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Complejos de Padre por -Mikunami-

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Festival de primavera

 

Sentía que hasta quería llorar, por un momento las lágrimas lo traicionaban; es que simplemente su niño se veía tan adorable, de la forma en la que nunca lo dejó que lo vistiera su esposa. Con ese traje amarillo y suavecito que lo envolvía de pies a cabeza; mientras el querubín saltaba de un lado para otro en su intento por emular las acciones del carácter que representaba.

— Te dije que esa ropa le iba —aseguró conmovido por la ternura que destilaba su ángel.

— Minato —pronunció cansina—. No te iba a permitir que lo trajeras con disfraces todo el tiempo.

— Pero se ve hermoso y además le gusta ¿No es verdad Naru? –preguntó seguro de la afirmación del pequeño. Cautivándose en cada uno de los pueriles actos del infante.

— Es muy divertido-ttebayo —señaló el retoño—. ¿Por qué no me puedo poner el traje todos los días?

— No es tan cómodo luego de un tiempo, mi vida –indicó dulce Kushina, a sabiendas que expresar una opinión positiva, sólo acarrearía más problemas en el futuro, era darle rienda suelta a su esposo para que le comprara un nuevo guardarropas a su rubio tesoro.

Hoy era un día muy especial; ya que en la escuela de su querubín celebrarían el festival de la primavera*; lástima que el año pasado la oportunidad de participar en dicho evento estuvo fuera de las posibilidades de su hijo, quedando toda la organización en manos sólo de los niños de segundo año de preescolar.

Pero ahora sería diferente; Naruto ataviado con un traje de leoncito, irradiaba la felicidad que sería el poder representar a los animales de la selva, para la obra de la escuela.

Y Minato no podía estar más complacido; siempre quiso ponerle adorables vestimentas a su adoración; entiéndase vestuarios de conejitos y demás tiernos animales, disfrazarlo de cualquier personaje de películas fantásticas. Sí, suena mal, un pobre padre enajenado.

— También mis compañeros se disfrazaron; Sasuke es un gatote negro-ttebayo —comentó al momento en que la pintoresca familia arribaba a la institución—. Él también estaba muy feliz por la obra.

Por qué siempre tenía que hacer señalamientos sobre ese niño; qué acaso no se lo podía sacar de su rubia cabecita.

Ya eran varias las ocasiones en la que el mini demonio azabache se quedaba en su casa; además de que Minato era consiente que en la escuela esos dos niños eran inseparables, y si contaba el hecho de que Naruto sintiera esa patológica sensación de procurar a su "amigo" y preocuparse todo el tiempo por él.

— ¡Sensei! —el grito de su niño, lo espabiló, recomponiendo la serena expresión de su rostro; por lo menos el día de hoy intentaría que los celos no lo corroyeran.

Naruto corrió directo a la ajetreada joven; organizar a todos los chiquillos podía ser algo estresante, pero Hinata sabía que debía dar lo mejor de ella, muchas madres y padres vendrían con el único objetivo de poder ver a sus retoños. Era una fecha importante—. Buenos días Naru-chan, que felicidad que tus padres te acompañen hoy —dijo al ver al matrimonio Namikaze-Uzumaki a espaldar del pequeño blondo.

— Sensei, ya estoy listo, mire me quedo bien —señaló el zorrito al traje que modelaba, colocándose lo más correcto que podía, la capucha con orejitas.

— Que gusto Naru, te ves muy lindo.

— Ne, sensei ¿Sabe dónde está Sasuke? Me dijo que hoy por fin vendrían sus papis y no los he visto-ttebayo.

La expresión serena de la profesora se descompuso en un rostro melancólico, al recordar al pequeño bruno, llegando a la escuela en compañía del chofer de su familia; con el rostro compungido, pero manteniendo en lo que cabe, la frente en alto—. Me parece que está por las jardineras ¿Por qué no le vas a hacer compañía?

Al instante el chiquillo hiperactivo acató la orden. Buscando a su querido compinche; desde que convivía a Sasuke apenas y conocía de vista a su mamá, por que al principio era ella quien iba a dejarlo cada mañana y a recogerlo por las tardes, pero de una época a la fecha, cada vez era más frecuente que un hombre muy serio que conducía un gran auto, se hiciera cargo de tales obligaciones. Por eso hoy estaba dichoso por su amiguito, aun podía ver el entusiasmo en su cara al notificarle que su familia iría a verlo.

No se esperó encontrar a un Sasuke sollozando, e intentando cubrirse la abatida mueca con sus pequeñas manitas.

— Sasu…—se acercó lentamente, impactado por presenciar al valiente Uchiha de una manera tan acongojada; y buscó refugiar a su querido compañerito entre sus pequeños brazos, acción que fue correspondida al momento. También al rubito se le estaba secando la garganta, por el acto del otro niño. No quería ver triste a su mejor amigo.

— Prometieron… que… vendrían —el chillido lastimero y el hipo le cortaban las palabras—. Y esta mañana… se fueron… ¡No es justo! —gritó decepcionado, al recordar el "Lo siento, pero así son los negocios" que su padre le había dado. Todos los demás iban en compañía de sus progenitores, y él se encontraba solo.

— Sasuke —la frágil voz lo devolvió a la realidad, levantando levemente el rostro, para observar al inocente niño que advertía su dolor. Se aferró más al cándido cuerpecito, queriendo olvidar la desazón provocada por el voto quebrado; después de todo no estaba solo.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Hace rato que su esposa se había puesto a platicar con otras madres de familia, y él como el adulto responsable que era, tenía el firme objetivo de ir en búsqueda de su niño; después de todo la obra comenzaría en breve y de su querubín ni las luces.

— ¿Minato-san? —la grave y familiar voz le atrajo de inmediato, simplemente Minato no se esperaba verlo en aquel lugar. Tan impropio de su persona.

— Itachi-kun, vaya que sorpresa.

— Lo mismo opino.

Su pupilo por excelencia; Uchiha Itachi. Aquel aterradoramente brillante joven, alumno estrella de la universidad, a pesar de poseer sólo quince años, ya demostraba la superioridad prodigiosa que no se veía desde la época donde el propio Namikaze estudiaba. Pero al contrario del rubio, ninguna cándida mirada, era capaz de posarse en sus negras pupilas, y tampoco ningún gesto de compañerismo o afecto transcurría en su entorno.

— Viniendo a ver a su hijo, sensei —afirmó impertérrito, tan propio de una persona en exceso seca con las conversaciones, tan anormal para la edad en donde los jóvenes se desenfrenan y divierten.

— De hecho —contestó—. ¿Y qué haciendo por los alrededores Itachi-kun? —sabía que los puntos de interés del Uchiha eran pocos; complicado llevar una conversación con él, ya que evitaba gastar saliva con la mayoría de personas, sólo cuando era absolutamente necesario, había el esfuerzo por entablar comunicación. Pero si estaba en aquel lugar, sacrificando su tiempo, en actividades que obviamente no le concernían; algo o alguien importante para él estaba presente.

— Al parecer a mis padres, les sigue importando un comino, todo lo que no sea enaltecer el apellido de la familia —dijo componiendo, por una milésima de segundo, una mueca de cólera, en donde pareció que sus ennegrecidas pupilas se teñían color sangre; pero devolviendo al instante la serenidad sus facciones hermosas y masculinas—. Es mi obligación darle apoyo a…

— ¡Papá! —el grito atrajo la atención de los mayores, viendo correr hacia su dirección a un alborotado niño rubio, al que acompañaba un pequeño pelinegro, que tenía la mirada baja y se dejaba llevar; un niño al que aún se le veían los ojos irritados por haber estado llorando.

— ¡Sasuke! —antes de que siquiera Minato pudiese reaccionar, Itachi ya había interceptado a los pequeños, separando al neko del kitsune; para respaldarlo en todo lo que necesitara—. ¿Estás bien otouto? —comentó al tiempo en que un sorprendido Sasuke no dejaba de mirar incrédulo a la persona frente a él. Y hablando de sorpresas ¿Ese joven que había actuado impulsivo, era el mismo Itachi frío y racional, que tenía de alumno, aquel al que todo se le hacía indiferente? Minato no pudo si no observarlo perplejo. Es decir, en el año que llevaba de conocerlo, una discreta sonrisa de superioridad era todo lo que el joven demostraba, quizás de vez en cuando ese insufrible gesto de hastió, y ya, era todo; y hoy en menos de quince minutos veía a un chico furioso, preocupado, y ahora condescendiente, que además cargaba amoroso al demonio chibi ¿Y dijo que éste era su otouto?

— Nii-san… —las ganas de tirarse a llorar recobraban fuerzas; pero ahora por razones diferentes. Su hermano, su querido hermano mayor había ido, la persona que más admiraba en el mundo estaba ahí, acompañándolo—. ¡Nii-san! —repitió al momento de abrazarlo con intensidad mientras ocultaba su compungida carita entre la formal ropa de su hermano.

— No llores Sasuke, no es algo digno de un Uchiha —las palabras de aliento no eran su fuerte; quizás no le estaba dando el mejor apoyo del mundo, pero sabía que lo que más apreciaba su otouto baka en aquel momento, era saber que le importaba a alguien. Porque era su responsabilidad -y placer- el procurar la felicidad de su inocente y puro hermanito, el no dejar que los irresponsables actos de sus padres ensombrecieran al tierno infante.

— Ne ¿Quién eres tú? —sintió un pequeño tironcito de su pantalón cuando le hacían la pregunta, bajó la vista encontrándose con una intensa mirada zafiro, y una mata de cabellos dorados. Definitivamente ese debía ser Naruto.

— Itachi Uchiha; el hermano mayor de Sasuke, mucho gusto —se presentó mientras dejaba a Sasuke de nuevo en el suelo—. Me imagino que tú debes de ser Naruto-chan, mi Otouto baka me ha hablado mucho de ti —comentó divertido, apreciando como el lindo neko, cambiaba la expresión a una de vergüenza—. Todo el tiempo está mencionándote ¿Nee, Sasuke?

— ¡No es verdad!

— Lo que no me imaginé es que fuera su hijo el pequeño Naru, Minato-san —comentó dirigiéndose al mayor.

Eran hermanos ¡¿Por qué diablos nunca se le ocurrió averiguar el apellido de Sasuke? ! Una cosa era evitar que el azabache pequeño se acercara a su hijo, pero si éste tenía la ayuda de un verdadero demonio como lo era Itachi, entonces la competencia se ponía al mismo nivel.

Por nada del mundo iba a perder la empatía de su bebé.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Tenía cuatro diferentes cámaras apuntando al escenario desde puntos estratégicos; toda su atención estaba puesta sobre su pequeñín al mismo tiempo que intentaba concentrarse en registrar cada segundo de la escenificación.

Kushina no hacía otra cosa, que resoplar molesta ¿Por qué su marido tenía que llevarlo todo a los extremos? ¡Era una obra escolar por todos los santos! Con una cámara, que filmara desde en medio de las butacas era suficiente. Pero no; hasta que no llamaran la atención de todos los demás presentes su conyugue no estaría feliz.

Por otro lado el Uchiha mayor no hacía sino preguntarse, sí de verdad ése era el serio profesor y respetado egresado -casi leyenda- de la Konoha U. El mismo hombre que ahora se estaba derritiendo de la dicha por la actuación de su hijo. Lo que fuera; mejor para él, así no tendría que preocuparse por sacar fotos de su hermanito, luego le pediría a Minato el video.

Al finalizar todo, los pequeñines se concentraron al frente para dar el respectivo agradecimiento. Si antes Kushina se estaba muriendo de la pena ahora sólo quería que la tierra se la tragara, al ver como su marido sacaba una pancarta gigante y gritaba el nombre de su pequeño; una cosa es que los niños necesiten apoyo y otra tener un maniático que no tenga ojos para otra cosa que no sea su hijo. Por lo menos Naruto aún no tenía concepción de lo que su amado Oto-chan estaba haciendo.

— Espeluznante ¿No? —comentó la pelirroja al joven Uchiha al lado suyo. Obviamente el chico le estaba perdiendo el "respeto" que le pudo haber tenido a su sensei—. Uno no se lo imagina hasta que lo ve.

— Yo opinaría que es más bien curioso.

— ¡Mami! —se acercó el niño siendo cargado por su Oto-chan, satisfecho por su trabajo del día—. ¿Podemos ir a comer ahora? —preguntó impaciente—. ¿Sasuke puede venir con nosotros-ttebayo? —prosiguió para enfado del mayor, mueca que obviamente no pasó desapercibida para el otro Uchiha.

— Por supuesto cariño—contestó la bermeja—. Que dice Itachi-kun, ¿Gustan acompañarnos?

Por favor, que respondiera que no, que sacara su lado antisocial, que demostrara el impersonal carácter por el que ahora rogaba, era todo lo que deseaba el Namikaze—. Sería un placer Kushina-san.

Preferiría ir de inmediato a casa a descansar, pero no pudo evitar ver la muda súplica que su hermanito le hizo con la mirada; que mejor para culminar la mañana que comer en la compañía de su mejor amigo y su adorado hermano. Un capricho que estaba dispuesto a cumplirle a Sasuke. Además, notaba el extraño vinculo que su otouto desarrolló con el escandaloso zorrito, y si cierto rubio adulto no estaba de acuerdo con ello; pues que se fuera aguantando, a los Uchiha no les puede negar nada que quieran.

Y Sasuke quería a Naruto. E Itachi quería la felicidad de su hermano.

 

Notas finales:

*El festival de primavera se celebra el 21 de marzo, generalmente los niños de preescolar y de los primeros años de educación elemental son los responsables de organizarlo, ya que está dirigido sobre todo a las madres.

Uff por fin pude actualizar; ¡Ohh Itachi! Está como Minato pero con otros síntomas. Como sea, creo que el capi me salió más dramático, espero que les guste. Por otro lado este va a ser el último capi donde los niños están en preescolar ¡Al siguiente pasan a la primaria! Por eso me era importante decir algo acerca de la familia de Sasu. Y antes de que alguien me diga, no va haber incesto de ningún tipo ni tampoco MinaIta, que Minato ya está casado y más que comprometido. Por cierto también me preguntaron si la historia era SasuNaru o NaruSasu; yo creo que será más SasuNaru, en general no tengo preferencias por la pareja, para mí lo importante es verlos juntos, pero me sale más escribir la primera, aunque por ahí no duden que también habrá la segunda.

Muchas gracias como siempre a quienes me apoyan con sus comentarios.

Nos leemos en la próxima.


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