Hay veces que la realidad supera la ficción y creo que esta es una de ellas. ¿Queréis un consejo? Si cada vez que os emborracháis dejáis de pensar con la cabeza y empezáis a pensar con el pene, no os separéis de vuestros amigos en una ciudad desconocida.
Hacía poco que me había dejado mi novio y a pesar de que yo sabía que no me merecía y que yo era mucho mejor que él, todavía dolía. Así que decidí hacer un viaje al extranjero para despejar un poco la mente y alejarme de todo.
Aquella noche empezó como una de tantas, o eso creo, porque los recuerdos que guardo están bastante fraccionados, Salís con unos amigos a tomar unas copas, hasta ahí todo normal. Recuerdo que el camarero del local al que fuimos estaba de muy buen ver y parecía como si de mi grupo de amigos yo fuese el único que le interesase, a pesar de que a una de las chicas le faltó enseñarle una teta en mitad de toda aquella gente. Yo ya se lo había dicho -Ese tío no es hetero -Pero ella no me hizo ni caso y al final tuvo que darse por vencida y volver a nuestro lado derrotada.
Estuve ligando un buen rato con el camarero, pero tras esperarlo hasta las cuatro de la mañana, resultó que había surgido un problema y que se tenía que quedar hasta las seis, así que lo mandé a la mierda. En este momento es cuando debería haberme ido a casa con el resto de mis amigos. Pero otro chico, que no venía en el grupo conmigo, pero que conocía de antes de que se viniese a vivir a este país, me dijo que quería llevarme a otro sitio.
Ese otro sitio resultó ser una sauna, o algo así. Yo sólo recuerdo salas y piscinas. Aún no se cómo lo hice, pero me pasé por el forro los treinta euros que había que pagar para entrar y entré por mi cara bonita. ¿He dicho ya que no sé cómo cojones lo logré? Y dentro aún fue mejor, creo que de todas las cervezas que me tomé sólo llegué a pagar una, cortesía de otro amable camarero al que creo recordar que le dije que era pobre. Es difícil recordar las conversaciones que tuve, sobretodo porque las mantuve en inglés.
Luego me encontré a un travelo, no espera, lo del travelo había sido en el bar. Y le pregunté que si tenía almeja o chupa-chups, creo que me calzó una hostia, pero no estoy seguro.
Volviendo a la sauna, que por cierto era una sauna gay, porque por allí sólo había tíos dándose el lote y además había pantallas con contenidos bastante explícitos. El caso es que creo que yo también me lié con alguno, pero de nuevo no estoy seguro. Lo que sí recuerdo es que de pronto me entraron ganas de hacer pis y decidí ir al baño, pero como estábamos en una sauna y yo no tenía chanclas, tuve que ir descalzo. Asomé la cabeza en el aseo y decidí que yo ahí no meaba, ni loco entraba descalzo en aquel lodazal.
Así que me volví a una de las salas, me levanté la toalla y puse a mear en uno de los cubos de basura. El chico que me había llevado allí alucinaba conmigo, aunque creo recordar que se enfadó en algún momento de la noche, porque me lié con otro. En esos momentos no estaba como para pensar que yo le había gustado alguna vez, en un pasado no muy lejano...
También recuerdo que robé unas chanclas, no sé a quién ni por qué, pero en aquel momento me pareció una estupenda idea calzarme con ellas.
Después de la meada, decidí dar una vuelta por las instalaciones, cuando de repente, una mano salió de una sala y me vi rodeado de penes. No podría explicarlo mejor. Tumbado en el suelo, me giraba a la derecha y veía penes, me giraba a la izquierda y había penes y se levantaba la vista ¿Adivináis? ¡Penes también! Aquello me empezó a poner un poco nervioso, pero aún así creo que estuve allí bastante tiempo. ¿He dicho ya que mis recuerdos son fragmentados? De esa habitación solo recuerdo los penes.
También recuerdo que había un chico muy guapo al que estuve persiguiendo buena parte del tiempo, pero que al principio pasaba de mi y cuando por fin conseguí que me hiciese caso empecé a tocarle un poco, pero cuando de pronto me miró y vio que tenía el pene flácido, me encogí de hombros y dije -Creo que me acabo de correr. -Y me fuí tan pancho y allí lo dejé todo empalmado.
Lo de que acababa de correrme era cierto. Y es que me había encontrado con un chico que quería liarse conmigo. Y él no hacía más que intentar besarme ¡Y yo no me iba a dejar besar en un sitio así! Así que cada vez que él intentaba besarme, yo le bajaba la cabeza hacia mi polla. ¡Y el volvía a intentar besarme! Y yo volvía a bajarle la cabeza hacia mi polla. Y al final debí de insistir mucho, porque me la chupó...
Y el camarero seguía invitándome a cerveza, o me las dejaba muy rebajadas. El caso es que lo siguiente que recuerdo es estar en un coche lleno de griegos, que me llevaban a la estación. Y uno de ellos me decía que me fuera a casa con él y yo le respondí -Sí, si. No te preocupes, pero primero déjame hacer una llamada desde la estación. En cuanto me bajé del coche en el lugar acordado, puse pies en polvorosa y si te he visto no me acuerdo. Espero no volver a encontrarme nunca con ellos, no es que fuera a reconocerlos si los viese, pero a lo mejor ellos a mi sí.
Al llegar a la estación compré un billete y me dirigí a la vía a coger el tren que me llevaría hasta la casa de mi amiga en la que ahora me estaba alojando. Pero antes de eso me pareció una magnífica idea tirar las chanclas que había robado. Así que me las quité y las tiré a la basura. Sigo sin saber por qué las robé, pero aún me desconcierta más el hecho de que las tirara.
Cuando me bajé del tren cogí la bicicleta que había dejado aparcada en la estación a la ida y empecé a pedalear, borracho como una cuba, hacia la casa de mi amiga. Tuve suerte, sólo me choqué contra una farola, pero la bici, que era de alquiler salió intacta y el policía que vio el hostión, ni siquiera me puso una multa por conducir borracho.
Al llegar a la casa, sostuve una entretenida conversación en inglés con mi amiga para que me dejase subir, no entiendo muy bien por qué si los dos hablamos un castellano materno maravilloso. La chica me miró desconcertada cuando aparecí en el umbral de su puerta, pero más debió alucinar fue cuando dije -Me siento sucio -Y sin más palabras me encerré en el baño para darme una ducha.
Todo esto son las cosas que recuerdo, pero tengo muchas lagunas y me da miedo recordar más. Y en un par de fines de semana vuelvo para allá, pero esta vez prometo ser bueno y portarme como un chico decente. Y si no le pediré a mi madre que me de una buena hostia. Eso sí, aquella noche salí follado y desfogado.