La noche era fría y neblinosa, afuera llovía a cantaros, como si el cielo hiciera presente el sentir oculto de cierta persona que dormía dentro de la acogedora casa
Dante se retorcía entre las suaves sábanas, los efectos de una pesadilla se abalanzaban sobre el torturando su espíritu y su corazón
…
Las ruinas de la temen-ni-gruí quedaban a sus espaldas, suaves lágrimas resbalaban por sus mejillas, reflejando su dolor por la perdida de su hermano pero no mostraban la totalidad del pesar que sentía su alma.
-¿Estás llorando?-indagó lady-
-No- respondió Dante- ¡Los demonios nunca lloran!
-Quizás los demonios pueden llorar cuando pierden a alguien muy querido- añadió lady suavemente
Dante la miro extrañado.
-Vuelve por él Dante- Le sugirió la castaña
Dante detuvo su paso, sonrió de medio lado y corrió de regreso, salto la catarata por la que antes cayera su hermano y sin saber como terminó en la sala del Emperador Mundus; la imponente Iglesia Blanca de estilo Bizantino, se alzaba frente a él.
Ante si vio a un debilitado Vergill dispuesto a atacar a Mundus, pero en su débil condición, fue superado por el Demonio y este estaba ahora a punto de rematar a su gemelo.
No pensó en lo que hacía y se abalanzó contra el Emperador con Rebellion en mano y asestó su golpe, Mundus desapareció y ante él estaba Vergill, atravesado con la espada legada de su padre (Rebellion) y se desvaneció sin más, dejando a Dante bañado con la sangre de su igual.
…
Dante despertó sobresaltado de su sueño, su cuerpo esbelto estaba cubierto de sudor, y las sedosas sábanas se pegaban a su piel.
-Demonios- masculló Dante- Detesto estar todo pegoso, definitivamente debería dejar de dormir desnudo, ah, al diablo, de todas formas es lo mismo, a partir de hoy me pondré aunque sea un mono.
Al instante se levantó dispuesto a darse un baño, en definitiva necesitaba uno; abrió las llaves y niveló la temperatura, se metió bajo el agua y dejó que lo recorriera, su mente se relajo y sus pensamientos volaron al mundo de los demonios, a su ultima batalla con Mundus, aún recordaba las últimas palabras del Emperador de los Demonios.
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-“Es cierto que acabé con tu madre hijo de Sparda, pero solo tú eres el Responsable de la muerte de tu hermano”- siseo el demonio venenosamente- ¡Volveré por ti hijo de Sparda!
-Vale, dale saludos de mi parte a mi hijo- fue su burlona respuesta.
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Algunas veces se preguntaba si Mundus tenía razón, negó con la cabeza y disipó esas ideas de su mente, no, él no era el culpable, Vergill se condenó solo, no necesitó su ayuda para ello; cerró la llave del agua y sin más salió de la ducha, ya estaba bien limpio; el aroma del shampoo mezclado con el jabón estaban impregnados en el ambiente.
Se miró en el espejo, su reflejo le devolvió la imagen de un cuarentón descuidado, aunque la verdad era mucho mayor, consideraba que se veía demasiado adulto, pues su físico atlético y su carácter reflejaban mucho menos, pero su largo cabello y su barba descuidada no le favorecían ni le ayudaban en nada.
-¿Cómo sería su aspecto ahora?- fue la pregunta que le formulo su mente.
La verdad, es que no podía imaginarlo su hermano siempre tuvo un aspecto más serio y maduro, probablemente se vería muy bien; él, al contrario de su hermano era desaliñado y descuidado, su gemelo no; si “él” viviera seguramente le reclamaría su falta de cuidado personal.
-No…- le reclamó su mente- si él viviera ni siquiera pensaría en su patético hermano menor, para él, Dante sería un cero la izquierda, un estorbo, como siempre lo fue.
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-Apareciste- afirmó Vergill la obviedad.
-Vaya, tú si que sabes como hacer fiestas: no hay bebida, no hay comida y la única chica que había se acaba de ir- explicó Dante burlón haciendo referencia a Lady.
-Mis más sinceras disculpas hermano… estaba tan ansioso de verte que no hice las preparaciones- respondió su gemelo de forma irónica.
-ha pasado un año desde que nos vimos ¿no? ¿Qué tal si le das un beso a tu hermano? O mejor aún ¿le das un beso a ESTO?- Indagó Dante mostrando a Ebony una de sus pistolas gemelas.
Acto seguido se cuadró en posición combate invitando a su hermano a la batalla.
-Je- sonrió Dante- esto es lo que uno llamaría una emotiva reunión familiar ¿eh?
-Así es. Respondió Vergill desenfundando su katana Yamato para pelear
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Peleó con todo lo que pudo, entregó su alma en el combate, pero su gemelo no mostró piedad alguna y le derrotó con facilidad, haciendo que despertara su lado demoniaco en el proceso.
-Ahhhhh- suspiró Dante derrotado- debería dejar de pensar en su hermano, eso siempre le daba jaquecas, salió del baño y se vistió con su típica ropa, pantalones negros con abundantes bolsillos, botas negras con detalles por fuera del pantalón, una pollera negra y su distintiva chaqueta de cuero rojo, pero esta vez cerró el cierre de la misma y se abotonó las tres cintas de cuero que esta llevaba al frente como adornos.
Era oficial que ya no podría conciliar el sueño, miró el reloj, las cuatro am, demasiado temprano para ir a la oficina, fastidiado como estaba encendió el estéreo, y una canción se dejó escuchar…
Ojalá y te me borraras de mis sueños,
Y poder desdibujarte,
Ojalá y pudiera ahogarte en un charco,
Lleno de rosas y amor.
Ojalá y se me olvidara hasta tu nombre,
Ahogarlo dentro del mar;
Ojalá y que tu sonrisa de verano,
Se pudiera ya borrar.
Vuelve Corazón, uh uh uh uh
Vuelve a mi lado,
Vuelve corazón,
No vuelve, no vuelve, no vuelve no.
Y Ojalá y te me esfumaras de mis sueños, Vida mía;
Para no volverte a ver…
No…
Y en sueños…
Dante sintió que su corazón dolía como nunca antes, quería llorar, gritar, soltar su dolor, pero no, los demonios nunca lloran.
Como puedo yo borrar tus besos vida,
Están tatuados en mi piel;
Quiero de una vez por todas ya largarte,
Y borrarte de mi ser.
Ojalá y la lluvia me ahogue entre sus brazos,
Para no pensar en ti;
O que pase un milagro, pase algo…
Que me lleve hasta ti.
Vuelve corazón, Uh uh uh uh
Vuelve a mi lado,
Pero no no no no, no vuelve corazón,
No vuelve, no vuelve, no vuelve no.
Ojalá y te me borraras para siempre de mi vida,
Para no volverte a ver;
Y Ojalá y te me borraras por las noches
Y en el día, para no volverte a ver.
Y ojalá y te me esfumaras de mis sueños, vida mía
Y que no me lluevas más…
Y ojalá y que la lluvia me ahogue entre sus brazos,
Para no volverte a ver…
No…
Y en sueños…
Pa’ que pares de llover…
Sueños…
Sueños…
Oh oh oh oh, Sueños…
Recordó cada instante vivido con su hermano antes de que todo pasara y tomaran caminos separados, cada uno de sus besos, cada una de sus caricias, la forma silenciosa en que le decía “TE AMO”, la noche en que su hermano le hizo el amor, cada suspiro, cada estocada, cada vez que había mordido sus labios para no gemir, y aún mas recordó su propia imagen (Dante) gimiendo de forma descontrolada mientras estrujaba fuerte las sábanas por todo el placer y la felicidad que sentía; recordó la forma en que su Amado zafó sus manos y las llevó a su espalda sin importar que le cortara con las uñas, solo para estar mas juntos aún, también recordó que él era el único que le había visto reír sinceramente.
Nevan le había dicho que él no era importante para Vergill y Equidnea se bufó de su amor no correspondido, pero su corazón de dijo que aún en medio de esa fría bienvenida en la temen-ni-gruí, había en su voz una profunda melancolía y algo de ansiedad. Además de eso, su hermano no empleó todo su poder, abrió su defensa muchas veces y no lo lastimó seriamente (si lo atravesó con su espada, pero fue en un punto no vital).
Mil emociones chocaban en su corazón, cientos de pensamientos atravesaban su mente, causando un dolor inimaginable, mayor al que ningún arma le había causado jamás.
Sentía deseos de llorar, estos eran cada vez más fuertes, pero se repitió mentalmente una y otra vez, como si de un mantra se tratara “los demonios nunca lloran”.
En ese momento la frase de lady le atravesó como un rayo “los demonios pueden llorar”, sintió que ya no resistiría más cuando una lágrima furtiva se deslizó por su mejilla. Corrió hacia el cuarto de baño y se apoyó en el lavabo dejando fluir su dolor.
Tenía que reconocerlo, debía aceptarlo de una vez, negarlo solo le causaba daño; amaba a Vergill, 35 años habían pasado desde aquel encuentro en la temen nin-gru y su batalla contra arkham, 36 años desde el día en que se habían entregado el uno al otro para luego volverse enemigos a muerte y 30 años desde que su hermano había muerto en sus manos, y aún lo amaba con locura, el tiempo no había borrado su recuerdo ni había menguado sus sentimientos por él, su corazón llevaba su imagen grabada cual tatuaje, la marca de la persona que el mismo había eliminado, Mundus tenia razón es eso, y eso le dolía como nada en el mundo pero debía continuar, el recuerdo de su amor le mantendría con vida, VIVIRIA POR LOS DOS; tomó las tijeras y tomó su decisión.