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UNA ACCIDENTADA UNIÓN por nurikosan

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Una noche el capitán ruega a todos los pasajeros por megafonía que hagan el favor de permanecer en sus camarotes sin salir de ellos hasta que reciban aviso ya que se les viene encima una fuerte tormenta.

 

- ¿Crees que será muy fuerte? – pregunta Milo mirando por el ojo de buey el agitado mar- Las olas son muy fuertes y altas, algunas cubren este ventanuco.

 

- No lo creo, verás como enseguida pasa. El que nos hayan pedido que permanezcamos aquí seguramente es para que no estorbemos a la tripulación en sus idas y venidas.

 

- Espero que tengas razón... Camus hay algo que no te he dicho y deberías saber...

 

- ¿De qué se trata? – pregunta preocupado.

 

- Tengo una gran facilidad para marearme en situaciones como estas, y créeme, ahora mismo siento el estomago totalmente del revés.

 

- Túmbate en la cama, te daré un masaje para relajarte, veras como se te pasa. Si piensas en otra cosa pronto te recuperaras.

 

- No creo que funcione... pero bueno, intentémoslo...

 

Milo se tumba boca abajo en la cama sin camisa y abrazando la almohada apoya la cabeza en la misma cerrando los ojos y suspirando nerviosamente.

 

Camus comienza a masajear su espalda muy delicadamente, presionando en las pocas zonas que detecta contraídas y acariciando las demás. De vez en cuando se inclina para besarle hasta que de repente Milo se gira bruscamente para sentarse de golpe en la cama.

 

- Esto se mueve mucho Camus.

 

- Vamos amor, no es nada, tranquilízate...

 

- Claro que para ti no es nada, te has criado prácticamente sobre el agua, pero yo soy de tierra... no me gusta tanto movimiento... me gustaría tener los planos de este gigante para asegurarme de que es resistente y no se hundirá a la primera de cambio....

 

-Nunca hubiera imaginado ver al poderoso Milo de Escorpión aterrado por una tormenta sin importancia. Cielo, confía en mi, pronto amainara, ya lo verás... vamos vuelve a tumbarte... te haré otro tipo de masaje más... “relajante”.

 

Milo se tumba a regañadientes y por segunda vez cierra los ojos al sentir como los deliciosos labios de su amado comienzan a recorrer su sexo. De repente un fuertísimo ruido que retumba en todo el barco hace que ambos se detengan y se pongan en pie inmediatamente.

 

- Lo sabía – murmura Escorpión acomodándose rápidamente la ropa- Este trasto es una bañera... muy grande, muy bonito, pero una simple bañera que hace agua por todas partes...

 

- Cálmate, seguro que no es nada grave, la tripulación lo tendrá todo controlado en unos minutos, están entrenados para ello.

 

- No me fío, yo voy a ver que es lo que pasa... quiero estar cerca de los botes salvavidas por si acaso... y tú vienes conmigo.

 

- Milo, por favor cálmate... no te pongas nervioso...

 

Pero no atiende a sus palabras, cogiéndole de la mano sale del camarote para encontrarse con una ligera capa de agua que recorre el pasillo empapando la alfombra que lo cubre.

 

- ¿Nada? ¿No pasa nada dices? ¿Y esto que es? Esta enorme ballena se esta hundiendo...

 

- Seguramente sea una vía de agua sin importancia... por favor Milo volvamos a dentro...

 

En ese momento la nerviosa voz del capitán se oye nuevamente por megafonía diciendo a todos que cojan los chalecos salvavidas de debajo sus respectivas camas y se acerquen lo más rápido posible a la cubierta de los botes salvavidas.

 

- Ya lo sabía yo... – murmura entrando de nuevo al camarote y cogiendo los chalecos le lanza uno a Camus mientras él se pone el suyo- una simple vía de agua, todo bajo control...

 

Con una gran sonrisa que quiere ser tranquilizadora el francés le sujeta fuertemente el chaleco, asegurándose de que todo esta en su sitio y perfectamente abrochado.

 

- ¡Camus! – grita Milo- ¡Ponte ahora mismo el chaleco! Ya has oído al capitán, nos estamos hundiendo...

 

- Tranquilo, yo no lo necesito, recuerda: el agua es mi elemento, no me pasará nada... vamos a los botes.

 

Mientras se dirigen al lugar indicado se mezclan con el resto de los pasajeros en una marea de personas histéricas que no dudan en pisotear a quien cae al suelo para llegar cuanto antes a los botes. De repente una pequeña niña de unos 7 años cae delante de ellos al soltarse de la mano de su madre que se ve arrastrada por la multitud sin poder hacer nada para volverse a cogerla. Camus la coge en brazos gritando a la mujer que no se preocupe, ellos cuidarán de ella. Al estirar la mano para coger de nuevo a Milo comprueba que en esos breves momentos han sido totalmente separados por la gente en su histérico avance por subirse a un bote como sea.

 

- ¡Milo! – grita con toda la fuerza de sus pulmones mientras es arrastrado hacia los botes- Ponte a salvo, no te preocupes por mí. Cuidare de la pequeña y nos reuniremos en el buque que nos rescate.

 

- ¡Camus! ¡Camus! – grita luchando por acercarse nuevamente a él sin lograrlo- ¡Maldita sea! ¡Ten mucho cuidado, nos veremos en el otro barco...!

 

Cuando el francés y la niña llegan a los botes salta con esta a uno de ellos que una vez lleno es rápidamente deslizado al agua con un par de marineros que se hacen cargo de los remos. Mientras se alejan del buque que ya tiene una cuarta parte sumergida fija la vista en los demás botes buscando a Milo. Al cabo de un rato ve su figura saltar a otro bote y su corazón se calma inmediatamente. La niña fuertemente abrazada a él mira los botes que están a su alrededor buscando a su madre. Cuando consigue distinguirla se suelta del cuello del dorado y corre al extremo del bote llamándola y agitando los brazos fuertemente. Camus se levanta inmediatamente para volver a cogerla y evitar que caiga al agua cuando un ruido gigantesco les hace volver el rostro a todos en la dirección de la que proviene para ver el enorme buque partirse en dos y hundirse en medio de un gigantesco remolino de agua.

 

El pequeño bote en el que van esta prácticamente en el borde del remolino con lo que comienza a agitarse violentamente en todas direcciones haciendo que la niña caiga al agua y se hunda rápidamente. Sin perder un instante Camus salta tras ella nadando y luchando contra la corriente creada para alcanzarla y comenzar a ascender de nuevo a la superficie. Una vez lo ha logrado descubre que su bote ha sido destrozado por efecto del torbellino de agua al igual que los más cercanos, por lo que hay un montón de personas en el agua luchando por no hundirse y por aferrarse a algo que flote.

 

- Agarrate fuertemente a mi cuello – le dice a la niña, la cual obedece inmediatamente a pesar del pánico que siente.

 

Comienza a nadar hacia uno de los pocos botes que esta entero. Cuando consigue acercarse iza a la pequeña a bordo para alejarse en busca de más personas a las que ayudar. De repente escucha una voz conocida que le llama.

 

- ¡Camus! ¡Camus! ¡Aquí, ven aquí! ¡Deja de hacerte el héroe y sube a este bote! – grita Milo agitando nerviosamente los brazos para que le vea.

 

-No te preocupes – le responde- Estoy bien. He de ayudar a los demás...

 

- No seas idiota y ven aquí conmigo... ¡Camus!

 

Camus solo le responde agitando su mano y lanzándole un beso con la misma para volver a sumergirse en el agua y reaparecer un poco más allá para coger a una mujer que esta aferrada a un trozo de madera.

 

- Ten mucho cuidado – murmura Milo sentándose resignado en el bote- Por favor ten mucho cuidado.

 

Una vez ha puesto a salvo a la mujer vuelve a repetir la operación con varias personas más llenando los botes que están más vacíos. En una de ellas se acerca remolcando a un muchacho a un solitario bote que esta remando hacia las luces del buque que se acerca a socorrerlos. Cuando intenta subir al muchacho es rechazado por todos los ocupantes al mismo tiempo.

 

-¿Pero que les pasa? – les pregunta sujetando al agotado muchacho- Su bote esta prácticamente vacío y aún queda gente en el mar.

 

- Nadie más subirá aquí – responde uno de los ocupantes- Este bote es nuestro y no lo vamos a compartir con nadie.

 

- Escuchen, el barco de rescate esta muy cerca. Por unas personas más no se van a hundir... vamos dejen que suba al chico y a los que pueda ayudar...

 

- ¡No! – grita el hombre que ha contestado antes- No subirá nadie a bordo. Este bote es pequeño y necesitamos todo el espacio para nosotros, si sube alguien más se hundirá.

 

- ¡Eso es absurdo! – contesta enfadado y a punto de perder los nervios- Estoy cansado y aún queda gente en el agua, así que apártese si no quiere que le tire...

 

Sin decir una sola palabra otro de los ocupantes levanta un remo y golpea fuertemente su cabeza haciéndole una enorme brecha en la misma de la que la sangre comienza a manar a borbotones. El abrazo que mantiene alrededor del muchacho se afloja instantáneamente al perder el conocimiento y comienza a hundirse en el agua como si tuviera plomo en los pies. El chico asustado y sacando fuerzas de donde no tiene toma aire y bucea tras él para cogerle, logra asirle del cabello y subirle a la superficie. Mira alrededor y la oscuridad es total, no hay ningún bote, todos están alejados en dirección al buque que por lo que puede ver se ha detenido para ayudar a los náufragos. Rodea el cuello de Camus como puede con su brazo y lo lleva a remolque hasta una puerta de madera que flota a la deriva. Con un gran esfuerzo consigue subirle a la misma mientras él se aferra al borde con una mano y con la otra trata de remar para acercarse a la luz que cada vez ve más lejos al empezar a moverse en dirección contraria. Grita con la poca fuerza que le queda hasta quedarse sin voz y sin aire en los pulmones. La corriente los arrastra fuertemente y apenas puede mantenerse a flote por lo que quitándose el cinturón y uniéndole al del inconsciente Camus junto con su camisa consigue amarrar a ambos a la puerta justo antes de perder el conocimiento.

 

Por otro lado Milo esta recorriendo frenético el buque que los ha rescatado envuelto en una manta buscando a Camus. Descubre a la pequeña abrazada a su madre, la cual le da las gracias en un débil y agotado murmullo, pero ni rastro de su amado. Después de repetir el recorrido varias veces se encamina hacia el capitán para informarle de que falta una persona. Pero este se limita a mirarle en silencio unos minutos y decirle cuanto lo lamenta para volver a su trabajo. Milo no puede creerlo, por lo que le gira bruscamente gritándole que debe volver, que hay un hombre en el agua, que se trata de su marido... pero lo único que recibe como contestación son rotundas negativas a hacerlo, ya que, como capitán debe pensar en el bienestar de todas las personas que han recogido y no de una sola. Le aconseja que se tome un tranquilizante y cuando lleguen a tierra se ponga en contacto con salvamento marítimo y a bordo de un helicóptero recorra el lugar buscándole. La desesperación le invade completamente, pero es duramente consciente de que el hombre tiene razón. No puede exponer la vida de los cientos de heridos de diversa consideración que hay por un solo hombre. Encogido dentro de la manta con la que se cubre busca un rincón en el que acurrucarse y rezar por Camus. Rezar para que su destreza con el agua le mantenga a salvo, para que haya encontrado algo a lo que agarrarse y mantenerse a flote.

 

Al día siguiente el barco llega a media mañana a un pequeño puerto italiano donde todos son desembarcados y derivados a distintos hospitales y consulados dependiendo de su estado de salud y nacionalidad.

 

Milo rápidamente llama al Santuario para decir que se encuentra bien pero que Camus ha desaparecido. Inmediatamente tiene a su disposición una línea de crédito ilimitado y poder usar todos los recursos que crea necesitar para encontrarle. Una vez se ha personado en el banco correspondiente y se ha hecho con una tarjeta de crédito y bastante dinero en efectivo se lanza a contratar un helicóptero para que rastree la zona del hundimiento.

 

Por otro lado Camus y el muchacho van a la deriva. El primero sigue inconsciente con una gran costra de sangre seca en su cabeza y una enorme mancha bajo la misma. El chico se ha despertado por el calor y el ardor de la sed en sus entrañas. No tiene ni idea de donde se encuentra, lo único que ve a su alrededor es agua infinita. Pasado el medio día una embarcación se acerca a ellos y los recoge. Pero la alegría del chico se tronca en desesperación al comprobar que sus rescatadores son piratas. Piratas equipados con los más sofisticados sistemas de localización y las armas más actuales que hay en el mercado. Piratas que en la bodega llevan un cargamento de muchachas para vender al mejor postor en un mercado árabe. A él le dan agua y comida y después de dejarle descansar lo justo para que se reponga minimamente le mandan a la cocina para que ayude en ella. Pero Camus les impresiona muy gratamente por su belleza. Una vez el médico de a bordo ha lavado su cabeza y suturado la herida le llevan a un diminuto camarote donde le encierran. Saben que sacarán mucho más dinero en el mercado árabe por él que por todas las chicas juntas. Los hombres pelirrojos y vírgenes dotados de semejante belleza son muy solicitados en el mismo.


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