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Addiction por Cherry-No-Ferry

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Notas del fanfic:

Aquí está nuestro bebé Gakuhidista. Leanlo, disfutenlo y por favor, dejen review. Es muy importante su opinión. See you on the final notes!!!!

Notas del capitulo:

ONE SHOT PASSIONATE LEMON.

Arranqué la hoja del calendario, mire la fecha: 14 de septiembre. Me envolvió la nostalgia y la felicidad. Un nuevo año juntos, casi ni yo puedo creerlo. Nunca me imaginé llegar a este punto donde me sentiría tan unido a una persona. Sobre todo, a alguien como él. Volteo y es como si el tiempo nunca hubiera transcurrido en realidad. El amor seguía intacto como la primera vez.
¿Alguna vez pensé en hablar así? Probablemente no.

Aún así, toda clase de emociones las sigo sintiendo muy ajenas a mí. Todavía no puedo explicarlas, si que es de verdad el amor conlleva alguna definición concreta.
Pienso en él, y se nubla mi mente. Lo veo, y se detiene mi mundo. Me besa, y todo se vuelve una reacción en cadena. Imposible de evadir. Como los recuerdos. Como la primera noche solo los dos.
¿Cómo olvidar aquella primera noche? Esas caricias furiosas, esos besos desgarradores, mientras el éxtasis fluía, se desbordaba y al final, quedaba marcado en mi interior. Fundidos en un fuego abrumador, en una sensación inexplicable, pero totalmente real. Parecíamos haber sido creados con el propósito de encontrarnos el uno con el otro, allí en ese preciso instante, tomados de las manos, durmiendo en la misma cama, respirando el mismo aire y viviendo un verdadero sueño estando vivos.

De pronto, mis memorias fueron interrumpidas por un sonido extraño. Las mismas memorias que ahora cobrarían vida al escuchar su voz. Me levanté del sillón en un salto y fui corriendo hasta la mesita de luz donde se encontraba mi celular vibrando. Ni siquiera vi el nombre del receptor, tan solo apreté el botón y atendí.

-¿Sí?- Ansioso esperaba escuchar la sexy y profunda voz de mi koi.

-¿Doiha?

-¡Oh! Eres tú, Tetchan.

Aunque lo intenté, no pude ocultar la decepción en mi voz. Estaba esperando con ansias el momento en que me rendiría al amor en brazos de mi Gacchan. Pero por el contrario, tuve que escuchar algo que definitivamente iba a interrumpir con los planes tan celosamente guardados que tenía para ese día.

-¡Claro que soy yo!... Y será mejor que te alistes y vengas de una vez al estudio.

-¡¿Nani?!

¡No! ¡No! ¡Y No! Me negaba a aceptar que ahora de buenas a primeras al líder se le ocurriera, un ensayo de imprevisto.

-Tuve que adelantar la fecha, debido a que la NHK quiere grabar el especial dos días antes de lo programado.

¡Ah! ¡Pero para eso si estaban listos y dispuestos los productores! ¡Para arruinarle a uno la vida!

-Pe... Pero... es que Gacchan y yo...

-No hay peros que valgan. ¡Un compromiso con la banda es un compromiso con la banda!

-Es que veras, hoy quería...

-Tu flamante novio puede esperar, ¿no es así, Doiha?

Obviamente era un asunto traumático e imposible, librarme del acoso telefónico de Tetsu.

-Estaré ahí en 40 minutos.- Suspiré resignado.

-¡30! ¡Y no tardes!

¿Por qué me había tocado precisamente a mí, un jefe tan mandón? En esos momentos, ya nada me importaba, sin dudas ese día pintaba para mal y ni siquiera eran las 12 del mediodía. Demasiado temprano para estar con este humor tan peculiar en mí. Y era verdad, porque cualquiera que me conociese lo suficientemente bien, se extrañaría de verme tan animado a las 10 de la mañana.
Pero mi buena cara iba transformándose conforme pasaban las horas. Había estado despierto toda la noche creando ilusiones absurdas sobre lo que pasaría cuando me encontrara con mi koi.
Pero era inútil incluso para mí pensar en esos asuntos. De seguro Gacchan no lo recordaría, porque estaría con la cabeza ocupada en alguna nueva canción para crear, en algún tour que emprender, o en algún nuevo corte de cabello que hacerse.

Miré detenidamente mi celular por dos minutos.

-GACKT "Vanidoso" Camui. Ya estoy cansado de llamarte todos los años para desearte feliz aniversario. Ésta vez vas a ser tú quien marque mi número.-

Guardé rápidamente mi móvil en el bolsillo de pantalón, tomé mi saco, las llaves y salí cual ráfaga furiosa de la habitación.

************************************************

Justo a mitad del trafico, había comenzado a llover. Rogaba que solo se tratara de una lluvia pasajera. Miles de cláxones ya sonaban incesantes, y la polución solo daba un aire más gris al escenario predispuesto delante de mí. El tiempo parecía ir a "vuelta de rueda". Cada minuto más eterno que el anterior, y eso no mejoró una vez estando en el estudio.
Ni siquiera podía concentrarme, veía una y otra vez el móvil a la distancia, como si mágicamente de un momento a otro comenzara a sonar.

-¡Hey! ¡Hyde! ¡Regresa de tu viaje a la Luna!- Le oí decir a Tetsu, al tiempo que detenía el bajo.

-¿Qué sucede?- Le respondí, una vez que caí en cuenta que me había detenido a mitad de la canción.

Yuki y Ken me miraron extrañados. Figurándose, quizás, que toda esta "distracción" llevaba nombre.

-¿Cómo qué sucede?... ¿Te costaría mucho abandonar tu cabeza de quien sabe qué fantasía y volver al ensayo el día de hoy?- Gritó Tetsu a los cuatro vientos, como si fuese un loco desquiciado para luego seguir hablando tonterías, como él solo sabía si hacerlo.

-Te dije que hoy no era un buen día, Tetsu...- Le aclaré yo sin darle mucha atención a sus palabras.

-Nunca son buenos los días desde que estás con GACKT...- Respondió inmediatamente atropellando mis palabras y dejándome congelado en el piso.
 
Sin duda alguna, ¡estaba a punto de arder Troya! ¿Cómo se le ocurría venir a hacer un comentario de esos? Me mordí la lengua, porque afortunadamente ahí estaba Ken, tratando de lograr un acuerdo conciliador, cual intermediario en la ONU.

Nos dimos media hora para reacomodar nuestras cabezas y descargar energías en lo que se perdían los minutos. Cada uno se fue por diferentes lados. Ken y Yuki, siempre juntos ellos, salieron a comprar algo que no llegué a escuchar si eran caramelos o candelabros. Tetsu se encerró en el baño, seguramente a gritarle a las paredes del baño y yo me fui al balcón a fumar.

La lluvia había cesado, pero el aire aún se sentía húmedo y frío. Eran esos días que parecían ser interminables ya que sentía las cosas moverse lentamente, las palabras teniendo más peso de las necesarias y las decepciones mucho más dolorosas de lo que podían resultarme y/o importarme.

-Y no me has llamado. Ni siquiera me has mandado un mensaje. No sé ni siquiera porque me importas tanto.- Dije suspirando al darme cuenta que tenía mi celular en la mano que no sostenía mi cigarrillo.

El karma me lo estaba cobrando de una manera espantosa. Las veces que me he reído de las parejas que peleaban, porque se reclamaban no haberse llamado nunca. Las veces que me he burlado de las parejas que se separan, porque nunca quisieron festejar su aniversario.

Me enloquecía el hecho de saber que todo aquello que nunca quise ser, lo era en un 300% con GACKT: Sumamente meloso y mimoso, extrañamente cariñoso y cursi. Me sonrojo de pies a cabeza cuando siento sus dulces manos acariciar mi pelo, mis labios y mi cuello; y cuando su cuerpo se une apasionadamente con el mío. Ese calor interminable proveniente de un deseo verdadero. El deseo de estar juntos.
Y es que ahora ya no podía negarlo. Lo necesitaba para vivir. Necesitaba oír esa voz tan sensual derritiendo mis oídos. No me importaba si terminaba cediendo ante las tentaciones que me provocaba tenerlo solo para mí. Tan solo me quería perder en la noche con él y con nadie más. Necesitaba...

-No, no, y no.- Grité mientras me golpeaba la cabeza con mi puño. Debía detener aquellos pensamientos como sea, porque mi cuerpo reaccionaría automáticamente con culposa necesidad a las intensas memorias. Gracias a Dios, el clima ayudó a no encenderme demasiado para que no terminara en quién sabe donde, haciendo quién sabe qué. Debía ponerle un alto a todo de una vez. Finalmente había decidido izar la bandera blanca.

El cigarrillo ya se había consumido, y al disponerme a retornar, ahí estaba de pie. Tan elegante como siempre y con una sonrisa instalada en el rostro, que no tuve fuerzas para reclamarle, el desdén de haber tardado tanto para felicitarme por la ocasión.

-Tardaste mucho- Fue lo primero que se me ocurrió decirle. El hombre no podía tenerme tan fácil. Pero para mi sorpresa, me tomó de las mejillas y me besó. ¡Vaya que era un amante infalible! Temerario romántico, envuelto en pintas de rockstar.
Una vez que nos separamos, me respondió:
-Es hora de irnos.
-¿Ahora? ¡Pero tengo ensayo! ¡Tetsu me matara si salgo, sin siquiera avisarle!
-Si no vienes conmigo, no tendrás tu regalo.
Los ojos se me abrieron de par en par. ¿Regalo? ¿Acaso dijo regalo? De pronto, me empecé a reír de los nervios.
-¿Ensayo? ¿Cuál ensayo?
-Así me gusta. Ahora deja de hablar y sígueme sin hacer preguntas.
Me volvió a besar pero esta vez en la frente. ¡Maldita sea! ¿Dónde había quedado todo el enojo de hace dos minutos? Aparentemente, él lo había llevado junto con mi cordura.
Caminé dos pasos y me quedé por segunda vez congelado en el piso. Él se dio vuelta y vino hacia mi lado nuevamente.
-¿Y ahora qué pasa? ¿No te dije que me siguieras?
-Así que esto es lo que creo que es, ¿verdad?
Gacchan me miró absolutamente confundido.
-¿Y qué crees que es?
-Que yo soy la pobre e inocente víctima y tú eres el sádico secuestrador que viene a tomar posesión de mí- Le dije yo haciendo ese gestito de puchero que él tanto adoraba.
Gacchan suspiró fuertemente moviendo la cabeza de un lado por el otro.
-Hideto "Inocente víctima" Takarai. ¿Quieres que te trate así? Bueno, ven aquí entonces.
Inmediatamente, me alzó en sus brazos para sacarme de la habitación, porque definitivamente era la única manera que encontraba para callar mis absurdas quejas.
-¿Otra vez me vas a llevar al cuarto de servicio?
-Shhh, cállate la boca. No hables más. Y no, no vamos al cuarto de servicio.-
Desde el ascensor, nos fuimos hasta el garaje del estudio donde estaba estacionado su auto.

Mientras emprendíamos camino, la curiosidad se había asomado a través de la mirilla de mi pensamiento, solo había una forma de disipar las brumas de mi cerebro; pero a pesar de haberle insistido un par de ocasiones con mis caricias aventuradas, Gacchan hizo acoplo de un esfuerzo diplomático enorme para evitar sucumbir ante ellas. Además, el hombre conocía todos mis flancos débiles y con un beso fugaz, pudo calmar mi ansiedad de seguir adelante.
No sabía aun, de qué manera lograría sorprenderme este año, pero a buen seguro seria inolvidable y espectacular. Algo íntimo y privado. Donde solo estuviésemos él y yo, y nadie más.

Cuando pude tener una vista mejor, me di cuenta que estábamos llegando al "Sleepy Hallow Land", un parque de atracciones antiquísimo y adorado por prácticamente todo Japón.
¿Seria un nuevo atajo a casa? ¿A un restaurante, quizá?

Mis dudas se disiparon cuando por fin aparco el coche.
-Hemos llegado.
Una expresión de confusión cubrió inmediatamente mi rostro. No entendía por qué celebraríamos nuestro aniversario en un lugar demasiado público para lo que podíamos soportar.
-¿Acaso tienes alguna especie de regresión infantil? ¿Por qué me traes aquí?
Él solo se reía silenciosamente mientras se mordía los labios para ocultar un plan que no llegaba aún a comprender.
-No te rías. Explícame.
Gacchan tomó un par de gorras y unas gafas oscuros.
-Cúbrete con esto, si no quieres que los fans nos arruinen el día.
Asentí y me dediqué a "camuflarme" con lo poco que tenía. Salimos del auto en cuanto estuvimos listos.
-Sígueme sin hablar.
"Sí, amo". Eso es lo único que me faltaba decirle porque realmente me veía como su perrito faldero. Si no lo quisiese tanto, lo golpearía. Si no lo desease tanto, me escaparía. Pero era tarde. Demasiado tarde para controlar mis pasos. Yo ya estaba caminando detrás de él. Gacchan, había moldeado mi manera de ser con pinceles invisibles, y prácticamente sabía que no me opondría a nada de lo que él dictara, aún cuando distaba diametralmente de lo que yo esperaba de ese día.

Logramos colarnos sin mucho problema. Quizás por tratarse de un martes "cualquiera", no había tanta gente, como lo habría si fuera fin de semana.
Por momentos durante el recorrido, lo molestaba al tratar de tomar su mano, abrazarlo o incluso pegarme descaradamente hacia él, pero solo terminaba levantando miradas de los pocos curiosos que se hallaban en el lugar.
Gackt parecía un niño pequeño. Y es que me resultaba tierno y extraño a la vez, ver como se sonrojaba con tanto cariño. Al rey de la perversión le daba miedo el que dirá de la gente. Te provoco, pero tu no me provoques a mí. Maldito vanidoso.

Luego de unas horas de estar metidos en el parque, yendo de un lado al otro con toda la comodidad del mundo ya que nadie nos reconocía, podría decirse que estaba comenzando a disfrutar del regalo.
Bueno, en realidad, no tanto como quisiera. Es decir, si esta era la "maravillosa" forma de celebrar nuestro aniversario, por lo menos debía hacerla interesante.
Después de habernos subido a un par de juegos, uno en el cual casi se nos vuelan los "disfraces" estratégicamente seleccionados, pedí mi clásica ración de dulces para terminar de acompañar la última parte del recorrido. Al término del carrusel, me sentí en un deja vú a "Blurry Eyes", porque noté a la distancia la casa de los espejos y con un poco de imaginación, la perversión que se alojaba en mi interior comenzó a emitir una señal que no pude pasar por alto.

Gacchan me tenía muy consentido, así que cuando le pedí que entráramos no tuvo ninguna objeción. Y si había algo que mejoraba aun más las cosas, es que prácticamente éramos los únicos en el lugar. Ya dentro, nos arriesgamos a deshacernos de las gafas y las gorras. Y cuando lo vi, no pude evitar dejarme llevar por las fuerzas oscuras de mi cuerpo.
Gacchan parecía envuelto en polvo de estrellas, como si se hubiera desprendido de una aurora boreal. Mi alma se tornaba vulnerable, mi cuerpo estaba expuesto a los flujos magnéticos del suyo. Le sonreí a través del espejo, una sonrisa que no llevaba nada de inocente. Gacchan me regresó el gesto con la misma intensidad. Debía actuar rápido para anular la tiranía de su autocontrol y que se dejara llevar por la lujuria.
Con la piel en ascuas, con el furor del hambre postergada, me lancé hacia él en un beso con sabor a gloria.

Se separó de mis labios cuando empezó a sentir que el beso tomaba camino profundo.
-Amor, ¿qué haces?
-¿A ti que te parece?- Le respondí, mientras mis manos iniciaban juegos obscenos y tiernos a la vez, a lo largo de su ardiente cuerpo.
-¡Pero estamos en un lugar público!
-¿Y? ¿Qué no te apetece complacerme?- Le dije con alborozo infantil.
-¡¿Aquí?!
No podía dejarlo hablar más, tanto cuestionamiento me estaba distrayendo, así que le volví a tomar por la cabeza y lo atraje en otro beso furioso. Sin tiempo para entremeses, nos iniciamos en una atrabancada pelea de lenguas.
Cuando sentí sus manos bajar a través de mi espalda y por fin situarse en mi buen atributo físico, supe que se había dejado invadir por la búsqueda del placer.
Hacer el amor es rezar cuerpo a cuerpo, con un lenguaje desarticulado, feroz y suave al mismo tiempo.

Después de la primera batalla, nos dimos la libertad de comenzar a desprender las camisas. Él desabotonó la mía, y yo la suya.
Con mordientes besos se abalanzó en mi cuello, mientras continuaba estrujándome las nalgas, y yo le susurraba al oído injurias obscenas. Era la antesala de lo que prometía ser un sexo duro y salvaje.
Me encontraba encandilado a sus atributos divinos. Así que esto debía dar el siguiente paso.

Comencé a tocar su incipiente erección, sobre el pantalón. Estrujándola levemente, pero sin mucha presión. Un par de gemidos quedados salían de su boca. Había un trémulo de ansiedad que nos rodeaba. Así que, en un rápido movimiento le quite el cinturón y los pantalones junto con los bóxers salieron disparados. Hice lo propio con mi ropa. No quería postergar mas nada.
El pasaporte al paraíso que el hallazgo de su cuerpo sin Nada cubriéndole, me hizo emitir un gemido.  Pero como siempre Gacchan, guardaba otros planes.
-No tan aprisa, mi pequeño Haido. Debemos disfrutar un poco más.
Se acostó en el piso, llevándome consigo, pero dejando mi trasero sobre su rostro. ¿Acaso pretendía? Si, era esa posición.

Ambos nos dedicamos a brindarnos placer con nuestras bocas. Me dediqué a probar una y otra vez ese manjar con mi lengua, como una degustación en el bufete más caro. Mientras lograba sentir también las caricias de Gacchan sobre mi propio miembro. De cuando en cuando, lograba soltar audibles gemidos, que resonaban en el lugar. Pude obsérvame en cada rincón de ese sitio. Nuestros cuerpos en perfecta sincronía. Mientras que Gacchan, iba preparando el terreno, y comenzaba a tocar mi entrada con sus dedos. Había usado mi PRE seminal para la ocasión.

Después de la intromisión de los dos primeros dedos, comenzó a transformar mi mundo. El placer de lo inevitable, me abriría las ventanas al infinito con una tempestad incomparable.
-¡Ah! ¡Ah! Creo que... Te necesito.
-Y Yo... A ti.
Saco gentilmente sus dedos, y me dio la vuelta. Me ayudó a acomodarme sobre él suavemente. Mientras nuestras pieles, se rozaban. Mi lado oculto y narcisista, me obligaba a verme a mí mismo a través del espejo. Mi rostro, cubierto por un perceptible sonrojo, mis ojos oscuros brillando en deseo y desesperación. Mi cuerpo era propio y ajeno a la vez; porque se lo brindaba enteramente a Gacchan para gozar en vilo.
Pero era imposible mantener mis ojos sobre las imágenes que brindaban tan fielmente los espejos, sin que se me nublara la vista por completo. El placer era verdaderamente extremo y delicioso.
Pasan los años, y todo sigue siendo desde la misma forma, aunque mucho más apasionado. A su lado, me prendo fuego al instante. No reconozco lo que significa la palabra "límite". Simplemente lo reconozco como un tornado de llamas eróticas que recorren nuestros cuerpos sin piedad alguna. Y cada vez era mejor. Cada vez se sentía mejor.

Comenzó a deslizarse dentro de mí, y en la posición que me encontraba podía sentirlo más profundo que en otras ocasiones. En un entendimiento perfecto que la única respuesta que pudimos soltar, fue un gemido al unísono. Sus manos pasearon por mi pecho, antes de quedarse instauradas en mis caderas.
Después de un par de minutos, comencé a moverme. Nuestros cuerpos se batían en duelo, sin querer dar tregua. Podía apreciar la majestad de su hermosura, la forma tan salvaje en la que me poseía, el milagro de volvernos uno, y de buscar en los confines del alma la ilusión del delirio.

Al poco tiempo, Gacchan se volvió dueño del ritmo a establecer. Los himnos eróticos se desprendían de nuestras bocas y hacían eco en el lugar. Trenzamos nuestras lenguas, en un beso tan profundo como el lazo que nos unía. Pero me tuve que separar al sentir que había tocado el lugar indicado.
-¡Ah!... ¡Ahí!... ¡¡Justo ahí!!... ¡Ah!!...
-Haido, eres... Ah... Tan aterciopelado, tan... ¡Ah!...
Las embestidas se volvieron cada vez más violentas. Gacchan se desvivía por llevarme al clímax.

En el medio del éxtasis, quería encontrarme locamente con su mirada. Esa mirada endemoniada que me llevaría de viaje hasta el séptimo cielo, que me confirmaría lo verídico del momento. Esa mirada que solo me dedicaba a mí, y a nadie más. La quería encontrar para guardarla en mi memoria. La última mirada antes de culminar el encuentro.
Podía sentir el orgasmo muy cerca, llevado por la experta mano de Gacchan, que en un ritmo enloquecedor, me permitía disfrutar del universo en su esplendor, y como si después de un cataclismo cósmico los astros y los soles hubieran vuelto a tomar órbita, alcancé la cumbre, rendido en un último gemido, con su nombre en mis labios.
-Gacchan, no aguanto más.- Y al sentir la contracción en mi estrecha entrada, le rindió pleitesía a mi cuerpo, viniéndose en lo más profundo de mi ser, dejándose envolver en los espasmos del gozo.
 
Mientras tanto, yo inhalaba ese perfume suyo, y le acariciaba el cabello con extrema suavidad. Luego lo abracé fuertemente cuando noté que recuperaba el aire. Él me respondió el abrazo. Para nada del mundo, quería separarme de él. Me quedaría así de por vida, si fuera necesario pero la historia fue otra cuando levanté mi cabeza y noté los espejos.
-Dime que me amas por ser tan travieso.- Le dije conteniendo la risa mientras él me acariciaba la espina dorsal con su dedo.
-Yo te amo por todo lo que eres, y porque eres la única persona que podría convencerme de hacer algo así en lugar como éste.- Me contestó dejando un camino de besos tiernos en mi hombro.
Mientras seguíamos con los arrumacos de rigor, descansamos brevemente después del dulce primer orgasmo. Sin duda, mi aniversario acababa de empezar y la noche aún se mantenía joven y próspera ante nuestros ojos.

FIN.

Notas finales:

Como lo mencioné anteriormente, esta historia ha sido orgullosamente creada por HiGaKy y por mí.

La idea surgió desde el simple hecho de querer hacer algo juntas, de querer fusionar nuestras ideas porque sentíamos que podíamos y queríamos hacerlo. Y luego de una semana de planear y planear, y de horas en el MSN arrojando ideas, finalmente comenzamos a escribir y la magia se dio por sí sola.
Así que espero les haya gustado. Fue hecho con mucho amor.

Gracias Onee Higa-chan nuevamente por aceptar esta propuesta y por animarte en esta aventura. Desde aquí, no nos detiene nadie. Te quiero muchísimo. Gracias por haber sido tú. ;)

Yo me despido por las dos.

**Au Revoir, Mon Amouries!!!... Oyasumi, world!!!**
HiGaKy & Cherry-Ferry.


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