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Mi amor por tí. por sasukitsu

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Notas del fanfic:

Harry y todos los personajes de la saga Potter, no son mios, son de su maravillosa autora, yo sólo los utilizo para mis malvados propósitos yaoistas kukuku

Notas del capitulo:

Hola ^^

Este oneshot lo tengo listo desde hace un par de días, pero como tenía preparado el fic de San Valentín, no quise subirlo ayer XD

Este es un oneshot romántico, espero les guste.

La canción que sale es La gloria eres tú, de Luis Miguel

http://www.youtube.com/watch?v=XIyL-JZTn1g&feature=related

Dedicado a mi Miko chan y mi Yuuki chan, niñas saben que las quiero un montón.

 

La imagen no es mía, la encontré por internet ^^

 

¿Quién dice que no se puede amar a lo inalcanzable?

 

Harry sabía que era perfectamente posible eso, porque estaba enamorado hasta los mismos huesos de la persona más inalcanzable de todo el maldito mundo.

 

Y era más que inalcanzable, hasta para el héroe del mundo mágico, porque sólo se le había ocurrido a él, enamorarse de Severus Snape, el hombre que más le odiaba en todo el universo. Pero no podía evitarlo...le amaba.

 

Harry suspiró y miró disimuladamente a su amado. Estaba, como siempre, recibiendo su castigo en manos del profesor de pociones. ¿El motivo esta vez? Bueno, por mirar a su objeto de deseo, había hecho estallar su caldero y arruinado la poción que hacía junto con Hermione, recibiendo los gritos desesperados de su amiga castaña al ser salpicada por la poción que si hubiera salido bien era para mejorar el acné, pero al ser arruinada por su ensoñación, quemaba como los mismísimos infiernos. Harry también estaba con algunas quemaduras en su mano.

 

Así, había tenido que pedirle cien mil veces perdón a su mejor amiga, acudir con una fúrica maga a la enfermería para recibir tratamiento, y una semana de castigo con el hombre que amaba. Ahh, la vida no era justa para él, de verdad.

 

Pero, ahora que lo pensaba fríamente, no era tan mala idea. Podía observar a sus anchas a su amado Severus, sin causar ninguna explosión y sin herir a nadie que no fuera él mismo, porque su mano derecha, después de escribir doscientas veces "No miraré a las musarañas mientras hago una poción", estaba dolorida, pero no le importaba, aún le quedaba una hora antes de que su tarde de castigo terminara, por eso se había esforzado en terminar su castigo rápido, para luego mirar a su amado.

 

 

 Eres mi bien lo que me tiene extasiado

¿Por qué negar que estoy de ti enamorado?

De tu dulce alma que es toda sentimiento

 

De esos ojazos negros de un raro fulgor

Que me dominan e incitan al amor

Eres un encanto, eres mi ilusión

 

En la lucha para erradicar a Voldemort, dónde casi había perdido a Severus, Harry se dio cuenta de que su odio no era más que profundo amor y atracción. Tan cegado estaba por la carga de su responsabilidad, que no se había percatado de ello hasta que casi se muere ante sus ojos.

 

Cuando le había encontrado en la casa de los gritos moribundo, Harry había corrido hacia él y le había transportado hasta el despacho de Dumbledore, dónde había acosado a Albus hasta que le proporcionó lágrimas de fénix, su fénix Fawkes y salvó la vida de su maestro, ante la complacida mirada de su director, que tenía tan poderoso contra veneno por si algo así sucedía.

 

Mientras el cetrino profesor estaba desvanecido, Harry utilizó el frasco con la memoria del moreno y utilizó el pensadero de Dumbledore, enterándose de todo lo que había hecho por él, y descubriendo lo excepcional y maravilloso que era. La bella persona que cometió tantos errores en su juventud y quiso solucionarlos incluso a costa de su propia vida. ¿Cómo no iba a enamorarse más si cabe de semejante ser?

 

Dios dice que la gloria está en el cielo

Que es de los mortales el consuelo al morir

Bendito Dios porque al tenerte yo en vida

No necesito ir al cielo tisú

Si alma mía...la gloria eres tú

 

Pero aún enamorado como estaba, Harry nunca había pensado en confesarle semejante cosa a su maestro adorado. ¿Cómo un hombre como él se enamoraría de un enano delgado de gafas? El sólo pensamiento era risible para Harry, que sonreía melancólicamente en ese sombrío despacho, mirando de reojo al hombre que amaba con todo su corazón.

 

En una ocasión en que miró cauteloso hacia su amado, sus ojos verdes se cruzaron con esos maravillosos orbes negros.

 

De esos ojazos negros de un raro fulgor

Que me dominan e incitan al amor

Eres un encanto, eres mi ilusión

 

-¿Qué miras, Potter?

 

-Nada, señor, perdone mi atrevimiento.-jadeó Harry sobresaltado.

 

El profesor le miró con desdén y prosiguió su lectura, dejando al de ojos verdes con su sonrisa resignada. Si... ¿Qué oportunidad tenía su amor? Él sabía que ninguna.

 

Dios dice que la gloria está en el cielo

Que es de los mortales el consuelo al morir

Bendito Dios porque al tenerte yo en vida

No necesito ir al cielo tisú

Si alma mía...la gloria eres tú

 

Mas no le importaba, le bastaba con que su amado siguiera con vida, que pudiera ser libre por fin. Ahora que Voldemort no podía hacer su vida un infierno, ni la vida del hombre que amaba, Harry podía estar en paz. Terminaría su último año en Hogwarts con las mejoras notas que pudiera, y se apuntaría al curso de medimago que quería, para sorpresa de muchos de sus amigos y seres queridos, ya que Harry siempre había querido ser auror...hasta que su Snape casi muere ante sus ojos. En ese entonces había decido que si su amado se salvaba, él se haría medimago. Y no se arrepentía de su decisión, porque llenaría su vida con su trabajo, y salvar vidas era algo que le gustaría poder hacer, ya que no se sentía con ánimos de casarse ni tener una relación con nadie que no fuera su maestro.

 

Un nuevo suspiro de su alumno hizo que Severus dejara su lectura. Intrigado, miró hacia el mocoso prepotente y le sorprendió con la sonrisa más triste que él había visto en su vida. Sin quererlo, casi sin planearlo, utilizó legeremancia con su alumno, enterándose del motivo de su tristeza, logrando que Harry le mirara alarmado y enojado.

 

-¿Por qué lo has hecho, profesor?-chilló enfadado el joven de ojos verdes.

 

-Lo...lo siento...-tartamudeó Severus impactado.

 

Potter lo miró con lágrimas en los ojos y rostro deformado por el dolor. Sin decirle nada más, el chico salió corriendo del lugar, dejando al impactado moreno con la boca abierta. ¡Dios! ¡Harry Potter, el niño que vivió, le amaba!

 

Harry corrió, corrió y corrió, hasta salir del colegio y adentrarse a ciegas en el bosque prohibido, dejándose caer en la verde hierba del lugar, llorando a mares.

 

-"¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué lo has hecho Severus?"-pensaba el pobre Harry, llorando desolado y con el corazón roto en mil pedazos.

 

Él no era tan valiente como todos pensaban, como todos creían que era. Él sólo tenía diecisiete años y aún era un niño, no sabía cómo iba a poder soportar mirar a su amado a la cara. Un niño estúpido y sin valor como él no tenía el derecho de amarle. Seguro su profesor se estaba riendo como nunca a sus expensas. Harry pensó, y no por primera vez en su vida, que hubiera preferido morir junto a sus padres antes que pasar toda esta humillación a manos de un hombre que le odiaba desde que nació, por culpa de su propio padre, James Potter.

 

-Quiero morir...-suspiró Harry sollozando.

 

-¿De verdad?-preguntó suavemente una voz a su lado.

 

Harry se volteó ligeramente y miró hacia arriba, encontrándose con los ojos grises de Malfoy, que le miraba con compasión.

 

-Si, de verdad.

 

Draco, que también dominaba la legeremancia, había utilizado sus poderes con el lloroso Potter, que había entrado en el lugar dónde leía tranquilamente, apartado de todo y todos, y por primera vez no había encontrado ningún motivo para odiar al niño que vivió, es más, le tenía verdadera lástima.

 

-Si quieres te puedo conseguir una pócima que se llama "Muerte Dulce", Potter.-murmuró el rubio mirando a Harry-La tenía para mi uso si me hubieran condenado a Azkaban.

 

-¿Y cómo funciona, Malfoy?-hipó Harry.

 

-Es una muerte sin dolor, Potter, te vas durmiendo suavemente para nunca despertar.-contestó el rubio Slytherin.

 

-¿Me la podrías dar, por favor?

 

-Claro que si... ¿Para cuándo la quieres, Potter?

 

-Para ahora mismo si no te importa...

 

La primera conversación educada que estos dos enemigos compartían, y era para terminar con la vida de uno de ellos.

 

-No hay problema, Potter. Ahora voy a por ella.

 

Harry asintió débilmente con su cabeza, y se dejó caer nuevamente al suelo, llorando. Lo sentía por sus amigos, por sus seres queridos, por su padrino y su esposo Remus, pero no quería seguir viviendo.

 

-Pronto me reuniré con vosotros, papá, mamá...

 

Severus estaba alterado, nervioso, impactado, asustado. Bueno, estaba más sorprendido que nunca en su vida, porque el chico del que se había enamorado, correspondía a su amor. ¡Y eso era tremendo!

 

¿Cómo era posible que un joven tan hermoso, dulce y maravilloso, se hubiera fijado en un viejo que le doblaba la edad y que no era ni remotamente apuesto?

 

Mientras pensaba en ello, un enorme frío comenzó a invadirle, y su corazón latió asustado. Su instinto le decía que algo no iba bien.

 

Sin importarle quien le viera, salió corriendo como si le persiguiera una manada de vampiros, y salió fuera del castillo, dejándose guiar por su sexto sentido. Entró al bosque prohibido, y allí se encontró con la imagen más rara que había visto en su vida, Draco Malfoy y Harry Potter juntos y sin insultarse...pero había algo raro en la situación, porque el moreno estaba tomándose una poción que él reconoció como un veneno.

 

-¡¡No!! ¡No lo hagas Potter!-chilló el moreno asustado.

 

Draco se sobresaltó, pero Harry le miró con una sonrisa amarga y se tomó el vial sin dilación.

 

Desesperado, Snape llegó hasta los dos chicos, apartando a un sorprendido rubio de un empujón y tomando al de ojos verdes en sus brazos.

 

-¿Por qué no me has hecho caso?-susurró Severus devastado.

 

-Porque es mejor así, profesor...-sonrió el chico de ojos verdes, sintiéndose somnoliento y enredando su mano en los largos cabellos de su amado.- Así no daño a nadie y nadie me daña a mí. No hubiera soportado que usted se burlara de mi amor sin esperanzas, o peor aún, sintiera lástima de mí por ello.

 

-Nunca hubiera hecho semejante cosa...-murmuró el moreno mayor, con la voz desgarrada por el dolor y la tristeza.-Porque yo también te amaba, Harry...

 

El de ojos verdes, al oír la confesión de su maestro, sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas de felicidad y una maravillosa sonrisa se dibujaba en sus labios.

 

-Entonces ahora puedo morir feliz, Severus.-musitó el chico con suavidad, levantando con dificultad su rostro y besando con suavidad los labios del mayor, que le devolvió el beso con una gran agonía en su alma.

 

Cuando sintió que el cálido cuerpo de Harry quedaba inerte en sus brazos, y el corazón del chico que amaba dejaba de latir por completo, Severus quiso morirse allí mismo, al lado del joven que había llenado su vacía vida con sólo su existencia, el único recuerdo de la existencia de la primera persona de la que se había enamorado años atrás, la madre del mismo chico que se llevó su alma con su trágica muerte.

 

Un enorme aullido de dolor, procedente de la garganta Snape, resonó en todo el bosque, ahuyentando a toda forma de vida en kilómetros a la redonda.

 

Draco dejó que el jefe de su casa dejara salir su dolor y luego suspiró, llamando la atención del hombre de ojos negros, que tomó el cuerpo del chico que amaba en sus brazos, y miró hacia su ahijado con odio.

 

-¿Por qué lo has hecho, Draco?-preguntó sin inflexión en la voz, muerta como el chico que había perdido, junto con su corazón.

 

-Porque él me lo pidió, padrino.-contestó el rubio sin arrepentimiento.-Él dijo que quería morir.

 

Severus le miró largamente y sin decir ni una sola palabra más, salió del bosque prohibido con su preciosa carga.

 

-"Pronto me reuniré contigo, Harry"

 

Miles de opciones para suicidarse, llenaban la mente del experto en pociones, con su niño precioso muerto en sus brazos, ajeno a las miradas asustadas y preocupadas de los pocos estudiantes que andaban por los pasillos. Sin ver, oír ni sentir más que el joven que llevaba en brazos, se dirigió a su despacho y cerró la puerta, dejando a su bello leoncito en el sofá, con delicadeza, y tomando su caldero.

 

-¿Qué es lo que vas a hacer, padrino?

 

Severus no miró hacia su ahijado para nada, ignorándolo durante unos instantes.

 

-Reunirme con él, Draco.

 

-¿Y por qué? No hay motivo para ello.

 

El pocionista levantó su vista y miró con acritud al chico que había querido toda su vida como si fuera el hijo que nunca tuvo, odiándose a sí mismo por odiarle.

 

-Al dejar tomar ese asqueroso veneno a Harry, Draco, me asesinaste también a mí.-respondió calmadamente Severus.

 

Draco, intentó contener inútilmente su diversión, echándose a reír como un desquiciado ante el desequibrado Severus, que tomó su varita para lanzarle un Avada Kadaba.

 

-¡No! ¡No! No lo hagas...-suplicó el rubio, intentando dejar de llorar de risa-No me mates antes de que te diga una cosa. Padrino, eres un bobo enamorado.

 

Severus se le quedó mirando furiosamente, sin hacerle ni una pizquita de gracia, hasta que una risa divertida resonó en el lugar que menos pensaba. Con los ojos abiertos a más poder, Severus se quedó de piedra. El chico que amaba, y que debería estar más muerto que Voldemort, estaba sentado en el sofá, con los ojos abiertos y riéndose.

 

Snape, el frío Slytherin Severus Snape, no pudo evitar lo que sucedió... puso sus ojos en blanco y se desmayó.

 

Harry corrió hacia su amado y levantó con cuidado la cabeza del hombre moreno y la colocó con ternura en sus piernas, alzando su rostro y mirando con alegría al rubio Slytherin.

 

-Muchas gracias, Malfoy.

 

Draco en realidad no le había dado el veneno a Harry, si no que le había dado la poción "Muerte en vida" alterada con un tinte especial, para que los expertos ojos de su padrino la confundieran con un veneno, cuando no era eso ni remotamente. Su poción, preparada por el mismo Draco, era más suave, y duraba apenas diez minutos, en vez de las horas de la verdadera poción.

 

Harry sólo se había surgido en una muerte aparente, escuchando todo lo que sucedía y sin poderse ni mover. Así el rubio se había asegurado de que esos dos tontos supieran que su amor era más que correspondido.

 

-No hay de qué, Potter.-respondió el rubio arrastrando las palabras y mirado serio al despeinado salvador del mundo mágico-Pero si le dices a alguien que yo te ayudé, tendré que negarlo.

 

Harry sonrió ampliamente a su nuevo amigo y suspiró divertido.

 

-Dios me libre de anunciar al mundo que Draco Malfoy es buena persona.-rió Harry.

 

El rubio le guiñó un ojo y se dirigió lentamente hacia la salida del despacho.

 

-Cuida mucho a mi padrino, Potter.

 

-Claro...

 

El chico rubio salió sonriente del despacho, dejando a los dos tercos enamorados, caminando hasta dónde su novio, Alex, le esperaba. El chico, Slytherin de séptimo año, de cabellos pelirrojos y ojos marrones, le miró con una sonrisa sensual.

 

-¿Ya terminaste de meter tus lindas naricitas entre esos dos?

 

-Sip.-rió juguetón.-Y ahora quiero mi recompensa.

 

Los dos amantes se dieron un largo beso, que pronto fue más y más apasionado, y desaparecieron presurosos hasta el cuarto de Draco. Algo bueno tenía que tener ser un Malfoy, ¿verdad?

 

Cuando Severus recuperó el sentido, se encontró en su propio sofá, con un terrible dolor de cabeza. Cuando a su mente llegaron los sucesos acaecidos en el bosque prohibido y su despacho, se intentó levantar, siendo detenido por un risueño moreno de ojos verdes. Severus le miró enojado y se enfurruñó.

 

-¡Eres un mocoso estúpido, Potter!-gritó el de ojos negros furioso.

 

-Lo sé, lo sé, pero soy tu mocoso estúpido... ¿no?-preguntó sonriéndolo con dulzura.

 

Severus no pudo seguir enfadado con ese joven, y le abrazó tiernamente, apoyando su rostro en el cabello del chico, y la cara del de ojos verdes enterrada en su pecho.

 

-Ya sabes que sí...-suspiró profundamente aliviado.

 

Apartándose ligeramente, ojos verdes y ojos negros se encontraron y sonrieron, para luego cerrarse y dejar que sus rostros se acercaran, besándose amorosamente.

 

Harry se sintió en el cielo.

 

Dios dice que la gloria está en el cielo

Que es de los mortales el consuelo al morir

Bendito Dios porque al tenerte yo en vida

No necesito ir al cielo tisú

Si alma mía...la gloria eres tú.

 

Fin.

 

 

 

Notas finales:

Les confieso que lloré como una magdalena escribiendolo XD

Diganme...¿Les gustó?

¿Me merezco algún lindo review?

Besos.

Sasukitsu la Kyuubi.


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