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Promesa y secreto por SublimeNightmare88

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Capitulo 03:

 

 

Renee

 

Ese día, y bueno, varios días seguidos recibía llamadas de Melissa que no contestaba y también me enviaba mensajes diciéndome que teníamos que hablar. Pero realmente ¿había algo de lo que hablar? En mi opinión no, sabía que hablar seria terminar de saber la cruel realidad y terminar de destrozarme, así que me enfoque en tratar de retomar mi vida tal y como estaba antes de reencontrarme con Melissa.

 

–¡Animo hermana! –dijo Helen entrando a mi cuarto sin pedir permiso por cierto.

–No te preocupes es solo por un tiempo, solo debo acostumbrarme. –le conteste.

–¿No has hablado con ella para nada verdad? –se sentó en mi cama, yo estaba sentada en mi escritorio avanzando con un trabajo que tenía que entregar al día siguiente.

–Pues no… –sí, no le había contestado ni un mensaje, ni llamada, ni nada.

–Deberías hacerlo, está siendo muy insistente y eso significa que le importas. –me dijo levantándose de mi cama y acercándose a donde yo estaba.

–Si yo le importara de verdad debió ser sincera conmigo desde el principio. –conteste.

–Debes entender que muchas veces es difícil hermana. –el tono de mi hermanita era de evidente molestia, yo me gire para verla y si estaba molesta.

–¿Por qué la defiendes? –le pregunte molestándome.

–Por qué… por que me agrada. –un incómodo silencio se formo.

 

Helen no dijo nada mas solo salió del cuarto, dejándome una vez más sola, pero no pude evitar pensar que había algo que Helen sabía y yo no. No quise pensar más en eso así que continúe con mi trabajo, otra semana más paso y el dolor que sentía no disminuía, su insistencia y las palabras de Helen me lo impedían, pero yo tenía un gran problema, y ese era mi orgullo.

 

–No me gusta verte así Darian. –dijo Marla en la cafetería a donde me había invitado para según ella darme ánimos, pero no le estaba funcionando.

–Suenas como mi hermana. –le dije mientras tomaba un sorbo de mi café.

–Es que para tu hermana y para mi eres importante. –me sonrió.

–Gracias… supongo. –era cortante con ella pero era involuntario, también con Helen lo había estado siendo, nada más se me pasara me disculparía con ambas.

–¿Te parece si vamos al cine? O ¿a algún otro lugar? –estaba enserio preocupada por mí por lo visto.

–Sinceramente no tengo ganas… –mi vida solo se enfocaba al trabajo, ya que si tenía un solo momento para despejar mi mente recordaba a Melissa y su recuerdo me torturaba.

 

Solo fuimos a comer ya que me negué a ir a otro lugar, pero de camino a mi casa decidí que quizás si sería bueno distraer mi mente con una película, así que pase a rentar algunas películas. Nada romántico solo suspenso, acción y comedia, prefería no saber nada sobre el amor o me pondría peor. Llegue a casa pedí pizza y me senté en la sala a ver lo que había llevado, al poco rato llego la cena y me puse a comer mientras seguía con mi maratón de películas.

 

–Darian… –Helen se sentó a mi lado cuando estaba viendo la última de las películas que había rentado.

–¿Que pasa Helen? –pregunte sin dejar de ver la pantalla.

–No me gusta verte así… –en su mirada pude notar tristeza.

–Ven aquí. –extendí mis brazos y ella se tumbó sobre mí, y nos abrazamos –Estaré bien, es cuestión de tiempo… –le dije mientras acariciaba su cabeza.

–Yo… Sigo creyendo que debes hablar con Melissa… –me dijo yo afloje mis brazos.

–¿Por qué insistes con eso Helen?.. –otra vez esa sensación de que ella sabía algo que yo no paso por mi mente otra vez, y eso me frustraba.

–Conozco a Renee… –sus palabras hicieron que sintiera una fuerte presión en el pecho y además mucho coraje, sin ser agresiva me libere del abrazo de mi hermanita y me fui a mi habitación.

 

Al día siguiente no lleve a Helen a la escuela, además solicite mis vacaciones en el trabajo. Tenía derecho a 2 semanas, los primeros 3 días me la pase en mi cuarto con el celular apagado, solo salía para comer y otras necesidades básicas, además de dejarle dinero a Helen. Luego comencé a salir, solo a caminar por la ciudad, me sentía realmente mal, no solo por que Melissa me había mentido sino también por que Helen me había estado ocultando la existencia de Renee. Las veces que me topaba con mi hermanita la ignoraba y podía notar mucha tristeza en sus ojos, pero estaba demasiado molesta como para pensar en eso.

 

Mi primera semana de vacaciones se había esfumado, no estaba aprovechando realmente mis vacaciones, era probable que más adelante me arrepintiera de eso, mi celular seguía apagado, así que ni siquiera tenía contacto con Marla. Pero ese mismo día que empezaba mi segunda semana de vacaciones me llamaron a mi número de casa, era mi jefa, había surgido algo y necesitaba que retomara el trabajo, por mi estuvo bien, ya luego las volvería a solicitar, supongo que cuando se resolviera el problema.

 

Ya me encontraba más tranquila así que al día siguiente lleve a Helen a la escuela, aunque no le hablaba. Ya tenía un mes sin saber de Melissa y el dolor seguía presente, al igual que la preocupación de Marla y Helen. Era un viernes después de trabajar cuando tocaron a mi puerta y la voz de Helen pidiendo permiso para entrar, me pareció raro ya que ella sabía que aún seguía molesta.

 

–Está bien puedes pasar. –dije tiraba boca abajo en la cama, cuando escuche que la puerta se abrí gire mi cabeza hacia esa dirección y vaya que me lleve una gran sorpresa e hizo que me sentara de golpe en mi cama. Una chica de aproximadamente unos 15 años de edad de cabello pelirrojo y piel pálida incluso su cara eran sumamente familiares para mi salvo por sus ojos color café, esa chica frente a mí era tal y como la Melissa que había conocido en mi infancia.

 

–Hermana ella quiere hablar contigo. –dijo Helen refiriéndose a la mini Melissa, debido a que no salían mis palabras solo asentí con mi cabeza.

–Esto, es difícil para mí. –dijo la chica.

–¡Vamos lo haces por Mel! –la animo Helen.

–S-si… –dijo ella viéndome seria.

–¿Entonces? –fue lo único que salió de mi boca.

–Mi nombre es Renee… –su confesión me había dejado más sorprendida de lo que ya estaba.

–¡T-tu!-dije prácticamente gritando

–Sí, yo. –afirmo ella.

–Creí que tendrías más edad y no solo eso creí que eras… –me interrumpió.

–¿Hombre? –yo asentí con la cabeza. –Mira para mí también es una gran sorpresa saber que una mujer es la causa del sufrimiento de mi madre. –dijo ella molesta.

–¿Madre? ¿Melissa es tu madre? –dije no muy convencida, pero si el parecido era evidente.

–Así es… –afirmo ella.

–Pero, ¿¡A los cuantos años te tubo!? –la cuestione ella me dedico una mirada de “muérete”.

–No soy yo quien debe contarte esa historia, yo solo eh venido a hablar contigo por que eres la causa de que mi mama este triste y se la pase llorando, ¡eso me molesta! –seguía viéndome feo. –Ella ha sufrido mucho con tontas relaciones, por eso la cuido tanto, prefiero que no sala con nadie, por que siempre termina lastimada.

–¡Oye! ¿Tu acaso crees que estoy muy bien con lo que paso? –pregunte igualmente molesta.

–Pues por eso vine, Helen me dijo que tu eras la causa de que mi mama este mal, yo no sabía que su amiga con la que siempre salía en realidad era su amante, así que me tomo por sorpresa. –guardo silencio y me miro aun molesta. –Helen me dijo que tú también estabas triste por lo que paso, pero que eras muy orgullosa y aun que te doliera no aceptarías hablar con mi mama, por eso vine yo.

–¡Un momento! Antes de que yo haga algo, ¿y tu padre? –le pregunte. Ok Renee era hija de Melissa pero eso significaba que debía tener un padre y si era así quería saber cuál era su posición en la vida de Mel.

–No lo conozco. –me dijo al instante. –No se nada de mi padre. –reafirmo.

–Entonces… –no me dejo terminar.

–Yo soy lo único que te ocultaba mi mama. –miro al suelo. –La historia ni yo misma la se a detalle, pero si te aseguro que mi mama no ha vuelto a tener contacto con mi padre desde hace mucho tiempo.

–Ya veo… –después de un mes el dolor que había estado sintiendo comenzaba a desaparecer y comencé a sentir la enorme necesidad de ver a Melissa. –Gracias… –me acerque a Renee y la abrace con fuerza, la solté y abrace a mi hermana. –Lo siento Helen…. Debí escucharte.

–No te preocupes. –ella correspondió mi abrazo unos segundos y luego me empujo. –¡Deberías ir a ver a Mel! –me dijo en forma de regaño.

–Si, tienes razón. –Salí de mi cuarto y corrí a mi auto, me subí y arranque.

 

Tenía que ver a Melissa y disculparme por no responder sus llamadas. Conduje lo más rápido que pude sin exceder el límite de velocidad claro, hasta que me di cuenta de algo, no sabía dónde vivía Melissa. Me estacione y deje caer mi cabeza sobre el volante, pero me enderece, tome mi celular, y lo encendí. Tenía algunas llamadas perdidas de Mel, pero eran menos que al principio. Tragándome mi orgullo por completo decidí marcarle, pero no lo hice por nervios, lo único que logre fue mandarle un mensaje que decía “Quiero verte, me haces falta”. Entonces espere a que me contestara, solo espere unos cuantos segundos antes de recibir una contestación “yo también, ¿donde estás?” Le dije que la vería en el lugar donde nos conocimos.

 

Estacione mi auto, y me senté en la misma banca donde me sentaba a esperarla cuando tenía 11 años, no paso mucho tiempo antes de que divisara su coche estacionándose, al verla bajar y casi correr hacia mí me puse de pie. Prácticamente se aventó hacia mí y yo la sostuve y luego la abrace con fuerza, ella empezó a llorar y a pedirme disculpas entre sollozos.

 

–No… yo tuve la culpa por no querer escucharte. –ella se separó un poco de mi parar besarme y yo la correspondí al instante. Vaya que había extrañado sus besos, el sonido de su celular nos hizo separarnos, ella antes de contestar me miro.

–Prometo explicarte todo, pero antes tengo que… –tomo su celular y contesto. –¿Que pasa? –me miro –¿EH? ¿Como es que tú? –guardo silencio unos segundos. –Gracias hija… –tras decir eso colgó.

–Renee te ha adelantado parte de la explicación al parecer. –me sonrió.

–Pues si… –voltee a ver mi auto. –Creo que no debí traer mi coche.

–Déjalo aquí, no creo que le pase nada. –tomo mi mano.

–Está bien, ¿a donde iremos? –pregunte curiosa.

–A mi casa. –vaya eso si que me había tomado por sorpresa.

–¿Tu casa? –pregunte mientras me dejaba llevar a su auto, no se que cara es la que puse pero ella se rio.

–Te contare la historia de como tuve a Renee en cuanto estemos ahí.

–Esta bien. –conteste subiendo a su auto.

 


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