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Fix You por Airi Satou

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Notas del fanfic:

¡Este es mi primer fic que vé la luz! (Aplausos para mi valentía por favor.)

 

Se aceptan comentarios, sugerencias y abucheos.

 

Sin más que decir, ¡Enjoy! :D

Notas del capitulo:

(Notas al final)

Capítulo 1

 

 

La excitación se sentía en el aire.

 

Desde mi cama podía ver como mi madre corría escaleras abajo casi arrastrando a la mucama mientras en la otra mano agitaba un juego de sábanas limpias. Mi madre y sus arranques de locura siempre sabían cómo destrozarnos la psiquis a los inocentes que estábamos condenados a vivir con ellos. Primero fue el Pilates, luego le siguió la elaboración de vasijas de arcilla, hace un mes fue la cocina japonesa (cabe aclarar que el sushi nunca más me sabrá igual.) y hoy es aceptar estudiantes de intercambio en nuestra casa.

 

En cierto punto, la entiendo… ¿Qué le queda por hacer a una mujer millonaria, relativamente  joven y divorciada? Mi madre había cometido el garrafal error de quedar embarazada a los 16 años de su novio de secundaria. Esta “metida de pata” no podía ser arreglada con un matrimonio apurado entre dos adolescentes ridículos, no cuando el novio era un pobre diablo que el único talento que tenía era patear un balón, sería como cometer suicidio social, o al menos eso decían mis abuelos maternos. Así fue como la familia Ossey abandonó la nublada Londres para instalarse al otro lado del charco, en Nueva York. Gabrielle Ossey, de 33 años, ahora vivía en una enorme casa en el Upper East side, el barrio más prestigioso de la Gran manzana,  junto a su gato persa Gibbs, su mucama Joan y su hijo Bruno, el que vendría a ser yo y el que próximamente tendría un “hermanito adoptivo”.

 

Mi mamá decía que ser una familia de acogida para extranjeros era una decisión que había adoptado en pro de mi bienestar, para que deje de ser tan antisocial, sarcástico y apático, para que entienda lo que es la convivencia y para un millón de excusas más. En el fondo yo sabía que era para ver si podía ligarse a un inocente y virginal europeo, pero no se lo dije… ¿Cómo podía romperle la burbuja? Aparte, él y yo seguramente pasaríamos juntos solo a las horas de comer porque ni en el colegio nos veríamos, Eduardo venía a culminar sus estudios de bachillerato mientras a mi todavía me faltaban dos años por recorrer en ese infierno llamado Loyola School. No teníamos nada que ver el uno con el otro, solo íbamos a vivir bajo el mismo techo. ¿Por qué iba a tener que aguantarlo? Pasaba de eso.

 

Bueno, dejando el enojo a un lado, lo único que se sabía del aparecido que en pocos minutos violaría mi espacio personal era que se llamaba Eduardo von Diederich. Tenía 18 años y venía desde la soleada España. Su padre era un ejecutivo alemán absurdamente rico y su madre una hermosa mujer española dueña de una boutique importante de por allá. Eduardo se iba a quedar con nosotros un año entero. Típico niño mimado de los que abundamos por este vecindario.

 

                -¡Bruno! –mi madre gritaba desesperada desde el piso de abajo.

-No hay necesidad de gritar mamá, te escucho perfectamente si solo hablas –respondí mientras me acomodaba los lentes sobre el tabique. Me levanté de la cama y caminé hacia el corredor que estaba alado de las escaleras.  -¿Qué necesitas?

-Arréglate querido, Aldo acaba de llamar, están a 3 cuadras… Eduardo llegará en cualquier segundo.

 

Regresé a mi cuarto para examinarme en el espejo de cuerpo entero. La imagen que este me devolvió era completamente impoluta. Mi cabello rubio brillaba como siempre, el corbatín de mi camisa estaba alineado a la perfección y mi pantalón no tenía ninguna arruga. ¿Arreglarme? Hasta donde yo sé no estoy roto y peor aún descompuesto. Eso sí, la mueca de fastidio no me la quitaba nadie.

 

Después de unos cuantos alaridos más de mi madre, bajé las escaleras y me coloqué a su lado formando el cuadro de familia perfecta. Su sonrisa era tan grande que parecía que las comisuras de la boca se le iban a romper.

 

El timbre de la puerta sonó.

 

-Bueno, que comience la fiesta. –dije con el tono más amargo que pude. Joan abrió la puerta despacio.

 

Si el karma existe, en ese momento me dio una bofetada en plena cara que me cambio la expresión de completo asco a absoluto y devastador asombro.

 

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado cómo va hasta ahora, me demoré mucho tiempo dándole vueltas a todos los detalles y al final quedé un poco satisfecha (?) Ustedes juzgarán si he hecho bien o mal.

 

Así de pasada anuncio que requiero de los servicios de una (o un) beta-reader, los interesados por favor comunicarse conmigo. Y necesito que alguien me diga como quito eso de las series. D:

 

Un beso,

 

Au revoir.


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