Prologo:
Negra y larga se agitaba la túnica de Draco Malfoy por los pasillos. Pulcra y visiblemente tosca se mecia por entre sus aristocraticos hombros.
- La concha que pario al vejete!! … que carajos he hecho para que me jodan el fin de semana… el unico fin de semana lejos de todos los imbeciles de este hueco de ratas… -
Por los pasillos de camino a las mazmorras, pequeñas motas de polvillo se levantaban, tras el repiqueteo rápido y furioso de los zapatos de charol pulido del Señorito Malfoy. Esa naricilla blanca respingada se fruncia hasta adoptar gestos aterimozantes, casi dolorosos. Los cabellos rubios desarreglados, ahora sin gel y aleatoriamente halados era otro de los signos de la bomba de tiempo Malfoy Black.
No habia que ser adivino para dar con el trasfondo de ese ´pequeño´sinsabor. Y es que Albus Dumbledore estaba al tanto de las noticias del mundo mágico y muggle. Oh si, a sus ya incalculables años, no se le podia reprochar que fuera un educador retrógrada, muy por el contrario, él como buen maestro y director, procuraba estar al tanto en lo último en materia educativa.
‘Estamos en el siglo XXI, siglo de cambios importantes para nuestra sociedad, tanto mágica como muggle. Vivimos en un mundo, ya no aterrorizado por magos en el camino incorrecto, amenazando y usando la magia como medio de poder dictatorial. Ahora, es tiempo de reconstruir nuestra sociedad, restaurar el orden de nuestro universo y cuidar de el. Por esto, he decidido nombrar este año, como el año del cuidado y concientizacion del calentamiento global. Esto es algo, que no solo afecta a muggles, sino a magos, brujas y criaturas magicas por igual. Ahora, necesitamos defendernos de aquel enemigo que nos esta destruyendo desde dentro, nosotros. Sin más preámbulos les presentaré al nuevo profesor de Ciencias Ambientales y Botánicas Mágicas…’
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‘Oh! Sétimo año va a ser genial’, una sonrisa confiada y relajada lucia Hermione Granger mientras guiaba a los de primero de Gryffindor a su respectiva sala común. Media hora repitiendo la contraseña y dejando pasar uno por uno a los gryffindorillos mientras la dama gorda se debatía entre simularse muerta y pedir refuerzos a otros cuadros, en completa desesperación. Nada podía arruinar su animo, y es que no sólo estaba confiada en que sacaria el cuadro de honor de su clase, sino que imaginaba las clases con Asterion McLalhen, mientras este recogia plantas, recogia frutos, o recogia lo que fuese, con tal de ver ese culo de infarto que el nuevo profesor se traía. Vale que le gustaban las mujeres, y eso lo habia descubierto antes de la batalla con Voldemort, pero los hombres le ponian de igual manera. Celebraba su crianza muggle, sus padres no le darian, ni tendrian porque darle lata con ello.
- Me podrias repetir la contraseña por favor? – Una pequeña vocecilla de una chiquitina rubia y de ojos café la sacó de sus cavilaciones.
- Oh claro, con gusto. – Hermione Granger se hizo de la vista gorda, cuando cierta Dama le miraba recelosa desde su cuadro.
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- Calentamiento global?, en serio? … hermano EN SERIO? – Ronald Weasley caminaba mas que desesperado junto a Harry Potter, éste ultimo considerando seriamente el aplicarle un obliviate si con eso podia callarse, la migraña que le estaba provocando ciertamente abonaba a esa posibilidad.
- Tranquilo, veras que el curso no es tan difícil, tal vez y se convierta en…
- NO LO DIGAS… harry, ni se te ocurra decirlo… Hermione debe estar celebrando, esto solo le da otra excusa para torturarnos, ya la imagino acosandonos hasta cuando… - el pelirrojo asegurandose que nadie mas estuviera cerca acerco su boca al oido del ojiverde – nos hacemos una pajilla –
- AGGGGHHH!! Ron, que carajos te pasa?, yo no pienso en Mione de esa manera o en ninguna otra que no sea fraternal – El de cabello azabache ya habia puesto una distancia visible entre el y el amiguillo pelirrojo, mientras ligeros temblores sacudian su cuerpo e imágenes mentales nada comodas con la ojicastaña Granger amenazaban con asaltar su mente.
- Ya lo sé, sé que te van los tíos hermano, pero es que tu no la has visto, ella es demasiado… demasiadoo …Hermione – la cara de resignacion del penultimo de los Weasley era por demás risible, de no ser por la expresión seria de Minerva McGonagall al toparse con ambos prefectos, expresión que claramente indicaba un castigo ejemplar de no cumplir sus deberes con los años segundo, tercero y cuarto de su Casa.
- Señor Potter, Señor Weasley, supongo que van en camino a su Sala Común, no es asi?, los años menores, esperan la charla de Orientación.
- Sí, McGonagall… digo Profesora McGonagall, solo le explicaba a Harry la importancia de, emmhh, de esquivar Bludgers, sí, eso… por que él es un Bat…Buscador?
- Señor Malfoy, ahórrese sus charlas de Quidditch sino quiere ocupar una de las vacantes del Señor Filch para limpiar la arena de su gata.
- Profesora McGonagall, Ron y yo estábamos discutiendo ideas para la charla de Orientación de hoy. Si nos disculpa, creo que ya vamos un poco atrasados. – El de gafas se apresuro a jalar de la manga de la túnica a su amigo pecoso, no vaya ser que se le saliera decir su preferencia sexual, y tenga que consolar a McGonagall después de enterarse que no seria suegra de ninguna novia o esposa.
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- Pansy, nena, no te provoca ni siquiera un poquito?
- Theo, no me jodas o tendre que cortarte las manos, y no tendrás con que hacerte una paja decente… - La ojicafe manoteaba las manos de Nott mientras se dirigía a su cuarto. Era bien sabido por Slytherin que los de sétimo, en especial aquellos alrededor del príncipe ojigris eran bastante activos, por así decirlo. Como todo en esa Casa, los del grupo del Malfoy menor llevaban la palabra amor fraternal, a un nivel completamente nuevo -.
- Pero linda me has dejado de lado un buen tiempecillo. Recuerdas como lo solíamos pasar de lo lindo con Blaise y Draco? – Theodore Nott apresuraba el paso detrás de la chica Parkinson, pues sabía que se aproximaban a la habitación de la susodicha. Y de llegar a su destino, ya no podría cruzar los límites de aquel territorio prohibido. Debía convencer a la señorita antes de que ésta opte por tirarle la puerta en la cara -.
- Theo, estoy con un desequilibrio hormonal impresionante. A menos que quieras que de la furia me salgan bigotes, pelos en las axilas y la fuerza de un gigante menopaúsico, te sugiero que te largues de mi vista. Anda ve una porno, de algo te debe servir esa porquería muggle que te consiguió Blaise. O piensa en Umbridge y correte de una maldita vez – Pansy Parkinson cerró con seguro su habitación, mientras que un abochornado Theo se dedicaba a maldecirla por gritarle a los cuatro vientos lo que se suponía era una confesión post-orgásmica, además de recalcarle incansablemente que fue una equivocación producto del Confundus mediocre del Weasley con su varita de pobre.
Mientras en su cama tendido, Blaise Zabini contaba los días para el viaje que Dumbledore había dictaminado como obligatorio para los de último año, en el cual esperaba poder hacerse del corazón del principe de Slytherin. Rememorando las veces en que había tenido la oportunidad de marcar ese cuerpo, poseerlo y sentirlo suyo por algunos gloriosos segundos antes que el ojiplata se levantara del lecho acomodando sus ropas y rompiendo la frialdad del encuentro con un lastimero adiós, probablemente pensando en el culo del chico nuevo Ravenclaw de sexto, transferido a Hogwarts y en cuantos pestañeos y proposiciones indecorosas le tomaría para jodérselo…
- Si que el karma es una perra…
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- Evanesco … Fregotego … - Ginny Weasley desaparece la ropa regada, los objetos rotos y otros desordenes de su habitación. Además de limpiar la mancha de semen de Dean Thomas que todavía estaba relativamente fresca, considerando que el Gryffindor se había ido recién por la mañana después de una noche larga en la que la Weasley menor, alegando sentirse sola llamó al Gry minutos antes del toque de queda.
Ginny Weasley no era una chica superficial, muy por el contrario era extremadamente apasionada con las cosas que le gustaban. De hecho, disfruta de jactarse a sí misma como una chica determinada que consigue lo que quiere. Y lo que quiere es Harry Potter. Bien es sabido en todo el colegio que al niñato de la cicatriz le iban mejor los tíos, pero la cazadora no iba a dejar que la curiosidad del Pottercito, o una mamada mediocre de algún mocoso del colegio le arrebatara al ‘amor de su vida’. Ella no era una santa paloma, eso estaba claro y como todo el mundo, ella también tenía necesidades. Pero ella estaba determinada a mostrarle una vez más que los senos ponían ponerlo más que un pecho plano sin chiste ni gracia.
- Es cuestión de tiempo – La mirada melada de la Weasley pasaba una y otra vez por la ahora inexistente mancha de semen en sus sábanas. Tendría que comprarse unas nuevas en su salida al Callejón Diagon, el hecho que la mancha no estuviera ahí, no significaba que no le diera asco recordar a Dean Thomas penetrándola como si el lugar entre sus piernas fuera de él y no de Potter. Necesidades eran una cosa, sentido de pertenencia, otra muy diferente.
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Luna Lovegood y Neville Longbottom se encontraban en la sala común de Ravenclaw, tomando del nuevo té que el Señor Longbottom mandó. Mientras planeaban cómo repartir más eficazmente los volantes porque al parecer a la rubia le habrían escondido la ropa y ésta ya estaría pensando en usar muda de piel de thestrals en lo que encontraban sus pertenencias.
Hogwarts éste año iba a ser muy divertida, si es que lograban encontrarle muda de ropa a la Ravenclaw antes del viaje de Sétimo año a la montaña Cross Fell, en el norte de Inglaterra, a las afueras del Londres …. Muggle.
Continuará...