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Cuando el Hielo se Derrite en Tu Cuerpo por Arwen Diosa

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Notas del capitulo:

Hola!

Perdon por la tardanza, se que me tarde si...

pero la facu no me deja vida y espero que les guste el capi porque lo escribí en mis amanecidas >.<.

Perdon por ser pepetitiva pero les pido paciencia para el fic y su descenlace cada vez mas...

bueno pasen y lean

Esero lo disfruten... 

CUANDO EL HIELO SE DERRITE EN TU CUERPO


 


 


 


Capítulo 11.- La Esperanza de Estar a Tu Lado


 


 


“Quisiera, desaparecer…


Para que tus manos no me alcancen”.


 


         - Detente…


 


“Irme lejos… cerrar los ojos y,


Nada de esto, esté sucediendo… ”.


        


         - Tú provocaste esto.


 


“Sé que lastimé tu orgullo.


Tú no pisotees el mío”.


        


         - ¡Saga!


 


“Nunca quise…


Nunca debieron suceder así…”


         - De… ten… te


 


 


 


 


 


         Milo se sentía incómodo, como si hubiera dejado algo muy urgente atrás y su mente no le dejaría tranquilo si no recuperaba sus prioridades de una vez por todas… el ambiente se había recuperado tras los minutos siguientes y sus colegas la estaban pasando bien en aquella fiesta entre Caballeros Dorados. Atena les había permitido organizarla en su ausencia y ellos no dudaron en hacerla tal y como querían. Las bebidas no eran algo que faltase y lamentablemente la comida se había acabado (Aldebarán estaba ahí…).    


         La noche fue mucho mejor de lo que había esperado Milo, creía que estaría toda la noche tragándose sus celos o atragantándose con su orgullo al ver que SU Camus estaba con Saga, prisionero de todas las reglas absurdas de éste sobre la vida… sobre el cómo divertirse, que si beber está mal, que a quien está mirando y porqué lo está mirando… ¡AL DIABLO!


         Verlo a un extremo del salón, sentado en solitario “(-¿¡Dónde puñeteros estaba Saga!?)” con la expresión… ¿aburrida?, seguro, pero se notaba a leguas que sentía cierta envidia de no poder estar con ellos, explayándose con el resto. Agradeció a Shion infinitamente que le haga compañía, por breves instantes y sabrán los dioses qué le habrá dicho que se unió a ellos. Le emocionó verlo con su primer trago y… ¡vaya! Camus sonrojado, era como un poema de esos que escribes en primavera. No le dijo nada, aunque le latiera el pecho con ímpetu, no era el momento de ir con Camus y declararle en nueva cuenta sus sentimientos, era sabido que Camus no era tonto y ya debía conocer de memoria lo que le profesaba… no quería ser cargoso, no con él.


         Hablar, reír, comer, beber… como si el destino se empeñara en juntarlos sin importar qué, con su forma tan resuelta de ser… con su manera tan hechizante de mirar…


         Camus estaba con Saga… y Milo sólo esperaba su oportunidad, estaba seguro que terminarían, que sea cual sea los sentimientos que los unieran… iban a morir. Pudiera sonar presuntuoso y salía a resonar su vanidad, pero detrás de todo eso… sólo era la esperanza de estar a su lado.          


         De alguna manera Milo se había puesto de acuerdo con Shura, una especie de pacto silencioso y ambos dejaron de consumir en cantidades “normales”, sólo daban sorbos a sus tragos cada vez que proponían un ¡salud! general en la mesa, querían estar atentos y alertas a cualquier señal que Camus diera que estaba en riesgo… o lo que sea.


         - Milo.


         El Caballero de Escorpio tuvo que salir de su ensoñación, se había quedado en silencio mirando su copa adoptando un  semblante…


         Miró a su lado, era Shura quien le hablaba.


         - ¿Has notado eso?


         - ¡Qué! Yo… - tragó espeso, tanto que su garganta le dolió. Por supuesto le había sentido, sin duda alguna, incluso antes de que Shura le hablase. No quería… Saga era un estirado, no le agradaba por una serie de razones, pero aún así no quería creerle capaz de hacerle daño a alguien de sus colegas… especialmente a Camus ¿No se suponía que estaba con él precisamente para quererle y atesorarle? ¿Qué debía cuidarle? En su lugar, hubiera aprovechado la primera borrachera de Camus para mimarle, conociéndolo no se dejaría así por así, pero en su condición no le quedaría otra. Entonces…


         Se puso de pie trastabillando un poco y no por los efectos del alcohol en las venas, sino por la conmoción ante la presencia indudable del cosmos de Acuario en el ambiente.


         Más de uno callaron.


        - Mi hermano… - dijo Kanon


         Y sin que pueda completar palabras vieron a Milo salir corriendo ante la presencia violenta del cosmos de Géminis y de Acuario en disminución.


         Silencio incómodo.


         Los hombres más fuertes del mundo, capaces de destruir montañas enteras y cambiar el rumbo de una cascada, sin duda alguna en el pasado habían asesinado. Sin tomar en cuenta las razones, lo habían hecho, arrebatando la vida a otro ser humano. Afrontando momentos realmente difíciles, disfrutando de efímeras felicidades y un cúmulo absurdo de sueños y añoranzas…  Lo que memos deseaban era tener rencillas entre ellos… no era el sueño de todos pero tampoco se imponían al ideal de formar la familia que siempre se les había negado.


         - ¿Por qué tanta mierda? – Máscara de Muerte no se contuvo más – Géminis y Acuario está peleando ¡¿Cuál es el jodido problema?!     


         - Son dorados como nosotros y…


         - ¡Nada! – Interrumpió a Dohko – Con el rositas nos peleamos cada encoñada vez y no he visto ni sus sombras ¡eh!


         - ¡A quién estas llamando rositas! – Exclamó Afrodita poniéndose de pie. Le enfurecía hasta la medula cuando Máscara de Muerte le llamaba así.


         - ¡A quién más!... – También se ponía de pie.


         - La fiesta se ha arruinado – murmuró Shaka a Mu – No deberíamos meternos en asuntos que no nos involucran.


         - Si, nosotros…


         - Me sorprende que no hayas ido, creí que correrías detrás de Saga – Shaka le miró como tan pocas veces lo hacía. Mu apretó los labios.


         El tranquilo Caballero de Aries no pudo contestar, el barrullo se lo impedía. Al voltear a ver… era de esperarse el espectáculo que sus ojos le mostraron.


         - Típico ¡Por eso no intervenimos! – Exclamó Aioria medio ebrio robando de la boca, las palabras que todos los presentes querían restregarles en la cara a Afrodita y Máscara de Muerte.


         - Ya… mejor váyanse a Piscis que no está lejos – Dijo Aldebarán, en nueva cuenta pronunciando las palabras que rondaban los pensamientos de los demás – No coman pan delante de los pobres – era mejor decir eso a utilizar otra expresión que podía sonar vulgar ya que Máscara de Muerte y Afrodita se habían unido en un beso por demás demandante, apasionado y un poco meloso por la saliva presente.


         Vaya tipo de reconciliaciones tienen ésos dos…


         A Kanon le hubiera gustado intervenir, ir detrás de su hermano y su amigo. No le gustaba la actitud de Saga, se estaba comportando igual que un idiota con Camus. Y Milo… sentía que le debía una disculpa que no sería fácilmente escuchada, pero su conciencia… era por su bocaza que Camus se enteró de la famosa apuesta. Nunca creyó que Milo se enamorara a tal punto de negar que la cumplió y aceptar el costo de no hacerlo… pero…


         Esa noche en Géminis, cuando venció el plazo de la apuesta, comprobó que Milo en verdad amaba al protegido por la constelación de Acuario, de la manera más honesta posible.


         Si Milo quería algo con Camus, debía costarle.  Sino la historia sería la siguiente: estar con Camus, enamorarle, llevarlo a la cama, enamorarlo más… probar que tan grande es su amor… las fiestas no faltarían, menos las insinuaciones por parte de otros, un desliz… si sucedió una vez sucederán dos veces, si sucedieron dos y porque no tres… hacerle sufrir… Burlándose del amor.


         Hierba mala no muere, probablemente Milo debía pasar por ésta etapa si quería un futuro con Camus y no echarlo a perder por sus malas usanzas. Como bien dicen “todo pasa por algo”.


         Pero Kanon no se inmiscuiría, confiaba en Milo, confiaba en sus pasos y decisiones. Sabía que se adueñaría del corazón de Acuario aún si le costara abandonarse al tiempo y perseverancia.


         En cuanto a su hermano… Saga ya había pasado por un amor frustrado al estar con Mu, lo amó… y no fue correspondido. Quizá allí la razón para ser tan posesivo con Camus, Saga no toleraría perder dos veces, no… no puede olvidar como si nada que ya perdió en el amor una vez… Camus no se iría de su lado sin agotar hasta su vida en ello. 


         - Creo que lo mejor sería retirarnos a nuestros Templos – propuso Dohko – y de paso, evitar que Saga y Milo se masacren.


         - Si – secundó Shion mientras se ponía de pie, como muy pocas de las veces se mostraba afligido – La señorita Atena estará fuera probablemente una semana más… y está fiesta se puede repetir- propuso.   


         - Nooooooooooo – Aioria se colgó del cuello de su hermano - Un ratito más… - por lo ebrio que estaba no se percató del cosmos de Saga, y fue un alivio para Aioros y Shura que no lo haga ya que seguramente hubiera ido a buscar bronca con Géminis. 


         - Vamos Aioria, te llevaré a tu Templo – Dijo el Caballero del arco, se pasó por los hombros el brazo del león para ayudarle a caminar.


         Shura miraba alternativamente a su León Dorado y escaleras abajo en dirección a Acuario. Su prioridad siempre sería Aioria, sobre cualquier situación, pero era imposible no estar preocupado por Camus, su cosmos se había hecho presente y no tenía para nada tintes amistosos y de pronto era debilitado por la violencia de Géminis. Era un alivio saber que Milo había ido y desde entonces…


         El Santuario se había sumido en un silencio perturbador… no existía rastros de ningún cosmos…


         La ausencia de pelea lo hacía más incómodo.


 


 


      


         Corría a la velocidad que se lo permitían sus piernas, tanto como los cosmos de Acuario y Géminis sólo se habían pronunciado unos instantes efímeros para luego silenciarse en un mutismo seco… dejaba a su mente abiertas las posibilidades de imaginar un montón y sin fin de situaciones. En cuanto Milo bajaba las gradas hacia el onceavo Templo… vio a Saga apoyarse en uno de los pilares, con los brazos cruzados sobre su pecho, tenía una sonrisa en los labios.


         Milo llegó jadeando a pesar que la distancia no era demasiado larga, caminó los pasos restantes produciendo eco en las paredes y el techo a medida que se adentraba al Templo de Acuario sin despegar sus orbes de Saga.


         Ahí, delante de él estaba el gemelo mayor, mirando hacia el suelo con una sonrisa en los labios  y los brazos cruzados al nivel de su pecho ignoradnos la presencia del Escorpión, este no dejaba de mirarlo apretando los dientes y sin saber por dónde empezar a reclamar. ¿Y Camus?


         - ¿¡Dónde está Camus!? – Gritó dando un pisotón al suelo.


         Saga elevó la mirada hacia Milo, borrando la sonrisa de su rostro.


         - No tengo porque contestarte alacrán – le dijo incorporándose del pilar – Y no grites.


         - ¡¿Dónde está?! – Se exasperó.


         - Cállate o le despertaras… ¿eso responde tu pregunta? – Dijo Saga – Deja de meterte con él, no te has enterado que está ahora conmigo ¿Para qué has venido?


         Milo apretó los labios… la actitud tan templada de Saga le sacaba de quicio pero a la vez, no le dejaba un hilo suelto a la situación para empezar a jalar y molestarse en verdad con Saga y golpearlo (como deseaba golpearlo)… maldita sea su actitud.


         - … el cosmos de Camus – dijo apretando los puños - ¡¿Qué le has hecho?! Conociendo lo maldito que puedes llegar a ser…


         - ¿Su cosmos? – Repitió Saga acercándose a Milo - ¿Qué has creído? Seguramente han sentido el mío también… - Saga soltó una carcajada – Has debido pensar que estaba en peligro… que por ti estábamos peleando… y… ¿Has venido a salvarle? – otra carcajada.


         Milo le miró amenazante, transformando su mirada en cuchillas filosísimas que atravesaban a Saga en cada rincón de su cuerpo.


         - Sabes Escorpión – Saga se arregló la melena larga – Camus se ha emborrachado y apenas llegamos a su habitación, él no deseaba dulces.


         Milo arrugó el entrecejo… ¿qué?


         - ¿No has comprendido? –  Saga sonrió de lado – No voy a darte detalles, por supuesto que no; pero, Camus hoy no quiso un simple beso de buenas noches y le gusta que sea rudo en la cama…


         Tragó en seco… ¿qué?


         Acaban de… hace unos instantes ellos…


         Milo sintió que las rodillas le temblaban y flaqueaban al sólo imaginarlo. Aunque duela aceptarlo… Saga y Camus eran novios y bajo ése título era normal que pasen cosas… Milo no le temía al dolor, no… incluso había razonado que entre ellos quizá pase más que besos, pero…


         Pero…


La esperanza…


Camus…


         La misma ilusión de que no sea así, fallecía cuando se lo restregaban en la cara.


         - Imposible – musitó para sí, por el gran silencio su voz llegó a la audición del gemelo mayor que arqueó una ceja.


         - Milo hazte un favor y sal de aquí, no te humilles más y vete. Deja de buscar a Camus que ahora es mío es más de un sentido… ¿comprendes? Además – Saga calló de repente sin mostrar su sorpresa ante la presencia hasta ahora inadvertida de las pequeñas gotas saladas que resbalaban silenciosas por las mejillas de Milo.


         Apretaba los puños y seguro ya se había incrustado las uñas en la palma de sus manos por la fuerza, los dientes los mantenía por poco rechinando… su Camus… cada luz del Universo parecía apagarse, extinguirse en ésas lágrimas de rabia.


         ¿Qué podía hacer?


“Siento que caigo en un abismo…


Sin  final…


Sin poder caer en tus brazos


Camus…


Amor mío… ”


         Milo había usado el flequillo del cabello como cortina sobre sus ojos para evitar que Saga lo vea en esa faceta, una traza como esa que podía ser motivo de burlas posteriores, sólo quería hallar el momento para retirarse de Acuario y refugiarse en Escorpio y tal vez, consumirse en ésa tristeza que oprimía su corazón.


         Cae la lluvia por el Santuario, en pequeñas gotas que terminan por empaparlo todo sin pedir nada, sin hacer caso a nadie la oscuridad se concentraba en un lento amanecer retrasado por la tormenta que se avecinaba.


         En cada amor hay un desamor… para Milo no había nada más.


         Y sin saber bien qué hacer sus pies tomaron rumbo a su Templo… ¿Por qué, Camus? ¿Por qué tenía que haber apostado?


         Llegó a su Templo tras empaparse de lluvia, a cada paso dejaba atrás el Templo de Acuario y a Saga apoyado en un pilar con ésa sonrisa de satisfacción en los labios ¿y Camus…? No encontraba respuesta.


         La lluvia aumentó su semblante decaído y las lágrimas se fundieron con la lluvia, confundiéndose… la tristeza… la soledad… el silencio y la oscuridad.


         Se adentró en lo más profundo de su Templo, no quería ser visto por ninguno de su colegas que seguramente iban cruzar para llegar a su propio Templo, incluso quería que se olviden de su nombre, desaparecer…  


         Trancó la puerta por dentro apenas se vio en su refugio y cerró los ojos dejando que las lágrimas se desborden solas por sus mejillas, resbaló hasta que sus rodillas tocaron el suelo… no encontró consuelo.


         Tenía tanto miedo… ya era hora de dejar de mentirse. ¡Saga y Camus nunca se separarían! 


         Nunca…


         Esa era la verdad…


         Condenado a vivir encerrado en un amor no correspondido… unilateral y vacío.


         Una dosis alta de depresión en las venas, su amor era total… un total fracaso.


         Fracaso…


         Como un tumor maligno que se arraiga al corazón y no puede salir… extirparlo significa la muerte… dejarlo ahí no es diferente. Si bien recordaba Camus le había confesado que se metió con él para dar celos a alguien, en su momento no le creyó… no, pero si resultase ser verdad… ¿Y la noche en la fiesta? Quizá fue por la misma razón, dar celos a Saga, usarlo para eso. No quería creerlo, no… “Camus no haría eso” pensaba… pero dadas las circunstancias no hallaba otro pensamiento que formular.


         Y las lágrimas continuaban saliendo solas, queriendo con ello expulsar el dolor, el amor con ellas, barrer sus sentimientos de la misma manera que con un pañuelo quitaba la humedad de su rostro y las dejaba en el olvido.


         Adentro tenía un corazón que sangraba por cada rajadura… estaba convencido que no sería sencillo aceptarlo pero… ¿Qué le quedaba? Nada… era mejor ser realista… nada quedaba si Camus y Saga ya compartían el lecho. Seguramente Saga le había hecho el amor, “- le gusta que sea rudo en la cama…”, la voz de Saga le resonaba en la cabeza, sin querer proyectarlo en su mente, no quería imaginar tal cosa… ¡No! Sentía que sería su final…


“Qué idiota…


¿Qué esperaba?... Camus no me ama


Nunca lo hizo… ”


         Y las horas transcurrieron entre trago y trago. Milo había sacado una botella de su bar y no se molestó en servirse en una copa… beber de la botella hasta perder la conciencia, olvidar su nombre… olvidar su amor… olvidar como se vive sin su amor…


         - ¿Qué estás haciendo aquí?


         No recibió respuesta, al parecer ni se percató de su presencia. Milo estaba apoyado contra el marco de una ventana observando la lluvia chocar contra el cristal, con una botella en la mano.        


         - Deberías estar con Camus.


         Milo dio un trago más y ladeó la cabeza para buscar a su locutor.


         - Fui a Acuario para saber lo que sucedió y… esperaba encontrarte con él.


         - No me jodas… dile eso a Saga – su voz no salió entrecortada - ¿Qué haces en mi Templo? Vienes a burlarte de cómo me usó Acuario… ¿lo planearon contigo?


         Shura se señaló a sí mismo sin saber a lo que se refería el Escorpión.


         - ¿Qué? – Dijo - ¿De qué estás hablando?


         En verdad no le entendía, estaba a punto de amanecer detrás la cortina incesante de lluvia y tras dejar a su leoncito bien dormido en Capricornio, Shura fue a ver a su vecino. Esperaba en verdad encontrarlo con Milo, pero lo halló solo, sumido en una depresión silenciosa y una rabia contenida hacia el Caballero de Géminis. Con los ojos hinchados, clara muestra de su llanto.


         No logró enterarse de mucho, Camus no soltaba palabra fácilmente.


         - ¿Pasó algo que no me haya enterado? – Logró preguntar Shura ante tal situación.


         Milo apretó la botella entre su mano, con bronca ¡Furia! ¡Odio! Y a punto de romperla a punta de presión la lanzó contra la pared, cerca de Shura que retrocedió medio paso por pura precaución, el sonido seco de los vidrios destrozarse y el líquido salpicando a todas partes fueron la antesala para que Shura aparezca de repente en el suelo de espaldas con un Milo encima que estrujaba su ropa al nivel de su pecho y lo zarandeaba.


         - ¡Tú lo ayudaste! ¡Maldito!


         El Caballero de Capricornio atinó a sujetar por las muñecas a Milo y empujarlo al intentar incorporarse pero sea por la rabia o por los efectos del alcohol el Santo de Escorpio adquiría más fuerza.


         - ¡Los odio a los dos! Tú y Camus…


         - ¿Qué?


         Y Milo lo culpaba de algo que ni se enteraba, Shura quería ver a Camus de una vez por todas feliz en el amor, consumado en una relación ¿Sino para qué la nueva oportunidad de vivir? A eso se debían sus intervenciones. Y por todo lo que sabía… Saga… no…


         Milo apareció al otro extremo de la habitación producto de un golpe en el pecho. Shura se incorporaba mientras ambos jadeaban.


         - ¡¿Qué te pasa?!


         - ¡No te hagas al que no sabe nada! – Milo también se ponía de pie apoyándose en el muro, el alcohol en su organismo le hacía perder el control en sus sentidos pero sabía muy bien de lo que hablaba. 


         - ¡No sé nada! – Shura dio un  pisotón – Maldito bicharraco porqué idioteces has dejado solo a Camus… todos hemos sentido los cosmos de Camus y Saga y creí…


         - ¡No! Camus no estaba en peligro… - cortó rápidamente – resulta que a Camus le gusta la rudeza cuando están… juntos


         Shura arqueó una ceja.


         - ¡¿Qué?! ¿De qué…? ¿Quién te lo ha dicho?


         - ¡Saga!


         - ¡¿Y le has creído?!


         -… si… - de repente se sentía estúpido – y creía que… me estaba usando para… - más estúpido – para darle celos a Saga y por eso se la pasó la noche entera conmigo para conseguir “eso” del maldito hijo de… las putas que lo parieron…


         Shura se sostuvo la frente, buscando paciencia, Milo también podía llegar a ser imbécil…


         - ¿Creíste que Camus te usaba para darle celos a Saga? ¡Por los dioses! ¡Qué tienes en la cabeza!


         - ¡Voy a asesinar al maldito! – Exclamó Milo y con pasos decididos quiso salir de la habitación - ¡Hijo de puta ese Saga!


         Previendo la tercera guerra mundial Shura le detuvo poniéndose delante de él con las manos sobre el pecho.


         - ¡Detente!


         - ¡No! Voy a matarlo… ¡Maldito!


         - ¡No Milo! Preocúpate primero de Camus y luego te ocupas de Saga – le dijo evitando que se le escape.


         Fue un alivio ver que Milo se detuviera ante su argumento.


         - Es tu culpa por creer tal estupidez Milo… - le regañó Shura.


         - Dijiste que fuiste a Acuario ¿Cómo está Camus? – Milo preguntó esforzándose en mantener al menos un poco la calma, quería en verdad bronca con Géminis.


         Shura suspiró.


         - Está bien… no sé lo que pasó con Saga y por eso vine aquí… ¿Cómo puedes creer que planeamos con Camus el usarte para darle celos a Saga?


         - No me trates de imbécil, que si lo creo es por algo… ¡Camus y Saga ya tuvieron enredos antes! ¡¿No?! Todo el tiempo que estuve con Camus sentí que idolatraba al cabrón de Saga y luego… ¡¿acaso fueron novios antes?!


         - … - calló un momento, debía pensar sus palabras al milímetro – No es así pero tampoco estás lejos de la verdad.


         - ¡Explícate! Y no te atrevas a hacer otro silencio innecesario – renegó Milo, le costaba mantener esa clama que pendía de un hilo tensado y amenazaba con romperse y abandonar a Milo en la más ciega de las broncas para iniciar, quizá hasta una guerra…


         Shura tomó aire… ¿Quién le mandaba a hacer de Cupido? Ya que…


         - Pasó haces años, cuando éramos aprendices que Camus ya quería a Saga…


         - ¿Lo quería? ¿Años?


         - Si, si… por su personalidad le era difícil incluso entablar conversaciones con él.


         - ¿Saga lo sabía?


         - Si vas a interrumpir mejor olvida de lo que estoy hablando – Shura miró con ácido en las pupilas al octavo guardián – Se todo esto porque Camus me lo confesó en confidencial.


         - Vale, vale – le apresuró.


         - Lo resumiré. Camus se enamoró de Saga pero nunca se lo dijo,… - otro silencio donde Milo con la mirada exigía una continuación – No voy a contarte todo… no, Camus es el que debe contártelo, no yo – dijo alejándose de Milo para evitar un posible ataque - debes saber que lo amaba y punto, no fue correspondido… fatalidad para él. Hijo de puta voz Milo, le agitaste el corazón… se estaba enamorando de ti… le hiciste ver que no estaba lejos de sentir ilusión… que podía enamorarse y no de Saga. ¡Ser correspondido! Y… ¡Y! Se entera que es un juego, una jodida apuesta Milo ¡Ponte en su piel! ¿Te das cuenta de la desilusión?


         - Pero yo ya no quería cumplir la apuesta – interrumpió Milo rápidamente – Lo arruiné todo… lo sé, pero Camus aún puede perdonarme ¿verdad? Yo en verdad lo amo…


         Shura ya no dijo nada, su mirada fue la que habló por él.


         - Una disculpa nunca será suficiente – dijo Milo razonando – Y al parecer Saga ya no es tan indiferente con Camus.


         - No esperes que Camus se lance a tus brazos como si nada nunca hubiera pasado ¿Comprendes? – Shura se acercó a la puerta, dispuesto a irse – Ahora… cálmate y mejor recupérate, no dejes que Camus te vea en este estado tan lamentable… tu aliento está horrible.


         Milo le vio salir sin más ni más.


         Tenía razón… no podía esperar que Camus de buenas a primeras le confiese sus sentimientos como si nada. Un largo camino les deparaba, y Milo quería recorrerlo juntos. Haciendo méritos para ser perdonado, ganándose en nueva cuenta la confianza, la amistad y de ahí trazar el camino que les deparaba el amor. Tiempo,  tiempo a su lado para hacer espacio en su corazón, en sus sentimientos… en su vida entera.       


         ¿Qué había sucedido con Saga?


         Lamentaba no haberse quedado en el Templo de Acuario hasta poner las cosas en su lugar… ¡Hubiera matado a Saga!


         Si tan solo se atrevió a hacerle algo…


         “Tranquilidad, paz y calma”


         Pensó respirando, llenado de oxígeno sus pulmones y expulsarlo con lentitud. Sumido en silencio, la lluvia había calmado y el amanecer se avecinaba con sus rayos de luz filtrándose por la ventana, aclarándolo todo. No sólo el día, también el corazón de Milo… luz y esperanza.


         La esperanza de tenerlo a su lado y poder decirle “Amor mío”.


 


 


 


 


“Si me dejas…


Yo me muero”


         - No Camus… por favor no estás hablando enserio…


         Era cerca del medio día. Los gritos clásicos de los entrenamientos no se hicieron presentes, seguramente todos tenían la cabeza pegada a la almohada queriendo escapar de la resaca. Pero con o sin ella, Milo se dispuso a ascender hasta el Templo de Acuario. Con la mejor expresión posible. Quería decirle tantas cosas a Camus, llenarle de preguntas y recibir respuestas,  lo que le había dicho Shura le calaba los pensamientos… ¿Qué había sucedido entre Saga y Camus?


         ¿Pelearon? Y por eso la presencia de sus cosmos…


         A medida que caminaba aumentaba más sus ansias de saberlo ¿Y si Saga intentó propasarse?... ¡No!


         Ante tales pensamientos terminó por correr los últimos escalones y se adentró al Templo de Acuario. No tardó en encontrar a Camus.


         Creía que encontrarlo sería el inicio de un largo y genial día juntos, quería hablar, saber lo que sucedió con Saga... disculparse por no haber acudido a él la noche anterior, quería decirle tantas cosas. Pero…


         - Camus por favor…


         Lo encontró haciendo sus maletas, sin muchas palabras se entendían sus acciones. Camus se iba del Santuario.


 

Notas finales:

Vaya!

el final esta muy muy cerquita y esta vez actualizaré mas rapido si?

No sean malitos y malitas y tenganme paciencia si?

agradezco sus reviews porque me animan a escribir, en verad se los agradezco!!!

Y por cierto, el capi 8  de "Cuerpo y Labios desconectados" ya esta en funcionamieto... no se lo que sucedio pero gracias por el aviso!

Nos leemos!!!


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