los sucesos de la infancia no contaban…y ahora que lo pensaba detenidamente, había sido el mismo rubio que dormía apaciblemente en el sofá, el que los había provocado años atrás.
Realmente, se conocían desde la cuna, y habían sido inseparables hasta los cinco años, que era cuando había sucedido todo, habían intentando llevarse por la fuerza a su amigo los miembros de un siniestro clan, los Oscuros, conocidos ladrones del clan de los vampiros creados, que intentaron llevárselo para subastarlo al mejor postor, pues Naruto era el último doncel vampiro, y además un sangre pura, pues sus dos progenitores eran de dos de las cuatro familias sangre pura de Japón, los Namikaze, famosos porque todos sus varones eran donceles, y los Uzumaki, descendientes del famosísimo vampiro, Kyuubi Uzumaki, y famosos por sus jutsus antiquísimos y extraordinarios.
La madre de su amigo, Kushina, había salvado junto a su marido a su hijito, para después masacrar a los miserables que habían intentado arrebatarles a su niñito. Mientras Minato sacaba los cuerpos de los malhechores, Kushina había llamado a su mejor amiga, Mikoto Uchiha, esposa de su primo segundo, Fugaku Uchiha, y miembros de la tercera familia sangre pura de Japón, los Uchiha( La cuarta familia, que aún no se menciona, son los Hyuuga, los Uchiha son famosos por su Sharingan, ojos que lo copian todo y los Hyuuga por su Byakugan, su visión perfecta que lo veía todo), para pedirle ayuda con un jutsu que quería realizar, que volvería a Naruto humano…dando su vida a cambio, pero eso Mikoto no sabía, y cuando lo supo ya estaba hecho y era demasiado tarde para salvar la vida de su mejor amiga, que murió en brazos de su esposo con una sonrisa en los labios, dejando destrozados a todos.
Por eso, a Naruto hubo que borrarle la memoria sobre lo que era y todo lo que había conocido hasta ahora, para gran disgusto de Sasuke, que perdió a su único amigo…y prometido, pero eso no le había dado importancia en ese entonces. Sólo había tenido importancia, cuando el azabache había ido a Tokio de viaje de estudios y había chocado con un rubio descerebrado, logrando que todo el cuerpo de Sasuke se estremeciera y perdiera su corazón al instante, ya que se había emparejado para toda la vida en ese choque, con un completo desconocido, o eso había pensado en ese entonces.
Había sido justo esa noche, cuando se había dado cuenta, al oler la maravillosa fragancia de su pareja en esos entornos, cuando lo creía muy lejos, en el ruidoso Tokio, y se dio cuenta que su pareja, no era otro que su prometido de nacimiento, llegado la noche anterior de vuelta a Konoha…quiso matar a su propio hermano por rozarle siquiera.
Aún perdido en esos nuevos y complejos sentimientos de amor y posesión por su amigo y pareja de vida, se sobresaltó cuando la puerta de la casa se abrió, dejando paso al padre de su prometido…y a su hermano.
-¡Ehhhh!-exclamó Sasuke, impropiamente para él, y comportándose como un niño de cinco años.- ¿Qué hace mi estúpido hermano mayor aquí?
-Muy sencillo, tu estúpido hermano es mi flamante pareja de vida.-respondió Minato, dejando con la boca abierta a ambos azabaches.
-¡Minato!-gritó Itachi molesto.- ¡Te dije que quería que fuera secreto de momento!
-Y lo será, tan sólo tu hermano menor lo va a saber…de momento.-dijo mirándolo con los ojos azules, medio cerrados y retador, con su famosísima mirada del tigre al descubierto, callando las protestas de Itachi al momento, y sacando de su shock al azabache menor.
-¿Y por qué sólo yo?-quiso saber Sasuke, aturdido.
-Porque tú estarás siempre con mi hijo, y tarde o temprano te enterarías, porque de todos es sabido que una pareja de vida, no pueden estar mucho tiempo separados.-dijo Minato suavemente, recordándoles a ambos azabaches, el precio a pagar por emparejarse, no podían estar muy lejos uno de otro, y si uno de ambos muriera, el que quedara vivo sufriría casi una muerte en vida.
-Pues entonces sí que nos veremos muy a menudo.-soltó Sasuke con los ojos muy abiertos.-Porque Naruto es la mía.
Minato casi da un salto al oír al adolescente vampiro, mientras Itachi cabeceaba comprensivo. Por eso su hermano pequeño había sido tan amenazante esa noche…y había estado de un humor de perros toda la semana…tenía mono, cual drogadicto, al verse separado de su pareja de vida.
-¡Imposible!-exclamó Minato, casi con la boca abierta.-No es posible que dos parejas emparentadas se unan en un mismo día.
-Minato, Sasuke y Naruto no se emparejaron hoy.-dijo Itachi, abrazando tiernamente a su pareja.-Se emparejaron hace una semana, cuando mi hermano estuvo en un viaje escolar en Tokio.
-¡Dios mío!-se sorprendió el rubio mayor, cómodo entre los fuertes brazos de su pareja.-¡Por eso mi hijo ha estado tan raro y desasosegado, con un carácter muy agresivo.
-Justo como yo, que me emparejé con mi propio prometido sin saberlo.-suspiró el azabache menor, sentándose en el suelo y acariciando la mejilla del chico dormido.-Y sufrí las penas del infierno por culpa de enamorarme de un desconocido estando ya prometido con el heredero Namikaze-Uzumaki.
-Eso lo cambia todo.-suspiró Minato, llevándose una mano a la frente.-Si estáis emparejados, ya no podréis estar separados mucho rato. Supongo que tendré que contarle a Naruto la verdad.
-No es necesario.-dijo la voz del rubio menor, sobresaltándolos a todos.-No entiendo muy bien por qué, pero lo sé todo.
Los dos hermanos y su padre, se quedaron mirando al rubio, a punto de infarto. ¿Cómo que lo sabía todo?
Continuará…