Ese día era lunes, pero no era cualquier lunes, sino que era 14 de febrero, él odiaba ese día. Le parecía que las personas en ese día eran muy hipócritas ya que no se necesitaba de un día en especial para poder dar un regalo o decirle a una persona que la amas.
En ese momento le vino a la mente los muchos momentos en los que Soubi le decía "Te amo, Ritsuka". Para él esas palabras lo único que conseguían era lastimarlo.
Pero a pesar de que esas palabras parecieran una mentira, Soubi en muchos momentos le había demostrado que estaba dispuesto a hacer todo por él, como aquel día en el que le dijo que fuera a buscar al gato Iriomonte, para que después regresara con las fotos. Ese día a pesar de que no lo demostró, se había sorprendido mucho.
Así siguió perdido en sus pensamientos hasta que sintió que alguien lo rodeaba por detrás. Al instante volteo alarmado solo para tranquilizarse al ver quién era. Se dejo abrazar por esos fuertes brazos mientras se acurrucaba en ellos.
Ese olor, esa sensación, esa mirada, esa voz diciendo "te amo". Todo parecía tan perfecto e irreal.
Aun que no quisiera admitirlo, aquel hombre lo había vuelto loco, cambio su vida en unos segundos, y para bien o para mal, siempre estaba ahí con él. Protegiéndolo.
Sí, tal vez ese era uno de los días que más odiaba pero que importaba si era un día más el que pudiera estar con aquella persona a la que tanto amaba, porque era justo decir que no solo lo había enamorado. Se entregaba a él de todas las formas posible.
"Mi cuerpo, mi corazón, mi alma. Te lo daré todo. Incluso si tengo que perder la vida."
Sí, eso le había dicho y de una u otra forma lo cumplió, porque a pesar de todo, se había mantenido a su lado, cuidándolo, siendo un soporte para él.
Dejo sus recuerdos de lado para girarse lentamente y buscar ansioso los labios del otro, quien gustoso se dejo hacer.
Al principio fue un contacto suave, pero en poco tiempo se volvió más apasionado. Ritsuka quería transmitir en aquel beso todo lo que sentía, él no era bueno con las palabras por eso lo demostraba de la mejor manara que conocía.
Se estremeció al sentir una caricia en el lugar en el que hacía no mucho estaban sus orejas. Se separo un poco para recobrar el aire. Se recargo en el pecho de Soubi.
-Te amo, Ritsuka
Ahí estaban otra vez esas palabras, lastimándolo, dándole falsas esperanzas pero solo por esa vez las creería, porque él también lo amaba, y estaba más que seguro de que Soubi lo sabía, y quería creer que no haría ni diría nada que lo lastimara más. Porque estaba más que seguro que él sabía que diciendo eso le hacía daño. Solo por esta vez lo creería.
-Yo también- dijo cerrando sus ojos y recargándose en el pecho del otro.