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Pigmalión por Neither

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Notas del fanfic:

El Efecto Pigmalión, es un efecto de profecía autocumplida, donde el pensamiento es tan fuerte que lleva el mensaje (positivo o negativo) hacia las acciones del individuo y finalmente, llevando al suceso que se pensó.


De eso trata este fanfic. Como la desconfianza de una persona, llega al grado en que tensa demasiado la relación amorosa, creando el rompimiento y cumpliendo el pensamiento…


Espero y les guste =]

Notas del capitulo:

Bueno, sinceramente este fanfic no estaba planeado, pero les prometo que sera corto pues necesito concentrarme de nuevo en mis otros proyectos.

Espero y les guste =]

Ya eran las once. En una sala crema con muy tenue luz, caminaba un chico castaño con tanta rapidez, que si el suelo fuese de tierra, ya habría cavado una zanja.

 

-¿Dónde estás Roberto?-Se cuestionaba con un enorme sentimiento de ansiedad. Le carcomía el interior, sentía cosquilleos en sus pulmones, sudor en sus manos, escuchaba ruidos inaudibles y voces inexistentes, cada que un auto pasaba por la calle, él se asomaba con la esperanza de ver ese Corvette 96’.

 

Se dejo caer en el sillón de dos piezas, aquel al que siempre acudía en sus ataques de pánico, estrés y claro, cuando su pareja ya no podía esperar hasta la cama.

 

Quizá Roberto Luna era un hombre alto, por lo menos una cabeza mayor que él, con mucho mas músculo pues su narcisismo así lo exigía, quizá era un chico tranquilo con un trabajo noble en una agencia de diseño gráfico, pero aun así, a pesar de siempre estar alejado de tantas cosas que le podrían hacer peligrar como el conducir ebrio o por malas calles…él, Claudio Rincón, no podía evitar sentir que algún día, algo le alejaría de su amor.

 

Pasó sus manos por sus ojos, rogando a ese Dios al que tan pocas veces acudía que por favor, no le ocurriese nada…

 

Cuando su mente se concentró, olvidó todo a su alrededor, tanto miedo concentraba, que no escuchó cuando la puerta se abrió.

 

Venía cansado, aun no se acostumbraba al ruido de oficina. Había intentado sacar su estrés por medio de una buena caminata y unos cuantos levantamientos de pesas, sin embargo, cuando levantó la tapa de su celular y observó los quince mensajes de la misma persona, decidió cancelarlo.

 

Entró con su pesado maletín, aquel que con tanto amor le había regalado su pareja. Era perfecto, fino, de marca, con espacio para todo. Quizá por eso lo odiaba. Entre más espacio, mas cosas le hacían cargar…

 

Dejó las cosas en el marco de la puerta y cerró la misma, caminó el pasillo del recibidor y a la vuelta se encontró con la escena típica, Claudio sobre el sofá, con la cara tapada. Bueno, era mejor que verlo con su pierna cruzada y mirada de dictador, seguido del típico ¿Por qué no contestase?

 

Sonrió de lado y aflojó su corbata, se desfajo y quitó los zapatos en total silencio, se desabrochó unos cuantos botones y dejo su reloj sobre la mesilla de vidrio, ese y sólo ese fue el único ruido que alertó al otro.

 

-¡Rob…!

 

El chico no pudo continuar, el cuerpo se puso juguetón sobre él y le acalló en un beso de recibimiento.

 

Claudio vio a Roberto pocos segundos, apreciando sus cortas pestanas, sus ojos grandes los cuales ocultaban sus iris gris bajo esos parpados canela al igual que el resto de su piel, sentía su nariz recta presionando contra la suya, debajo, aquellos carnosos labios, agradecido, cerró sus ojos con un gran deseo de llanto.

 

-“Sentía que te perdería…”-Fue lo que alcanzó a razonar antes de que abriera su boca, permitiéndole llegar más a aquel cálido contacto.

 

Permanecieron así varios minutos, escuchando jadeos, sintiendo los besos, olisqueando las fragancias del otro…

 

-Me preo…cupe-Le confesó desesperado entre besos.

 

-Tú siempre-Anotó el otro mientras recargaba una de sus manos contra el sofá y la otra en el pecho del chico.

 

-Es tarde-Dijo con tono de reproche.

 

-¿No te quieres desvelar conmigo?-Preguntó sentándose en su entrepierna, alzando su ceja negra con aquel gesto de picardía.

 

-Ah-Renegó Claudio apoyándose en sus codos para verle con esos ojos azules que a pesar de tener un tono tan pacífico, siempre anhelaban matarle ¡Sólo emocionalmente!-¡¿Dónde estabas?! ¡Me tenias muy preocupado sabes!

 

-Hubo una fiesta en la oficina-Confesó mientras le torcía los ojos y mostraba su blanca sonrisa.

 

 -¡Y por qué te quedaste si a ti no te gusta tu oficina!

 

-¡Pero sí tú eres el que dice que debo socializar más!-Dijo sintiendo como aquella llama empezaba a rayar la línea…

 

-¡Pues sí pero no me dijiste nada!

 

-¡Porque no sabía que era el cumpleaños de Rosa!-Alegó sintiendo de nuevo esa carga en su espalda, ya venía el estrés…

 

-¡Te quedaste al cumpleaños de Rosa! ¡Ay!-Chilló Claudio mientras le pegaba amaneradamente en el brazo.

 

 -¡Ey!-Se quejó pegándole de la misma manera con mucha más fuerza.

 

-¡Tonto!-Insultó mientras ahora le daba un puñetazo en el mismo músculo.

 

-¡Ya Clau!-Mandaba devolviendo el gesto con un poco mas de fuerza que la vez anterior.

 

El cuerpo de Claudio recibía los golpes como si fuesen piedras, siempre utilizó a su novio como defensa frente a los burlones de la preparatoria (cuando la cursaba), pero ahora aquello que alguna vez presumió en su defensa, le estaba desmoronando los huesos…

 

-¡Roberto!-Gritó levantando su brazo ileso para hacer un acto que pensó frenaría todo…una bofetada.

 

La cara cuadrada de Roberto se volteó seguido de ese sonido característico, Claudio quizá no era fuerte, ni siquiera ágil o intrépido, pero sus largas y finas palmas, parecían hechas a la medida para esa acción. El ardor en la cara de Roberto no se hizo esperar, seguido de un adormecimiento y un sabor a hierro en la boca, su estómago empezaba a hervir como cuando el tóner no quería colaborar, su sentido humano se bloqueó, y lo bestia salió a relucir...

 

-¡Hm!-Bramó entre dientes mientras levantaba su mano y copiaba el gesto.

 

La ira en Claudio también se desbordó, ¿Cómo le había golpeado a él? ¡Él!

 

-¡Estúpido!-Gritó con ojos llorosos mientras luchaba para quitárselo de encima.

 

Temeroso como un niño pequeño, Roberto se dejo caer sobre el frágil Claudio, ansiando atrapar su cuerpo, queriendo aplacar la ira con besos forzosos…

 

Claudio luchó contra ese cuerpo, sentía los labios de Roberto junto con sus gemidos en su cara y cuello, sin embargo ahora estaba demasiado temeroso y molesto como para darle la oportunidad de ser arrebatado. Cuando Roberto empezó a querer abrirle las piernas fue cuando en verdad se asustó, un golpe ya era demasiado, pero una violación…

 

-¡No!-Gritó realmente asustado mientras luchaba contra aquellas manos anchas...

 

En un reflejo, levantó su espinilla y golpeó la entrepierna de Roberto, él moreno perdió conocimiento de sus demás sentidos para concentrarse en el tacto. Era un dolor que al principio parecía ileso, pero conforme a los segundos, aumentaba al punto de llanto. Vio como el chico que parecía tan indefenso intentaba escapar de él, con agilidad se le separó y lo único que alcanzo a atinarle fue un golpe seco en la espalda, le vio desequilibrar pero no tardo tanto en huir.

 

Ahí, se quedo Roberto Luna. Jadeando entre insultos y maldiciones a Claudio, llamándole por su nombre con voz recia. Ansiando ver aquel blanco cuerpo bajo sus pies, rogando por perdón a la vez que él le golpeaba sin compasión. Quizá a vista del chico era noble, pero la verdad era que se media demasiado para no propinarle un golpe con cada uno de sus ataques de celos.

 

^^^

 

Estaba corriendo a paso apresurado, cada veinte segundos volteaba hacia atrás esperando que aquel cuerpo no le viniese siguiendo, aunque en realidad lo deseaba. Deseaba ser atrapado por Roberto, pero no deseaba golpes, y mucho menos, un daño a su persona. Ansiaba escuchar la voz masculina llamando su nombre, que le presionase con toda su anatomía contra una pared, anhelaba que le viese rabiosamente con sus iris gris, que le amenazase con no irse de nuevo, deseaba sentir su respiración en su cara, el dolor en sus hombros o muñecas por ser sujetado reciamente, un sentido Te amo, en un tono parecido al que dicen los niños sentidos cuando están enojados, que le llevase a rastras al departamento y que ahí, empezara una reconciliación carnal.

 

Sin embargo, sabía que le costaría bastante. Que sí Roberto le atrapaba ahora no pasaría ni una de esas cosas, y todo porque en su defensa, había atacado lo más preciado de cualquier hombre…

 

-“Sabía que algo malo nos pasaría…pero fue tu culpa Roberto…”-Pensó angustiado queriéndose lavar la conciencia de todo peso…

 

 

Notas finales:

Merezco un Review?


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