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Te llevas mi alma. por sasukitsu

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Notas del fanfic:

Ni Harry Potter, ni ninguno de los maravillosos personajes del mundo mágico son míos, tan sólo los utilizo para mis malvados propósitos yaoistas kukuku

Notas del capitulo:

Hola ^^

Se me ocurrió este oneshot ayer mismo, y hoy, después de varias horas ( de veras que me esforcé XD), mi oneshot ha nacido jajaja

Es un oneshot completito y según Miko chan, también es lindo. ¡Miko chan, te lo dedico a tí ! Para que cures esa gripe que te maltrata XD

La canción que sale es Abrázame de Camila

http://www.youtube.com/watch?v=fNk2HRe7iaY

Espero les guste ^^

 

En la silenciosa habitación, iluminada tenuemente por multitud de velas, un joven miraba con ternura a una hermosa jovencita. El chico, más bien hombre, porque un joven siempre suele tener ojos ilusionados y rostro limpio, y ese muchacho de apenas diecinueve años, tenía un rostro grave pero cariñoso, y los ojos verde jade que tan hermosos eran, parecían vivir tan sólo por la bellísima cara de la jovencita, que también miraba con tristeza contenida en sus ojos claros al chico que la miraba con tanta adoración.

 

Tienes que saber qué es lo último que pido

Que estoy desesperado y según mis latidos

No me queda mucho tiempo a mi favor

 

Él se estaba despidiendo, ella lo sabía, como también sabía que esa despedida puede que fuera para siempre. Por eso, sus ojos tan claros y llenos de lágrimas a duras penas contenidas porque él quería verla sonreír, miraban fijamente a esas hermosas esmeraldas que tanto amaba. ¡Ah, amaba esos ojos sobre todas las cosas! Junto con esos cabellos revueltos y que brillaban de lo negros que eran...hasta sus estúpidas gafitas redondas y pasadas de moda le gustaban. Por no decir, que le gustaba tanto ese rostro tan amado, que la cicatriz que cruzaba su frente, en forma de rayo, por culpa de una maldición asesina, le encantaba...pero no era momento de perderse en los pensamientos de cuanto le gustaba su esposo, no, lo peor del caso es que se estaba despidiendo de su marido, Harry Potter, porque este se dirigía al combate final con el Señor Tenebroso, el malnacido Lord Voldemort. ¡Mal rayo le parta!

 

Y antes de perder de vista mi camino

Quiero mirarte y poco y soñar que el destino

Es junto a ti mi amor

 

No podía quitarle la vista de encima, en absoluto. Esos cabellos tan rubios que parecían ser blancos, esos ojos tan claros que parecían dejarle vislumbrar su misma alma, esa naricita pequeñita y patricia que tanto le gustaba... ¡Ah! Por no hablar de sus labios rojos y perfectos, como marco a ese rostro que le parecía más bello que cualquier cosa que existiera. Su tesoro, su alma misma, su mujer. Ese perfecto ser que tenía la mitad de su alma, el que siempre había buscado sin descanso y ahora le pertenecía, era lo que le estaba dando las fuerzas necesarias para luchar con coraje contra el peor enemigo, él mismo. No que no fuera valiente, ni su coraje no existiera, no, era algo más complicado, más duro. Él sabía que esa sería su última lucha, el último instante de su vida, porque en su interior estaba incrustado el horrocrux final, que debería ser destruido por su propio creador, para volverle mortal nuevamente y que sus aliados pudieran terminar con su mezquina existencia.

 

Pero dolía, ¡Dios!, claro que dolía. Porque dejaría escaparse de sus manos, con su maldita muerte, la persona que más adoraba en el mundo...bueno, las personas, porque su esposa estaba esperando un hijo suyo.

 

Quédate un segundo aquí a hacerme compañía

Y quédate tantito más, quiero sentirte mía

Y abrázame

Y abrázame

Y abrázame

Y abrázame

 

Esos ojos verdes miraban fijamente a los ojos claros, sin poder pronunciar palabra alguna, pese a todo lo que quería decirle. En realidad no tenía fuerzas necesarias para despedirse, no podía, no quería. Por eso le había escrito una carta tan larga que más bien parecía un libro, y también tenía listo el testamento donde le legaba todo su patrimonio a su mujer y su hijo, sin olvidarse de los pequeños legados hacia Hermione, Ron, Sirius, Remus y demás.

 

No que no les quisiera, porque también tenía una pequeña nota para todos los miembros de su escasa familia, pero no podía pensar ahora mismo en nadie que no fuera la persona que amaba. Fuera cual fuera su nombre, porque esa persona tenía más de uno...y de dos.

 

Hoy me he dado cuenta que no había sentido

Tanto miedo antes, que yo no decido que dios lo hace mejor

Y antes de perder de vista mi camino

Quiero mirarte un poco y soñar que el destino

Es junto a ti mi amor

 

Su corazón parecía estar estrujado por una bestial garra, que desgarraba milímetro a milímetro, todos los delicados tejidos de ese órgano. Estaba sufriendo el peor dolor de su corta y miserable vida, pues el delicado cuerpo de la persona de ojos claros, tenía los mismitos años que su marido, el famoso Harry Potter. Incluso habían ido al mismo colegio de magia en el que estaban en ese mismo momento, resguardados en la discreta y misteriosa sala de menesteres.

 

Habían estudiado juntos, discutido juntos, peleado juntos...incluso llegar a la violencia física juntos. Hasta el hermoso y aterrador día en que habían descubierto, siempre juntos, que se amaban, se deseaban y se adoraban.

 

Quédate un segundo aquí a hacerme compañía

Y quédate tantito más, quiero sentirte mía

Y abrázame

Y abrázame

Y abrázame

Y abrázame

Y abrázame

 

Se habían enlazado en la más estricta intimidad, con sólo la presencia de cinco contadas personas, Albus Dumbledore, Severus Snape, Hermione Granger, Ronald Weasley y Remus Lupin. Los cuales fueron los que invocaron a su lado el encantamiento Fidelio, para proteger su casa de sus enemigos, cada día más cercanos y crueles.

 

Siempre habían estado juntos, siempre. Hasta el maldito día de hoy, en el que se separarían sin promesa de ningún tipo...porque era más que probable que su estúpido Gryffindor no regresara nunca más.

 

Hay una razón para quedarme

Yo no quiero tu compasión

Quiero que estés conmigo

Hasta que me haya ido

Y abrázame

 

-Me tengo que ir, mi serpiente.-musitó tenuemente Harry, abrazando tiernamente a su pareja, que tembló con fuerza-Hasta que volvamos a encontrarnos, mi amor.

 

Una fina cascada de lágrimas, adornaron la hermosa mejilla de la persona rubia, que sollozó quedito y respondió con dolor.

 

-Hasta que volvamos a vernos, mi león.

 

El joven de ojos verdes, sin detenerse ni un segundo a mirar nuevamente a ese amado rostro, porque tenía miedo de no tener el valor de dejar sus amores y sueños atrás, salió con paso firme de la sala de menesteres, en cuya salida sus dos leales amigos, Ron y Hermione le esperaban, llorando en silencio.

 

Sin hablar, y por turnos, Harry les abrazó con fuerza y se despidió silenciosamente, dejándoles al cuidado de los dos amores que sufrían en la sala de menesteres, su pareja y su hijo no nato.

 

-Hasta que volvamos a vernos, mis hermanos.

 

Un amargo sollozo resonó en el lóbrego pasillo, y Harry Potter se fue rumbo a su destino.

 

Y abrázame

Y abrázame

Y abrázame

 

Tienes que saber qué es lo último que pido

Que estoy desesperado y según mis latidos

No me queda mucho...tiempo a mi favor

 

Todo el camino hasta su último combate, la imagen de su pareja le daba aliento y fuerzas. Cuando susurró un desgarrado "Estoy a punto de morir" a la snitch que el director Dumbledore le había regalado la navidad anterior, las fantasmales imágenes de sus padres y sus dos totalmente desconocidos abuelos magos, James Potter Sénior y Casiopea Black, se unieron a la imagen invisible de su pareja, su vida su alma.

 

Con una agradecida sonrisa, saludó a sus seres queridos y caminó con firmeza hasta dónde su verdugo le esperaba.

 

-Ese Potter no es tan valiente como todos decían.-decía jocoso el Señor tenebroso, mofándose de él, junto con sus alegres mortífagos. ¿Díganme en dónde se encuentra el valeroso héroe de Dumblendore?

 

Respirando hondo, Harry tomó con fuerza su varita y se quitó la capa invisible, que le había permitido llegar hasta el lado mismo de Voldemort.

 

-¡Estoy aquí, maldito Voldemort!-exclamó con valentía Harry.

 

Los ojos rojos miraron con complacencia el juvenil rostro de su némesis, y su voz siseante pronunció unas secas palabras.

 

-Avada Kedavra.

 

Y todo se volvió negro para Harry.

 

El señor del mal y todos sus mortífagos, celebraron a gritos su victoria, mientras, en lo más profundo de Hogwarts, la muchacha rubia aullaba con desesperación, haciendo que Ron y Hermione se miraran destrozados, al mismo tiempo que el glamour que protegía la apariencia de Draco Malfoy de Potter, esposo de Harry, se rompía.

 

Al estar enlazados, el rubio había sentido la muerte de una parte de su magia, de su vida, de su alma. Su esposo, su Harry ya no existía. Había sentido su muerte en su propia carne, como si él también estuviera muerto...como lo estaba realmente. Ahora Draco ya no era ni persona siquiera, era un cuerpo vacío de todo sentimiento y sentir. Esperaría a dar luz a su inocente hijo no nato, antes de reunirse en la muerte con su esposo. Si, en apenas dos meses y medio más, se reuniría con su Harry, pesara a quien pesara.

 

Pero por suerte, nuestro héroe no estaba muerto, al menos no totalmente. En cuanto el rayo verde tocó su cuerpo, la fría muerte pareció llevarle consigo, pero no fue así, lo llevó hasta una solitaria estación de tren, dónde sus jóvenes padres le esperaban.

 

-Papá, Mamá...-murmuró el de ojos verdes, sorprendiéndose al oír su voz infantil, y mirando con sorpresa su propio cuerpo, que pareció volver a la edad de año y medio- Pero... ¿Por qué tengo este cuerpo? ¿Estoy muerto? ¿Esto es el cielo? Yo creía que iba a ser más bonito que una estación de tren.

 

Lily sonrió dulcemente, y tomó en brazos a su hijito, llenando todo el pequeño cuerpecito de Harry bebé de un maravilloso calor, mientras su padre, James, besaba su frente con ternura y le sonreía.

 

-No, hijo, no. No estás muerto. Estás en la intersección del mundo de los vivos y los muertos, por lo que aún puedes regresar si lo deseas.-murmuró James con amor.

 

-¿De verdad no estoy muerto?

 

-No, hijito, si quieres, como tu padre ha dicho, puedes regresar a tu cuerpo.-dijo Lily con voz cálida.- Lo que realmente mató Voldemort, fue ese trozo de su alma que depositó en ti la noche que nos asesinó. Dime... ¿Qué vas a hacer?

 

Harry abrió sus ojos verdes asombrado, y el alivio y la alegría, parecieron llenar todas sus células.

 

-Mamá...Papá...deseo regresar y pasar el resto de mi vida con Draco.-musitó Harry.

 

Los dos le sonrieron felices, porque ya sabían que su hijo querría regresar, y la bella mujer pelirroja lo posó en el suelo, acariciando su mejilla, mientras el joven de ojos castaños y cabello tan negro y alborotado como Harry, acariciaba su pelo.

 

-Regresa con tu esposo, mi vida. Nosotros te esperaremos aquí todo lo que haga falta.

 

Todo se fue nublando, poco a poco, y unas palabras resonaron en sus oídos, como despedida final.

 

-Scorpius James Potter, sería un buen nombre para mi nieto, Harry. Pese a ser hijo de un prepotente Malfoy.-gritó su padre.

 

-¡Oh, James! No insultes al esposo de nuestro pequeño.

 

-Perdón, mi ciervita...

 

Harry se sintió tan lleno de amor, que su magia cantó en sus venas, y, cuando volvió a su cuerpo y sintió las suaves manos de la madre de su esposo Draco en su piel, su magia pareció llegar hasta la magia de Narcisa, enseñándole toda su vida en común con su esposo, y ganándose su lealtad al instante.

 

-¡Está muerto, mi señor!-exclamó la rubia mujer, mientras su esposo, Lucius, miraba atentamente a su pareja, recobrando las esperanzas que parecían perdidas...su mujer estaba mintiendo.

 

Y la marcha triunfal del Señor tenebroso y los estúpidos mortífagos que no eran ni Snape, ni los esposos Malfoy, los tres apartados porque la policía no es tonta, y Snape pudo ver que, aunque tenuemente, Harry respiraba, se fueron a celebrar su victoria al interior del colegio de magia, como corderitos de camino al matadero...

 

Ron y Hermione, se abrazaban doloridos, sintiendo la muerte de Harry como la suya propia, casi como Draco, hasta que el rubio, que había permanecido catatónico y totalmente inmóvil, como si de un autista se tratara, saltó de la silla dónde los dos Gryffindor le habían sentado y aulló, olvidada de la emoción su clase de Slytherin:

 

-¡Harry está vivo! ¡Está vivoooooooooooo!

 

El pelirrojo y la chica castaña, le miraron como si, repentinamente, le hubiera crecido otra cabeza o algo peor, y los ojos plateados de Draco, tan brillantes y deslumbrantemente felices, les llevó a la acertada conclusión de que el esposo de su mejor amigo no padecía estar mintiendo.

 

-Hermione, quédate con Draco mientras yo voy en busca de Remus y de Sirius. Si Harry está realmente vivo, aún tenemos esperanzas de vencer a-quien-tú-ya-sabes, sin que Dumbledore se sacrifique para vencerle.- gritó Ron saliendo corriendo por la puerta.

 

Hermione sólo sonrió como respuesta, y su alma pareció revivir. Si Harry estaba vivo, su amado director y abuelo honorario del niño que vivió y parece que estaba a punto de vencer, no tendría que sacrificar su vida en pos de un futuro mejor. Pero...su cerebro suspicaz sabía que algo extraño había tenido que suceder...el director Dumbledore no solía equivocarse...

 

En medio de llantos y sollozos, Voldemort enseñó con orgullo, lo que para él era el cadáver de Harry Potter, en los temblorosos brazos de Hagrid, que lloraba como si no existiera mañana...duchando copiosamente al pobre Harry, que temblaba discretamente...o no tan discretamente, porque Snape se aproximó hacía ellos dos, y se agachó al nivel de los oídos de Harry y murmuró:

 

-Potter, no llegarías lejos como actor.

 

Harry se mordió la lengua porque tuvo unas arrolladoras ganas de aullar de risa. ¡Dios! ¡Estaba tan feliz de seguir con vida que hasta hubiera besado allí mismo a Snape!  Bueno...quizás no estaba tan feliz como para eso. ¿Verdad?

 

Neville se ganó a pulso su nombre de héroe, ayudado sutilmente por Theo Nott, su pareja, y acabó con la vida de Nagini, el horrocrux al que no habían podido llegar por más que intentaran, enloqueciendo a Voldemort y regalando a Harry la oportunidad que esperaba para desaparecer en el barullo con su capa invisible y acercarse a ser que había hecho toda su vida un infierno.

 

-¡Harry! ¿Dónde? ¿Dónde está Harry?-chilló desesperado Hagrid, cuando el cuerpo que abrazaba con tanto mimo, desapareció.

 

Y vuelta la burra al trigo, el caos se hizo mayor. Los seguidores de la luz se alzaron en armas, por el valor de Neville y por la desaparición del cuerpo de su salvador, y los mortífagos comenzaron a tenerlo más que crudo. Cuando Voldemort dejó de gritar y tomó su varita para lanzar Avadas a diestro y siniestro, Harry dejó caer la capucha de su capa invisible ante los atónitos ojos del Señor Tenebroso y sonrió con malicia antes de decir:

 

-¡Bombarda!

 

Y Voldemort fue historia, porque su cuerpo, como si fuera un cristal, se resquebrajó en unas milésimas de segundo, y se quedó hecho polvo en un segundo. ¿La razón? Voldemort no tenía un cuerpo verdadero, y su figura sólo era un envoltorio casi vacío. No tenía carne, ni sangre, sólo un ínfimo  pedacito de alma, que se fulminó con ese ataque menor...Y Harry James Potter Evans, fue el vencedor.

 

Un espeso silencio pareció rodear totalmente al orgulloso de si mismo moreno, que se volvió agitando sus pestañas inocentemente, ante la atónita mirada de más de la mitad del colegio, Sirius, Remus, Neville, Dumbledore y demás.

 

-¿Qué? Sólo ha sido un simple hechizo bombarda, por Dios.-rió Harry.

 

Y un agitado pelirrojo entró a la carrera en la silenciosa habitación que antes había sido el comedor de Hogwarts, gritando:

 

-¡Hey chicos! ¡Draco dice que Harry está vivo! ¡Aún hay esperanzas de vencer sin sacrificios!

 

Más silencio. Ron se dio cuenta de que Harry le miraba volteando los ojos y que una enorme mancha ensuciaba el suelo a su lado. Y sumó uno más dos, dándole un maravilloso tres.

 

-¡Vaya Harry! ¿Ya te has encargado de-quién-tú-ya-sabes?-gritó feliz.

 

Un bufido de Snape rompió el silencio, y se volvió a mirar a su alumno aparentemente más odiado.

 

-Señor Potter, tiene suerte de que no pueda restarle puntos a Gryffindor por la idiotez de su amigo...-gruñó el de ojos negros, provocando la hilaridad en el héroe del mundo mágico, y logrando que todos comenzaran a reírse como si estuvieran locos de remate.

 

¡Ah! ¡Qué maravilloso es vivir!

 

Dos años después...

 

La brisa sacudía con ligereza algunos mechones que cubrían parte de su rostro. Sus ojos recorrían con satisfacción a las personas que estaban en su jardín. Su familia cercana, sus padres, Lucius y Narcisa, con su dignidad intacta pero con una sonrisa dibujada en su rostro, alzando en brazos a su nieto, Scorpius Potter Malfoy, nombre que su esposo Harry había elegido para su primogénito, y que fue del completo gusto de Draco.

 

Sus amigos, El matrimonio Zabini-Parkinson, y Theo con su esposo Neville...y bueno, la familia cercana de su esposo Gryffindor, una manada de cabelleras pelirrojas, todos con sus parejas, en la que Hermione Granger había sido la infortunada esposa de la comadreja, un lobo casado con su prima segunda Tonks, un perro y la pareja del perro, su padrino Snape, y infinidad de otros locos personajes, como la loca luna y su  más loco esposo Brian no se qué, de América...¡Ah! Y faltaba el entrometido abuelo honorario de su hijito, Albus Dumbledore.

 

Draco tocó su vientre hinchado por su segundo embarazo y bufó de nuevo, mirando con sus ojos entrecerrados a los ruidosos parientes no-de-sangre de su Harry.

 

-¿Te encuentras bien, mi vida?-preguntó solícita una voz justo a su espalda, y Draco volteó levemente su rostro, sonriendo con  luminosidad.

 

Los ojos esmeralda del hombre que amaba por encima de todas las cosas, le miraban con un deje de preocupación, y el rubio negó suavemente con la cabeza.

 

-Me encuentro bien, Harry, no te preocupes.-murmuró con calma.- Sólo miraba a nuestra familia y me sentía feliz.

 

Esta vez fue Harry el que bufó.

 

-Ya, claro, ya me sé la cantinela, ruidosos y maleducados leones.-se burló el moreno.

 

-Pues claro, amor, pero pese a ser unos sin clase, ahora son también parte de mi familia...porque tú eres mi familia.-se excusó burlonamente el Slytherin.

 

Los esposos compartieron una mirada que lo decía todo y se besaron con amor, rodeados de las voces de sus seres queridos.

 

Si, ahora todo su mundo eran ellos dos y su felicidad.

 

Fin.

 

 

 

Notas finales:

¿Les gustó leerlo tanto como a mí escribirlo?

Sé que la idea está muy usada, pero al escuchar esa canción de Camila, en un rato de inspiración, fue la causante de que este humilde oneshot naciera XD

No piensen que olvido mi Drarry comenzado, ni ninguno de mis trabajos sin terminar, es sólo que la inspiración es una musa esquiva y de mala leche( Si, más que Draco XD) y no siempre me acompaña.

Bien, me despido sin más con un beso, y una pregunta:

¿Me merezco algún review?

Besos

Sasukitsu la Kyuubi.


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