Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pigmalión por Neither

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hace mucho viento afuera, la pagina estuvo muerta en no se cuantos lados ni por cuanto tiempo. No me veran en un buen rato y me sentia mal irme en semana santa y no dejarles nada.

Esta un poquito apresurado pero yo arreglo todo.

De cualquier modo acepto sugerencias y puntos de vista =]

A leer~

Estaba corriendo rápidamente por las calles y cruces peatonales, las ligeras ropas que el castaño usaba como pijamas volaban contra el aire por la velocidad a la que corría. Siempre había sido bueno para eso, correr, o más bien, huir.

 

Finalmente empezó a cansarse y con ello a bajar su ansiedad y velocidad. Ya estaba bien lejos, aunque el Corvette era rápido, su conductor no tenía idea alguna de dónde podría estar o por lo menos eso creía él. Se sentía culpable, de hecho había pensado en regresar y en el camino armarse de fuerza para pedirle perdón a Roberto, ¡pero es que fue culpa de él! ¡Tanto por ir al cumpleaños de la mentada Rosa como por haber! Intentado eso…

 

Levantó su mirada y se encontró con la calle que deseaba:

 

Austin St.

 

Se adentró en la calle, empezando a ser un intruso en el tan tranquilo suburbio que alguna vez le vio crecer. Todas las casas tenían jardines desérticos, con piedras rojas o blancas, con grandes espinos y cactos.

 

-“Sigue igual de feo este lugar”-Pensó un poco divertido mientras paraba en la casa con una enorme biznaga en su frente.

 

Cruzó el jardín un poco temeroso y se paró frente a la puerta, dándole a su mente los últimos minutos para decidir qué hacer.

 

-“Lo necesitas”-Le contestó serena su conciencia antes de que su mano tocara un par de veces.

 

La puerta se abrió y con ella su corazón se congeló.

 

Ahí estaba, imponente, alto, vestido con sus ropas vaqueras, acoplado a la vieja moda de Nuevo México. Con sus prominentes entradas en su blanco cabello, su bigote tupido y su barba ya con la misma cantidad de canas que su cabeza.

 

-¿Claudio?-Le preguntó confundido el hombre-. ¿Qué te pasa? ¿Estás bien hijo?

 

No había cambiado en nada. Seguía siendo el mismo hombre noble. Le evitó llamadas tantos meses y ahora regresaba a él como un perro ¡No tenia vergüenza alguna! ¡¿Qué clase de hijo era?! El castaño empezó a sollozar y no duró mucho antes de que su padre le jalara hacia dentro, cerró la puerta reciamente y le aplastó en un abrazo lleno de afecto.

 

-El cabrón te hizo algo -Afirmó rabioso utilizando la palabra que había asignado para Roberto.

 

-Papá-Chilló Claudio aferrándose a la tela de su camisa-.Tengo miedo…

 

-Me mata antes de que te haga algo, tú tranquilo. Estás con tu viejo.

 

Claudio esbozó una sonrisa forzada, intentaba mostrarse lo más hombre frente a su padre pero es que él siempre hacia que sus máscaras cayeran. Después de todo, él era el único familiar que le recibía tan abiertamente desde que anunció su mudanza con aquel que llamó pareja.

 

^^^

 

Estaba molesto, irritado, ¡no! ¡Estaba más que cabreado! ¡¿Cómo pudo golpearle?! ¿Dónde carajos estaba ahora? ¡¿Por qué siempre tenía que hacerse el mártir y por qué él siempre tenía que ir a buscarlo?!

 

No lo iba a buscar, no ésta vez. Ya había sido demasiada paciencia de su parte, él siempre era el que se partía el lomo, nunca le dijo nada ofensivo, respetaba sus gustos y oía a regaña dientes sus reclamos. Él pagaba las cuentas, él era quien terminaba accediendo a ir cada festividad con la familia del otro a pesar de no ser bienvenido, él le compraba lo que quisiese, él hacia ejercicio para agradarle, ¡y el otro que hacia!  ¡Nada! ¡Se ponía de caprichoso! ¡Siempre reclamándole por cabellos que caían descuidadamente sobre su camisa! ¡¿Qué diablos podía hacer él?! ¡¿Acaso tenía la culpa de que en su piso hubiese puras mujeres?! ¡¿Qué su jefe fuese una de ellas?! ¡¿Debía raparlas o cortarles las cabelleras cual indio nativo?!

 

El dolor en sus testículos palpaba reciamente y él sólo gritó intentando masajearse.

 

-¡Claudio!-Bramó rabioso dándole una recia patada a una silla.

 

Se sintió tan bien que siguió haciéndolo, sujetando las patas de ésta mientras golpeaba el cojín del asiento, al punto en que su pie empezó a quebrar la madera que lo protegía por debajo.

 

-¡Pendejo!-Rugió mientras su pie traspasaba por completo.

 

Aventó la silla y siguió destruyendo un par de cosas más, lámparas mayormente.

 

Sentía un montón de cosquillas por su mano, un calor en su pecho y algo molesto en su boca. Se rompió la camisa intentando buscar fresco y se golpeó la pierna un par de veces intentando concentrarse en algo más que no fuesen sus genitales. Estaba realmente furioso, tal y como solía serlo antes de conocer a esa anestesia castaña.

 

Volteó a su izquierda y observó un marco, en el, una de las primeras fotografías que se habían tomado ambos, allá cuando Claudio estaba en preparatoria y él a mitad de terminar su carrera, cuando apenas estaban “conociéndose”. Había sido en un parque, ambos tenían pedazos de luz sobre su rostro y es que se la habían tomado bajo la sombra de un gran árbol.

 

-“¿Por qué lo arruinas?”-Pensó triste y a la vez molesto. Se puso las manos en la cadera y bajó su mirada, mareándose un poco.

 

-“¿Se acabo?”-Se interrogó a sí mismo.

 

                Se imaginaba solo de nuevo, con esa vida vacía, con ese empleo mediocre que tanto odiaba, con noches solitarias, sin desayuno, sin tener nada que hacer al llegar, solo con su maldito carácter como único acompañante.

 

-“Primero me oyes antes de que quieras hacer algo”-Dictó firme mientras tomaba sus llaves y salía del lugar.

 

^^^

 

Se sentía ligero, había caído rendido en su vieja cama. Aquella donde tantas veces se imaginó que sería su primera vez con Roberto, sin embargo, ahora no tenía cabeza para pensar en él. Su mente no hacía nada, sólo descansaba, ni siquiera tenía un sueño proyectándose en su interior, en verdad, nada.

 

Su padre le había interrogado un sinfín de cosas, adoraba esa personalidad suya tan paternal a pesar de que él ya tenía veintidós bien cumplidos. Volviendo a su padre, lo amaba, otro hombre le hubiese cerrado los brazos en cuanto dijera quien era realmente y que deseaba él, pero no así su padre. Él siempre fue un buen hombre.

 

No sabía que responder, no quería quemar más la imagen de Roberto frente a él, y es que su pareja jamás agrado a ojos de su padre. De hecho dudaba que conociese su nombre, siempre, en buenas y malas, tranquilo o molesto, siempre su llamado era Cabrón. Lo único que le dijo era que estaban peleados, que se había asustado y salido del lugar, la mirada de su padre se mostraba decepcionada, claramente sabia que le mentía pero aun no quería soltar la verdad, era demasiado crudo confesar que habían llegado a los golpes, o inclusive decirle de la supuesta violación que iba a sufrir…

 

Por eso se le había permitido dormir, para refrescarse.

 

Oía algo lejano, de repente parecía aumentar el volumen, dudaba que fuese un sueño pues no había imagen en su mente, todo era negro, intentó enfocarse más y supo que era una discusión. Su padre estaba solo, ¿con quién hablaría? Quizá…

 

-¡Claudio!-.Escuchó que le gritaba una voz reciamente, ¡Roberto!

 

El sueño voló y él se levantó asustado, su corazón latía rápido y en la oscuridad no veía nada.

 

-¡Claudio!-Repitieron más cerca.

 

-“¡Escóndete!”

 

La puerta se abrió y Claudio no pudo realizar su plan. Se quedo helado como un venado frente a la luz de un auto. Ahí estaba, agitado y un tanto desarreglado. Roberto tanteó con su mano apresurado intentando buscar el interruptor de la luz. Acercándose también, estaban los gritos de su padre, eran fuertes y de amenazas, sin embargo Claudio sólo oía ruido, no podía analizar bien que pasaba…

 

-Roberto…-Susurró asustado.

 

El moreno gritó una maldición hacia el viejo y se dio por vencido en su intento por prender la luz.

 

-Necesitamos hablar-Dijo serio mientras cerraba la puerta detrás de él, impidiéndole a su “suegro” que interviniera.- ¿Entendiste?

 

Claudio retrocedió asustado oyendo los gritos de su padre, pero sobre todo, viendo como Roberto se acercaba a él con un andar muy firme. ¿Qué quería ahora de él?

 

-Vas a abrirte para mí.

 

Sus celestes ojos se atemorizaron y el asco le recorrió todo el cuerpo, ¡¿había ido hasta la casa de su papá sólo para violarlo?!

 

-Sí no lo haces, esto se acaba.

 

La mente de Claudio entro en pánico

 

-“¿Qué? ¡Eso no es justo! ¡No puedes ponerme entre la espada y la pared Roberto! ¡No es justo!”

 

Se revolvió torpe entre las sábanas y salió disparado hacia su armario, Roberto brincó sobre la tela manchándola con sus zapatos y atrapó a Claudio en un abrazo forzado, se estrellaron contra la pared y el grito del castaño únicamente sirvió para preocupar más a su padre.

 

-¿Por qué corres siempre?-Le preguntó molesto sin hacer mucha fuerza.

 

-Vete ya-Rogó

 

-No, ábrete.

 

Claudio tembló, no podía estar pasando, no a él, no a manos de Roberto. ¿Dónde había quedado el amor? Su novio era un salvaje, sí, pero jamás eso opacaba su vista, siempre sabía cómo comportarse, tenía una paciencia más fuerte que cualquiera y rara vez se permitía explotar frente a él. ¿Dónde estaba ése Roberto ahora?

 

-Roberto por favor-Suplicó temblando en la oscuridad. La posición no era la más ventajosa, por lo menos para él. Sólo era bajarle el pantalón…

 

-Vas a volver a la casa-Dijo confundiéndolo en la afirmación y la interrogativa.

 

 -¡Claudio! ¡Abre la puerta!-Oyó finalmente la voz de su padre.

 

-Dile algo-Mandó rechinando los dientes y apretándole más.

 

-No-Lloró como niño pequeño.

 

-Claudio no empieces…

 

El castaño tembló y aclaró su voz:

 

-Tranquilo papá.

 

-¡Ábreme o tiro la puerta!

 

-Intenta mejor-Ordenó de nuevo su pareja.

 

Claudio lloró más y gritó:

 

-¡Estamos platicando, déjanos por favor!

 

-¡Claudio! ¡Ábreme!

 

La fuerza sobre sus muñecas se agudizó y Claudio explotó.

 

-¡Déjanos solos, ya!

 

-Claudio-Llamó su padre más callado.

 

-¡Ya papá, vete!

 

La sombra de sus pies bajo el espacio entre el piso y la puerta se fue. Roberto se sonrió más no por eso soltó a su amante.

 

-Vamos a ir a casa. Y vamos a hablar, no a gritar, no a llorar, no a acusar. Vamos a hablar-Le reafirmó sereno por el oído-. ¿Entendiste, Claudio?

 

-Sí-Murmuró asustado.

 

Roberto se convenció y le soltó las manos, se arregló sus ropas y jaló con más cariño a Claudio. Ambos caminaron torpes hasta la puerta y al abrir un puño salió de la nada, golpeó a Roberto en la cara, haciéndolo retroceder y a Claudio gritar.

 

El padre del castaño había esperado a un lado de la puerta, dispuesto a jalar a su hijo y de hecho eso hizo. Lo aventó atrás de él y se fue contra el imponente moreno que se encontraba aturdido en el suelo.

 

-¡¿Qué le hiciste a mi hijo?!-Le interrogó jalándole de la destrozada camisa que traía.

 

-¡Papá!

 

-Nada-Gruñó Roberto apretando sus manos sobre las de él.

 

-Dímelo cabrón -Exigía cabreado.

 

-¡Papá ya basta!-Chillaba Claudio encima de su padre-¡Por favor!

 

La boca de Roberto se sentía húmeda y acida, había sangrado, su labio cosquilleaba y se sentía inflamado. Realmente que para ser un viejo tenía bastante bien acomodados los pantalones.

 

Con mucho esfuerzo Claudio logró separarles un poco y Roberto se aprovechó para quitárselo de encima totalmente. Se levantó y miró con odio a Claudio sólo con el rabillo de sus ojos pues seguía atento a cualquier cosa que intentase el viejo.

 

-Papá ya nos vamos a ir-Dijo Claudio tomando iniciativa entre esos dos trenes.

 

-No

 

-Papá…

 

-Él quiere irse, ya lo oyó.

 

-¡No se va a ir!

 

-¡¿Por qué carajos no?!

 

Claudio se metió entre ambos y encaró a su padre.

 

-¡Angus!-Bramó con fuerza logrando que callaran ambos-¡Papá!-Corrigió más calmado-.Ya nos vamos, te agradezco todo pero golpearlo ya fue de más.

 

-No Claudio, tú no te vas-Le ordenó tomándole del brazo.

 

-¿De nuevo?-Le dijo Roberto tomando el otro.

 

-¡Me lastiman!-Les gritó quitándose a ambos-. Ya…

 

Claudio les dio la espalda a ambos y se abrazó en cuanto bajó las escaleras, se sobó sus antebrazos y al poco rato vio a ambos bajar. Roberto le pasó de lado y abrió la puerta bruscamente, Claudio se despidió con el gesto de adiós con su mano derecha y subió temeroso al Corvette. Su padre les vio desde la puerta y se perdió en cuanto arrancaron.

 

Todo fue silencio, sólo se oían sus respiraciones y el cambio de velocidades dentro del auto. Pasaron las manzanas que él había corrido y también el edificio donde vivían…

 

-“La casa esta allá atrás”-.Pensó con miedo.

 

La sensación incomoda en el ojiazul sólo creció cuando los seguros del auto se cerraron y Roberto aceleró más.

 

-No vamos a casa. Siempre que “hablamos”-Enfatizó- , medio edificio se entera de ello.

 

-¿A…?

 

-Un lugar-Se adelantó girando suavemente, con una calma tétrica en él.

 

Pasaron los minutos, y la noche sólo caía más y más. Ya estaban en las afueras de la ciudad, en el paisaje oscuro únicamente se veían rocas.

 

-Roberto…

 

-Tranquilo.

 

-¡Roberto a dónde vamos!

 

El más alto giró bruscamente y se adentró en el desierto, bastante alejado de la carretera. Salió y abrió la puerta de su acompañante.

 

-¿Te acuerdas de éste lugar?

 

-Vámonos -Pidió rápido…

 

-¿Por qué?

 

Fue un aullido fuerte. Agudo, siniestro…

 

-¡Quiero irme Roberto!

 

El moreno se sonrió-¿Te siguen dando miedo los coyotes, Clau?

 

 

Notas finales:

Review?

Amenaza, burla? Lo que quieran. Solo alimenten a este monstruo si?

Cuidence mucho.

Neither's Out


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).