Cap. 1 - First Meeting.
Mi nombre es Roxas. Según creo yo soy un chico normal, a excepción de que soy homo; no es algo por lo que me sienta orgulloso, pero tampoco me avergüenzo de ser gay. Actualmente tengo 16 años y asisto al instituto de Twilight Town, no soy muy social, más bien soy tranquilo y reservado, por lo cual no tengo muchos amigos, pero los pocos amigos que tengo saben de mi preferencia sexual y aun así no me evitan.
Es algo que verdaderamente me pone feliz, desde hace mucho tiempo decidí no ocultarlo, porque prefiero ser siempre yo mismo y no intentar ser otra persona...
El día de hoy al salir del instituto, fui directamente al centro, ya que el día de mañana era el cumpleaños de mi mejor amiga, Olette, y quería comprarle un regalo, aunque fuera de última hora. Después de comprar el dichoso regalo, pensé en pasar por un helado de sal marina al puesto de helados que está cerca de la estación de trenes.
Y ahí estaba yo, terminando de comprar mi helado, cuando vi a un chico de, aparentemente, mi edad con el pelo castaño y alborotado, y unos hermosos ojos tan azules como los míos. Ese chico era tan lindo, no pude evitar mirarlo fijamente, tan fijamente, que hizo que aquel chico volteara a verme, me paralicé en cuanto su mirada se cruzo con la mía, el no hizo más que sonreírme y abordar el tren, el cual después de un rato, se fue de la estación.
En cuanto llegue a mi casa, lo primero que hice fue suspirar, no podía sacar de mis pensamientos a aquel joven de cabello castaño, recordaba vívidamente su hermosa sonrisa y su penetrante mirada; me sonroje un poco al recordarlo, así que mejor me fui a la cocina para prepararme algo para comer, ya que, sí tal y como piensan, vivo solo. La muerte de mis padres es algo que en realidad no me gusta recordar, pero es necesario que lo recuerde.
Hace aproximadamente 6 años, mis padres murieron en un accidente de autos, yo tenía alrededor de 10 años, así que no me afecto tanto, claro que estaba sumamente triste por haber perdido a mis progenitores, pero no me sentía tan solo, ya que tenia a mi querido tío Terra, él fue la persona que me cuido hasta hace más de 3 meses, la razón por la que decidí ya no estar bajo su tutela fue para no seguir causándole molestias, lo mejor que podía hacer era independizarme y comenzar a vivir por mi cuenta.
¡Ja!, mi tío no estuvo totalmente de acuerdo, ya que se preocupaba mucho por mí, así que lo único que me dejo hacer fue tener mi propio apartamento, el cual Terra me había comprado; me dijo que no quería que descuidara mis estudios por conseguir un trabajo para mantenerme por mi mismo, que mejor esperara a graduarme de la preparatoria. Yo no me quede completamente satisfecho, por que seguía causándole molestias a Terra, sin embargo no me quedo otra opción más que aceptarlo.
Después de comer, me fui a mi habitación y me recosté en mi cama, seguía pensando en aquel chico, no podía sacarlo de mi mente, y así estuve todo el rato hasta que finalmente me quede dormido.
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A la mañana siguiente me desperté muy temprano, a causa de que dormí perfectamente bien soñando con el chico de cabello castaño, y esa era la razón por la cual había despertado de tan buen humor.
Como era tan temprano me di un baño y me tome mi tiempo desayunando para luego salir de mi casa y dirigirme al instituto tranquilamente. En el camino me encontré con mis amigos Hayner, Pence y Olette...al ver a esta última recordé que había olvidado traerme el regalo, ¡vaya idiota que soy!
- ¡Hola chicos! - Les dije felizmente en cuanto me acerque a ellos.
- ¡Oh Roxas! Que milagro encontrarte tan temprano, normalmente siempre llegas tarde. - Dijo Hayner en un tono burlón que no me hizo mucha gracia.
- Si hola, a mí también me da gusto encontrarme contigo tan temprano. - Le dije sarcásticamente.
- ¡Ja! Vamos solo era una pequeña broma Ro-xas. - Dijo mientras pasaba su brazo por encima de mis hombros y me jalaba hacia él para después revolverme el cabello.
- Chicos, chicos ya dejen de jugar o se nos va a hacer tarde. - Nos dijo Olette tranquilamente y con una bonita sonrisa en sus labios. Ciertamente ella era muy bonita, pero no se comparaba a aquel chico.
- Si es cierto *chomp, chomp* debemos *glup* apurarnos. - Dijo Pence mientras comía, lo que siempre acostumbra comer, comida chatarra, en este caso era 1 bolsa de frituras.
- Pence deberías dejar de comer eso tan temprano por la mañana. - Le dije yo.
- Pero todavía nos queda un rato para llegar a la escuela y además ya se hizo una costumbre para mi *chomp, chomp* -
- Aaaah~ - Hayner, Olette y yo suspiramos, era imposible convencerlo de que dejara la comida chatarra, pero bueno al menos intentábamos convencerlo cada mañana.
-Ah! Por cierto, ¡Feliz cumpleaños Olette! - Le dije con una sonrisa y dándole un abrazo; los demás también la felicitaron, y yo le explique que me había olvidado su regalo en casa. Ella simplemente me sonrió y me dijo que no tenía por qué preocuparme, que ella era feliz con el simple hecho de que sus mejores amigos se hayan acordado de su cumpleaños.
En el instituto las horas pasaron rápido, también el almuerzo había pasado muy rápido, tan rápido que ahora ya estábamos en la 6° clase del día. Sin embargo, para mí las horas habían pasado tan lento, en todo el día no había puesto atención a ninguna clase, los profesores me habían llamado varias veces la atención, pero yo seguía en las nubes, sumido en mis pensamientos.
- Roxas, ¿qué te sucede el día de hoy? Te la has pasado suspirando y observando por la ventana todo el día. - Me dijo Hayner. Yo ni siquiera me había percatado de que suspiraba.
- Si no te molesta, ¿podrías decirnos que te sucede? - Dijo Olette, en su voz claramente pude notar su preocupación. Y eso me hizo sentirme mal, no me gustaba hacer que las personas se preocuparan por mí.
- Si. Ya que somos tus mejores amigos nos preocupa el no saber. ¿Qué es lo que pasa? - Dijo Pence, quien milagrosamente no estaba comiendo. Cerré mis ojos por unos segundos, luego suspire, fue un suspiro largo, y entonces les conté todo, todo sobre aquel chico que había visto, y que además no podía dejar de pensar en él...
- ¡Roxas! Estas enamorado... ¡ Ah! ¡Qué lindo! - Dijo Olette verdaderamente entusiasmada, ya que a ella le encanta el yaoi; lo cual me parecía bastante normal.
Pero yo no podía creer que me hubiera enamorado a primera vista. En mis 16 años solamente había amado realmente a una sola persona; él, sí me enamore de un chico y fue quien me dio a entender de que yo era gay, se llamaba Axel. Era mayor que yo por dos años, le confesé mis sentimientos y fui correspondido, pero mi felicidad solo duro un tiempo ya que el año pasado él se tuvo que mudar a otra ciudad por motivos familiares, así que decidimos terminar nuestra relación. Era lo mejor para ambos, desde entonces no me había vuelto a sentir así por alguien, no reconocía muy bien el sentimiento, ni me daba cuenta de cuando me llegaba a enamorar.
La escuela finalmente terminó. Yo regrese a casa; nuevamente no pude evitar el seguir pensado en el de cabello castaño y en la posibilidad de que no lo volviera a ver, sin importar cuánto quisiera. Lo había visto subirse a un tren y eso solo significaba que era muy probable que él fuera únicamente un turista.
Ante esta posibilidad no pude hacer otra cosa más que deprimirme; realmente, no se imaginan que tan grande era mi deseo de volverlo a ver y sin darme cuenta una pequeña lagrima recorrió por mis mejillas.
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