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Sorpresa de Navidad por apesardetodo

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Notas del fanfic:

Es el primer One-Shot que hago, espero que les guste ^^-

Notas del capitulo:

Hola!! Sé que los que esperan actulización van a querer matarme!! Pero quería subir esto! XDD

Espero les guste :3

 

 

     @#@#@#@#@Sorpresa de Navidad#@#@#@#@

 

Aaahh, la navidad, la época del año en la que más se disfruta de pasar al lado de las personas que más amamos y queremos, un día en el los empleados se gastan hasta el dinero que no tienen buscando regalos para sus amigos, parientes y pareja, un día en el que algunos prefieren de regalo la sola compañía de aquellas personas que no ven muy seguido, un día, en resumen, para pasarla bien y ser felices…

Por supuesto, en Konoha no era una historia diferente, todavía faltaba un día para que se celebrara la noche buena, y seguido de eso la navidad, y muchos salían hacer sus compras para esa noche tan especial, exceptuando claro, a aquellos que habían realizado sus compras con anticipación.

Si… En definitiva… mucha, mucha paz…

-¡¿CÓMO QUE UNA FIESTA?!?! –Se escuchó como alarma en diez kilómetros a la redonda –

Bueno, al menos para la gran mayoría…

En esos momentos, un azabache iba caminando a paso pesado por toda la sala de la casa que compartía con su antes mejor amigo, Uzumaki Naruto, quien había dejado de ser lo primero luego del regreso de Uchiha Sasuke, quien se convirtió instantáneamente en su pareja formal.

Ya hacía dos años que el moreno había vuelto a la aldea, luego de haber luchado junto a Naruto contra Madara.

Los gritos antes oídos no se debían ni más ni menos que a una pelea de pareja que estaban sufriendo en ese momento –Más el rubio que Sasuke –.

-Entiende, teme, no pude decirle que no –Trataba de explicar con una forzada sonrisa el blondo, esquivando todo objeto que se le era lanzado por su novio –

-¡Empiezo a creer que haces esto apropósito, Uzuratonkachi!! –Le gritó Sasuke deteniendo su paso, dándole la espalda al de mirada azulina, por supuesto –

-Ya Sasuke, no te enojes –Naruto aprovechó esto para acercársele por detrás y abrazarlo por la cintura, intentando así, calmar un poco a la bestia amenazante. Sin embargo, no contó con que en ese mismo instante recibiría una corriente eléctrica por todo el cuerpo. Soltó a su pareja solo para desplomarse en el suelo, sobra decir que echando humo –

-No me pongas un dedo encima –Dijo cruzándose de brazos el causante de aquel choque de electricidad, frunciendo aun más el seño, si es que eso era posible –

-E-Eres cruel, Sasuke-teme... –Logró articular Naruto, retorciéndose ligeramente en el suelo –

-¡Para mi cumpleaños fue lo mismo!! ¡Me la pasé más de una semana planeando como idiota ese día!! ¡¡Y tú me caíste con una fiesta sorpresa con todos tus amigos!!

-También son tus amigos... –Decía el rubio, tratando de reincorporarse – Además, dijiste que te había gustado…

-¡¡Mentí!! –Escupió Sasuke con rabia. A Naruto le saliendo cascadas de los ojos por tal confesión –

¿Por qué discutían?

La semana anterior a esa, ambos habían quedado en que la noche antes de Navidad la iban a dedicar a ellos mismos. Una cita que consistía en salir a dar un vuelta por el centro, una cena en su casa a la luz de las velas, el conteo para el día de Navidad, y bueno, uno que otro “Cariñito” para celebrar el día festivo, por supuesto.

Sin embargo, justo la mañana de este mismo día –en el que estaban discutiendo – Su mejor amiga y compañera de equipo, Sakura, le había insistido al rubio con realizar una “pequeña fiesta” entre amigos en la casa Uzumaki-Uchiha, puesto que los demás seguían viviendo con sus padres, y los que no, en un departamento –Algo demasiado pequeño para la gran cantidad de amigos que eran –

Y pues, el monosílabo “No” no existía en el vocabulario de la pelirrosa y del ojiazul, así que había sido inevitable para Naruto el hecho de aceptar la propuesta de su amiga.

-No puedo creer que hicieras esto... –musitó Sasuke ofendido – Dijiste que esa noche era para nosotros…

-Si es por eso, podemos hacerlo cuando se vayan… –dijo con voz melosa, levantándose del suelo como por arte de magia y abrazando nuevamente a su novio por detrás –

Esta vez recibió un codazo en pleno vientre, haciendo que se arrodillara en el suelo y se sostuviera dicha parte del cuerpo, con las esperanzas de apaciguar el dolor, levantó la cabeza y se sorprendió al ver a su moreno con una expresión de decepción en su rostro.

-¿Crees que es por el sexo? –Preguntó el ojinegro. Hubo un breve lapso de silencio – ¡No soy un gato en celo, Naruto!!

El rubio bufó internamente, meses después de comenzar su relación, Sasuke había adoptado una actitud lastimosa, claro, no era siempre, pero en ocasiones se ofendía por cualquier razón, debido a que interpretaba las cosas a su manera, y no siempre resultaban siendo la manera más... apropiada...

El blondo se paró del suelo aún medio adolorido por el golpe antes recibido, observó los posos negros durante algunos segundo, en definitiva, el teme estaba enojado, eso ya lo sabía desde hace un rato, pero podía ver que también estaba decepcionado y probablemente lastimado.

En un abrir y cerrar de ojos, el rubio abrazó  a su moreno, rezando porque este no lo volviera a electrocutar o golpear. Por suerte, sus plegarias fueron escuchadas, el Uchiha no hacía más removerse en los brazos de su pareja para que este lo soltara. “Se le habrá acabado el chakra”, pensó Naruto al ver que su novio no lo atacaba.

-Lo siento, teme... –Se disculpó por enésima vez el blondo – Te prometo que el día de navidad haremos algo los dos…

-Hum... –Sasuke evitó la mirada de su rubio, haciéndose el difícil, desde el punto de vista de este último  –

-Saldremos a dar una vuelta, te llevaré a ver una película, cenaremos en ese restaurante que a ti te gusta, y cuando volvamos… no sé… haremos lo que tú quieras... –Propuso meloso el Uzumaki, logrando sacarle una sonrisa a su azabache – ¿Qué te parece? –Lo separó un poco, solo para ver su sonrisa, y un tenue rubor que se asomaba en sus mejillas –

-De acuerdo… pero solo si prometes que no cambiaras nuestros planes... –condicionó el ojinegro, tomando una actitud de “Te-mueres-por-mí-y-lo-sé” –

Se miraron a los ojos y se sonrieron mutuamente, uno más efusivamente que el otro, lentamente fueron acercando sus rostro, al tiempo que entrecerraban sus ojos. Sus bocas ya estaban a milímetros de distancia, ambas ansiosas por probar la cavidad ajena y saborearla como tanto les gustaba.

-¡Naruto!! ¡Ya conseguí los adornos!! –Gritaba Sakura entrando por la puerta principal como si de su casa se tratara, y queda aclarar, interrumpiendo el mágico momento que el rubio se había esforzado en crear – ¿Qué esperan? ¡Vamos, vamos! ¡Ayúdenme con la decoración!

Miles de venitas palpitantes se hicieron ver el la frente del Uchiha, tenía tics por todos los rasgos de la cara, o un tic en todo el rostro, de la forma en que mejor quedara. Naruto se limitaba a sonreír nervioso, sabiendo lo que pasaría luego de que la mueca de disgusto de su novio se trasformara en palabras y acciones.

-¡Sakura! –Y el cataclismo comenzaba, Sasuke se le acercó a la chica de forma amenazante, mientras esta colocaba felizmente cada adorno – ¡¿Cuántas veces te he dicho que toques la puerta antes de entrar?!

-Lamento haber interrumpido su momento meloso, Sasuke-kun, pero esto es muy importante y me va a llevar bastante tiempo preparar la casa para que luzca “Navideña” –Explicó la pelirrosa, poniendo más atención en su trabajo que en la excusa para sus amigos –

-Nah teme ¿Qué tal si vamos a comprar los regalos? –Propuso el Uzumaki tomando de los hombros a su “caramelo de miel” y dirigiéndose a la puerta delantera de la casa, debía hacer algo antes de que su novio se cargara a su amiga –

El rubio salió de la casa con su moreno, tomando los abrigos del perchero en el proceso, y finalmente, tanto Sasuke como Naruto, se dispusieron a caminar por el centro.

Cada navidad desde antes que el azabache regresara y también después de ello, se realizaba un intercambio de regalos entre todos sus amigos, cada quien debía comprar un regalo para todos y cada uno de sus amigos, y a cambio, este recibía un regalo de parte de todos a los que les obsequiaba algo.

Por supuesto, esto no solo se trataba de un presente, no se trataba de lo material, ya que cada uno debía encontrar algo que, en su opinión, encajara con la personalidad o la apariencia externa del futuro dueño del regalo, dejando a saber que tanto conocía cada uno de sus compañeros.

No obstante, a pesar de la felicidad con la que todos salían a comprar los obsequios, uno de ellos iba con desgano, más bien arrastrado por su pareja, si, estamos hablando del último descendiente del clan Uchiha y propietario del Sharingan, Uchiha Sasuke, alias: Teme-amargado –Cómo le llamaba su novio –

-Veamos ¿El regalo de quién compraremos primero? –Se preguntaba Naruto en voz alta, caminando con el azabache de la mano –

Obviamente, la relación entre nuestros poderosos ninjas no se mantenía como secreto para el resto de la aldea, al principio ese había sido el plan, pero todo se vio arruinado al momento en que el Uzumaki le plantó un apasionado beso a Sasuke en medio de la calle. Razón de esto: sean comprensibles, Naruto se había emocionado luego de que su moreno aceptara irse a vivir con él a una casa ¿Cómo no querer besarlo?...

Si bien al principio llamaban mucho la atención cuando se daban una muestra de afecto en publico, ahora no era ninguna novedad que caminaran tomados de la mano o abrazados, era como parte de la aldea, y ya nadie estaba en desacuerdo con la relación de estos dos –Aunque si, habían unas cuantas fans de ellos que se sentía morir de los celos por verlos ocupados en una relación formal –

-Corrección, dobe “¿El regalo de quién comprarás primero?” –Increpó el pelinegro, nada entusiasmado con la idea de ir de comprar navideñas – Usarás tu dinero de las misiones para comprar los regalos, el mío quedara para algo que sea realmente necesario, como… no sé ¿Lo víveres? –Dijo usando sarcasmo en esta ultima oración –

-Nah, no seas amargado, teme –Se quejó el ojiazul –

-Mi decisión es firme –Musitó como niño empacado –

-Aunque sea ayúdame a elegir –suplicó Naruto viéndolo con ojitos-no-jutsu –

-Está bien, está bien – finalmente se dejó convencer, mejor terminar con eso rápido, o llegaría a casa con migraña –

El blondo sonrió de oreja a oreja, notablemente contento por su rápida victoria, a veces adoraba la poca paciencia que tenía su teme con él.

De allí pasaron a la primera tienda, el primer regalo sería de la Haruno, unos pendientes con una piedra verde esmeralda, elegidos por el moreno, puesto que Naruto no se orientaba demasiado en las joyas.

Una vez envueltos y comprados los pendientes, fueron por el segundo regalo, el de Kiba, algo bastante difícil tomando en cuenta que este era amantes de los perros, que ya tenía uno y que sería algo estúpido comprarle algo a Akamaru. Finalmente se decidieron por una chaqueta negra, muy parecida a la que ya tenía, ya que esta se había roto durante una misión de rango “S”.

Y luego, bien, se metieron en un dilema peor que el de Chespier ¿Qué regalo le comprarían a Shino? Si bien eran compañero desde años, no sabía casi nada de este, y no podían simplemente  comprarle lo mismo del año anterior.

-¿Y si le compramos una de esas mariposas disecadas que vienen en los cuadros? –Propuso Sasuke –

-No, los insectos son como su familia, si le damos una mariposa muerta lo más seguro es que no diseque a nosotros y nos ponga de adorno en su pared –Explicó el rubio, ya imaginándose la escena de el amante de los insectos sentado frete al fuego y observando sus cuerpos disecados –

-Pues no se me ocurre otra cosa…

Finalmente decidieron que lo mejor sería dejar el regalo de Shino para el final y pasar al obsequio de Hinata, o más bien el rubio decidió, puesto que Sasuke no había querido decir ni una palabra respecto a la chica.

Si, aunque fuera difícil de creer, el pelinegro moría de celos con la sola idea de que la de orbes perladas se acercara a SU novio. Bueno, él no quería hacerlo notar, pero esto se veía desde el cielo, solo bastaba con sentir el aura demoníaca del Uchiha para darse cuenta de ello, pero ¿Por qué tantos celos por esta joven?

Curiosamente todo había comenzado el día en que Naruto le comentó al moreno sobre la confesión que Hinata le había hecho, incluso dijo que había sido verdaderamente tierna, aunque podría haber sido otra cosa ¿Verdad?

En fin, nuevamente pasaron a una joyería, esta vez el blondo se ocuparía de escoger el presente de su amiga, por razones ya explicadas.

-¿Qué te parece ese collar de perlas, teme? –Preguntó sonriendo el ojiazul, con esperanza de que se le pasara la mala onda a su moreno –

-No me interesa –Contestó secote el aludido, cruzado de brazos y con cara de pocos amigos –

La alegre sonrisa de Naruto se volvió nerviosa al ver que la atmósfera se volvía más afilada.

Un último bufido se escuchó de parte del azabache antes de que saliera del pequeño local, y una gotera se formo en la cabeza del rubio, ya no le sorprendía esa mala actitud que tenía su novio.

Volvió su atención al mostrador de vidrio y siguió viendo más opciones de regalo para su amiga, suspiró derrotado, era un inútil para la joyería.

-¿Es para él? –Preguntó una mujer del otro lado del mostrador, el blondo la miró y notó que refería al moreno –

-No, es para un amiga –respondió volviendo la vista a la pedrería –

-¿Cómo es?

-Cabello negro, ojos morados –Volvió a responder –

-Entonces creo que lo mejor sería el collar de perlas lilas –aconsejó la mujer, tomando dicho collar entre sus manos –

-¡JA! Lo sabía –Sonrió el Uzumaki, levantando un puño al cielo – ¿Puede envolverlo para regalo? –inquirió volviendo a su postura normal –

-Por supuesto –Contestó con amabilidad –

La mujer metió el collar en una cajita forrada de blanco, y a esta la metió en una pequeña bolsa de regalo platinada. Se lo entregó al blondo y, su vez, recibió el dinero que valía la joya, los dos se saludaron con una sonrisa y una inclinación, y entonces Naruto se dispuso a ir hasta para puerta para salir de establecimiento.

Justo antes de siquiera tocar la perilla de la puerta, paró su paso en seco, miró a su pareja que esperaba afuera, todavía despidiendo un aura depresiva, bajó la cabeza meditando, todo esto a la vista de la dueña de la joyería.

En unos cuantos pasos el ojiazul regresó al frente  del mostrador.

-Hay algo más que quiero comprar –Musitó Naruto con las mejillas coloradas de un rojo carmesí –

-¿Y qué es? –Preguntó sonriendo la señora –

-U… un anillo…

 

Mientras tanto, Sasuke seguía afuera maldiciendo por lo bajo y mirando amenazante a cualquiera que pasara cerca suyo, haciendo que la mayoría prefiriera irse al otro lado de la calle con tal de no ser “asechados”.

Sintió el tintinear de la campanilla que colgaba de la puerta de la joyería, y de inmediato un jalón en su mano, el cual lo obligó a seguir su caminata. Vio a las espaldas del Uzumaki ¿Qué le pasaba? De repente su paso se había vuelto acelerado, y juraba que no quería darle la cara.

-¿Qué pasa, Naruto? –Preguntó Sasuke, deteniendo su paso, y junto con el suyo, el del blondo –

-N-Nada... –Contestó Naruto, todavía dándole la espalda al moreno –

Sasuke resopló molesto por la repentina actitud del rubio, menudo rollo el que tendría que armar para que este le dijera de una vez lo que le pasaba. De un tirón hizo que el Uzumaki se diera la vuelta.

Sorpresa. Fue lo que sintió al ver la cara sonrojada de su novio, y más sorpresa tuvo al ver como este quería ocultarlo a toda costa, se tapaba con las manos, agachaba la cabeza, e incluso escondía la cara entre sus ropas… Muy bien, ahora si que estaba confundido.

-¿Por qué estás sonrojado? –Inquirió el azabache al no poner sacar sus propias teorías –

-N-No estoy sonrojado, teme ¿Vez como no estoy sonrojado? –Decía nervioso el blondo, restregando sus manos contra su rostro, al parecer intentando desvanecer aquel rubor de sus mejillas –

-¿Qué pasó ahí adentro? –volvió a inquirir el moreno, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño –

Estaba frito, en verdad que estaba frito, Naruto conocía esa pose y no le agradaba para nada, ya que esta solo daba a saber que el ojinegro se ponía firme ante algo, y en esa ocasión, ese algo era una respuesta a su pregunta.

Lo peor era que sabía a la perfección lo que pasaba cuando el Uchiha quería sacarle respuestas, lo torturaría de todas las formas existentes: Lo haría hablar con el Sharingan, lo golpearía, si con eso no funcionaba le aplicaría la ley del hielo, y si esto tampoco no funcionaba, vendría lo peor… ¡Lo amenazaría con dejarlo sin sexo!!!... OK, Debía admitir que con los años se había vuelto adicto al cuerpo de su pareja, a sus cabellos oscuros, a sus profundos ojos, a su pálida, suave y deliciosa piel, a su… Ejem… Bueno, el punto era que si pasaba siquiera una semana sin acariciar a su teme tendría abstinencia ¡Odiaba la abstinencia!!

-¡Contesta! –Ordenó el azabache luego de minutos sin respuesta –

-N-No pasó nada, temecito –Mintió sonriendo con nerviosismo –

-Naruto... –Lo nombró con voz de ultra tumba, provocando que al aludido le recorriera un escalofrío por todo el cuerpo –

Vio un par de rayos salir despedidos del cuerpo de su novio, y como todo lo que estos rayos alcanzaban se volvía añicos. Tragó en seco, por primera vez desde hace una semana, tenía miedo por su vida –Una pelea pasada, otra historia –

-T-Tranquilo, teme, no pasó nada, en serio –Trataba de calmarlo Naruto, más por miedo de lo que pudiera pasarle si su teme no se tranquilizaba –

De repente, los rayos dejaron de salir de su cuerpo, el rubio creyó que milagrosamente había logrado calmar a la bestia vengativa que era su pareja, pero esta teoría se vio descartada al ver el rostro de su amado estaba totalmente serio, se puso en alerta, tal vez lo peor llegaría ahora.

-¿No eras tú el que quería que no contáramos todo? –Inquirió Sasuke con un tono de voz neutro. Naruto lo miró con cierta preocupación – Dijiste que no debía haber secretos entre nosotros…

-Sasuke... –Lo nombró, su preocupación creía por nada palabra que el moreno decía – Yo-

-Mejor olvídalo… –Interrumpió el azabache dándose la vuelta para darle la espalda al rubio – Si no quieres contármelo, no me importa… Me voy a casa, sigue tú con la compra de los regalos…

-Sasuke, espera... –le pidió Naruto –

Más sin embargo, el portador del Sharingan hizo oídos sordos ante aquella petición del blondo, comenzó a caminar en dirección contraria a la que iría su pareja. La mirada azulina vio como la cabellera azabache se alejaba, agachó la cabeza, sintiéndose culpable de haber lastimado a su moreno.

Y todo por querer que fuera una sorpresa…

 

Llegó a su casa, tiró su abrigo a dios sabe donde y se desplomó en el sofá…

Lo sabía, se había ofendido por una tontería, ahora se ponía a pensar que el Uzumaki probablemente no le había dicho aquello por miedo a lo que pensaría, pero no podía evitar sentir dolido. Como lo había dicho antes, el que había impuesto la regla de no ocultarse nada había sido el mismo Naruto ¿Qué era tan importante como para romper ese criterio?

Suspiró pesadamente ¿A dónde se había quedado el Uchiha sin sentimientos? ¿A dónde se había quedado su tan preciado orgullo? Ese que fue su compañero por tanto tiempo cuando estaba inmerso en la soledad… Oh, es cierto…

Se había ido junto con su odio a todo el mundo, el día en el que su rubio lo salvó de la oscuridad…

Resopló abatido, desde que entabló esa relación con el dobe, sus emociones había cambiado drásticamente, ya no era aquel ser frío que odiaba a todo y a todos, al menos ya no lo era tanto como antes.

Y se daba cuenta…

Se daba cuenta que fácilmente se ofendía cuando andaba de malas, se daba cuenta que se dejaba llevar por los sentimientos más seguido que antes, se daba cuenta que eran muchas las veces en que las dejaba ver…

Se daba cuenta…

Se daba cuenta de que esto en ocasiones lo hacía ver incluso más arisco de lo que era, más celoso, más posesivo... porque él efectivamente era posesivo cuando se trataba de su novio, y lo admitía, no a los demás, pero le alcanzaba y le sobraba con admitírselo a sí mismo.

-¿Qué pasó, Sasuke-kun? –Preguntó la ojiverde sentada justo al lado del Uchiha –

Al aludido casi se le sale el corazón del susto ¡¿Cuándo demonios había llegado ella ahí?!... Oh, lo recordaba, la pelirrosa se había quedado allí al momento de que salieran él y el rubio a comprar los obsequios para sus amigos, no le sorprendía que estuviera allí sentada, tomando una taza de… ¿Chocolate caliente? ¿Había estado revisando en su cocina?... Bah, no importaba…

-Nada, decidí que el dobe iba seguir con las compras –Contestó serio Sasuke, claro, luego de haberse recuperado del susto –

-¿Se pelearon? –Volvió a preguntar como quien adivina un acertijo de niños –

-No nos peleamos –Musitó con una vena palpitante aflorando en su frente –

-“No peleamos, solo discutimos” ¿Verdad? –Volvió a inquirir de la misma manera de antes, dándole un sorbo al dulce líquido luego de esto –

-Ni discutimos, ni peleamos ¿Si? –ya estaba perdiendo la paciencia –

-Como tú digas, Sasuke-kun…

Una enorme roca con la palabra “Sarcasmo” escrita en grandes kanjis le calló en la cabeza al moreno, varios tics se hicieron presente en la ceja y el ojo derechos y la comisura de la boca ¿Quién diría que su mas poderosa arma se le volvería en contra algún día?

El resto de la tarde pasó volando, Sakura ya había terminado con la decoración de la casa Uzumaki-Sasuke, los regalos fueron comprados por Naruto, quien llegó a su tan preciado hogar recién a las ocho de la noche, exhausto para ser sinceros. Sasuke, pues nada, simplemente se limitó a ordenar las cosas de la casa que la Haruno había dejado fuera de su lugar.

Y el momento de resolver el pequeño problema entre la pareja… ya ¿Qué les digo? Nunca llegó, ambos se fueron a dormir sin decirse palabra alguna, uno temiendo que si decía algo solo sería para empeorar las cosas, y el otro simplemente por conservar la pequeña parte de orgullo que le quedaba.

En fin, los dos deseando con al siguiente día todo estuviera solucionado, ninguno de los dos quería pasar noche buena y navidad medio separados por una absurda discuta.

 

El día siguiente llegó sin más retardos…

Naruto sintió la molesta luz en sus parpados, lentamente fue abriendo los ojos, como quien tiene pereza por despertar –Que así era – Sintió algo entre sus brazos, y que algo hacía cosquillas en el pecho, bajó la mirada para ver a su azabache durmiendo plácidamente entre sus brazos, sonrió con ternura, siempre despertaba de la mis forma, y nunca recordaba en que momento de la noche quedaba abrazado al moreno…

No obstante, en ese momento le llegaron los recuerdos del dí anterior, entrecerró los ojos con tristeza, en verdad era una lastima que se crearan problemas por solo una sorpresa que quería darle a su teme en la víspera de navidad.

Sintió que el cuerpo ajeno se removía, el pelinegro se estaba despertando, vio los posos negros aparecer lentamente detrás de los mantos de sea color nívea.

-Buenos días, dormilón... –Saludó el ojiazul mirando con ternura el rostro somnoliento de su amado, esperando que con esas palabras lograra conseguir una sonrisa de este –

Sin embargo, esa tan esperada sonrisa no llegó, el semblante del moreno cambió a un serio, desvió la mirada de los estanques de agua marina, mas no hizo ningún intento por deshacer el cálido abrazo de su novio. “Tal vez ni se dio cuenta” pensó el de marcas zorrunas con una gotera detrás de la cabeza.

-¿Estás enojado? –Preguntó inocentemente el rubio. No recibió una sola palabra de parte de su teme, lo que podía considerarse como un rotundo “si”, al menos para él – ¿Es por lo de ayer?

-¿Tú qué crees? –Inquirió sarcástico el azabache –

El blondo suspiró inconforme, cuando de rencor se trataba, sin duda era Sasuke quien ganaba el primer puesto. Aunque no por Naruto dejaba de sentirse culpable de haber lastimado a su pareja, puede que muchos dijeran que al moreno no se le lastimaba con simples palabras, pero el blondo lo conocía bien, y sabía cuando algo lo hería.

-No es algo de lo que debas preocuparte –Dijo Naruto pasando la punta de su nariz por lo cabellos oscuros – Lo sabrás apenas llegue la Navidad…

Y dicho esto, el de tez morena se levantó de la cama para dirigir su paso al cuarto de baño, todo a la vista de los pedazos de carbón, desapareció detrás de la puerta de dicho cuarto.

Barios signos de pregunta se formaron sobre la cabeza azabachada, si bien le había dicho que era algo para que se preocupara, no podía evitar el sentir curiosidad por lo que sería, y el hecho de que se lo dijera para navidad solo hacía que esta creciera más y más.

Se sentó en la cama flexionando las piernas y apoyando los codos sobre sus rodillas, cerró lo ojos ¿Qué le diría? Lo pensó… si era para navidad, lo más seguro era que sería una buena noticia… aunque también existía la posibilidad de que fuera algo malo…

Oh, no…

Abrió los ojos de golpe ¡¿Y si terminaba con él?! No, que tontería, eso era más que imposible ¡Si el dobe lo amaba! ¡Se lo recordaba cada santo día!! Por supuesto, él nunca le correspondía las palabras de amor, de alguna forma debía mantener el poco orgullo que tenía, y decir al rubio “Te amo” no era exactamente algo que le subiera la autoestima –Al menos para él –…

Doble “Oh, no…”…

¡Maldición! ¡¿Y si era justamente esa la razón de que Naruto quisiera terminar con él?!?!...

Se golpeó en la cabeza. Que idiota. Había sacado demasiado conclusiones absurdas, ni en el más remoto de los casos podría ser eso lo que el ojiazul tenía que decirle ¡Se estaba volviendo paranoico!!

Escuchó el rechinar de la puerta del baño abriéndose, giró la cabeza para ver salir a su novio con tan solo una toalla amarrada en la cadera y otra en los hombros. Un tenue tono carmín se formó en la medillas nívea, ni modo, tendría que tirar al suelo el poco orgullo que había logrado mantener. Como decía aquel antiguo dicho: “Mejor prevenir que lamentar”.

Se levantó de la cama y se dirigió hasta donde se encontraba su pareja, el ojiazul lo miró intrigado. Posó una mano en cada una de las dos mejillas trigueñas y lo acercó lentamente a su propio rostro.

Pronto, la distancia se volvió luna entre los labios de ambos jóvenes, un suave beso, eso fue. El moreno mantenía los ojos cerrados, mientras que Naruto sorprendido los mantenía abiertos solo para ver los parpados ajenos.

-Te amo... –Susurró al momento de separase –

El blondo se hizo de piedra, más blanco que la mismísima leche. Muy bien, ahora si que estaba confundido ¿Quién era ese y qué había hecho con Sasuke? Llegó a tener miedo por que fuera un gemelo malvado de su moreno, pero esta idea fue descartada al recordar que el único hermano que el Uchiha había tenido había sido Itachi.

-¿Me perdí de algo? –Preguntó Naruto con el rostro hecho un poema, un sonrojo y notable estupefacción –

Un repentino tic se formó en la ceja derecha el pelinegro, barias venitas palpitantes afloraron en su frente, ese Uzuratonkachi, con lo que le había costado decir esas dos palabras, y él solo decía “¿Me perdí de algo?”

Suspiró con sufrida paciencia, ni modo, por esta vez lo perdonaría, pero solo porque comprendía que la capacidad intelectual de su novia no era las más “funcional” que digamos, y porque sabía que él no entendía las cosas amenos que se le explicaran con claridad.

-Nada... –Contestó conciso Sasuke, pasando por un lado del Uzumaki y entrado esta vez él al cuarto de baño –

El blondo ni se molestó en sacar concusiones, simplemente se sonrió contento, esa palabra… No la había escuchado desde hacía dos años, el día en que se confesaron sus sentimientos, y ahora, así sin más, el ojinegro se lo decía. Se lamentó internamente por no haber filmado o siquiera grabado ese momento. Pero bueno, quedaría como un bello recuerdo en su linda cabecita…

Ya habiendo salido de sus propios pensamientos, Naruto decidió que lo mejor sería ponerse ropa –Ni loco se paseaba por con solo una toalla como única vestimenta – Se vistió con una camisa naranja con uno pantalones negros sueltos, todavía era temprano para cambiarse con ropa elegante.

Oyó un ruido proveniente de la sala, en sonido de algo rompiéndose para ser exactos, de inmediato salió corriendo hacia el lugar de donde había provenido dicho ruido. Llegó a la sala en cuestión de segundos, vio a alguien pasar por allí, se escondió detrás de un mueble, pensando que se trataría de algún ladrón.

-¡Naruto! ¡Qué bueno que despertaste!! –Decía con efusividad Sakura, sorprendiendo por completo al Uzumaki – Ahora podrás ayudarme a... –Detuvo sus palabras al ver a su amigo tirado en el suelo y con el alma escapándose por su boca – ¿Qué pasó? Pareciera que hayas visto un fantasma…

Y es que el repentino grito de la Haruno en su oído había hecho que saltara del susto, y pues, tan grande fue el espanto de creerse descubierto por el “ladrón”, que el pobre rubio calló al piso casi a punto de desmayarse…

-Menudo susto me has dado... –Articuló el blondo levantándose del suelo –

-¿Me estás llamado fea? –Inquirió la ojiverde con voz de ultratumba –

-Eh… ¡No! ¡Sakura-chan! –negó Naruto con terror en el rostro, cuando su amiga se enojaba… se enojaba pero de verdad... – Si tú eres hermosa como una flor... –Halagó recibiendo una sonrisa –

-¿Qué tipo de flor? –Preguntó una voz más grabe detrás del ojiazul –

Sakura miró a la persona que se encontraba detrás del blondo con cara de espanto, este último sintió un aura demoníaca detrás de sí, giró la cabeza de manera robótica, un centenar de gotitas de sudor le resbalaron por la cara, tragó en seco.

-Ah, teme ¿Ya terminaste de bañarte? Eres muy rápido –Decía con nerviosismo Naruto, sintiendo una daga en el cuello, entiéndase que el aura del moreno era como un cuchillo afilado –

Sasuke enarcó una ceja, otro cuchillo imaginario se asomó en el cuello trigueño, una vez el ojiazul tragó en seco.

-¡Sasuke! –Lo nombró el de tez nívea tratando de usar un tono de voz jovial – Pero que guapo te vez con esa camiseta azul, y tu cabello está tan suave, que sexy… –Aduló Naruto a su novio, con las esperanzas de que este simplemente pasara de largo el piropo que le había dicho a su amiga –

-Luego hablamos, dobe, por el momento ayuda a Sakura a decorar el pino de Navidad –Pidió a más bien ordenó el moreno –

Asintió algo –Muy – atemorizado el rubio, Sasuke pasó por lado de este para dirigirse a la puerta delantera, tomó su abrigo y pasó seguido salió a la calle.

Barios tics se hicieron notas un ojos de Naruto, estaba frito, solo había dos razones  para que su novio dijera “Luego hablamos”, la primera era la regañarlo por algo, y la segundo para… ejem… pasar un momento “Intimo”… Pero sabía bien que la segunda no era, en resumen… Laque le esperaba…

-¿Siguen peleados? –Preguntó la pelirrosa como niña inocente que le pregunta a sus padres por una discusión –

Vena palpitante en la frente de Naruto, las conclusiones que sacaba su amiga no lo ayudaban en nada…

 

Sasuke caminaba por las frías calles de Konoha, incluso más habitadas que el día anterior, rió en son burla a aquellos ineptos que había esperado hasta ultimo minuto para hacer su compras.

Pero…

Un piedra le calló en la cabeza, esa era exactamente la razón de que hubiera salido hacia el centro de la aldea, había olvidado por completo el regalo que le daría al Uzumaki, había estado demasiado ocupado como para comprarle algo, además, él había pensado en “otro” regalo que le daría. Sin embargo, viendo que esa noche había una reunión en su casa, esa idea quedaba totalmente descartada…

Detuvo su paso y giró la cabeza hacia un costado suyo, vio en una vidriera algo que le llamó la atención: un collar con una piedra azul marino, con un cordón plateado que lo sostenía.

Ahora que lo recordaba, Naruto le había contado de la vez que luchó contra Pain, recordaba que se había salido de control y que a causa de ello había roto el collar que le había regalado la quinta Hokage.

Entrecerró los ojos y esbozó una pequeña sonrisa, seguro le gustaría. Entró a la tienda escuchando el tintinear de la campanilla al hacer esto, por supuesto, era joyería, con cosas bastante caras si se dejaba llevar por la apariencia, pues sentía que perdía una fortuna de solo estar parado dentro de aquella tienda.

-Bienvenido, joven Uchiha –Saludó un señor de aspecto mayor detrás del mostrador, Sasuke lo miró y se acercó a él, la verdad ya no le sorprendía que se supieran su nombre, era  el último de su clan después de todo, y hasta hace dos años un renegado de la aldea – ¿Qué desea?

-El collar que está en vidriera, el que tiene una piedra azul marino –Contestó el azabache, señalando el lugar en específico de detrás del ventanal –

-Muy buen gusto, si me permite decirlo –Dijo el anciano a forma de halago –

Se inclinó para rebuscar en unas cajas de metal que se encontraban debajo del vidrio del mostrador, sacó una en específico, de tamaño medio y de un color azul platinado, lo puso encima del mostrador y lo abrió para dejar el collar a la vista de los posos negros.

-¿Es para Uzumaki-san? –Preguntó con una sonrisa en el rostro el hombre mayor –

-Si... –Contestó usando un todo de voz neutro, haciéndose parecer desinteresado en el tema –

-Estoy seguro de que le gustara, aun más si es usted quien se lo regala –Musitó envolviendo la caja en papel de regalo, y luego metiéndola en una bolsa del mismo color de la cajita –

El Uchiha simplemente tomó la bolsa y la pagó, para luego salir de la tienda e irse a su casa, por suerte, no había demorado demasiado en buscar el regalo para su pareja –Odiaba salir de compras –

Antes de llegar a su casa, se escondió el regalo en el abrigo, quería que fuera una sorpresa para cuando terminaran el conteo para Navidad.

Al llegar pasó directamente a su habitación, ni se preocupó en avisar de su llegada al Uzumaki y a la de orbes esmeralda, escondió el regalo de su novio en el cajón de la mesita de noche al lado de la cama, sabía de ante mano que a Naruto ni se le ocurriría buscar allí.

-Nah, teme ¿Qué haces? –Preguntó el ojiazul en el marco de la puerta de la habitación –

-N-Nada, dobe –Contestó cerrando el cajón de la mesita y poniéndose delante de esta, como si de un criminal tratando de ocultar su delito se tratara –

-¿Cómo que nada? ¿Qué escondes? –Volvió a inquirir el blondo –

El rubio se fue acercando al pelinegro mientras hacía estas preguntas, las cuales no eran demandante, más bien eran esas preguntas que hacía un niño curioso. El moreno, ya sintiéndose descubierto, caminó hacia Naruto, haciendo que este detuviera su paso, por suerte, antes de llegar cerca de la mesita de noche.

Le plató un beso en los labios, que en cuestión de segundo fue correspondido por el Uzumaki. “Espero que con esto te distraigas” pensó Sasuke entreabriendo los ojos solo para los cerrados de su novio, misión cumplida, seguro que luego de eso el ojiazul ni se acordaba de preguntarle respecto a lo que estaba ocultando.

Y como el día anterior, el resto de la tarde pasó tranquila y volando. Los amigos de la pareja comenzaron a llegar alrededor de las ocho de la noche, las chicas prepararon lo que restaba de lo que iba a ser la cena navideña, los chicos hablaron de trivialidades, algunos de sus nueva novias, otros de lo que esperaban para navidad, y otro simplemente de lo bien decorada que había quedado la casa Uzumaki-Uchiha.

Una vez listo todo, cenaron en la espaciosa sala, entre charlas y risas joviales, de vez en cuando surgía un una broma sobre la pareja anfitriona, que sacaban en ocasiones un sonrojo, y en otra un vena de ira, aunque claro, el único que casi había recibido un golpee había sido Kiba, quien se había ocupado de hacer la mayoría de las bromas.

En este momento, los anfitriones junto con la parte femenina de los invitados, se disponía a levantar los platos de la mesa.

-¿Cómo lo estás pasando? –Preguntó con voz melindrosa el Uzumaki, abrazando por detrás a su moreno, quien se ocupadaza de lavar algunos de los trastos sucios. Ambos estaban solo en la cocina –

-Bien, supongo... –Contestó sin más Sasuke –

Naruto resopló un poco hastiado por el carácter frío que aún seguía conservando su novio. Si se había reído estando en la mesa ¿Por qué no solo lo decía?

-Deja eso y llevemos las cosas dulces a la mesa –Dijo el ojiazul tomando por la cadera al azabache y llevándolo lejos del lava platos –

-Está bien, está bien, pero suéltame –Condicionó el Uchiha, soltándose del agarre de su pareja –

-¿Pasa algo? –Preguntó Naruto, preocupado de que el ojinegro estuviera enojado con por algo que desconocía –

-Nada... –Respondió escueto, abriendo la alacena para sacar el pan dulce –

-¿Es por lo que le dije a Sakura-chan? –Inquirió observando las acciones del portador del Sharingan – Si es por eso, solo se lo dije para evitar que me matara

No hubo una sola respuesta, ni un monosílabo que le ayudara a saber si es que estaba en lo correcto, nada, solo silencio.

-Bueno ¿Entonces es por lo de la fiesta? –Volvió a interrogar el blondo, tomando el silencio de su ex amigo como un probable “No” – Vamos, ya te dije que mañana haríamos algo…

Nuevamente el silencio, el rubio no escuchaba más que las charlas que provenían de la sala de estar, en donde se encontraban todos sus compañeros de academia y amigos. Naruto frunció el seño con disgusto ¿A caso le iba a cortar cara? Aún faltando pocos minutos para la Navidad ¡Genial!! ¡Eso era nuevo!!

Sasuke solo se dedicaba a cortar el pan con frutas y a colocarlos en un plato.

-¡Contesta! Sabes que no me gusta que no me hables –dijo Naruto manteniendo un tono de voz medio, de forma que sus compañeros no lo escucharan, pero que si lo hiciera su novio –

El azabache detuvo sus movimientos en seco, dejó el cuchillo con el que había estado cortando el pan a un lado del plato, se dio la vuelta para ver con un rostro serio al de tez morena.

-Naruto... –Lo nombró el de orbes oscuros, arqueando un poco las cejas, cediendo un poco su semblante frío a uno casi indescifrable… algo así como… triste… – Dime ¿Crees que no aporto mucho en nuestra relación? ¿Crees que soy demasiado… frío?...

El Uzumaki abrió los ojos ligeramente de más, con sorpresa ¿A qué venía esa tan repentina pregunta?

-Bueno, eres un amargado, pero te aguanto –Contestó a forma de broma – ¿Por qué lo preguntas?

Sin embargo, no contó con que al ver más de cerca al ojinegro, notaría un pequeño resplandor caer por su mejilla. Ahora sí abrió los ojos de par en par, casi desorbitando las pupilas.

-¿Estás… llorando?... –Preguntó el blondo con cierto miedo –

Se acercó aún más al moreno, efectivamente estaba llorando, casi salta del susto, como si enfrente suyo estuviera la mismísima muerte ¡¿Uchiha Sasuke estaba llorando?! No recordaba la última vez que lo había visto así –Incluso dudaba de si en verdad lo había visto así alguna vez –

Pero ¿Por qué? ¿Había dicho algo que lo lastimara? Lo tomó de las mejillas para ver por posos negros, los cuales estaban algo aguados.

-Sasuke ¿Qué te pasa? –Preguntó en demasía preocupado el rubio – ¿Es porque se dije amargado?... sabes que solo lo hago de chiste…

El moreno tomó las manos que sostenían su rostro, y las apartó de sí, para luego secarse los ojos con la manga del ante brazo.

-¿Tú quieres terminar conmigo? –Preguntó Sasuke ocultando sus ojos con el flequillo azabachado –

Ahora si que no lo entendía ¿Qué si quería terminar con él? ¡¿De dónde había sacado semejante idea?!

De un momento a otro sintió furia en su interior, si a caso había sido alguno de los aldeanos, no lo perdonaría, sabía perfectamente que aún seguía haciendo gente que despreciaba a su novio con el alma, y que estaba en total desacuerdo con la relación que ellos tenían.

Nunca le había prestado atención a la posibilidad de que sucediera eso, su moreno era fuerte y no se dejaba llevar por lo que dijeran los demás, no solo eso, él mismo afirmaba que le importaba un comino lo que pensaran de él.

Pero si esto que le habían dicho había influenciado al Uchiha, seguro que había sido algo realmente cruel.

-¿Quién te dijo eso? –Demandó saber el blondo, tomando de nuevo el rostro de su amado – Dímelo y haré que se coma sus palabras…

-No fue nadie… he estado pensando en lo que quería decirme para Navidad… y… por casualidad, pensé en que podría ser que querías que terminaramos...

Medio minuto de silencio. El moreno sintió que uno de las manos en sus mejillas era separada, y seguido sintió un golpecito en su cabeza.

-¡Baka! –Insultó el ojiazul haciendo un puchero – Sabes bien que yo te amo, y no me importa si tu no me lo dices, yo sé que también me amas… así que deja de pensar en cosas absurdas... –Terminó con una sonrisa, de esas que sola eran posibles de hacer por él, Uzumaki Naruto… –

El moreno también sonrió, de una manera imperceptible, pero en fin, sonrió. Se miraron con ternura, uno más notoriamente que el otro. Y apunto estaba de unir sus bocas en un dulce beso, cuando…

-¡Chicos! ¡Va empezar el conteo! –Interrumpió la pelirrosa en el marco de la puerta de la cocina –

Bueno, había cosas que nunca cambiaban…

Suspiraron inconformes, para dirigirse con sus demás amigos a hacer tradicional conteo.

Todos estaban afuera, contando los segundos que restaban para que llegara la tan ansiada Navidad. Naruto, invadido por la ansiedad, tomó de la mano de su amante, este último miró a su rubio, que miraba al cielo en espera de los fuegos artificiales que se lanzaban cada año.

3

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2

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1

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-¡FELIZ NAVIDAD!!! –Gritaron todo al unísono –

Chiflidos, gritos de alegría, explosiones en el cielo que se debían a la pirotecnia, todo. Absolutamente tono estaba presente en ese nuevo mañana al que nombraban especialmente como “Navidad”.

Sasuke sintió un movimiento en la mano que era sostenida, giró la cabeza y su rostro de estupefacción no se hizo esperar, al ver a su novio poniendo una rodilla en suelo, quedado a una altura más baja que él.

Todos los amigos de la pareja, sin acepción, miraron al rubio con intriga…

- Tal vez para ti sea demasiado pronto para dar el siguiente paso... –Decía el rubio, con una sonrisa en su rostro – Pero…

Naruto soltó la mano de su pareja para rebuscar en el bolsillo de su abrigo, de allí sacó una pequeña cajita forrada con terciopelo azul oscuro, que entraba con facilidad en la palma de su mano.

Extendió dicha cajita, al mismo tiempo que un tenue rubor aparecía en sus mejillas, y por ultimo la abrió, dejando ver un anillo de plata, con un cristal azul en forma de rombo justo en medio…

-Sasuke… ¿Te casarías conmigo?... –Pidió el Uzumaki haciendo notar aún más el rojo carmín en sus mejillas –

Gritos de emoción de las chicas, silencios nerviosos de los chicos, todos sin duda sorprendidos por la propuesta hecha por su antiguo compañero de academia.

Sin embargo, entre todos ellos, había solo uno que los superaba a todos en asombro, si, estamos hablando del mismo Uchiha. Su cara estaba igual o más roja que la del blondo, sus manos temblaban sin razón, sus ojos abiertos con admiración, y un rápido latir en su corazón.

Todos esperaban impacientas a ver cual sería la respuesta del ojinegro, pero al parecer este se había hecho de piedra.

-Dobe... –Logró articular Sasuke con las voz quebradiza – Yo… yo... –Se tapó la boca –

Y nadie lo vio venir…

 De un momento a otro, el azabache se arrodilló para quedar a igual altura que su rubio, rodeó con sus brazos el cuello de su amado, lo apretó hacia sí en un abrazo.

-Acepto, Uzuratonkachi… Me casaré contigo... –Respondió Sasuke, ocultando su rostro entre cuello del aludido, con algunas lagrimas en sus ojos –

A todos les resbaló un goterón por detrás de la cabeza al oír el insulto entre la aceptación, más no el ojiazul, quien correspondió el abrazo con igual o más euforia que el pelinegro.

-Te amo, dobe... –Confesó el moreno, separándose un poco de su ahora prometido, para mirar los estanques de agua cristalina –

-Yo también te amo, teme... –Dijo Naruto para luego besar la boca de su amado –

Nuevamente los gritos y chiflidos se oyeron alrededor de la pareja, todo contentos por haber presenciado la declaración del Ninja numero un en sorprender a la gente, algunos hasta pensando en cono correr la voz de forma que se hiciera oír por toda la aldea e incluso todo el país del fuego si era posible.

Se pararon sin dejar de verse a los ojos, Naruto sonrió más ampliamente, se volvieron a besar, con ternura, con dulzura, con amor.

El blondo tomó nuevamente la mano el moreno, sacó el anillo de la cajita y se lo puso en dedo del centro.

-Este es mi regalo de Navidad… –Musitó el ojiazul, rozando su nariz con la nariz nívea –

-Yo también tengo un regalo... –Dijo Sasuke sacando la caja platinada también del bolsillo de su abrigo –

El Uzumaki tomó la caja y la abrió, todo con una resplandeciente sonrisa, que fue intercambiada por una expresión de sorpresa al ver lo que allí dentro había.

-¡Increíble! –Gritó eufórico el ojiazul, sacando el collar de la caja y viendo colgar de su mano – ¡Es muy parecido al que me regaló la vieja!

-Recordé de aquella vez que me contaste lo de Pain –Explicó el de orbes negros – Y supuse que te gustaría…

-¡Me encanta! ¡Gracias, teme! –volvió a gritar felizmente el blondo, abrazando con fuerza a su prometido –

-Veo que llegamos en buen momento –Dijo una voz que no pertenecía a ninguno del grupo de amigos –

Todos miraron al propietario de aquella voz, y sonrieron al saber de quien se trataba, y con quienes estaba.

-¡Kakashi-sensei! –Lo llamó el rubio contento –

Y no estaba solo, junto a él venían los maestros y lideres de los demás equipos. Maito Gai, Yuuhi Kurenai, Sarutobi Azuma.

Junto ellos llegaba el antiguo profesor de todos, Umino Iruka. La quinta Hokage, Tsunade y su ayudante Shizune.

-Pero al parecer un poco tarde ¿De qué nos perdimos? –Preguntó la quinta acercándose a la feliz pareja –

-Los tórtolos se van a casar –Dijo en un tono de burla –

-¡Kya! ¡La proposición de Naruto fue tan romántica! –Chilló eufórica la Haruno –

-S-si, Naruto-kun se vio muy tierno… –Decía apenada Hinata, jugando con sus dedos como de costumbre –

Un nuevo sonrojo en las mejillas de Naruto y Sasuke. El primero rió, mientras el segundo desvió la mirada con vergüenza, que más daba, luego se desquitaría con Kiba.

El rostro de todos los mayores se acercó de repente, miraron a la pareja que se abrazaba, al parecer sin darse cuenta de que todavía seguía abrazados.

Los dos ninjas ni pudieran protegerse de la estampida que se les vino encima, todos sus maestros junto a la Hokage les llenaron la cabeza de preguntas, quien iba a ser la dama de honor, que si haría una gran fiesta, que si estaban muy felices –Oigan, también debían haber algunos que hiciera preguntas realmente obvias – Tantas fueron las preguntas que ambos jóvenes ya tenía su cabeza a punto de estallar…

Supongo que para ellos ya no sería una noche de paz… aunque si de amor… mucho amor…

 

Llegada las cuatro de la madrugada, todos los invitados se marcharon de la casa Uzumaki-Uchiha, felicitando antes a la pareja por enésima vez el que por fin se decidieran a casarse.

Exhaustos por la movida noche, ambos se tomaron un baño juntos, con intenciones de estar limpios y calientitos en su cama, ya al siguiente día se ocuparía de ordenar y limpiar todos los restos de la fiesta de su casa.

-Nah, teme ¿Cuándo haremos la boda? –Preguntaba el Uzumaki colocándose el pijama –

-No lo sé, llevará algunos mese prepararla, si es que quieres que sea una boda grande –Respondió Sasuke ya sentado en la cama –

-Solo quiero que sea el mejor día de nuestras vidas... –Dijo Naruto sentando a un lado de su prometido –

Se miraron a los ojos, todavía con la anterior emoción vigente en sus corazones ¿Y cómo no? ¡Estaban comprometidos! ¡Iban a casarse! ¡Iban a unir sus vidas “Hasta que la muerte los separe”!!

Se besaron en los labios y el rubio se vio libre de hacer del beso algo más profundo, tanteó los labios de su moreno con la lengua, como pidiendo permiso para entrar a esa tibia cavidad, por supuesto, el paso se le fue permitido. Enredaron sus lenguas en una lucha por ver quien se movía mejor, mezclaron sus salibas en un elixir de vida, y se separaron maldiciendo en sus mentes la necesidad de respirar.

-Es un poco tarde, pero mañana podremos dormir hasta tarde, no hay misión –Dijo Naruto con una media sonrisa en el rostro, esa sonrisa que solo mostraba cuando “Tenía ganas” –

-Aunque la tuviéramos, dudo mucho podamos parar ahora –sonrió de igual manera en de tez nívea –

-¿Qué dices, “Prometido”? ¿Te gustaría anticipar un poco de nuestra “Luna de miel”?...

-Con gusto…

Y sin más palabrería que decir, el ojiazul empujó ligeramente a su amante, para así dejarlo recostado sobre la cama.

Por desgracia para la ropa, no duró mucho cubriendo el cuerpo de los dos jóvenes, y las primeras en perderse en alguna esquina perdida del cuarto fueron las camisetas, que fueron casi arrancadas de sus propietarios.

Naruto recorría con gula el pálido pectoral, deteniendo en los pezones rosados, solo para seguir con su degustación allí. Los lamía como si de la paleta más dulce se tratara, los mordía como si fuera un caramelo relleno, los besaba como a un delicado pétalo de flor, escuchando complacido los suspiros del azabache, y sintiendo el pecho de este mismo subir y bajar.

De los botones rosas pasó al ombligo, el cual probó con igual hambre, metiendo y sacando la lengua, simulando una exquisita penetración, que pronto llegaría, pronto…

De un tirón se deshizo del molesto pantalón del pijama de su amado, observó con un brillo de lujuria en sus ojos el miembro erecto oculto debajo de la tela del boxer. Miró a Sasuke sonriendo de lado, este le devolvió la mirada, incitándolo a dar el siguiente paso, sin embargo, el rubio sentía que quería jugar un poco más…

Bajó la cabeza hasta dejarla cerca del bulto, y sopló sobre este con intenciones de torturar al azabache, escuchó un nuevo suspiro, al parecer iba a obtener buenos resultados. Lamió la erección por sobre la tela, provocando un leve temblor en el cuerpo de su “presa”.

-Maldición, dobe ¿Qué es lo que esperas? –Se quejó Sasuke, mirando con demanda al causante de su ansiedad –

-Solo quiero divertirme –Dijo con la voz ronca –

-Pues deja de hacerlo, o paramos…

-No creo que puedas parar ahora, mucho menos con esto tan ansioso que aguarda bajo tu ropa interior –Musitó Naruto acariciando la punta el miembro con un dedo –

Vio a su moreno fruncir el seño, y decidió que lo mejor sería hacerle caso, nunca habían parado a la mitad del acto, pero ¿Quién sabe? Siempre hay una primera vez para todo ¿No?

Lentamente fue bajando el boxer ajustado que tenía el ojinegro, acariciando suavemente la piel nívea. Finalmente ese trozo de carne tan ancioso quedó al descubierto, siendo observado con gula por cierto lobo hambriento ¿O debería decir zorro?

Con una mano tomó la erección de su prometido, quien permanecía acostado boca arriba, y comenzó a masajearla con lentitud, de alguna forma seguiría torturando al Uchiha. Acercó la extremidad a su boca y dio un pequeño lengüetazo en la punta, siguiendo por lamer todo el tronco.

Con su lengua recorría el miembro despierto, dejando un beso en la punta al llegar a esta. Y no se hizo esperar mucho, en menos de un segundo se metió la erección en la boca, sacando un gemido de su amante, quien se sentía desvanecer al tener esa cálida cavidad rodeando su hombría.

Un sube y baja comenzó, primero lento y luego más rápido, el moreno agarró los cabellos dorados para imponer su propio tiempo, y dejaba escapar varios más gemidos, que sin duda eran la sonata preferida del rubio, una canción apasionada, en opinión de este.

En cuestión de minutos llegó el orgasmo para el de hebras negras, quien se derramó en un gemido dentro de la boca de su futuro esposo, este tan solo recibió gustoso la semilla de su fiel amado y la tragó como si de un manjar se tratara.

-Eso fue más rápido que de costumbre… –Comentó Naruto acercándose al rostro del ojinegro para tomar una vez más esa boca que tanto lo enloquecía –

-Tal vez… quería venirme rápido… –Decía Sasuke entre suspiro y suspiro, todavía recuperándose del orgasmo –

En un movimiento rápido, el Uzumaki dio vuelta a su teme, dejandolo de cara al colchón y con el trasero ligeramente levantado.

-Ahora es mi turno... –Dijo Naruto, sonriendo nuevamente de lado –

Con su lengua comenzó a lubricar aquella cavidad que tantas veces había reclamado como suya, simulaba penetraciones en esta misma área, un quedo gemido del moreno. Tal vez no fuera su primera vez, pero siempre procuraba dilatar bien la entrada de su amado antes de tomarla.

Reemplazó su lengua por uno de sus dedos, con el cual hacía pequeños círculos, a este pronto se le unió otro, y segundos después otro. Naruto vio como el ojinegro movía levemente su trasero, señal de que ya podía pasar a lo siguiente.

Sacó sus dedos para suplirlos por su pene, se fue adentrando lentamente en aquella estrecha cavidad, y suspiró al sentirse totalmente dentro de su moreno.

-Muévete... –Ordenó el Uchiha  al cabo de unos cortos segundos –

Ni una palabra dijo el blondo, comenzó a moverse lentamente en el interior del ojinegro. Como fueron pasando los segundos, el vaivén fue aumentando la velocidad y la fuerza, convirtiéndose más temprano que tarde en rápidas embestidas.

Los gemidos de ambos, en especial los de Sasuke, inundaban el cuarto que era expectante de tal acto de amor y pasión.

El ojiazul tomó el miembro del azabache y comenzó a masturbarlo al tiempo que iban las embestidas, pues sentía que no iba a durar mucho y quería llegar con su moreno.

Una embestida más fuerte y profunda que las anteriores hizo que un punto erógeno en el interior del azabache fuera tocado, sacando un chillido de goce de este.

-¡OH DIOS! ¡NARUTO!!! –Gritó ronco el pelinegro, sintiéndose desfallecer del placer –

-¡Sasuke! –Lo nombró en un gutural gemido –

Las convulsiones aparecieron en el cuerpo pálido, llegando por segunda vez al éxtasis. El orgasmo provocó que apretara su entrada, y de la misma forma el rubio se corrió dentro de su moreno.

Ambos cayeron rendidos en el colchón, entre jadeos y suspiros, tratando de acompasar un poco la respiración y recuperarse de la tan deliciosa eyaculación. Una vez lograron respirar con normalidad, el rubio salió del interior del Uchiha y se recostó a un lado de este, totalmente cansado por lo que había hecho, claro está.

-Nah, teme… Feliz Navidad... –Sonrió de oreja a oreja Naruto –

-Feliz Navidad, dobe... –Dijo Sasuke, sonriendo él también, solo que de una manera menos radiante – Te amo…

-Dos veces en una noche, es un milagro – bromeó el rubio. Sasuke bufó molesto – Yo también te amo, Sasuke...

Naruto se abrazó al moreno, tomando la manta y tapándose junto a este, le dio un último beso, uno tierno y dulce, y lo miró a los ojos con ternura…

-Esta ha sido la mejor Navidad de todas…

-Si…

En cuestión de segundo, los dos jóvenes se dejaron atrapar por los brazos de Morfeo, felices de saber que esa Navidad, ambos se había declarado como comprometidos…

 

Días después… 28 de Diciembre…

-Naruto, ya tengo planeado lo que vamos a hacer para la noche antes de año nuevo –Decía el azabache, sentandose en el sofá a un lado de su prometido –

-Eh… sobre eso... –Dijo nervioso el rubio –

-¿Qué?...

-Bueno…

-¡Naruto! ¡Ya tengo los preparativos para la fiesta!! –Gritó ansiosa la pelirrosa, entrando como si nada, de nuevo, en la casa de la pareja –

Un ceño fruncido, barias –Muchas – venas palpitantes de ira en la frente del Uchiha, el Sharingan activado en los ojos de este, en resumen, una cara aterradora… es igual a…

-¡NARUTO! –Un grito de ultra tumba –

En toda la aldea se escuchó una explosión, por supuesto, no necesariamente debía haber provenido de la casa Uzumaki-Uchiha… ¿Verdad?

 

Fin…

Notas finales:

Qué les pareció???... Bueno, a mí me ha gustado XDDD

Espero que hayan disfrutado de leer este fanfic tanto yo al excribirlo :3

Dejen reviws, porfa!! :3

P.D: Si hay errores o algo, luego los arreglo, es que estaba apurada por subirlo y no pude darle un leída para corregir errores DX

Matta neee!!


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