9 de mayo
Es la primera vez que escribio un diario, ¿debería presentarme o algo así? Bueno, soy Takashima Kouyou o Uruha en the GazettE.
Hoy, mientras salía a comprar, vi una libreta tan bonita... que me entraron ganas de llenarla con mis recuerdos, así que aquí estoy. Luego de comprarla empezó a llover, ¡y eso que ya se están cayendo los pétalos de los cerezos! Cuando me resignaba a mojarme, le vi, a Yuu. Este sorpresivo encuentro me hizo muy feliz. Le llamé y me ofreció su paraguas, incluso dijo que me acompañaría a casa. Realmente no es para tanto, pero teniendo en cuenta que estos últimos días estuvo un poco raro en los ensayos, me alegré mucho de que durante el tiempo que estuvo conmigo volviera a ser como siempre, porque ese es al Yuu al que yo amo.
-Por cierto, Shima, ¿qué llevas ahí?
Su pregunta me pilló tan de sorpresa, además me daba vergüenza.
-¿Eh? No, nada importante.
Llegábamos a un parque cercano a mi casa. Los pétalos que caían de los cerezos se mezclaban con las gotas de lluvia, me trajo recuerdos de cómo nos conocimos.
Estaba volviendo a casa del instituto cuando vi a un chico de pelo negro con una grulla de papel en las manos, era un antiguo compañero de clase, así que me acerqué muerto de curiosidad por cómo la había hecho. En cuanto le pregunté, me di cuenta de que no lo conocía de nada, puso una cara... Aunque luego me lo explicó todo y finalmente me la regaló. Le di las gracias y me marché. Ese día los pétalos de los cerezos caían de los árboles justo como hoy. Aún guardo la grulla que me dio.
-Pues si no es importante déjamelo ver.
-Ay, no, te digo que no, no mires.
Nos volvimos a encontrar algunas veces más y, poco a poco, nos íbamos conociendo mejor, hasta que nos hicimos amigos y yo me enamoré de él. Incluso llegué a pensar que él sentía lo mismo por mí y le besé. Se quedó quieto, mirándome con sus bonitos ojos muy abiertos, yo le quité importancia diciéndole que sólo estaba de broma y todo siguió como siempre.
-Jajaja, Yuu, jajaja, para, no me hagas cosquillas, jajaja.
-Pues déjame ver qué es.
-Jajaja no jajaja
Un día me sorprendió que él recordase cómo nos encontramos. Me contó que pensó que nos conocíamos o algo por la forma en la que me dirigí a él, pero que no lograba acordarse de mí, hasta que se fijó en cómo yo mismo me daba cuenta del error. Me hizo sentir muy importante para él. Poco después, empezamos a practicar con algunos chicos del instituto para formar una banda. Cuando me besaba en los conciertos, aunque fuera sólo parte del espectáculo, me hacía muy feliz y traté de guardar todos esos besos y caricias tontas en mi memoria.
-¡Yuu, el viento se lleva el paraguas!
-Cógelo, corre.
-Ahh
-Jajaja, oh, Dios, Shima, jajaja, tenías que haberte visto caer
-Ah, ya, no te rías, jaja
Mientras jugábamos en el parque y la gente se nos quedaba mirando, me vi transportado a esos días pasados y sentí que volvíamos a ser los dos niños que regresaban a casa del colegio.
-Lo tengo.
-Nooooo...
-¿Un diario? ¿Era esto lo que no querías que viera?
-Síp.
-Jajaja, oh, qué tonto eres, no tiene nada de malo.
-Eh, que se te vuelve a volar el paraguas.
Me reí tanto...
-Al final te has mojado más viniendo conmigo que si hubieras vuelto tú solo.
-Da igual, lo pasamos bien, ¿subes?
-No, no puedo, te veo mañana en el ensayo.
-Síp, oye, ¿a dónde ibas cuando nos encontramos?
-Pronto lo sabrás.
-Vale, adiós.
La verdad es que tengo ganas de saberlo. Pensándolo bien, creo que debería declararme o algo así. Sí, decidido, lo haré.
Todavía hoy sigo dándole gracias a Dios por ese maravilloso error que me permitió conocerte.