Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bailarín por Buuh

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Insisto e insistiré toda mi vida. Los resumenes no son lo mío.

 

Disclaimer: Gravitation es de Maki Murakami. La canción "Bailarina" es del grupo musical Miranda.

 

Notas del capitulo:

Ese one-shot lo escribí hace una millonésima de años y lo acabo de encontrar xD

 

Después que te vi la otra noche,
después de que te vi bailar,
me acosté pensando en tus ojos
soñé lo mas bello que pude soñar.

 

 

 

—Maldito niño—

—Vamos hermano, sé que te gustará—

 

Caminaron a una de las tantas mesas que había en ese sitio, su hermano menor fue en busca de unas bebidas.

El ambiente demostraba la diversión y el exceso de alcohol que invadía el sitio. Se sentía fuera de lugar aunque el único que debería pensar de esa manera era su hermano ya que poseía unos escasos 16 años, en cambio él ya era mayor de edad, pero no podía evitar pensar como un anciano al ver todo el escándalo y denigración de algunas personas en esa fiesta.

 

—¿Te quedarás aquí?—Preguntó Tatsuha entregándole el vaso.

—Ya cumplí con ser tu chaperón, ahora vete a divertirte por ahí—

 

Le hizo un gesto con la mano que fue devuelto por el rubio. Se levantó y se dirigió al más apartado sofá. Bebió el líquido y se acomodó.

Varías jovencitas, como el prefería referirse a ellas, lo observaban descaradamente comunicándole con una coqueta mirada que estaban dispuestas a una pieza de baile.

Ignorando cada una de ellas posó su vista en lo que sería el objeto de sus deseos y que inconcientemente descontrolaría su corazón.

Era un muchacho, bajo ante su perspectiva, con una cabellera llamativa de color... rosa, un cuerpo visiblemente delgado y quizás para desgracia del joven, poco varonil. Pero ante sus ojos era una exquisita visión.

Bailaba al compás de la música, con movimientos delicados y precisos. Pequeñas gotas de sudor caían por su rostro incrementando lo sexy que podría verse.

Se sorprendió al notar como el joven lo observaba con una sonrisa que decoraba su rostro.

Sus ojos grandes, realmente extraños al ser de color violeta, estaba seguro que el era el único ser en el planeta poseedor de tales exclusivas joyas.

El chico amplió su sonrisa y desvió la mirada ya que volteó para charlar con sus supuestos amigos.

No se levantó ni mostró indicios de querer acercarse al joven, solo se dedicaron cortas pero intensas miradas.

Por hoy le bastaba el haber visto detalladamente al muchacho.

Luego de una extensa noche buscó a Tatsuha para retirarse, pero su hermano le indicó la muchacha que lo acompañaba.

Supo interpretar la acción, le advirtió que si aparecía por su casa con ella se arrepentiría y se despidió.

Eran las tres de la madrugada, el sueño se apoderaba de su cuerpo volviendo sus pasos más débiles y lentos. Pasó a su baño para alistarse para dormir.

Tomó su celular y suspiró fuertemente, hace 40 minutos que se había acostado pero al parecer el sueño fue remplazado por la imagen del joven que conoció esa noche.

Cerró sus ojos e intento dormir, pero los ojos violetas lo acecharon todo el tiempo.

Incluso apoderándose de sus sueños donde Eiri parecía disfrutar de esa mirada.

 

 


Nos vimos solo un par de veces
y entraste en mis sueños igual.
No sé lo que pienses de esto,
yo siento que comienzo a enamorarme de ti.

 

 

 

-          Esto es irracional.

 

Ya había pasado una semana desde que vio al joven en ese lugar, sin embargo no podía dejar de pensar en el. En varias ocasiones fue participe de sus sueños.

En cualquier momento o lugar sus brillantes ojos lo observaban, la sonrisa que le dedicó lo desesperaba a tal punto de desear con muchas fuerzas volver a verlo.

Jamás en la vida le había sucedido algo como eso, no tenía idea alguna sobre como reaccionar o que pensar de ese calor que sentía en el pecho al recordarlo.

Su mente intentaba detener el impulso de ir hacia allá, trataba de aclararle que era totalmente ridículo sentir eso, solamente era un deseo momentáneo.

Pero su corazón le obligaba a regresar, porque quería volver a chocar con esos ojos.

 

—Solo... una vez más—

 

Y en la noche se hizo presente en aquel lugar, algo le decía que estaría ahí, bailando solo como el sabía hacerlo, deslumbrando sus ojos y observándolo mientras movía su cuerpo sensualmente.

Repitió el mismo acto de la vez pasada, se sentó en el sofá y lo busco con la mirada.

Y bien que tenía razón, ahí estaba. Tan fascinante como lo recordaba y tan solitario como esperaba.

Sin desperdiciar más tiempo caminó y posando su mano en el pequeño hombro captó su atención.

 

—Hola—

—Hola—Saludó igualmente dedicándole su tiempo.

—¿Quieres bailar?—Preguntó aun aturdido por lo que acababa de hacer.

 

No recordaba alguna ocasión en la cual los nervios intentaran jugarle una mala pasada.

Era Eiri Uesugi, un joven apuesto y elegante, inteligente y misterioso, alguien que inconcientemente cautivaba corazones.

 

—¡Claro!—

 

 

 

Me endulzas cuando hablas,
me muero si te hago reír.
Es así.
Tu modo me mata.
Te quiero invitar a salir.

 

 

 

El joven volteó totalmente y comenzó su danza, demostrándole al rubio que esta vez sería mucho mejor.

 

—¿Cómo te llamas?—Pregunto el más bajo.

—Yuki—Respondió dando un falso nombre, costumbre que poseía para  cada vez que un extraño para pasar la noche intentaba averiguar.

—Lindo, creo que te calza—Agregó con una sonrisa—Yo soy Shuichi.

—¿No eres muy pequeño para este lugar?—

—¡Hey! Mi estatura no tiene nada que ver, tengo diesinueve—

—Lograste engañarme, creí que tenías quince—

—Explícame entonces como entraría a este lugar—

—Tienes las cualidades para convencer a alguien, solo mírate—Susurró en su oído estremeciendo a su acompañante.

—¡No seas ridículo! Jeje, ¿y tu? La otra vez te vi pero te la pasaste sentado.

—Si... digamos que odio estos lugares—Aclaró.

—Pero que aburrido, y contradictorio.—Comento riendo suavemente mientras se acercaba más a su pareja de baile.

 

Eiri sintió que le faltaba el aire, ese chico se veía realmente hermoso, y esa melodiosa risa lo desconcertó, jamás un par de carcajadas le habían sonado más agradables.

Se alegró dejando escapar una pequeña sonrisa, al parecer su compañero estaba entretenido con la charla.

Siguieron bailando unas cuantas canciones más, inconcientemente caminaron juntos a la barra para beber algo ya que ambos se encontraban cansados.

Todo de Shuichi le parecía exageradamente sensual, su manera de caminar, de hablar, de sentarse, de beber, de sonreír y en especial de mirar... esos ojos que lo apresaban sin permitirle escapar ningún segundo.

 

—¡Eres realmente simpático Yuki! Te veías mas amargado de lejos—

—¿Tanto me observaste como para sacar esa conclusión?—

 

Ante tal interrogante Shuichi no pudo evitar sonrojarse violentamente. Desvió su mirada y prosiguió la charla.

 

—N-no, simplemente eso pensé—

—Ya veo—

 

Que manera de verse adorable, totalmente inquieto por la pregunta.

 

—¿Vienes solo? Lo digo ya que siempre bailas...—

—No, mis amigos están allá—Le señalo la ubicación—El que me saluda es Ryuichi—Le devolvía el gesto muy sonriente—¡Hola Ryuichi! Si será ridículo haciendo eso—Suspiró ante los actos del muchacho.

—Parece que quiere que vayas—

—Eso creo, pero luego lo veo, es un tanto infantil jeje, pero es muy simpático y maduro si lo conoces—

—Claro... – Dijo dudoso—

— Ah si—Lo observo nuevamente—Me gusta bailar solo para ver si algún valiente se me acerca.

—Creo que he sido el único—

—Si claro—Concordó con él—No se que les pasa a esos aburridos—

—Es que alguien con tu aguante no se encuentra todos los días, si serás una maquina de energía—

 

Rió estrepitosamente por lo dicho, su amigo Hiro se lo repetía a cada segundo.

 

—Creo que... tienes razón—Dijo riendo nuevamente.

 

Y Eiri no podía sentirme mejor.

Había pasado toda la noche junto al chico mas sexy del lugar y este había permanecido con el, ¡incluso se divertía con el!

Conversaron unos minutos más hasta que el grupo de amigos de Shuichi decidió marcharse, este se despidió amistosamente del rubio y se marcho.

Bebiendo el último sorbo decidió algo.

Conquistaría al joven de ojos violeta.

 

 


No sé como haré para verte.
Le he preguntado a mi amiga por ti.
Me dijo que estabas saliendo
hace poco tiempo con alguien.

 

 

 

—Has estado un tanto raro estos días.—

—¿Quién? ¿yo?— Cuestionó incrédulo—No se de que hablas—

—Vamos, tienes una cara que demuestra lo contrario—

—No es nada—

—A mi no me engañas, lo se—

 

Claro, era imposible no conocerlo luego de tres años de un forzado compromiso donde el amor nunca nació por su parte, simplemente se formo una fuerte amistad donde la castaña decidió rendirse y entregarse a ella.

 

—Hace unos días... conocí a un chico. No se... que hacer...—

—Oh, esto es nuevo. Quien diría que tú no sabes como dar el siguiente pasó—Se burlo recibiendo una molesta mirada.

—Ayaka—Mencionó su nombre en modo de advertencia.

—Lo siento ¿Dónde lo conociste?—Interrogo tomando un poco de café.

—En esos lugares raros de Tatsuha—

—Habla, de seguro lo conozco—

—Se llama Shuichi—

—¡Oh! ¡¿Shuichi?!—

—¿Qué? ¿Te gustó su nombre?—Preguntó con ironía.

—Es amigo mío—

—¿Lo conociste en ese lugar? Quien diría que frecuentas esos sitios—

—Tatsuha me llevó—Aclaró evitando un malentendido.

—¿Y? ¿Siempre va?—

—Casi siempre. Es un fanático de ese sitio. Es extraño no verlo ahí—

—¿Algo más?—

—Bueno…—Dudó un par de segundos, no le parecía correcto entregarle información sobre su vida personal pero la inquisidora mirada prácticamente le obligó a continuar—Hace un mes sale con un tal Ryuichi—

 

Eso no lo esperaba, hace un mes... mucho antes de que se conocieran.

¿Saliendo? ¡Pero si su actitud no mostraba estar con alguien! Juraría que varias veces le coqueteo.

 

—¿Segura?—

—Si, el otro día le dije que fuésemos a pasear, pero me dijo que se vería con Ryuichi—

 

Excelente, nada podía ser mejor. Pensó sarcásticamente.

El único chico que lo había cautivado tanto como para pensar en él y actuar como adolescente enamorada tenía pareja.

 

 


Recuerdo cuando lo nombraste,
recuerdo que hablaste de él.
Si aún no te has enamorado
quizás sea el momento de probarme a mí,
ven aquí.

 

 

 

—Mierda... como no lo noté—

 

Y ahora se daba cuenta de la situación, si esas miradas y sonrisas de Shuichi hacia el tal “Ryuichi” eran muy distintas a las que le dedicaba.

Esas poseían cariño.

Pero solo eso, quizás... todavía quedaba una esperanza.

De todas formas, llevaban solo un mes saliendo, bastante poco como para enamorarse y lo suficiente como para destruir lo que podría formarse.

Sólo... debía dar el primer paso.

Totalmente firme por su nueva decisión se preparó para aparecer nuevamente en ese lugar.

¿Es que ese chico no se cansaba de bailar? Rápidamente lo buscó, lo encontró, lo llamó, lo saludó y hablaron, dejando sus malos pensamientos lo invitó a salir, refiriéndose a esta “salida” como un paseo de amigos, recibiendo un espléndido “si” de respuesta.

Los días pasaron lentísimos a su parece. Cuando llegó la fecha las ansias eran demasiadas que a las seis ya estaba arreglándose. Si, definitivamente ese muchacho de cabellos rosa lo volvió loco.

Eligió su tenida favorita, se baño, se colocó su mejor perfume, se acomodo el cabello sin verse en la necesidad de peinarlo. Y por último, se rió de si mismo.

Tomó su abrigo y salió de su casa.

Faltaban quince minutos para las ocho, estaba en buen horario. Condujo y se detuvo frente la casa de Shuichi.

Al verlo salir no esperó más acerca de la vestimenta de su acompañante.

Unos jeans grises ajustados y un chaleco del mismo color pero mas oscuro, de su talla pero con mangas largas y cuello que partía de sus hombros dejando a la vista bastante piel.

 

—¡Hola Yuki!—Saludó al subirse al auto—¿Te hice esperar?—

—Para nada—

—Bien, soy un poco lento para arreglarme así que creí  que... ¡ah!—grito al golpear su cabeza contra el parabrisas—¡Ten más cuidado!—

—Tú fuiste el tonto que no se puso el cinturón—

—¡Eso no te da...! ¿Eh? Verdad jeje lo siento Yuki—Se disculpo poniéndoselo un tanto avergonzado.

—Este bien—Ocultó lo mejor que pudo una sonrisa que intento escapar.

 

Llegaron a un lujoso restaurante cerca del mar. Shuichi observo el lugar maravillado. Entraron y se dirigieron a la mesa reservada.

El menor no entendía los complicados nombres de los platillos por lo que el rubio ordenó por ambos.

 

—Lo siento, nunca he vendido a estos lugares—

—Tienes suerte de que te acompañe tonto—

—¡No me digas así!—

—Te queda bien—

—Si claro. Idiota—Insultó entretenido.

 

Les trajeron su orden y comieron tranquilamente, Shuichi vio la gran cantidad de utensilios, con el ceño fruncido cogió el primero sin importarle lo equivocado que estaba. De todas formas servía para comer.

Charlaron y descubrieron detalles de la vida del otro, Eiri aprovecho la ocasión para averiguar por qué ese chico siempre iba a bailar.

 

—Mm... Por nada en especial. No, miento, desde siempre me ha encantado bailar y en ese lugar cada día ponen distintos estilos de música, es lo mejor, ¡algún día seré el mejor bailarín de Japón! ¡¿Te lo imaginas?! Yo danzando de aquí para allá—Movía sus brazos delicadamente con una expresión soñadora—Ahora asisto a una academia de danza, recién comienzo pero me esforzaré para que me seleccionen en alguna coreografía de esas que se presentan en el teatro, ¡cuando pase te invitaré! ¿Si? ¡Tienes que ir! Será grandioso, bueno... si tienes tiempo claro jeje—

 

Genial, conquistaría a la persona mas parlanchina que había conocido

 

—¿Estás saliendo con alguien?—

 

La pregunta lo tomo desprevenido mientras tomaba agua por lo que escupió lo que le quedaba en la boca.

 

—¡Tu...!—Gritó enfurecido por la involuntaria acción de Shuichi.

—¡Lo si…ento!—Se disculpó tosiendo—Mierda…—

—Toma—Le entrego una servilleta.

—Gracias. ¿Decías?—Pregunto tomando nuevamente para refrescar su garganta.

—Que si tienes pareja—

 

Y nuevamente escupió, esta vez llamando la atención. Se limpió y alejo el vaso de agua.

 

—Te mataré—Aseguró secando su mano.

—¡A cualquiera le pasa Yuki!—Se excusó levantando ambas manos.

—Limítate a responder—

—Si, bueno, me veo con Ryuichi.

—¿El de la fiesta?

—Si—Respondió con una dulce sonrisa—Nos conocimos hace varios meses, y siempre fue amigable conmigo, yo lo consideraba genial, deseaba ser como el hasta que un día se acercó con una mirada que jamás había visto, y ahí fue cuando me dijo “me gustas, sal conmigo”—

—Que poco tacto—

—Si jeje—

—Y le dijiste que si—

—Claro, me gustaría enamorarme de alguien como el, es muy tierno—Se apoyó sobre su mano mirando por la ventana—

—Ósea que todavía no lo amas—

—No... ¡¿eh?! Di-digo que... ósea…—Balbuceó nervioso.

—Puedo tenerte—

 

Esa última frase desconcertó totalmente a Shuichi, las mejillas le ardían. Bajó la mirada evitando el contacto visual con esos feroces ojos.

 

—Oye—

 

Levantó la cabeza y sin previo aviso sus labios se vieron atacados por los del rubio.

Tan impresionado estaba que no fue capaz de corresponderle.

Luego de unos segundos que les parecieron eternos a ambos Eiri se alejó, dejó la propina, tomó su mano y se retiraron.

 

 


Yo quiero que sepas que eres el más bello hombre
que yo vi.
Juguemos un poco juntos.
No ves mis ojos brillando por ti.

 

 

 

Caminaban lenta y silenciosamente por la costa. Shuichi no sabía que decir aunque tampoco podía hablar ya que si lo intentaba palabras no terminadas y frases sin sentido saldrían por su boca.

Eiri se sentía complacido por el efecto que causó en su acompañante, esquivaba su mirada y si alcanzaba a observarla se sonrojaba.

Inesperadamente sujetó su delgado brazo y junto sus cuerpos abrazando su cintura.

Shuichi creía que su rostro explotaría por la vergüenza que sentía.

 

—Te ves hermoso—

—Yu-yuki… ¿suéltame?—Pidió sin obtener respuesta.

—¿Te gustó mi presente?—

—Si... ósea no pero…—

—No pude evitarlo, he querido hacerlo desde que te conozco y ahora lo deseo de nuevo—

—No digas... eso—Dijo intentando liberarse de sus brazos—

—Mírame—Este lo observó—¿No lo ves? Solo tú tonto me tienes vuelto loco mocoso.

 

Sin contestación lo abrazó más fuerte y lo besó.

Que boca mas suave, pensaban ambos.

Partió con el contacto quieto de sus labios, pero eso ya no era suficiente por lo que Eiri presionó con su lengua para intentar invadir la boca de Shuichi.

Y este, dejando todo de lado y concentrándose en el rubio, se aferro fuertemente pasando sus brazos alrededor de su cuello y le permitió que recorriera su boca

Su lengua alcanzó todos los rincones, luego jugueteo con la de Shuichi íntimamente.

Era simplemente perfecto, abrazados y besándose en la playa con la luna iluminando el paisaje.

 

 


Dame solamente una chance,
déjame intentar conquistarte
pasemos un rato,
cenemos,
vamos a caminar.
Podríamos llevarnos bien.

 

 

 

Yuki—susurró cerca de su boca.

—¿Qué dices?—

—Pero... yo estoy con—Lo calló con un beso.

—Se que quieres—

—¿Seguro de lo que haces?—

—Totalmente, te quiero para mí—

 

Shuichi extrañamente feliz por la respuesta se abalanzo sobre el cayendo juntos a la arena.

 

—¿Qué hiciste conmigo?—Cuestionó el menor.

—Lo mismo me pregunto—

 

Y ambos sonriendo volvieron a besarse dulcemente.

 

 


Qué daría yo por que me des
tu número de teléfono y tal vez
te llamaría nervioso
por esta ilusión de tenerte.
tu pelo, tus manos, tu forma de hablar,
tus dientes y tu sonrisa, la ropa que usas.
lo que conozco de ti me gusta todo.

 

 

 

—¿Y?—

—¿Y qué?—

—¿Cuándo terminaras con el?—

—Yo... lo haré mañana. ¡Pero no creas que es por ti presumido! Simplemente la conciencia me mata—

 

Eiri sin más lo beso velozmente, pensaba que tenía, aunque sonara manipulador, a Shuichi comiendo de la palma de su mano.

Pero este le había aclarado que no era fácil de conquistar, debía dar el 100% si deseaba estar a su lado.

Y que tan complicado podría ser eso si en una noche lo convenció de terminar con su novio.

 

—Dame tu número—

—¡OK! Dame el tuyo también—

 

Como Eiri conducía Shuichi registró los números telefónicos en ambos celulares.

Discretamente lo observó.

Dios, que suerte había tenido de haber sido convencido por su hermano para ir a ese bar.

Había conocido a la persona más hermosa, sexy, adorable y simpática.

Y ahora comenzaba a ser de el.

Solamente suyo.

Vio como sonreía al presionar las teclas, al parecer le emocionaba hacer eso con el celular de su nueva “pareja”

Examinó más a su acompañante notando las pequeñas manos que poseía, haciéndolo ver más tierno y para que mentir, como si fuese una mujer.

Incluso su ridículo cabello le gustaba, era la primera persona que conocía con ese color, le agradaba que solo Shuichi tuviese tanta personalidad como para mantenerlo así.

Lo escuchaba hablar sobre que le fue difícil descubrir la manera de agregar su número en su celular. Hasta con su chillona pero masculina voz se desconcentraba.

Y la ropa que usaba también, o mejor dicho, lo bien que le hacia ver esa ropa, si esos pantalones demostraban el pequeño cuerpo y ese chaleco le permitía ver su bronceado cuello deseando marcarlo.

Todo Shuichi le parecía fascinante, interesante y deseable. Quería que terminara luego con ese sujeto para hacerlo su novio y lograr enamorarlo.

Al estar el auto estacionado en la casa del joven, se desabrochó el cinturón, y tomó su rostro besándolo apasionadamente.

Shuichi intentaba seguirle el ritmo, acción que encanto más a Eiri.

Se separaron un poco para luego mirarse.

Esta vez el rubio notó la ternura y cariño en sus ojos.

Se lo estaba ganando.

Inesperadamente sintió un pequeño beso en su mejilla y escuchó el sonido de la puerta cerrándose. Vio al menor correr a su casa y despedirse a lo lejos agitando su mano.

Le sonrío y partió.

 

 


Quisiera ver más.
En un rincón de mi cuerpo
he guardado millones de besos de que saltan,
que quieren salir.
Te los daré y llenaremos la cama de flores.

 

 

 

Ya había pasado dos meses desde aquella noche.

Shuichi ya no salía con el castaño, este deprimido acepto y prácticamente desapareció de su vida, cosa que no hizo nada más que alegrar a Eiri, ahora tenía el camino libre.

Salía a menudo con el chico de cabello rosa, lo llevaba a la playa, a cenar, a bailar, a caminar. En realidad el lugar no importaba, siempre que estaba con el lo disfrutaba al máximo.

Para Shuichi era casi igual o mejor. Sin ser conciente su amor por Eiri crecía rápidamente a cada segundo. A pesar de algunas discusiones o insultos nada lograría disminuir ese sentimiento.

Ese día Eiri lo había invitado a quedarse en su casa. Este ingenuamente aceptó.

Vieron películas abrazados en el sofá durante la tarde, comieron un par de cosas y las infaltables galleta en forma de delgados palitos bañados en cobertura sabor fresa, dulces de los que ya se estaba acostumbrando Eiri.

Ocuparon el tiempo restante en hacer cualquier cosa, total, daba exactamente lo mismo, cada momento era uno totalmente aprovechado.

Al ser las once de la noche el rubio propuso ir a dormir. Shuichi conforme aceptó.

 

—Yuki, ¿has visto mi pijama?—

—Quizás se te quedo—

—No, no, estaría seguro de haberlo guardado—

 

Por mas que buscó no lo encontró.

Resignado se dirigió a su novio.

 

—¿Tienes algo que pueda ponerme?—

—Segundo cajón—

 

Lo abrió y se encontró con pocas camisetas, en su perspectiva, gigantescas.

Descontento tomó una y se la colocó, le llegaba un poco más arriba de la rodilla.

 

—¿hablas en serio?—

—Considero que te queda bien—Se burlo, aunque en realidad pensaba tal cosa.

—Si claro—

 

Caminó a la cama y se acostó acomodándose en el pecho del mayor.

Ya no aguantaba, ver a Shuichi con tal vestimenta lo había provocado.

Sin dar aviso se colocó sobre el sorprendido menor.

 

—¿Yu...?—

 

Lo besó intensamente. Shuichi lo abrazó por el cuello y profundizó el contacto.

La traviesa y ansiosa mano de Eiri recorrió su pecho llegando a los pequeños pezones que cruelmente apretó y jaló.

 

—¡Ah, Yuki!—

 

Su boca descendió a su cuello succionándolo y besándolo, Shuichi se movía sobre la cama un tanto inquieta por el placer que experimentaba.

 

—Yu...Yuki—

 

El mayor siguió su trabajo, lamió la suave y bronceada piel, deseaba recorrer todo su cuerpo, conocerlo por completo.

Shuichi llamó a Eiri y juntaron nuevamente sus labios. Esta vez las manos se dirigieron al trasero del menor arrancándole gemidos que morían en su boca.

Le quitó la polera por completo y lo contempló, tan vulnerable.

Ese pensamiento lo descontroló.

Shuichi suponiendo que ocurriría tomó la mano del rubio y en seguida se la llevó a su boca, lamiéndola, cubriéndola de saliva. Ese acto lo sorprendió, quien diría que su tonto amante era un tonto amante descarado.

Los ojos entrecerrados, el líquido escurriendo de su boca, las mejillas encendidas, el sudor empapando su frente.

Era una imagen tan sensual que su miembro se endureció aun más.

Retiró su mano y tocó el cuerpo de Shuichi, creando un camino de saliva hasta llegar a la tan ansiada entrada. Lo miró buscando alguna señal de desaprobación, pero solo encontró la brillante mirada de la que se había enamorado.

 

—Bien—

 

Introdujo un dedo provocándole molestia a su pareja. Al instante colocó el segundo para realizar movimientos más eficaces dilatando su entrada.

Shuichi cerró fuertemente los ojos, tres dedos en su interior si que era doloroso e incomodo, pero sabía que disfrutaría después por lo cual se dejo hacer.

 

—¡Ya! Haz…—

 

Y no necesito que terminara la frase para entenderlo.

Su lindo novio era tan inocente que era imposible que hubiese estado con otro hombre.

Se emocionó al saber que sería el primero en marcar su cuerpo, reclamarlo como suyo.

Tomó su pene penetrándolo, ambos se encontraban afligidos por el contacto

 

—¡Ah!—Gritó Shuichi por la invasión.

 

Lentamente fue entrando para evitarle más sufrimiento, las lágrimas de Shuichi caían por sus grandes ojos. Ya harto de la situación tomó sus caderas y se introdujo de golpe sacándole un fuerte gemido de placer y dolor al menor.

 

—¡Te detesto! Mal…dito—

 

Eiri sonrió y sin soportar más estar quieto en la cálida y estrecha entrada comenzó con movimientos suaves.

Los gemidos no fueron reprimidos, la fuerza con la que entraba en su interior era exageradamente excitante, los movimientos precisos de su novio tocaban el punto de máximo placer.

Sabía que su tonto no duraría más tiempo por lo que se volvió más brutal y rápido, obteniendo de recompensa gritos por parte del menor.

Tomó su miembro y lo masturbó provocando que se corriera enseguida en su mano. Al hacerlo la entrada de Shuichi se contrajo violentamente apretando su miembro.

Continuó embistiendo unos cuantos segundo más hasta que el orgasmo se hizo presente.

 

Luego de unos minutos salió de su interior acomodándose a su lado y atrayéndolo.

 

—Eso...wow... ha sido increíble—Murmuró Shuichi.

—Pues claro, ¿con quien crees que lo hiciste?—

—Con mi Yuki—Respondió cariñosamente.

 

Antes de que Shuichi cayese dormido Eiri le susurró.

 

—¿Hasta cuando me llamarás así?—

—Por siempre, ya me acostumbré. Es tu culpa por haberme mentido—

—Eras uno más—

—¡Deja de decirlo, eres tan descarado!—

 

Y con una nueva discusión la vida de la pareja continúo entre su extraña e inigualable relación.

Eiri sonreía al ver que el bailarín que conoció aquella vez era el que por las noches dormía abrazado a su cuerpo y por las mañanas lo despertaba con un beso.

Su bello bailarín que logro conquistar y crear una vida juntos.

 

 


Dame solamente una chance,

Déjame intentar conquistarte

Baila conmigo y así mezclemos nuestros colores,

Baila conmigo y así mezclemos nuestros colores.

 

Notas finales:

¡Me encanta esa canción :D!

Bueno, eso sería todo. Como mencioné arriba escribí esta narración hace mucho tiempo, sólo corregí algunas cosas y sería. El lemon (que en ese entonces me gustaban xD) fue simple ya que era algo rápido, pasional, no quise incluir nada de sentimentalismo en esa parte.

Además procuré no modificar la historia, o sino hubiese eliminado el lemon xD

Por si alguien conoce la canción habra notado que suprimí la primera aparición del coro... era justo y necesario xD

Espero que se hayan entretenido, cuídense. ¡Adiós!

 

pd: Si encuentran alguna incoherencia digánmela para arreglarlo. Suelo publicar las historias sin revisarlas con el debido cuidado que merecen. Mala costumbre.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).