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Bad boy por Rainerwitk

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Notas del fanfic:

Bien, algo que se me ocurrió mientras escuchaba la canción que escucha Matt, la letra no tiene ninguna relación con el fic, pero todo esto no es más que una pequeña locura producto de mi tiempo de ocio

Y ahí viene.

En toda escuela que se precie hay un chico malo, no el típico pandillero que abusa de los indefensos, si no un chico solitario y misterioso cuya sola mirada basta para que acudas a dioses insulsos con rezos por tu mísera existencia.

En esta aburrida escuela, que se esfuerza porque cada detalle encuadre a la perfección con las miserias y mediocridades de la educación pública, el nombre de el "Bad Boy" es Mello. Mihael, para ser más exactos.

Y viene hacia mí

Quizá debería considerar la posibilidad de huir pero lo más probable es que se dirija hacia el lugar donde yo estoy, no hacía mí, lo que yo haré será, sencillamente, quitarme del camino.

El deber del chico malo es beber, pelear, mirar con odio y verse sospechoso de aquella vez que se incendió media escuela, este modelo en especial es muy rubio, muy delgado y muy guapo, su envoltura es, en un cliché que no me molesta en absoluto, cuero negro ajustado, con chamarra y motocicleta incluidas.

 Es eficaz y a pesar de ser pequeño y con rasgos demasiado finos, basta una ojeada de sus ojos azules para que hasta el más valiente deje salir su complejo de felpudo.

Pero al parecer le gusta jugar al chico intelectual, cosa que los maestros odian y temen porque interrumpe el equilibrio natural de las cosas, es una falta imperdonable que su talento, además de expresarse inquietantemente en olimpiadas de ciencias, haya hecho ganar a la escuela un concurso de filosofía, con una brillante disertación sobre la "sustancia" de Spinoza. Hay que seguir los papeles que nos son asignados en esta aburrida farsa.

El chico malo es el chico malo y el primero de la clase es el primero de la clase, es decir Near.

Es posible que alguno me haya confundido con él pero su brillantísima descripción rezaría "Mihael keehl mide 1.72m y pesa 54 kg de lo cual se deduce que es un individuo delgado..." las sutilezas no son lo suyo.

¿Recuerdan que les dije que no se dirigía a mí?

Yo soy Matt y mi papel corresponde al nerd friki de aspecto aceptablemente cool que pasa absolutamente inadvertido al no ser lo suficientemente patético como para padecer el acoso de sus compañeros, menos mal que me otorga bastante libertad en cuanto a mi estilo literario.

En mi ipod suena una canción de Cascada cuya letra musicaliza a la perfección la escena de los pasos de Mello.

Be my bad boy

Be my man

Tal vez no lo habían notado pero el interés que siento por Mello no tiene nada de sociológico, me gusta de un modo que, dudo mucho concuerde con el libreto.

Be my weekend lover

But don´t be my friend

Las pesadas botas de Mello golpean el piso al ritmo del sintetizador y me rio sin poder evitarlo, desafortunadamente él tenía su mirada fija, por alguna extraña razón, en mí.

Como dije, cumple su deber al pie de la letra y se acerca en la pose típica de intimidación, su frente  casi pegada a la mía, la mano amenazante, el puño preparado, las piernas separadas en una primitiva demostración de hombría.

Lo más terrible es que funciona, pero no por las razones que él sospecha, tiene más relación con sus cabellos rozándome las mejillas y sus labios entreabiertos con olor a chocolate, liberando ciertas endorfinas poco convenientes.

-¿crees que soy gracioso Matty?

Su voz es, naturalmente, helada, pero la sorpresa de que recuerde el nombre del chico que le presta material para que pueda llevar a cabo sus brillantes exámenes,  que subvierten  el orden, hace que de mi garganta solo salgan palabras incoherentes

-but understand.... That... i

O tal vez no tan incoherentes

De cualquier manera lo molestan visiblemente.

-¿te burlas de mí?

Él cambia de posición en un movimiento desafortunado y sensual que ningún juego hentai podría imitar jamás, su cuerpo elástico se tensa preparándose para golpearme y su mirada muestra una total determinación depredadora, yo tiemblo y parece satisfecho, una vez que me declare indefenso saboreará su victoria en cualquier lugar alejado de mí, pero yo tiemblo porque la segunda fase de la respuesta sexual masculina se ha hecho presente en mi cuerpo y si él lo nota mi mediocre y patética vida no durará mucho.

Sonríe y se separa, un poco orgulloso de su victoria, aún en tan vil campo de batalla, sin embargo la serie de casualidades que componen esta comedia absurda tiene otro de sus focos en este momento, en que su pierna frota mi erección sacando un jadeo, sumisamente, espero.

Pero él sonríe valorando la oferta y recuerdo que los verdaderos chicos  malos tienen una vida sexual activa y en estos tiempos, probablemente también diversa.

-ya me parecía que me mirabas mucho

Esta frase neutra es acompañada de una mirada maliciosa y una quietud que pretende otorgarme el poder de decisión.

El error trágico ocurre cuando el héroe irrumpe en el orden cósmico y usualmente solo es reparado con la muerte del héroe, claro que esto no es una comedia griega pero todo mi valor se ha gastado jugando Silent hill y el sádico videojuego de saw.

-lo siento... yo...

Es mi papel ser tímido e invisible

-cállate

Estoy seguro de que los labios suaves de Mello sobre los míos no forman parte del plan. Su mano me jala hacia algún lugar de la escuela poco frecuentado, la locación que se necesita para los adictos al crack y los bebedores frecuentes.

Mi experiencia proviene solo de sueños y apresurados momentos en compañía de videos con malas actuaciones y títulos obvios y vulgares, sin embargo los labios de Mello llevan la danza acariciando las comisuras y abriendo con brusquedad mi boca, su lengua apenas choca con mis dientes para llegar a la mía en una lucha sin nada de intelectual.

Sus manos aprietan mi cintura por debajo de la remera cuyo deber es disimular mi bien forado cuerpo masculino, me deshago de su chamarra y su chaleco se abre permitiéndome mirar lo que usualmente sólo puedo imaginar, su torso delgado y elástico atravesado por esa cicatriz que baja por su rostro y descansa suavemente sobre su hombro.

El fiero aspecto de sus ojos entrecerrados y sus fragantes cabellos sedosos, su piel blanca y lampiña y la piel herida y áspera. Mello es deliciosamente dual y eso inflama mis sentidos hasta sentirme mareado.

Sus labios se deslizan por mi rubor sexual en dirección descendente, se detienen en mi pecho a ayudar a las manos en lamidas geométricas. Arde y palpita, duele, sus labios aprietan la piel y su lengua tortura y eriza los pocos vellos pelirrojos mientras baja de mi ombligo al corte ultra low de mis jeans.

Acostumbrado, gracias a los videojuegos y a la realidad virtual en la que transcurren mis días, a confundir el sueño y la realidad, cedo a la petición de mis rodillas temblorosas y me dejo caer,  abro mi pantalón y me masturbo furiosamente entreviendo mi fantasía rubia que sonríe de lado y se lame los jadeantes labios rojos y entreabiertos. El placer se extiende por mi cuerpo y se manifiesta en respiraciones entrecortadas.

Una mano, que sospecho relativamente real aparta la mía y la cadencia de labios que siempre consideré secundaria se apodera de mi mente, la lengua de Mello se pasea y se entretiene en mi ombligo, penetrando, pequeña y tibia, fuerte y rasposa.

Mi abdomen sube y baja en un ritmo doloroso y de mis labios, usualmente tan ocurrentes, solo se escapan frases inocuas, mis dedos se enredan en sus cabellos y jalan apresurando el éxtasis aunque signifique la muerte del deseo.

La boca de Mello aprisiona mi glande y su lengua se enreda en grietas indiscretas, aprieta con sus labios, obstruyo su garganta, su cavidad es húmeda, cálida, succiona ligeramente al levantar la cabeza y dirigir mi mano al centro de sus pantalones de cuero tensados al máximo por el modo indecente en que abre las piernas.

Mi casi nulo contacto con mis pares me hace el más capacitado para ese tipo de empresa  y y mi mano se afana con toda la velocidad y técnica de la que es capaz apresurando el momento de sentirlo perderse.

Y su boca regresa a lo suyo devorando con lubricidad en una combinación increíble de todas las posibilidades bucales, su nuca se mueve al contratiempo de mi cadera y un delicado hilo de saliva nos conecta cada vez que Mello toma aire.

Me gusta la piel suave de su vientre contra mi mano, me gusta como vibra su garganta en gemidos ahogados, me gusta como entrecierra los ojos y me mira atento, el único musculo que aun controlo parece ser de su agrado.

Todo mi cuerpo se contrae repetidamente y mi mente se desvanece en deleite.

Mello apenas alcanza a tragar antes de echar la cabeza para atrás con los ojos cerrados y un grito ahogado, una gota de sudor cae por su torso y su imagen es tan erótica que por un momento la idea de un universo de 15 dimensiones me parece posible y de lo más obvia.

Jadeamos recuperando el aliento pero mi deseo, contenido tantas veces en  apestosos cubículos aun no parece satisfecho.

-ustedes dos ¿Qué están haciendo?

Una voz gruesa y sucia precede a la grasosa presencia del prefecto que, lamiendo las botas de sus superiores y maltratando a aquellos alumnos que gozan de un nivel socioeconómico casi imperceptiblemente más alto, es un triste estereotipo del proletariado

-nada que le incumba

A pesar de la intimidad recién descubierta, tengo miedo.

-para ser virgen estuviste bastante bien

El prefecto se ha ido y mi cuerpo ya ha olvidado el placer sentido, no tengo idea de cuales deberían ser mis líneas.

--no eres como la demás bologna de imbéciles Jeevas, eso ya lo había notado y tampoco pareces ser como la zorra de Near  cuyo desarrollo en el área lógico-matemática dejó deficiente todas las demás áreas

Mello es la única persona que conozco que puede usar "zorra" como insulto en una oración inteligente.

-¿entonces te gusto?

No importa si la pregunta es inadecuada y sensiblera, es lo que me interesa saber.

-llámalo como quieras, pero esta tarde terminaremos esto en tu casa, a menos que estes muy ocupado

Se levanta sin ninguna consideración a mi estupefacta mirada, se acomoda la ropa y me espera para emprender el camino a alguna de las clases a las que, por alguna razón, asiste.

Be my bad boy

Be my man

Be my weekend lover

but don´t be my friend

Me coloco los audífonos y aminoro el paso para que su entrada triunfal y mi opacidad invisible quepan en medio.

Pero él esta junto a mí y atora entre mis labios un cigarrillo intacto, nunca lo he visto fumar.

-todos lo personajes malos tienen algún asistente friki y un poco imbécil

Lo enciende y permanece impasible ante mi desordenada lucha por respirar con los pulmones llenos de un humo con más de 4000 sustancias tóxicas, pero en realidad esto de fumar no es tan difícil.

-si están tan obsesionado con los papeles, ya tienes una excusa

 

Post- capítulo

 

Entramos lado a lado con las manos tocándose. Quizá uno de mis distraídos apuntes llegó a sus manos o quizá esa obsesión sea una característica de mi personaje, una excusa para su conformismo. Como sea:

Los héroes románticos que luchan contra su destino en encarnizadas batallas con finales oscuros siempre me han sido más simpáticos que los héroes trágicos.

Eso explica de un modo bastante claro porque Mello, con sus monólogos autodirigidos y sus juegos dobles, me atrae tanto. Él escucha mi emocionado parloteo acerca de la estética de futuro retro de bioshock, sus ojos brillan como estrellas pálidas, nubladas y me complace saber que su interés no corresponde a papeles establecidos, sino a uno de sus impulsos.

El amor usualmente no se incluye en el libreto si no es para captar una respuesta positiva del público, aburrido de la monotonía del equilibrio, es un ligero tinte azulado sin ninguna trascendencia, por ello, estoy seguro de que no debería hacer esto, como un espiral roto.

Y me resulta tremendamente satisfactorio.

Notas finales:

gracias por leer

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