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Quiero que me quieras por 00_Artema_00

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Notas del capitulo:

He tardado más de lo que esperaba, ¡lo siento mucho! Y este capítulo tampoco termina siendo de mi agrado.

Muchas gracias por decirme qué os pareció el primer capitulo, me alegro de que os gustara ^^

¡Espero que este también os guste!

Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen, son todos de Masashi Kishimoto.

Sasuke estaba en la cafetería de su instituto, dentro de una hora tendría su primer examen trimestral y nunca estaba de más echar una última ojeada a los conceptos que tenía que aprenderse. Café en mano disfrutaba de ese pequeño momento de paz. Eran las nueve de la mañana, a esa hora todos los estudiantes de secundaria estaban en clase. Sólo los alumnos de bachillerato tenían el lujo de no tener clase durante la semana que duraban los exámenes trimestrales. Y la mayoría de dichos alumnos preferían quedarse en casa hasta que fuera hora de ir a hacer la prueba.

 

Así que por una vez, Sasuke pudo tener un momento de tranquilidad en el instituto… Aunque tampoco duró mucho.

 

-¡Sasuke!

 

Una chica rubia de pelo largo y ojos azules se le acercó apresuradamente con infinita alegría. Era Ino.

 

-¡Qué bien verte por aquí! -la muchacha tomó asiento en frente del moreno-. ¿Cómo llevas el examen de literatura?

 

Sasuke la miró como si hubiera hecho la pregunta más estúpida del universo. ¡Por favor! ¡Mirad el historial de sus notas! ¿De verdad es necesario preguntar eso? Pero aún así, la chica continuaba mirándolo con la misma alegría, esperando una respuesta. Suspiró.

 

-Bien -Ino sonrió, estaba acostumbrada a las respuestas frías del moreno, después de todo había estado al lado del Uchiha desde párvulos. Y por mucho que a él le costara admitirlo, la muchacha era lo más parecido a un amigo que tenía. A la rubia nunca parecía que le molestaran sus miradas de hielo, probablemente ya hacía unos años que era inmune a ellas. Ino siempre intentaba estar con él, y a pesar de que muchas veces el moreno no quería su compañía, tampoco la rechazaba. Ella era la única que tenía el derecho de acercarse tanto al Uchiha, aunque, cuando estaba con él parecía que la muchacha mantuviera una conversación consigo misma. Al fin y al cabo Sasuke no era hombre de muchas palabras.

 

-Por supuesto, ¿de qué otra forma podría ser? -dijo, casi con tono irónico-. ¿Esta tarde vendrás a la biblioteca? Me da palo estar sola -le pidió, poniendo carita de cordero degollado.

 

-¿Sola? Esto más que una ciudad parece un pueblo, todos los de clase están ahí metidos  y ni siquiera se hablan previamente para quedar.

 

No. Sasuke no iría a la biblioteca. Tenía un lugar mucho mejor para estudiar. Un lugar en el que se aparecía su dios griego personal. ¿Quién querría ir a una biblioteca con un puñado de adolescentes que no entendían el cartel de “silencio”?

 

Ino puso los ojos en blanco.

 

-Pero tu compañía vale más que la suya -le guiñó un ojo, poniendo tono seductor. Esa era otra de las libertades de la rubia. Podía tirarle los tejos y el moreno ni se inmutaría.

 

Como era de esperar, durante unos años, Ino estuvo enamorada del Uchiha. Mantuvo sus sentimientos escondidos, tenía miedo de que, si se lo contaba, Sasuke ya no le dejaría estar a su lado, ni llevar una especie de amistad. La chica había visto cómo el moreno trataba a todas sus admiradoras.

 

Pero esos sentimientos se hicieron más fuertes, insoportables, y un día, explotó. Esas emociones se la comían por dentro, y aunque recibiera un rechazo, necesitaba sacarlas al exterior.

 

Así que Ino, con sus quince añitos, se declaró al amor de su vida pensando que éste, una vez supiera lo que la muchacha sentía, se alejaría de ella, la trataría con la misma forma fría e indiferente que trataba a las demás personas. Pero se llevó una sorpresa.

 

Sí, la rechazó. Pero en lugar de comportarse como ella había esperado, el moreno, a regañadientes, terminó confesándole su preferencia por el otro sexo. Eso lo cambió todo, cambió completamente el punto de vista de la muchacha, haciendo que el rechazo no fuera tan doloroso como en un principio había esperado. Aunque de todas formas sentía una leve decepción. Pero estaba feliz, esa confesión significaba que a Sasuke, de alguna forma, le importaba su amistad.

 

Y ahora, dos años después, la rubia continuaba estando a su lado, siendo ella la única de su entorno, a parte de su familia, que conocía ese detalle del moreno. Y realmente la divertía ver como montones de chicas enviaban cartas de amor a su amigo.

 

-Lo que tú digas.

 

Sasuke fue a coger su café cuando se lo arrebataron.

 

-¿Por qué no te compras uno? -le preguntó a la rubia con cara de pocos amigos.

 

-Me he dejado el monedero en casa -le contestó, sonriendo. La muchacha dio un trago, y estuvo a punto de escupirlo en la cara del otro de no ser por su subconsciente, que en una fracción de segundo le recordó que si hacía eso, probablemente, el moreno la destriparía-. ¡Dios! ¡Pero si no lleva ni leche ni azúcar! ¿Cómo puedes beberte algo tan amargo?

 

-Sabes que no me gustan las cosas dulces -le contestó, continuando repasando sus apuntes.

 

-Ahora entiendo porque eres así.

 

Sasuke levantó la mirada, arqueando una ceja. Era en momentos como ese que no le gustaba que la chica le tuviera tanta confianza.

 

-¿Sabes? Creo que tendrías que echarte algún novio. Estoy segura de que si alguien te diera un polvo como Dios manda no serías ni la mitad de gilipollas. Tanta abstinencia sexual no te hace ningún bien Sasuke. Apuesto que hasta tienes callos en la mano derecha.

 

En ese momento, el Uchiha entendió perfectamente la famosa frase hecha: “la confianza da asco”. Además, ¡no tenía callos en la mano derecha!... Los tenía en la izquierda, pero ese era un detalle sin importancia. ¿Qué culpa tenía él de que en ese tema tuviera más práctica con la izquierda que con la derecha?

 

El moreno miró a la chica con los ojos estrechados. Amenazándola silenciosamente de que si continuaba hablando de ese tema no se responsabilizaría de sus propias acciones.

 

-Está bien, está bien. Aunque sigo pensando que tendrías que venir conmigo a la biblioteca.

 

-Tengo mejores cosas que hacer.

 

Esa respuesta tomó por sorpresa a la muchacha. Y lo miró con curiosidad. Sasuke tenía ganas de coger una grapadora y graparse la boca.

 

-¿Cómo qué? -le preguntó Ino, arqueando una ceja.

 

Era la primera vez que Sasuke se sentía de esa forma. Indefenso, sin saber qué decir, sin saber cómo defenderse. ¿Qué le diría? ¿Que le gustaba irse a la residencia de su hermano para poder ver al rubio de sus sueños? ¿Que prácticamente se había derretido nada más ver a ese dicho rubio? Por favor, ¡era Sasuke Uchiha! ¡Él no se derretía por nadie! ¡La gente se derretía por él!

 

Sin saber muy bien qué decir, el moreno separó los labios para responder a la rubia con alguna pequeña mentirijilla que estaba seguro la otra no creería. Pero no perdía nada con intentarlo. Y justamente en ese momento, para su alivio, sonó el timbre anunciando que ya eran las diez. Así que los dos adolescentes se levantaron rápidamente, cogieron sus cosas, y se fueron apresuradamente a la sala de actos donde se realizaba el examen.

 

Eso había estado cerca.

 

******

 

Una vez terminó el examen, Sasuke se fue rápidamente del edificio. Por suerte, Ino no era tan rápida como él.

 

Así que en lugar de irse a la cafetería, decidió irse a su casa para comer y volver al instituto justamente en el momento en el que se realizara su segundo examen del día.

 

Y su plan funcionó, porque Ino no tuvo ni un segundo para poder volver a preguntarle.

 

Así que una vez finalizó su examen de latín, el Uchiha cogió el primer tren que lo llevaba cerca de la residencia de su hermano.

 

Cuando Itachi lo vio entrando en su habitación le hizo una media sonrisa.

 

-Ya no me quedan más libros para darte-. Le dijo con tono burlón. Sonriendo un poco más cuando vio aparecer un pequeño tic en el ojo de su hermano pequeño.

 

-Yo también me alegro de verte.

 

Sasuke se dirigió a la cama del otro, como estaba contra una esquina podía sentarse a través de ella y apoyar la espalda contra la pared. Empezó a sacar su libro de matemáticas cuando levantó la mirada, molesto porque notaba que su hermano continuaba mirándole, y aún se molestó más cuando vio que el otro seguía teniendo esa estúpida sonrisa en la cara.

 

Frunció el ceño, dándose cuenta de que al lado del mayor había una silla, y empalideció cuando escuchó la cadena del baño. Itachi hizo una risita.

 

-Tú no eres el único que está con exámenes.

 

Y justamente entonces, él salió del baño de la habitación. Mirando por un momento al menor con cara de sorpresa, pero en seguida transformó esa expresión a una de alegría.

 

-¡Hola pequeñajo! Me alegro de verte-. El rubio llevaba sus típicos vaqueros, y la verdad, Sasuke no quería que cambiara de estilo, esos pantalones le quedaban muy bien, muchas gracias. Y una camiseta de manga larga que dejaría ciego a todo aquel que lo mirara. De verdad, ¿quién era capaz de llevar una camiseta de color amarillo fosforescente? Aunque por lo menos la prenda llevaba en negro el logotipo de la marca en el centro. Pero en serio, el rubio tenía que renovar un poco su armario en lo que a camisetas se refiere.

 

-Hn.

 

Sasuke intentó ignorarlo, simplemente porque en ese momento no le salía ninguna palabra. Odiaba sentirse de esa forma delante del otro, no era propio de él y era muy frustrante. Así que simplemente dejó abierto el libro de matemáticas a un lado y cogió su libreta para practicar algunas operaciones con matrices.

 

-Vaya, ya veo que eso de ser escueto es algo genético en tu familia.

 

Itachi hizo un pequeño bufido, sabiendo que el rubio también se refería a él.

 

-¿Nos ponemos a trabajar o no? -para Itachi muchas veces era difícil estudiar con Naruto, el muchacho era incapaz de mantener su atención durante más de 15 minutos en una misma cosa. Por eso el rubio estudiaba con el Uchiha, a Kiba le pasaba igual que a él y por mucho que lo apreciara era imposible que las palabras “Kiba”, “Naruto” y “estudiar” pudieran estar en la misma frase.

 

-¡Claro! - contestó el rubio con energía, sentándose en la silla y mirando sus apuntes con interés. Aunque probablemente ese interés no duraría mucho.

 

******

 

Sasuke estaba haciéndolo mejor de lo que esperaba, sumergirse en sus matemáticas había dado un buen resultado, ya había pasado algo más de una hora y aún no se había despistado con la presencia de Naruto.

 

Más tarde pudo ver de reojo unos brazos cruzados sobre un lado de la cama. El moreno levantó la vista y vio a Naruto mirándolo con una sonrisa, entonces miró hacia el lugar en el que el rubio había estado sentado junto a su hermano, dándose cuenta de que éste no estaba, y volvió a mirar al rubio.

 

-Hm, ¿también eres de ciencias? -le preguntó mientras miraba, apoyado sobre sus cruzados brazos, las hojas de las operaciones del moreno.

 

-No, soy del social, hago una mezcla entre letras y números -bueno, el Uchiha estaba realmente sorprendido de que las palabras le hubieran salido de una forma tan espontanea. Y el rubio le sonrió ante la respuesta.

 

-Entonces si algún día tienes algún problema con las mates, no dudes en preguntarme.

 

Sasuke echó un bufido ante las palabras. ¿Él? ¿Ayudarle? Pero si lo más seguro sería que el rubio terminara quedándose empanado por la mitad del enunciado. Tal y como el moreno había visto, su hermano, durante toda la hora en la que habían estado estudiando, tuvo que llamar numerosas veces la atención de Naruto para que volviera a concentrarse.

 

Naruto levantó una ceja cuando vio la respuesta del Uchiha.

 

-¿A qué ha venido eso?

 

¿En serio tenía que preguntarle?

 

-Si quiero mantener mi promedio, creo que sería mejor no pedirte ayuda  -oh, eso estaba muy bien, por primera vez delante del otro chico, Sasuke se sentía un tanto más superior, con más control sobre la situación. Realmente había echado de menos esa sensación de poder.

 

El rubio lo miró haciendo, de forma bastante exagerada, un puchero.

 

-Eso ha sido muy cruel de tu parte. Es posible que me cuesten un poco las matemáticas que tengo en la universidad, pero estoy seguro de que podría perfectamente con un nivel de bachillerato -Naruto se irguió sobre sus rodillas, inclinándose hacia delante para llegar a ver el libro de Sasuke-. Déjame ver…

 

Y de repente la libreta del rubio cayó sobre su cabeza, casi dándose de narices contra la cama.

 

Detrás de él estaba Itachi, mirándolo con cara de pocos amigos-. Te dije que cuando volviera quería ese problema resuelto.

 

El rubio se quitó la libreta de la cabeza y miró al otro aterrorizado por el tono que había usado, luego miró a Sasuke con esperanza.

 

-Por favor, cuando seas mayor, no te vuelvas como él -Sasuke los miró, perplejo, mientras Itachi cogía al rubio por la parte de atrás del cuello de su chillona camiseta y lo volvía a dirigir hacia el escritorio.

 

-No quiero que levantes el culo de esta silla en todo lo que queda de tarde, ¿ha quedado claro? -Guau, Itachi cuando quería realmente daba unas miradas que dejaban en evidencia a las de Sasuke.

 

Naruto cabeceaba repetidamente con la cabeza agachada. Y el moreno no sabía qué hacer, si quedarse anonadado por la surrealista situación o estallar en risas. Pero eso de reír no habría sido demasiado propio de un Uchiha como él. Así que se conformó formando una sonrisa de medio lado.

 

*****

 

Y por fin, esa semana interminable de exámenes llegó a su fin, sólo faltaba una semana y media más de clases y llegarían las vacaciones de navidad. El Uchiha estaba saliendo del instituto para irse a casa cuando su rubia amiga lo alcanzó.

 

-Oye, no creas que te vas a librar. ¿Crees que no me he dado cuenta de que intentas evitarme?

 

Ino lo miró con una sonrisa pícara, retándolo para que el moreno dijera lo contrario. Sasuke resopló y continuó andando.

 

-¿Cómo te fue el examen de filosofía?

 

-¡Para el carro! ¿Se puede saber qué te pasa? En todo el día sólo has abierto la boca para preguntarme cómo me ha ido algún examen.

 

-¿Y eso es sospechoso?

 

-¡Por supuesto que lo es! –dijo la chica exasperada.

 

-Sólo me preocupo por tus notas.

 

-¡Se acabó! –Ino cogió al Uchiha de los hombros con fuerza, casi zarandeándolo-. ¡Vas a decirme ahora mismo qué te pasa!

 

Sasuke frunció el entrecejo y la miró con furia, soltándose de su agarre y acelerando sus pasos. No le gustaba nada que lo tocaran de esa forma.

 

Ino se quedó de pie, mirando con ojos tristes cómo se iba su amigo. No tendría que haber sido tan brusca. Pero, si querías que un Uchiha te dijera algo esa era la única forma medianamente efectiva de sacarle información.

 

-Lo siento –murmuró a nadie en particular.

 

*****

 

Sasuke entró violentamente en la habitación de su hermano, quería tranquilidad y ese era el único sitio aparte de su casa donde podía conseguirla. No tenía nada que ver con que cierto rubio viviera un par de puertas más allá.

 

-¿Por qué no te acostumbras a llamar antes de entrar? –le preguntó Itachi, fingiendo estar molesto-. ¿Y si estuviera acostándome con alguien?

 

Sasuke lo miró con algo de repulsión al oír eso y a que, inevitablemente, se había imaginado a su hermano teniendo sexo con alguien. Eso… Eso no quería verlo ni en sus peores pesadillas.

 

-Nunca más vuelvas a decirme algo así.

 

El menor se dejó caer sobre la cama como solía hacer, sacando de su bolsa uno de sus libros favoritos para ponerse a leer.

 

-Tengo que salir un momento a entregar un trabajo. ¿Te portarás bien si te dejo aquí? –le preguntó su hermano mayor, sabía lo mucho que le hacía enfadar que le hablaran como si fuera un niño. Sasuke simplemente lo miró con ira reprimida y una ceja levantada-. Me tomaré eso como un sí.

 

 Y sin más, Itachi se levantó de su silla con un montón de papeles en la mano y salió de la habitación. El moreno se puso cómodo y continuó leyendo, disfrutando del silencio. Aunque éste no duró mucho, porque tres minutos después llamaron a la puerta e inmediatamente se asomó una cabeza rubia.

 

-¡Hola pequeñajo!

 

Eso… Lo tomó por sorpresa. Normalmente el otro llamaba y esperaba a que alguien le abriera la puerta. Aún así, no tardó en recuperar su típica compostura-. Itachi no está.

 

-Lo sé, me lo acabo de encontrar saliendo y me ha dicho que estabas aquí –le explicó con su radiante sonrisa de siempre-. Dime, ¿cómo te fueron las matrices? ¿Seguro que te las pudiste arreglar tú solo?

 

El Uchiha izo una de sus sonrisas de suficiencia, mirando con altivez al otro.

 

-Por supuesto. Suerte que apareció Itachi, ahora mis notas están a salvo –contestó, volviendo a bajar la mirada, simulando que continuaba leyendo su libro, pero, ¿a quién quería engañar? Era imposible concentrarse con ese chico que se estaba apoyando en el marco de la puerta y que… ¿Llevaba un jersey naranja con unos pantalones negros medio desgarrados? ¿Pero halloween no había pasado ya? Definitivamente el Uchiha tenía que meterse en el armario de Naruto. Y de paso también en su cama.

 

-Esto de la arrogancia es algo genético ¿no?

 

Sasuke levantó la cabeza para contestarle y vio cómo el rubio empezaba a acercarse a él.

 

-¿Qué lees? –le preguntó con interés. Aunque a esa pregunta tampoco le pudo contestar, porque de repente apareció una chica en el umbral.

 

-¡Naruto! Dijiste que ibas a buscar la cartera y Kiba y yo nos estamos congelando de frío ahí a fuera –Sasuke se quedó un poco anonadado cuando la vio, ¿tenía el pelo rosa?-. ¡Así que mueve el culo!

 

La chica se acercó al otro, lo agarró del brazo y empezó a sacarlo de la habitación-. Oh, que ruda eres cuando quieres, ¿nunca te he dicho que eso me pone? –Y el rubio se ganó una colleja, seguramente muy dolorosa por la forma en la que había sonado-. Au. Qué mala eres. ¡Nos vemos pequeñajo!

 

La puerta se cerró. Y Sasuke no pudo evitar que un pensamiento le apareciera en la mente. ¿Acaso la muchacha era su novia? Una chica no tenía tantas libertades con un chico, Ino era un caso aparte, la muchacha conocía su orientación. Pero… ¿Y si esa chica lo fuera?

 

De repente una sensación extraña le inundó el pecho, no eran celos, por supuesto que no. O por lo menos, eso quería pensar. Eso le abrió un poco los ojos. Naruto tenía su entorno, sus amigos, salía con ellos, los llamaba, les hablaba. Y Sasuke… Él simplemente era el hermano pequeño de uno de sus amigos. Eso era decepcionante, quería ser algo más, quería llegar más al fondo del otro chico. Pero el rubio parecía inalcanzable, como si viviera en un mundo separado del suyo.

 

Cerró el libro y se recostó sobre la cama, intentando evitar que le desbordaran los pensamientos.

 

*****

 

Notó cómo lo zarandeaban ligeramente, abriendo los ojos y dándose cuenta de que se había quedado dormido.  Ignoró a su hermano y miró el reloj que éste tenía en la pared. Ya eran casi las nueve de la noche. Se sentó de golpe, el último tren salía en quince minutos.

 

-No te precipites –le dijo Itachi-. Se han cancelado los trenes, no tienes idea de la nevada que ha caído. Ya he llamado a papá.

 

Sasuke lo miró sin entenderlo, luego se dio cuenta de lo eso significaba-. ¿Tengo que quedarme aquí?

 

-Por desgracia, sí –su hermano mayor hizo una mueca, sin gustarle la idea-. No vamos a tener más remedio que dormir juntos. Toma –le pasó lo que parecía ser un bocadillo-, come algo, aunque no sea mucho.

 

Cogió el bocata y empezó a quitarle el papel de plata. Los dos hermanos estuvieron en silencio mientras Sasuke comía e Itachi estudiaba, ya que él aún no había terminado los exámenes.

 

Cuando hubo terminado, el moreno cogió su libro e intentó localizar la página por la que se había quedado antes de caerse dormido. Continuó leyendo hasta que fueron casi las once de la noche, su hermano le dejó uno de sus pijamas, aunque todos le iban un poco grandes, y se metió en la cama poniéndose de espaldas a la débil luz que tenía Itachi mientras estudiaba.

 

Su hermano se le unió una hora después, el menor ya casi había conseguido perder el conocimiento cuando notó cómo la cama se hundía por el peso del otro.

 

-Buenas noches –escuchó decir a su hermano, y él le respondió con un gruñido-. Tranquilo no te violaré.

 

Sasuke abrió los ojos con algo de hastío, odiando la mención de su hermano y el sexo en una misma frase, otra vez-. No vuelvas a decir eso –consiguió contestar con un murmuro.

 

No quería pensar en Naruto, no quería que se le pasara por la mente nada con relación a él. A partir de ahora sería diferente, por fin había abierto los ojos.

 

Continuará...

Notas finales:

Me habría gustado hacerlo más largo, pero esto es lo único que me ha salido...

¡Espero que os haya gustado! ¡gracias por leer!

Artema.


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