Prologo
Por favor se mi esposa
Pam guardo un silencio pesado mientras observaba la brillante pantalla de su laptop en la oscuridad de su habitación, en su interior podía sentir las miles de emociones agitando su pobre corazón en menos de un minuto cuando se le había ocurrido la genial idea de teclearle a su uke y esposa no oficial un escueto- “¿Te casas conmigo?”- quien se encontraba al otro lado de la línea. La agonía de las dudas e indecisiones se prolongo un largo rato para la castaña, que se debatía entre levantarse, salir a la calle a comprar flores a una florería que estuviese abierta a esas horas, ir a la habitación de su esposa, ponerse de rodillas, cual fiel caballero, extenderle un anillo improvisado hecho de algo y decirle con total y completa solemnidad las palabras, que con todo el amor que sentía por esa mujer, había escrito y quedarse allí.
El sonido típico del MSN lleno por completo la habitación y con dificultad y nerviosismo pudo leer lo que su novia había escrito de vuelta, un simple y escueto – “Si”- sonrió de genuina felicidad, al tiempo que dejaba su laptop a un lado y se encontró a sí misma encaminándose a la habitación de su futura legal esposa, toco la puerta no queriendo parecer impertinente y espero a que la chica le abriera, un suave chirrido quebró por un momento el silencio del hogar.
Bajo la luz artificial de las calles, el sonido de la música reproduciéndose a lo lejos, una canción familiar, una tonada conocida era la única testigo de aquel magnánimo momento, la castaña observo a su pequeña uke de pie junto a la puerta, descalza, sus cabellos castaños claros un tanto desordenados y pudo intuir que sus grandes ojos de un color extraño entre el castaño y el verde o bien una fusión de ambos le miraban con algo muy parecido a la curiosidad, muy parecidos a los de un gato; Pam sonrió sin proponérselo, casi por enésima vez aquella noche, y estiro su mano con sumo cuidado a la chica frente a ella, como si en cualquier momento fuese a desaparecer o fuera una invención de su mente que se encontrara ahí, mas, Constance, permaneció de pie junto a la puerta cuando la temerosa mano de su seme delineo su mejilla con cuidado único, una suave caricia que denotaba un de las mil formas en que la quería.
Pam la estrecho en sus brazos casi con dulzura para luego besar su frente y espero ahí en silencio, creyendo por fin que el tiempo parecía ser eterno cuando estas con la persona que amas, pues aun seguía escuchando aquella canción de su adolescencia, aquel hermoso poema finlandés recitado en melodías que lo habían convertido en canción.
- Gracias- logro murmurar luego de un rato- gracias por aceptar ser mi esposa- agrego de igual forma depositando un beso en sus labios – Te amo- pronuncio en aquel silencio que solo podía ser acallado por los latidos de su corazón.
Siempre recordare tus ojos
Así es como alejo de mí el dolor
Cuando me acuesto por la noche
Hay una idea en mi mente
Por favor cásate conmigo