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Señorita's Flavor por Saint lard

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Notas del fanfic:

Es mi primer fanfic YURI :D así que espero sea de su agrado

Notas del capitulo:

Personajes

Alessa Aluney (narradora)

Agines Aluney

Ciril - Mayordomo de Agines

 

 

Trato de levantarme, estiro una mano para alcanzar mi bata azul pero no está donde se suponía estar. Me molesto, ¿quién ha tenido el atrevimiento de tomar mi bata sin mi permiso y más aún se han dignado a timarme cuando desnuda y dormida me he encontrado?

Me recuesto de nuevo, es inútil llamar al servicio a estas horas de la noche y además que en estas condiciones sería algo catastrófico; no me molestaría que alguien lo llegara a descubrir más tendría que suceder y tengo un terrible dolor de cabeza para comenzar todo de nuevo. Las chicas son demandantes, mucho, siempre deben pasársela bien si no ya no les vendrá otro gustillo sucio jamás.

 Mi cama está cálida, como es de esperarse después de que se le repasaron varios cuerpos por allí, y no es porque me considere capaz de complacer a dos o más personas a la vez, sino simplemente soy una persona de muchos haberes, así es, soy una cándida señorita, soy Alessa  Aluney.  En fin, como decía, las sabanas parecen adosarse al cuerpo de tan calientes que están, me sofocan, entonces prefiero retirármelas de encima. Estoy ardiente aún sin taparme cosa alguna y de buenas a primeras es mejor que me levante y me consiga, por mí misma, un vaso de agua fría, puesto que las sirvientas solo sirven para estorbar.

Es un verdadero fastidio no encontrar mi bata azul, que combina con el color de mis ojos, porque muchas de las veces que he bajado desnuda, mis asistentas me ven con ese deseo molesto en sus ojos, lo sé porque también ocurre así en el colegio, en el colegio de sólo para chicas al que asisto, todas son lo mismo, igual de lambisconas unas y otras, realmente un dolor de cabeza porque me ven y me desean, así de simple. Bajo las escaleras y dos que tres de las criadas me preguntan si me encuentro bien ¿por qué no habría de estarlo? Supongo que será porque perdí mi bata, una calamidad en tiempos de manías, y también seguro porque estoy desnuda y apenas lo notaron.  

-Señorita- me habla una de ellas con cara de preocupación – ¿le ha sucedido algo malo? ¿Por qué no ordenó que le sirvieran a su alcoba?- pero no tengo pensado excusarme. He aquí que cuando las demás sirvientas se han enterado de la calidad en la que me encuentro, se han acercado a toda prisa con ganas de recibir un poco. –Señorita, oh señorita, ¿quiere ser escoltada devuelta a su habitación?- me fastidian a tal grado de querer echarme berrinchudamente a llorar y que las despidan por molestarme –lo que pasa es que necesita un mayordomo, algo un poco más íntimo que cientos de sirvientas taimadas-.

Ha hablado nada más y nada menos que mi hermana mayor, Agines, y misteriosamente encuentro el parecido de la bata que viste en este momento con mi bata azul perlado que tanto me encanta – ¿cómo has robado mi bata?- se ríe tonta y me carga como a una niña pequeña –¡eh! Bájame en este instante, ¿oye alguna vez me vas a escuchar? ¡Qué me dejes!- después se dispone a llevarme personalmente a mi habitación.

Regreso, gracias a los hombros de Agines que me trajeron,  al horno abrazador de mi cama –no deberías bajar así con un harem pululando alrededor de la casa, ya no eres una niña, recuerda eso-¿cómo que harem? ¡Que tienes dentro de la cabeza!- digo indignada, pues es verdad ¿a qué demonios le apuesta? ¿A que me interesan las criadas, acaso? ¡Por favor! Si a mí me faltan dedos de la mano para enumerar las incontables fanáticas que poseo. Pero no voy a decirle esto a mi hermana Agines, heredera todopoderosa y primogénita de la prestigiosa familia aristócrata Aluney, porque en lo único que iría a resultar sería en mi propio desfalco. Yo soy, a fin de cuentas, la dulce y remilgada hija menor que acata las órdenes de la mayor, y vaya que no me molesta en lo más mínimo mi relación con mi hermana, es algo como una relación de intereses ocultos.

-Preferiría que no tocaras mis cosas, Agines, y la próxima vez no pases por mi cama cuando duermo, es bochornoso, ten un poco de tacto- vale, mi querida Alessa, pero te he dicho en múltiples ocasiones que si tuvieras un mayordomo yo no tendría por qué visitarte como a un bebé durante las noches para que duermas tranquila, es decir, me ahorrarías pasarme por tu cama- Agines no me deja de insistir y querer meter esa idea del mayordomo desde hace tiempo, le parece algo divertido mientras esté acompañada por alguien más que no sea ella misma, pero a mí no termina por convencerme, los mayordomos son asfixiantes como mi cama; si tan sólo tuviera la oportunidad de saciar mi calentura (y me refiero al calor que me da dormir en mi propia cama) en la cama de Agines mi vida sería perfecta, tal vez incluso aceptaría que las criadas me llevaran el codiciado desayuno allí mismo.

-te encanta pavonearte desnuda por la casa ¿verdad? Siempre haciendo que las demás personas sientan el imperioso sentimiento de comerte, será que algún día de estos se te quite esa maña y verás que no todo es tan suave como parece. Por cierto disculpa por haber tomado tu bata pero algo saltó de improviso y yo me hallaba sin remedio en tu habitación- aja… y lo más interesante es que estabas semidesnuda en una de tus guardias para cuidarme, vaya mentirosa, me crees ingenua…- mi afirmación no parece hacerle digestión en la cabeza y me mira extrañada.

Justo en ese momento entra su mayordomo y le extiende una bata limpia –señorita Agines, me siento honrada al informarle que en su lecho le aguarda un cómodo descanso, si fuera tan amable de dejarme llevarla hasta sus aposentos- mi hermana se levanta con gracia y se despide de mí, sale de la mano de su acompañante, mujer que le hace mugir por las noches aunque ella lo niegue. Me molesta.

Notas finales:

Disfruten :D


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