[Sam] POV
Siento como si me acabara de golpear un bate, o un tren. El aire neblinoso de Seattle se siente espeso en mis pulmones cuando intento respirar. Elevo mi mano para tocar la parte posterior de mi cabeza. No logro evitar una mueca de dolor a medida que la piel dolorosamente suave grita a modo de protesta y mis rodillas ceden, el concreto las golpea fuertemente, la sacudida hace a mi cabeza tambalear como si apenas estuviera conectada con mi cuello y en mis oídos siento un ruido similar a las campanas. Caigo finalmente, mi espalda se pega a la pared de mi edificio. Todo da vueltas, pero no en el sentido divertido de emborracharse, sino que el que da nauseas, como de daño cerebral. Pestañeo furiosamente, pero es como si mis ojos no pudieran mantenerse fijos en un punto, las calles giran y se arremolinan a mi alrededor.
“Carajo”. Ni siquiera pienso al decir la palabra, solo se escapa de mis labios como un reflejo; un instinto. Entonces bajo mi mano y la dejo frente a mi hasta que empiezo a enfocar. Las puntas de mis dedos están de un rojo oscuro, casi negro, bizarramente iluminados por la luz anaranjada de la calle sobre mi. Respiro profundo, o al menos lo intento, se destruye antes que pueda absorber demasiado, mis extremidades caen al piso sin remedio.
Intento cerrar mis ojos, pero la oscuridad no brinda seguridad ni paz, de hecho me hace sentir aun mas mareada. Los abro nuevamente y miro la casilla de correos de la calle del frente. En realidad, intento mirarla, continua moviéndose. Me imagino que esto no puede durar mucho mas, y que si simplemente me siento aquí y respiro por un momento seré capaz de ponerme de pie nuevamente. Dentro y fuera Sam, me digo a mi misma, dentro y fuera. Si mis pulmones siguen funcionando, y mi cerebro aun piensa, entonces debe significar que no moriré ni perderé la mitad de mi CI. Dentro y fuera, puedo sentir la sangre escurriendo por mi cuello, tibia. Cuidadosamente chequeo una vez más, duele. Rayos, hay un vidrio ahí. “Carajo” repito. Aparentemente mi cerebro herido no puede articular nada más.
La calle humedeció mis jeans, mi trasero esta helado. Mis piernas están frías, todo lo esta. Esto apesta de tantas maneras que no puedo ni empezar a explicar. Con un quejido levanto mi cabeza, mis ojos luchando para enfocarse en el oscuro cielo nocturno de Seattle, pero incluso eso es demasiado borroso para ser hermoso como suele serlo. Me molesta que de pronto no hay estrellas, no puedo ver ninguna. Ni un pequeño haz de luz. Solo el foco anaranjado de la calle, el murmullo del trafico de la calle siguiente y el latido de mi corazón. A la mierda con esto, es un verdadero carajo, ni siquiera hice algo esta vez. ¿desde cuando le importa a mamá lo que hago? De pronto ve una carta del liceo en la mesa y se molesta por el 5 que obtuve en geometría. Un 5? eso es aprobar, es mejor de lo que suelo sacar. Lo tomo y lo remeció frente a mi nariz y grito hasta que sus labios se pusieron azules, que yo era un fracaso, que no soy nada comparada con Melanie.
Aprieto mis labios, maldita Melanie. Digo, es mi hermana, la quiero supongo. Nunca la veo, no la conozco realmente... ella es la chica a la que todos aman y admiran. Melanie es la gemela buena, la amable, la que saca 7, probablemente la única Puckett que no ha sido arrestada en algún momento. Jamas admitiría que siento celos de ella, no por su inteligencia ni reputación, sino porque ella no tiene que vivir aquí con este monstruo al que llamo mamá. Melanie no tiene que que preocuparse porque su propia madre le rompa una botella de vodka en la cabeza. Ella no tiene que cerrar su puerta en la noche para que aquella misma mujer no entre a escondidas y le robe el poco dinero que tiene. Melanie es afortunada, y supongo que estoy feliz por ella, pero, Dios, mataría por ser ella por un día.
Bueno.. quizás no. Melanie puede que asista a un colegio elegante y tenga un futuro lleno de... matemáticas o lo que sea en que ella es buena, pero yo tengo algo que ella no tiene. Tengo a Carly Shay, ella llena mi mente como algodón de azúcar, dulce y esponjoso, sonrío débilmente, probablemente de manera estúpida, pero hago responsable de ello por completo a la perdida de sangre. No cambiaría a Carly por nada, no por una madre sobria, ni una libreta llena de 7s, ni un futuro sin obstáculos. Rayos, renunciaría a lo poco que tengo con tal de no perderla.
Debo verme extraña y boba al momento de perder sangre por la nuca. No me lo esperaba, aunque debo admitir, las botellas de vodka no golpean a tu cerebro así de fuerte muy seguido. Mis dedos adormecidos buscan en mi bolsillo, se lo que debo hacer, pero realmente no deseo hacerlo. Quiero mucho a Carly, pero detesto depender de ella, o de cualquiera. Detesto no ser capaz de cuidar yo misma de mis asuntos. Simplemente debería volver a entrar, encerrarme en mi pieza y dejar que mi mama grite hasta que caiga en aquel sueño inducido por el licor. Lo he hecho antes, pero estoy demasiado cansada de eso. Cansada de recoger latas de cerveza del sillón y de su despertar malhumorado hacia mi por el solo hecho de existir, y estoy cansada de estar aquí, de vivir en este lugar. No deseo hacerlo más. Solo quiero a Carly, y honestamente no me importa si es egoísta de mi parte, quiero que venga, quiero que limpie la sangre de mi cabello y me ponga a dormir. Ella es la única que logra ver a la Sam vulnerable y amable. Todos los demás reciben mi puño en sus narices si incluso sugieren que siento diferente.
Sin embargo Carly ve todos los aspectos de mi que los demás no llegan a ver. Mayormente porque se que ella no lo usaría en mi contra , ni trataría de sacar ventaja. Carly no es como otras personas, incluso diría que ella no cae dentro de la especie humana. Todos son tan deshonestos y egoístas, pero no Carly. Pequeña y dulce, con un corazón demasiado grande para su pecho. Incluso si sabe que no soy la mejor influencia y que tomo malas decisiones, y hago estupideces, ella jamas me ha alejado. Y eso... amo eso, me encanta eso de ella. Amo que después que mi madre rompa una botella de vidrio en mi cabeza tenga un lugar al que ir.
A tientas logro sacar el celular, la pantalla se mueve, pero eventualmente logro llegar a mis contactos y marco el numero. El teléfono apenas llega a mi oreja, el sonido se escucha distante y confuso. De pronto la casilla de correos de la calle del frente no se ve muy clara, de ello se aleja y se ve borrosa, maldición, no debo desmayarme. El viejo asqueroso del 3B me encontrara aquí y quien sabe que le hará a mi cuerpo inconsciente.
“¿Alo?”
Inhalo profundamente con la intención de formar palabras, una oración o lo que sea, pero todo lo que sale es “Mm”.
“¿Sam?” se escuchan susurros en el otro extremo. Incluso en esa palabra, en esa pequeña silaba, logro escuchar el miedo en su voz, la ansiedad, la preocupación. Frunzo el ceño hacia el celular cuando algo negro comienza a bloquear mi visión. Eso no es bueno.
“Sam, ¿estas ahí?”
“Car...” carraspeo y mis fuerzas me dejan, mis parpados pesan demasiado para mantenerlos abiertos. Se cierran como persianas, el teléfono pendiendo de mis dedos ensangrentados “...Ly”
“ Ya voy Sam, ¡Permanece despierta!”
Eso parece ser una buena idea, debería hacerlo. Realmente debería, yo debería...