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Merry Christmas... Pato. por UchihaTenshi

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Merry Christmas… Pato.

 

Hay algo que sigo sin entender…

¿Por qué todo el mundo se empeña en celebrar navidad cuando nosotros no somos católicos?

Bueno si lo sé, navidad para los japoneses tiene dos explicaciones y/o justificaciones. La primera es una excusa para fomentar el consumo y la segunda solo para celebrar.

Yo, particularmente, no soy la clase de persona que le gusta celebrar por que si. Y además tengo que estudiar…

Toc, toc, toc…

- ¿Si? –

-Pato, soy yo. Abre –

- Pasa, está abierto –

Ruki, particularmente, es la clase de persona a la que le encanta festejar. No importa qué.

- ¿Qué diablos haces Uruha? –

- Estudio, Ruki. –

Ahí vamos otra vez…

- Takashima suelta esos libros ya mismo – me dice poniendo una mano sobre el libro que estoy leyendo. Alcé la vista y lo miré.

- Enano, tengo que estudiar – fue lo único que atiné a decir.

Al parecer esa excusa no le alcanzó para nada, me quitó el libro de las manos y lo cerró justo en mi cara con una sonrisa burlona.

- Sabes que día es hoy ¿No? –

- Si, es 24 de diciembre ¿Algún problema con eso? – le pregunté alzando una ceja.

- No, ningún problema. Hay una fiesta y quiero que vengas –

- Lo siento, tengo que estudiar –

Takanori me mira con reproche y yo solo le sonrío, como siempre se da por vencido y se va. Pienso que es hora de darme una ducha, así que eso hago.

-.-.-.-.-.-.-.-

Cuando haces una apuesta con el idiota de tu amigo, está claro que esperas ganar. Suerte la mía, Reita ganó la estúpida apuesta y ahora yo tengo que cubrirlo durante toda la noche en su estúpido trabajo. Me gustaría saber ¿Desde cuando consigue citas más rápido que yo? Maldito bastardo.

- ¡Iguana, abre la puerta! - golpeé con fuerza. No sólo tenía que cubrirlo en su estúpido trabajo sino que también tenía que usar un estúpido uniforme. Golpeé otra vez la puerta con más fuerza, esta vez oí pasos y luego el sonido de las llaves.

- ¡Por fin llegas! ¿Dónde te habías metido? – me dijo en tono de reproche. Todavía me pregunto quién fue el afortunado que aceptó ser su cita.

Una vez cambiado me dirigí a la puerta y en cuanto me disponía a salir me topé con la figura de Ruki, vestido para salir, en la puerta ¿Acaso la iguana esta  iba a salir con Matsumoto? Si hubiera sabido que el saldría con el primer idiota que le pregunte… Qué diablos…

Él no se tomó la molestia de saludar y yo tampoco, así que me dispuse a ir a saldar la estúpida apuesta que perdí. Idiotas.

-.-.-.-.-.-.-.-

No hay nada mejor que una buena ducha en una noche como esta. Nunca fui gran amante de la naturaleza, pero si hay algo que no deja de sorprenderme es la nieve. Salí con una toalla envuelta en la cintura, me sequé y cambié. Me disponía a volver a estudiar cuando me di cuenta de algo… Ruki se llevó el estúpido libro de medicina. ¡Ah! ¡Maldición!

De un tirón salí de la cama, me vestí y salí a buscarle. Estúpido enano.

Fui a su cuarto, pero no había nadie. ¿Dónde diablos se metió?

Kai venía caminando por el pasillo, no perdía nada con preguntarle a él…

- Kai ¿Viste a Ruki por algún lado? – él se llevó un dedo a la comisura de los labios a modo de mostrar que estaba pensando.

- Si, fue a la habitación de Reita a buscar unos apuntes creo… y luego iba para la fiesta de navidad –

- ¿Tú no vas? – le pregunté un tanto extrañado. A donde quiera que Miyavi vaya, él también va. – ¿Tienes idea si llevaba un libro consigo? – le pregunté con un dejo de desesperación en la voz.

- Si, si voy. Me encontraré con ellos allá – dijo con su infaltable sonrisa. – y si, llevaba un libro consigo, supongo que se lo llevaba a él – concluyó y tras dedicarme una última snrisa siguió con su camino.

- Ya veo. ¡Gracias Uke! – le dije atropelladamente mientras salía corriendo en dirección a la habitación de Reita.

En cuanto llegué llamé a la puerta, pero obtuve la misma respuesta que en el caso de Ruki. Nada.

Ya deben de estar camino a la fiesta…

Quizá si encuentro a su compañero de cuarto él pueda abrirme la puerta y yo, entonces, podré fijarme si Taka dejó el libro en el cuarto de los chicos.

Bien el compañero de cuarto de Reita es Aoi. Genial, el tipo desaparece todo el maldito día, solo existe para hacer trabajos prácticos, tareas y exámenes, y solo él sabe donde diablos se mete el resto del tiempo ¿Dónde se supone voy a encontrarlo?

Creo que va a ser mejor que vaya hasta la maldita fiesta y les pida la llave a ellos.

Volví a mi cuarto y me arreglé acorde a la situación.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Gracias al cielo la cafetería de la universidad está casi vacía, la poca gente que queda en cualquier momento se marcha al baile y yo aquí como idiota.

Recorro con la vista el lugar y cada vez me odio más por haber aceptado la estúpida apuesta que jugué con esa iguana mal teñida. Maldición todavía quedan tres horas para que acabe mi turno.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Una vez que estuve listo, salí del cuarto a toda velocidad, decidí que lo mejor era que vaya en autobús. Bajé tres pisos por escalera y me detuve a tomar un poco de aire. Levanté la vista del suelo y me topé con la cafetería del establecimiento. Fijé mi vista en un punto en particular, el mostrador.

Mis ojos me engañan o ¿Ese es Yuu?

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Una vez más suspiré de manera sonora, creo que es mejor estar con mis padres el día de navidad que estar aquí. Miro el reloj por enésima vez y ahora falta media hora menos para irme, eso quiere decir que todavía me quedan dos horas y media más en este lugar.

Oigo la puerta de entrada, dirijo mi vista en esa dirección y ¿Kouyou?

El chico es compañero de Reita en clase de biología y mía en matemática, física y algún que otro par de materias insignificantes. Está ahí, parado en la puerta de entrada, vestido para salir. De seguro habrá quedado con alguien para salir hoy, o quizá vaya a la fiesta y decidió hacer una parada por un café.

Lo cierto es que me sorprende la idea de que salga, no es la clase de chico que se la pasa de fiesta en fiesta, es más bien reservado, serio. Hice algunos trabajos con él y tengo que admitirlo es inteligente. No es para nada desagradable a mi parecer y tampoco es feo, todo lo contrario, lo que más llama la atención, además de sus piernas de infarto, son sus ojos de color miel. Siempre destellan un brillo particular.

Lo observo por un momento, está parado en el umbral de entrada y parece dudar que hacer. Dirige su vista al mostrador y veo que clava sus ojos en mí. No sé que tienen sus ojos, pero son penetrantes y logra que un leve escalofrío me recorra la espalda. Sostengo el contacto visual y él comienza a caminar en mi dirección, eso me provoca sonreír de manera altanera, él devuelve la sonrisa de la misma manera, definitivamente el chico tiene autocontrol. Cualquier otro hubiera caído desde el momento en que puse mis ojos en él.

- Hola Shiroyama – me saludó con calma.

- Deja las formalidades de lado – le dije con una media sonrisa. Él rodó los ojos y sonrió divertido, bonita sonrisa, pensé. – ¿Ibas a la fiesta? – le pregunté recorriéndole con la mirada.

- ¿Huh? ¿Lo dices por lo elegante? Planeaba hacerlo hasta que te vi aquí – me respondió restándole importancia al asunto – necesito pedirte un favor – me dijo con calma, yo levanté una ceja. Estaba a punto de responder, cuando el dueño del local se acerca a nosotros.

- Shiroyama, ya no queda casi nadie y bueno – miró a Takashima y le sonrió – parece que alguien vino a buscarte, así que levanta las mesas libres y retírate.

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¿Acaso el tipo piensa que vine a buscar a Yuu? Bueno si, a eso vine pero no por lo que él piensa.

En cuanto el hombre nos dejó solos Aoi me miró divertido y yo rodé los ojos, rio suavemente y murmuró un "Aguarda un segundo aquí" por lo bajo y se fue a juntar las mesas.

¿Ahora tengo una nueva duda? ¿Aoi mal interpretó las cosas?

Tardó menos de diez minutos en levantar las mesas, luego se sacó el delantal que llevaba amarrado a la cintura y salimos del local.

- Y bien… ¿Qué es lo que necesitas que haga por ti? – me preguntó calmadamente.

- Necesito que me prestes la llave de tu cuarto – le dije como si nada. Él sonrió divertido al tiempo que alzaba una ceja.

- ¿Ah si? ¿Y para qué la quieres? – definitivamente el tipo mal interpretó las cosas, por que ya no hablaba con seriedad, hablaba con una mezcla de diversión y seducción en la voz, cosa que logró ponerme nervioso. Aclaré la garganta lo más que pude e intenté formar una respuesta.

- Necesito un libro que creo que mi “amigo” dejó en el cuarto de ustedes – le dije sintiendo mis mejillas arder.

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Claaaaaaaaaro, pensé. Así que el chico quiere ir a buscar un libro que su amigo dejó en mi cuarto. Bien, si quiere jugar juguemos.

Subimos las escaleras hasta llegar al cuarto, abrí la puerta y prendí las luces de la habitación, le hice el ademán para que entre y yo le seguí detrás. Él entró con cautela y noté que recorrió el lugar con la mirada, luego avanzó hasta la cama de Reita y tomó un libro.

Estaba diciendo la verdad.

Se giró sobre si mismo y llevó el libro a la altura de su pecho, lo extendió para que yo lo viera.

-Aquí esta – me dijo sonriendo. Yo no sabía que responder, me parecía estúpido decirle "Bien por ti" o algo así. – Bueno… creo que ya me voy – dijo con nerviosismo.

- Que te diviertas – le dije y él alzó una ceja – en la fiesta – concluí. Y él se rio.

- No voy a ninguna fiesta. – me respondió.

-¿Ah no? – le pregunté alzando una ceja.

- No, las encuentro aburridas. – me contestó con tranquilidad. Ahora yo empecé a reír.

- Eso es por que nunca fuiste a una fiesta conmigo. – él alzó una ceja y sonrió.

- Puede ser –

- ¿Nos encontramos en quince minutos abajo? – le pregunté, asumo que con eso entendió que le estoy invitando a salir.

- Mmm… en quince minutos – dudó por un segundo – bien, te espero en la puerta de entrada – me dijo y salió de la habitación.

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¿Por qué diablos acepté? No tengo idea. Solo sé que en quince minutos voy a ir a una fiesta a la cual me había rehusado a ir.

Con tranquilidad y paso vago bajé las escaleras por segunda vez en la noche, en cuanto llegué al punto de encuentro recargué mi espalda contra la pared y me dediqué a divagar y fumar un cigarrillo el resto del tiempo que tenía que esperar a Yuu.

En cuanto llegó me dijo que aguardara un momento, que ya volvía. En menos de dos minutos un auto negro se estacionó en la entrada. Se bajó la ventanilla del asiento del acompañante y divisé el rostro de Aoi indicándome que me suba al auto. Y eso hice.

-Bonito auto – le dije mientras me colocaba el cinturón de seguridad.

- Gracias – fue lo único que contestó.

En cuanto llegamos al lugar, buscamos un lugar para estacionar y luego fuimos rumbo a la fiesta. En la entrada había, de cada lado, una chica repartiendo galletas de la fortuna para todos aquellos que entren a la fiesta.

En cuanto recibí la mía la abrí, noté que Aoi hacía lo mismo con la suya.

"Hoy te robarán algo" decía la mía. Maldición. No soy supersticioso pero no me gustan los malos augurios.

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"Hoy seguirás una tradición diferente" ¿A qué diablos se refiere?

-¿Qué dice la tuya? – le pregunté a Uruha.

- Que hoy me van a robar – dijo riendo. - ¿Y la tuya? – me preguntó.

- Que voy a seguir una tradición diferente –

- Qué extraño… - dijo en un susurro, yo asentí. – De todas maneras, esto es solo para supersticiosos, por mí pueden decir lo que les venga en gana. No me preocupa. –

- Bien, vayamos a buscar a los demás y a celebrar – él rio.

- Claro, vamos – dijo sonriendo.

No nos tomó mucho tiempo encontrarlos. Estaban en el medio de la pista de baile, Reita con Ruki e Kai con Miyavi. Miré de reojo a Uruha y vi que él también los había encontrado. Le tomé de la mano para que no pierda el paso y comenzamos a abrir camino hacia donde estaba el resto. En cuanto llegamos todos se nos quedaron mirando. Reita rio por lo bajo y luego siguió bailando con Ruki. Kai parecía no salir de su asombro, pero solo sonrió de lado. En cuanto a Miyavi, se nos acercó y riendo nos dijo algo así como "Lo tenían guardado" Uruha rodó los ojos y yo conteste con un simple "Hm".

Bailamos toda la noche del veinticuatro, no paramos en ningún momento. Nuestros pasos coordinaron perfectamente en cada canción, cada ritmo. Él sabe divertirse, solo le faltaba encontrar con quién.

En cuanto fueron las doce menos cinco detuvieron la música y anunciaron que llegaba la hora del brindis. Varios meseros aparecieron y comenzaron a repartir copas con champagne, en cuanto una mesera pasó cerca nuestro yo tomé dos copas y una se la di a Kouyou, él sonrió y me dijo "Gracias" yo solo asentí.

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El tipo que nos dio aviso del brindis comenzó a dar un discurso de esos que dan en las fiestas de este tipo, sobre paz, amor, unidad y esa clase de cosas. Hubiera sido genial que el hombre supiera hablar bien.

-¿Cómo la estás pasando? – me preguntó de la nada Yuu.

- Bien, muy bien – le contesté sonriendo – hace mucho tiempo no me divertía tanto – agregué y volví a reír. Él sonrió.

- Lo ves, era cuestión de encontrar a la persona indicada para celebrar – me dijo con tono casual. Yo asentí.

- Tienes razón – le dije y volví a prestar atención al tipo que daba el discurso. Ahora empezaba a hacer la cuenta regresiva.

 Diez… Nueve… Ocho… Siete… Seis… Cinco… Cuatro… Tres… Dos… Uno…

Todos comenzaron a gritar "Feliz navidad" y brindaban con sus amigos así que yo decidí hacer lo mismo. Lo malo es que cuando me di vuelta para saludar a mis amigos no estaba ninguno a excepción de Aoi que estaba al lado mío.

- Feliz navidad Uruha – me dijo acercando su copa a la mía.

- Feliz navidad Aoi – le respondí y choqué mi copa con la de él.

Una vez que terminamos de brindar dejamos las copas en una barra que había a un costado de la pista. Miré a mí alrededor y seguía sin encontrar a los demás, pero noté que estaba nevando otra vez. Y me quedé mirando en dirección a la ventana.

- ¿Te gusta la nieve verdad? – me preguntó Aoi de la nada.

 - Si – le contesté al tiempo que asentía.

No había forma de salir afuera a menos que salgas del salón donde se realizaba la fiesta, así que opté por acercarme a la ventana. Aoi me siguió de cerca.

-Es una vista espléndida – acotó, yo asentí.

- La ciudad es muy hermosa de noche y lo es más en estos momentos - le dije sin despegar la vista de la ventana.

El silencio se estableció entre nosotros, aún así no era para nada incómodo. Me gusta el silencio…

Me sentí observado  por un instante y al otro sentí la presencia de alguien detrás nuestro.

- Ustedes dos tienen que darse un beso – oí que alguien decía. Me di vuelta automáticamente.

- ¿De qué estás hablando idiota? – le preguntó Aoi a Reita.

- Ustedes están debajo de un muérdago, tienen que besarse - dijo Ruki que llego detrás de Reita apuntando a un pequeño ramillete de hojas, supongo que ese es el dichoso muérdago.

- ¿Y qué pasa si no lo hacemos? – le pregunté con un deje de fastidio.

- No lo sé, pero es tradición – respondió Reita con inocencia.

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Tradición… una tradición diferente… ¿Será eso?

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- La tradición me vale un… - fue todo lo que llegué a decir.

En cuanto me caí en la cuenta, sentí los labios de Aoi sobre los míos y me quedé estático. Al segundo después el se quedó igual, solo que no separó sus labios de los míos.

¿Estaba esperando una respuesta? ¿Qué diablos pretende? ¡Es un beso! Y encima es… robado.

Oh…

No lo pensé más, solo correspondí.

Pero antes de cerrar completamente mis ojos vi a Ruki esbozar un Merry Christmas… Pato. Ya verá ese enano mañana.

Fin.


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