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Dearly Beloved por KuroNekoYaoi

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Notas del capitulo:

Bueno aqui dejo el otro cap. esta vez narrado por Roxas, solo al principio y se supone que pasó una semana desde el anterior.

Nota: Los personajes no me pertenecen, son de Nomura-sensei y Square Enix.

Cap. 5 – Mutual Feelings, finally!

Al fin el día del torneo había llegado. Hayner y yo nos habíamos anotado el día que acordamos, ese día en el que también había retado a Riku a enfrentarme; sí en el torneo no nos tocaba luchar juntos entonces nos enfrentaríamos al terminar todas las competiciones.

En eso pensaba cuando el peli plata llegó y poco después apareció el causante de todo; Sora venia corriendo en dirección hacia mí. Eso sí que me sorprendió, ¿Qué hacía Sora corriendo hacia mí? Parecía una de esas películas románticas donde los protagonistas se abrazan en cámara lenta…

­– Sacudiendo la cabeza – ¡Pero qué digo! Lo que debería sorprenderme es qué cosa hacía el castaño aquí, eso no era parte del acuerdo que tenía con Riku así que lo miré acusatoriamente; él me miró con cara de “A mí ni me veas que yo no lo he traído”. – Suspiro – Haaa~

– ¡Roxas! ¿Por qué quieres pelear con Riku? – Preguntó al llegar a mí lado e hiso un tierno puchero que sólo consiguió hacerme sonreír internamente. – ¿Qué pretendes con todo esto? –

– Sora, se ve que siempre serás tan despistado. – Revolví sus castaños cabellos con una apenas visible sonrisa. Me daba gusto pues parecía que estábamos de nuevo como siempre; acercándome poco a poco le susurré algo al oído. – Lo hago únicamente por ti, tontito. – Lo daría todo por él, no dejaría que Riku lo tuviera fácil.

– ¿Eh? ¿Qué…quieres decir? – Pensaba en dejarlo con su confusión e ir a hablar con el peli plateado, pero me detuvo antes de lograrlo y no tuve más opción que mirarlo; estaba sonrojado. – Dime por favor, ¿qué es lo que intentas decir? –

– Lo sabrás en cuanto termine el torneo. – Le sonreí algo forzosamente; fui a donde estaba Riku y en un susurro me dije. – Conseguiré ganar, seguro.

– ¿Estás preparado, Roxas? ­– Preguntó en cuanto llegue a su lado; no pude evitar mirarlo con mala cara. En eso apareció Hayner rodeando mis hombros con su brazo.

– ¡Por supuesto que está listo! ¿Verdad, Rox? – Este amigo mío, que tantos problemas me ha dado, estaba tan confiado; asentí y mire a Riku que no se dejaba doblegar ni un poco.

 

 

Durante el torneo tuve que pelear contra Viví, un compañero de Seifer, y logre vencerlo; el siguiente combate seria entre Hayner y Seifer así que por fin podría pelear con su más grande rival, para mala suerte de él Hayner logro vencerlo por primera vez. En ese momento ocurrió algo que no me esperaba, el contrincante de Riku era Sora y me sorprendí aún mucho más al ver como el peli plata ganaba sin problemas.

Ahora a mi me tocaba pelear contra Hayner, no quería tener que ser yo quien le impidiera ganar pero tampoco podía ser yo quien perdiera pues debía cumplir mi reto con Riku, además dejarme ganar sería como subestimarlo y eso no sería justo para alguien como él. Al fin logré vencerlo y cuando lo vi salir de la plataforma me sonrió, yo también lo hice.

– ¡Da lo mejor de ti, Rox! – Me gritó Hayner. Fue a ponerse al lado de Sora que lo miraba como si fuera todo un loco, en parte lo era pero no entendía la razón del castaño para mirarlo así.

– Espero que no dejes que me aburra y des una buena pelea. – Riku me miraba retadoramente y había dicho ese comentario con un tono innecesariamente bastante burlón.

– No te preocupes, no dejaré que acabes tan mal. – Sonreí con malicia; a la señal ambos nos pusimos en guardia.

Empezamos a pegarnos con el bate de espuma que nos daban a cada uno para intentar quitarnos las pelotitas que llevábamos adheridas a un chaleco negro. La pelea fue dura, ya teníamos un buen rato y ninguno de los dos había podido tirar todas las pelotitas del oponente; llegamos hasta el punto en el que a ambos nos quedaba solo una.

– Je. Al menos tenías razón en algo. – Riku se veía agotado, respiraba dificultosamente.

– ¿Sobre qué? – Pregunté igual o en peores condiciones que la suya.

– Has dado una buena pelea, pero ya es hora de que se acabe. – Hizo un movimiento rápido que tuve problemas de observar y…

– El ganador es… – Comenzó a decir el árbitro. – ¡Roxas!

Realmente ni yo sabía exactamente cómo es que lo había logrado. El golpe de Riku fue muy preciso y era casi imposible de esquivar, pero de alguna manera lo logré y le di “el golpe final” sin siquiera pensarlo, todo fue demasiado rápido para comprenderlo. Me acerque a él, que estaba sentado, y le ofrecí una mano que aceptó de manera insegura.

– Oye, no es obligatorio que tomes distancias. – Dije, luego con una sonrisa añadí. – Pero ya que he ganado quiero ser yo quien pueda estar a su lado. –

– Bueno, sólo quería confirmar que tan en serio ibas y lo acepto. – Sus palabras me sorprendieron. Lo vi poner una mirada seria y aplicó una leve presión sobre el cuello de mi camisa. – Pero si vuelves a hacerlo llorar, tomaré cartas en el asunto. –

– Nunca lo haría llorar de nuevo. – Nos dimos un apretón de manos.

Sé que no era una mala persona pero a causa de mis celos me había dejado llevar hasta hacerlo mi rival. El castaño, aquel por el que daría todo, y Hayner se acercaron a nosotros; mi amigo peli dorado llegó tan rápido junto a mí que apenas si tuve tiempo de reaccionar cuando se lanzó para abrazarme y revolver mi cabello, a poco estuve de caerme.

– ¡Bien hecho, Rox! Ambos hemos ganado ante nuestros rivales, ¡qué felicidad! – Sonreí y después miré a Sora; de nuevo el castaño miraba a Hayner con esa extraña manera y ahora sí me invadía la curiosidad de saber porque.

– Hayner, Riku, ¿podrían dejarme a solas con Sora por un momento? – El castaño se alteró y miro a Riku como si le estuviera pidiendo que dijera que no. Yo mire a Hayner y le di a entender que se llevara a Riku pero no fue necesario pues el peli plata se fue, seguido por Hayner, sin hacer caso a las miradas de Sora.

– Sora yo…hay algo que debo decirte. – Y ahora atacaban los nervios.

– No quiero escuchar. – Me cortó con brusquedad. – Mejor vete con Hayner para tener una cita o algo así. – Eso me quito los nervios al completo. ¿Acaso seguía pensando que entre nosotros había algo? ¡Claro! Nunca intente explicar ese hecho.

– Por cierto, ¿por qué observabas a Hayner de esa manera? –

– Eso es porque…– Sora bajo su rostro para cubrir su cara con su pelo haciendo imposible que pudiera ver sus ojos. – Es porque él te llama “Rox” y pues yo… –

No lo deje terminar y callé sus palabras con un pequeño beso, en otras circunstancias me habría extrañado que él lo hubiera correspondido pero la verdad ahora me quedaba muy en claro lo que Sora sentía. Estaba celoso de Hayner y eso para mí sólo podía significar una cosa.

– Te amo Sora. – Se abrazó a mi cintura con fuerza y dejó que sus lágrimas corrieran por sus mejillas. Ya no lo aguantaba, lo tomé de la mano y me lo llevé lejos de ahí, sin decir nada más.

 

== Narrado por Sora ==

Roxas había dicho que me amaba, ¿lo escuche bien? – Sonrisa boba – Claro que había escuchado bien y ese beso, ¡hay dios, el beso! Era la prueba definitiva de que no bromeaba; Roxas era bueno en muchos sentidos.

– E-eh, ¿a dónde vamos, Roxas? – No lograba quitarme esa sonrisa de la cara; por otro lado el rubio no me respondió, aunque ya no era necesario que lo hiciera.

Nos paramos inesperadamente, terminé chocando con la espalda de Roxas, frente a la puerta de una casa más o menos grande; supuse que debería de ser la casa del rubio. Soltó mi mano y abrió la puerta después invitarme a pasar dentro, me puse nervioso pues era mi primera vez en su casa y estábamos a solas.

– Sora, ya no lo soporto más. – Susurró Roxas en mí oído y luego terminó l-la-la-lamiéndola.

Me había sentado en el sofá al entrar, pero ahora que el rubio se había ido acercando con lentitud ya me encontraba recostado debajo de él y si me preguntan se veía real, extremadamente sexy. Sus ojos destellaron de una manera seductora cuando se acercó para besarme de nuevo; un beso más excitante.

– Aaah…Roxas. – El rubio había metido su mano debajo de mi playera e involuntariamente temblé un poco. – Roxas, este ¿sa-sabes…sabes lo q-que vamos a ha-hacer? –

– ¿Ha? – Por su reacción, parecía que ni siquiera fue consciente de lo que estaba haciendo. – ¡Ah! Eh, hablas de ¿esto? – Ambos miramos su mano, que aún se encontraba colándose por debajo de mi playera; asentí. – Veras, creo que debí decírtelo antes pero a  mí sólo me gustan los chicos. –

– Entonces, eso significa que ¿t-tienes experiencia? – Me impactaba más eso que el hecho de que me acabara de confesar su sexualidad. Roxas sonrió por lo bajo.

– ¿Te molesta que no lo dijera antes? ¿O es el que si tenga e-e-experiencia? – Sus mejillas se tornaron tan rojas que se veía verdaderamente lindo; había desviado su mirada lejos de mí y se veía sin duda avergonzado, sólo verlo me daban tantas ganas de besarlo de nuevo.

– Nada de eso me molesta y ¿sabes? – Me acerque para susurrarle en la oreja. – A mí también me gusta un chico, así que no importa. – Tomé sus mejillas entre mis manos y lo besé con suavidad, no sé si quizá fuese mi imaginación pero sentí que Roxas sonreía.

Su mano volvió a recorrer el camino que minutos antes había sido pausado, subió de mi abdomen hasta el pecho con unas caricias que me hacían estremecer a cada momento, sinceramente ¿cómo lograba eso? Conseguía que sintiera cosas tan nuevas que, no podía negarlo, me ponían bastante.

Quitó la prenda y sonrió con picardía en el mismo instante en que comenzaba a lamer uno de mis pezones mientras el otro era toqueteado por una de sus manos; los lamió, los mordió, jugueteó con ellos durante un buen rato en el que yo ya no sabía ni donde esconderme.

Roxas era en verdad muy bueno, se separó de ellos al notar que se pusieron duros y ciertamente no eran la única parte que estaba dura. El rubio noto esto y comenzó de nuevo con esas tremendas caricias que bajaron desde mi pecho hasta mi viva entrepierna mientras me besaba con una pasión que, créanme, era difícil de describir.

Mi cabeza daba vueltas, sentía mis mejillas ardiendo y sólo era consciente del río de saliva que cayó por la comisura de mis labios en el momento en que Roxas rompió el beso. Aprecie como una de sus manos desabrochaba con lentitud mi pantalón y terminaba sacándolo de mis piernas, luego subía de nuevo hasta mi miembro ansioso por ayuda para librarse de una erección.

La cabeza de mi rubio bajo hasta mi abdomen, lo besó, lamió mi ombligo con movimientos circulares de su lengua mientras yo ya pensaba que moriría por la desesperación, siguió bajando un poco más y se detuvo en el inicio de mis bóxers. Los bajo, dejando descubierta mi intimidad a la cual recibió con su boca; sentir esa humedad en esa parte, sin mentir, se sentía endemoniadamente bien.

– anng…Aaah Rox… Aaah…– Era lo único que salía de mi boca; los gemidos de placer.

Me vine en su boca y eso me dio mucha pena, aunque a él no pareció importarle. Tragó mi semilla como si nada y sentí como usaba lo restante de ella para humedecer sus dedos, como dirigía uno de ellos hasta mi entrada y como ejercía una pequeña presión en aquel lugar. Dolió pero no quería incomodar a Roxas, así que no dije nada ni siquiera cuando este comenzó a moverse dentro de mí o cuando uno se convirtió en tres.

– Creo que ya está listo…Sora, ¿puedo? – Asentí, por primera vez deseaba sentir a alguien tan fervientemente. Desabrocho su pantalón y aclaro, aún sin hacerlo se apreciaba una buena erección ahí; introdujo su miembro poco a poco en mi interior y esta vez no pude callar un gemido de dolor. – ¿Estás bien? –

– S-si. – Respondí de inmediato, pero él no parecía creérselo. Se veía muy preocupado. – Continúa… por favor. – Dije con una sonrisa y un corto beso; en realidad no quería que parara.

Roxas entró completamente en mi interior, espero un rato antes de empezar a moverse lentamente mientras yo me aferraba con fuerza a su cuello y lo jalaba un poco hacia mí para poder besarlo de nuevo. Empezó a moverse poco a poco y fue aumentando su ritmo con tranquilidad hasta que ya no dolía nada; era puro placer.

– Aaah…Rox, voy a… – Mi voz quedó ahogada en mi garganta pues en ese momento ambos dejamos salir nuestra semilla; sonreí sin razón, me abrace con más firmeza a su cuello y acerque mis labios a su oído. – En verdad, te amo demasiado, Roxas. –

– Yo también, no sabes cuánto, Sora. – Nos besamos nuevamente, esta vez juntando nuestras lenguas en una pequeña danza dentro de mi boca y no nos separamos hasta que el aire fue necesario.

Sinceramente, no sé cómo es que había pensado en olvidarme de esto; era seguro que nunca podría olvidar lo que siento por Roxas.

᠅ ᠅ ᠅ ᠀ ᠅ ᠅ ᠅

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, dejen reviews.

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