Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

SECRETOS, MENTIRAS Y VERDADES DE UN AMOR EGOISTA por DRAGIOLA

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Para todos e inclusive mas para cierto castaño, Nowoki era un ser transparente que era imposible de ocultarle algo, pero lo que no sabia era que hasta esa amable persona que tenia como pareja era capaz de ocultar un secreto.

EL SECRETO DE NAWOKI

 

“Nawoki tiene un secreto o mas bien, le guarda un secreto a su amor”

 

Podía sentir su cuerpo ardiente contra el suyo, amaba aquel cuerpo. Lo suyo no era tan solo deseo y por eso lo tomaba constantemente, aun estando cansado, debía hacerlo, ya que era la única forma de atarlo a su lado. 

 

Su interior era calido, sus gemidos lo volvían loco, de la misma forma que ese bello rostro ruborizado, lleno de confusión y reproches que luego de un rato de caricias se borraba por completo.  Cuidaba de no herirlo, lo preparaba y con delicadeza lo penetraba hasta llegar al ultimo rincón sagrado de su cuerpo, ese que tanto añoraba en secreto.  Los vaivenes no se hicieron esperar, los gemidos se hacían cada vez mas fuertes, no solo por las repetidas penetraciones si no que también por aquella lengua traicionera que lamia sin permiso alguno su pecho, su cuello y luego terminaba en la boca de aquel hombre al que amaba.  Agarraba con fuerzas sus caderas, él eleva sus piernas intentando de tener mas contacto, se da cuenta y aumenta las estocadas, porque si eso es lo que quiere su precioso Hiro-san, eso es lo que le dará.

 

Las palabras sobran, siempre lo han hecho, sobre todo cuando funden sus cuerpos, cuando son uno, cuando le pertenece por completo, lo ama tanto que solo por eso le ha ocultado aquella verdad que solo acabaría por alejarlo de su lado, luego de aterrarlo.

 

-Na…wo…ki…ahaaaaaaaaaaaaa…ya…ahaaa…-

 

Grita su amado llegando al clímax y llenándolo de semen, a lo cual el aumenta sus penetraciones para terminar lo antes posible, ya que al no conseguirlo con este, se siente un poco decepcionado.

 

-Ahaaaaaaaaa…ahaaaaaaa….ufff…Hiro…..sannnnnnn, ahaaaaaaaaaa……-

 

Por fin lo ha conseguido, se vino y todo su ser esta en el interior de aquel cuerpo que ama tanto, lo besa con premura, esa es su forma de darles las gracias por haberle escogido, lo ama tanto que no sabria que hacer si algún día lo perdiera.

 

Dormido entre sus brazos recuerda aquel maldito examen, sabe que no a hecho bien al ocultárselo, ¿pero que podía hacer?, conociéndolo de seguro se habría espantado para luego huir de su lado y ocultarse en el lugar menos pensado, pero lo que  él no sabia, era que sin importar lo que ocurriera el lo seguiría y si esto significaba abandonar todo por lo que había trabajado tan arduamente, lo haría hasta encontrarlo, así fuera bajo la ultima piedra que quedara este mundo.

 

Otra día comenzaba y aunque por nada del mundo quería sacar de un sueño reponedor a su amado debía hacerlo, ambos tenían obligaciones y sabia bien que de no hacerlo su castaño se desquitaría con el, tal como lo hacia cada vez que le pedía ser despertado y como tras unas diez veces de intentarlo no lograba conseguirlo pero en esa oportunidad a tenido suerte, solo ha tardado cinco. 

 

Apenas desayunan nota que sale a prisa de casa, esta extraño mas piensa que es debido a la noche de pasión que tuvieron, su Hiro-san es tan tímido, es tan mono, por eso lo ama tanto.

 

El día pasa para él como siempre, con mucho trabajo, así es la vida de un interno, ya lo sabia al querer convertirse en medico y lo aceptaba, aunque eso significara no verle en ocasiones en dos día completos, debía aguantarlo para convertirse en un hombre de bien y estar a su nivel, para poder merecerlo porque aunque el le hubiese dicho que eso no le importaba, sabia bien que en un futuro lo haría y no solo la edad ya importaría. 

 

Una simple llamada y todo su mundo se derrumbaba, aquel sujeto, el primer gran amor de su Hiro-san le ha llamado, parece serio, al principio desea colgarle, ser lo mas cortes y despedirse con cualquier escusa a su haber pero apenas le menciona que su amado esta con él, no puede evitar sentir celos.  ¿Por qué su Hiro-san esta con él?, es lo primero que se le pasa por la mente, sin importarle un reproche interno que le dice que han sido amigos desde la infancia.  Tranquilízate Nawoki, no pienses mas de la cuenta, él jamás te engañaría con ese sujeto, ¿verdad?   

 

Le pide que vaya a una dirección que le acaba de dar, se escusa diciendo que no puede dejar su turno así como así, pero apenas le menciona que su Hiro-san esta enfermo y que necesita de su apoyo no puede mas que ir  a su encuentro. 

 

Con dificultad consigue que su sempai lo reemplace, no ve bien que deje todo por su amante, lo regaña, mas a él no le importa, porque sin Hiro-san la vida no tiene sentido, sin el todo pierde importancia.

 

Ya en el metro su mente comienza a divagar, su rostro se hace presente, los recuerdos comienzan aparecer, el día que lo conoció, sus lagrimas por aquel sujeto que lo lastimara, su dolor, cuanto le costo estar a su lado, su confesión, su amor desmedido hacia el sin escuchar lo mismo de su parte, su silencio, su paciencia, el temor a perderlo. Aquel año lejos de él, con el único fin de lograr estar a su nivel, una sonrisa aparece en su rostro, como no hacerlo si tras su regreso, su reencuentro y su furtivo rompimiento por fin su amado Hiro-san se le había declarado.  Te quiero, le dijo y con esas simples palabras cualquier duda que hasta ese momento pudiese albergar en su corazón desaparecieron, porque su Hiro-san jamás diría algo tan importante a la ligera y mucho menos llorando, no, su Hiro-san era único y aquellas palabras salían desde el fondo de su corazón y por ello lo amaba aun mas si eso era posible.

 

El metro por fin se detiene, sale a toda prisa, aun le falta gran parte de su trayecto para llegar a la dichosa dirección y las dudas vuelven a inundarlo.  Aprieta fuertemente el maldito papel en donde la anoto, maldice a ese dichoso escritor de renombre que lo supera en cualquier aspecto, mas no en uno, respira profundo, sabe que no ha hecho bien, su propio sempai se lo dijo pero tras discutir con él, suplicarle y luego amenazarlo con delatarlo por estar leyendo exámenes ajenos ante el consejo medico, por fin pudo respirar tranquilo al saber que jamás lo sabría, mas las dudas, esas malditas dudas que siempre lo hacían recaer en los celos lo hicieron hacer lo impensable.

 

-Perdóname Hiro-san, pero lo hice por amor- dice aun caminando a paso veloz.

 

Una nueva promoción había hecho que su amado estuviera muy contento y que el se sintiera aun mas lejos de alcanzarlo, para rematarlo estaba el dichoso jefe de este que lo invito a celebrar sin siquiera tomarlo en cuenta, sintió como su sangre hervía al escuchar por la bocina del teléfono a aquel sujeto llamándolo su amor, ¡a él, a su Hiro-san!  Como pudo aguanto la rabia, no pelearía por nada del mundo con su amado, mucho menos luego de su tan merecida promoción, pero lamentablemente para el faltaba la guinda de la torta y tal como se temiera las diferencias volvieron aparecer.  Un buen día llego con un reloj de lo mas lujoso, al preguntarle por el se había puesto nervioso, entonces supo de quien era el regalo y con mucho trabajo por fin logro sonsacarle quien se lo había dado.  Usagi-Sensei, había dicho algo molesto a lo cual su castaño notando su enojo se quito el dichoso reloj alegando que si le molestaba tanto no lo usaría mas pero eso no era lo que el deseaba, lo que el quería era que lo regresara pero no, el no lo haría porque su orgullo estaba de por medio, entonces se enfrascaron en una discusión de aquellas que cada cierto tiempo tenían, los reproches del pasado salieron a flote, su amado se defendía diciéndole que el era un amigo de infancia y que no tenia por que tener celos, pero como no hacerlo si ese dichoso amigo le hacia regalos costosos que él no podría hacerle jamás, como no hacerlo si cada vez que escuchaba o sospechaba que se había encontrado con el se le venia a la mente aquella tarde en el parque, esa en donde su amado Hiro-san lloraba a mares por aquel individuo, ese que lo superaba no tan solo en edad, si no que también en experiencia, en status y en todo lo que en esos momentos pudiese imaginar, entonces los dichosos resultados de aquellos exámenes vinieron a su mente y la solución se mas que nunca se hacia presente. 

 

Un buen tiempo se preocupo de usar preservativos pero cuando su amado comenzó a reprocharle y a preguntarle cual era el motivo, supo que debía idear algo mas.  Pudo ver en su rostro una noche cualquiera aquella tristeza reflejada con la duda y para su sorpresa no era de él de quien sospechaba, se sintió fatal al escucharle decir que estaba sano, que si bien era verdad tuvo otras parejas hacia años el era el único, le recordaba los dichosos exámenes que el mismo altero para que no supiera aquella realidad que de seguro lo dejaría mas que atónico, fue entonces que con gran disimulo comenzó a darle oculto entre la comida los dichosos medicamentos.

 

Odiaba aquel reloj, cada vez que lo veía le recordaba lo poco cosa que era para su amado, fue entonces que en un arranque de celos lo decidió, ya no había mas condones de por medio pero tampoco habría medicamento alguno, Hiro-san seria suyo ahora y por siempre, de eso se encargaría él mismo.

 

No le costo mucho investigar cuales eran los días mas adecuados, su sempai descubrió enseguida lo que tramaba al mismo tiempo que él de ante mano le advertía no abrir la boca porque si no se atendría a las consecuencias.  Todo seguía de acuerdo al plan, claro que sin mayores avances, no que no disfrutara de sus momentos de pasión, eso jamás, pero su castaño cada vez se le resistía mas por lo cual debía idear nuevos planes de ataque para conquistarlo mientras lo convencía en medio del romance, pero servia eso de algo, nada, el tiempo pasaba y eso era lo único que pasaba.

 

 

 

Por fin estaba en al dichosa dirección y por mas que tocaba el timbre nadie habría, comenzó entonces a golpear la puerta, entonces aquel sujeto de cabello cenizo le abrió diciéndole que ya era hora y dejándolos a solas.

 

Apenas le vio fue hacia él con el alma en un hilo, no podía creer que su Hiro-san le estuviese ocultando que estaba enfermo, ¿pero de que?, por que el no lo había notado antes, por primera vez en mucho tiempo sintió miedo.

 

Después de mucho preguntarle y asegurarle que todo estaría bien le decía lo que tenia. Por fin, se decía a si mismo, gracias, gracias, se repetía mentalmente, mientras su pareja se disculpaba entre lagrimas asegurando que él no tenia idea de su condición, entonces él ya sin poderse aguantar mas sonrío y le beso con ternura abrazándole e intentando de tranquilizarlo, lo amaba tanto.

 

Aquella noche ya en su hogar hablaron de todos los cambios que deberían hacer, el castaño se veía realmente preocupado, tal como lo pensara el moreno que estaría, entonces el lo abrazaba con mas fuerza asegurándole que todo estaría bien.

 

Luego de un contundente desayuno que le preparo a su amado y que este se sirvió a regañadientes, ambos se marcharon a sus respectivos trabajos, al pediatra esto le preocupaba un poco pero estando en su primer periodo sabia bien que su Hiro-san estaría bien, ya mas adelante vería la forma que disminuyera el trabajo, conociéndolo como lo conocía, seria fácil de hacerlo.

 

Aquel día estaba tan contento que no había nadie que no lo notara.

 

-Porque tan alegre Kusama- pregunto curioso su sempai, a lo cual respondió sin reparos en seguida.

 

-Voy a hacer papá- dijo con una gran sonrisa estampada en el rostro.

 

-Vaya…lo conseguiste- dijo con una expresión un tanto molesta este.

 

-Sip, lo conseguí- respondió igual de alegre sin importar los reproches de su sempai.

 

-Y como lo tomo Kamijaou-

 

-De lo mas bien-

 

-Estas seguro de eso- decía con algo de cizaña su superior.

 

-Por supuesto que si Sempai- le respondía algo molesto el moreno queriendo retirarse.

 

-Bueno, bueno, no te molestes, es solo que por el carácter tan especial de tu pareja y por eso de que es hombre, además de que se lo ocultaste y además…-

 

-Sempai le suplico que se guarde sus comentarios- respondió mas que molesto el moreno retirándose del lugar ante la mirada arrepentida de su superior que a lo lejos le pedía disculpas pero que el ignoraba por completo.

 

A él ya no le importaba lo que los demás opinaran con respecto a su vida, no le importaba no tener dinero, no tener padres o no estar al nivel de su amante, todo eso quedaba atrás porque ahora si estaba seguro que estarían juntos para siempre y que Hiro-san era suyo, suyo y de nadie mas, todo gracias a ese pequeño ser que crecía en su interior y que era prueba refutable del amor de ambos.

 

 

 

Fin

Notas finales:

Ahi les subi el tercer capi y a continuacion el cuarto, ese es nuevo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).