Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cuando el Hielo se Derrite en Tu Cuerpo por Arwen Diosa

[Reviews - 76]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!!! como estan? espero mejor que yo... muchas gracias por los reviews que me dan alienton a continuar, en verdad se los agradezco.

Como siempre y perdonen que me repita pero les pido paciencia si? cada vez el fic esta más loquito jeje y los examenens ya estan casi sobre mi (como Milo de Camus, jeje)  y para el colmo tuve un mini accidente que me averió un poco la mano... U_U pero bueno, hare un poco de esfuerzo, porque si antes escribía 1 palabra por minuto... ahora lo hago en 5...  

sin mas ni mas pasen ponganse comodas y comodos y lean.

disfruten como yo disfruto escribiendo!!!

CUANDO EL HIELO SE DERRITE EN TU CUERPO


 


 


 


Capítulo 8.-  Cuerpo y Labios Desconectados


 


 


            “He dejado de creer en Milo… y he amado a Saga desde mi adolescencia. Decirle que sí, daría empiezo a nuestro felices por siempre, sólo así de sencillo. Al lado de Saga todo debería ser tan perfecto e ideal como lo he soñado. Tuvimos sexo, aunque para mí fue mucho más que eso y aunque  me arrastró a una depresión hasta el fondo, no puedo arrepentirme de lo que sucedió entre nosotros, no puedo arrepentirme de lo que sucedió por amor… lo que hice por amor. Mi temor de no volver a verlo me arrojó a sus brazos y si en ese momento Saga no lo supo valorar… ¿qué más da, no? Al final, me mira a los ojos como desee que lo haga desde siempre.  


            He sido besado por ambos, pero aún así no tengo nada claro. Los besos de Milo… son la dulzura y el dolor juntos… y tener relaciones con él, no hubo amor… Entonces ¿Por qué estoy tan confundido? 


            La soledad me ha matando durante tanto tiempo y… ahora Saga…”


            - Camus – el aludido fue sacado de sus pensamientos cuando lo tocaron por el hombro.


            - Saga.


            Estaban en cubierta y aún era de noche, ya no llovía con intensidad como hace unas horas sin embargo, el agua que caía del cielo los rociaba con suavidad. Las personas de la población estaban más tranquilas y muchas dormían. Ambos Caballeros estaban apoyados en un barandal.


            Acuario no dijo nada, miró a Saga mientras contenía el aire en sus pulmones y el nudo que se amarraba en su garganta se anudaba con más fuerza.  La ventisca que soplaba y elevaba algunos de sus cabellos, se sentía refrescante pero no ayudaba a tranquilizarse.


            - Tarde o temprano todos llegamos a nuestro destino – empezó a decir Géminis – Perdona por todo éste tiempo que no pude verte con éstos ojos…


            Camus desvió su mirada a sus manos, luego al mar oscuro, en nueva cuenta miró a Saga… ¡¿era una declaración?! Saga…


            Tembló y su corazón se agitó con impulso y frenesí cuando  Saga lo sujetó por una mano y se encargó de ponerlos frente a frente.


            - No es el mejor lugar para decirlo, tú te vales mucho más que esto, pero pienso en ti… te miro y no puedo aguantar las ganas de decirte que… - Saga pasó sus dedos largos y varoniles por la cabellera acuamarín y anulaba el espacio entre ellos – lamento no darte el lugar en mi vida que merecías. Ha pasado tiempo Camus… espero no sea demasiado tarde. Estar contigo es cumplir mi destino.


            La garganta se le cerró y sólo atinó a parpadear algunas veces, soltó el aire que contenía en sus pulmones sintiéndose desarmando ante la mirada de Géminis  


            - ¿Có… mo estás se… guro? Yo… no aguantaría – balbuceó, apretó los labios y tomó un poco de aire intentando tranquilizarse.


            Saga apoyó la frente en la de Camus y sus manos lo abrazaron por la cintura estrechando un poco el abrazo que los unía.  Desde tan cerca notaba la leve capa carmesí que cubría las mejillas francesas y vio que también se mordía el labio. Camus estaba frente a él sin el caparazón o la constante capa de hielo repelente. En el pasado sólo lo vio así una vez y tuvieron la unión de sus cuerpos, aquella noche que vivieron en su Templo y conoció la pasión de Acuario…


            - Todo este tiempo te extrañé y fui un idiota por no admitirlo antes… todo importa menos si tú no estás, nada tiene sentido sin ti Camus, dame una oportunidad – su voz era profunda pero hablaba suave, atento a cada reacción de Acuario – No voy a descansar hasta recuperarte…


            - Ha… hace un mo… momento – tartamudeó – Me besaste y te fuiste… Ah!!!


            Fue abrazado de repente con más fuerza, Saga le levantó la mirada sujetándole la quijada y encargándose de unir sus miradas.


            - Me vuelve loco el pensar que tuviste algo con Milo… ¡con alguien más!  - dijo sin soltarlo – Ahora es buen momento para aclararlo Acuario ¿Qué sucedió entre ustedes? ¿Estabas al tanto de esa maldita apuesta?


            Su voz sonó filosa y amenazadora.


            - Responde – insistió.


            Separó los labios para decir palabra pero no salió ningún sonido. ¿Qué iba a decirle? ¿Negarlo todo? ¿Aceptarlo? Milo lo había negado…


            - Sa… ga – ese hombre tenía el poder de hacer que su voz salga en pedacitos -  Por… qu… que eso importa tanto.


            Silencio…


            - Eres mío.


            - No… - dijo – No me viste hasta que te dio la intriga de saber si me acosté con Milo – Camus tomó el valor de decirlo en una sola voz – tu y yo éramos amigos – hizo una pausa -  antes sobre nuestras vidas privadas, sólo te oía a ti… de oía hablar sobre Mu y por lo que sucedió en el pasado entre nosotros… nunca antes. No me viste hasta…


            - Lo sé  - le interrumpió - ¿Es tarde acaso?


            El viento soplando en sus cuerpos, agitando sus cabellos y rozando sus labios.   


            - Me molesta que te hayan metido en ésos juegos Camus, mi hermano es un cerdo, no es un santo y Milo… te conozco y confiaste en él ¿no? Te defraudó. Si es que algo nacía en ti por él… mátalo. Ahora estoy contigo, mi Camus…


            - Entonces… -balbuceó bajando la mirada.


            - ¿Quieres ser mi novio? – Declaró alzándola por el mentón.


            Tragó saliva y apretó los ojos antes que su corazón se saliera por la boca o atravesando su pecho. Se agitaba y no creía lo que sus oídos recogieron.


            - Sa… ga… yo – suspiro – te he amado durante mucho tiempo, pero antes de continuar con esto – suspiró otra vez, debía poner a prueba todo lo que Saga le decía y ser sincero al mismo tiempo… - yo…


            - Camus – le besó un poco, apenas un roce.


             - Sí me acosté con Milo,- afirmó - sabía de la apuesta e igual lo hice. Quería vengarme de él pero… ahora él también me ama… eso creo o quiero creer – habló rápido las últimas palabras - Saga nunca hicimos una promesa, no te debo nada. Yo tampoco te reclamo tu pasado, jamás lo haría. Tampoco deberías reclamar el mío – se mordió el labio ante la mirada atónita de Saga – Si llego a ser la pareja de alguien yo le importaré desde que empecemos y no buscará manejarme, manipularme o hacerme sentir culpable de un pasado que no le incube. No tengo que darte explicaciones de lo ocurrido con el Escorpión, si un día decido contártelo lo haré, no antes y menos en una situación así.


            - Si dices amarme ¿por qué no fuiste fiel a eso?


            Camus bajó la mirada.


            - Supongo que lo aprendí de ti – respondió al instante – Y no puedes recriminarme nada.


            Tal y como lo suponía, el amor de Saga no era  veraz como lo había imaginado y deseado o el mismo Saga afirmaba…  lo demostraba el hecho que seguía ahí reclamándole de un pasado en el que nunca fue visto ni tomado en cuenta para sus sentimientos.


            “Debo ser valiente para resistirme a Saga, he madurado, no soy el mismo y no me dejaré envolver por algo que no existe. Si Saga decide amarme será de manera completa… no porque despertó una mañana y decidió que soy su propiedad”.


            - No negaré que te amo Saga – dijo Camus por lo bajo – Eres… pero quiero saber porque te fijas en mi de repente. Tus sentimientos quiero saberlos.


            Géminis escudriñó la mirada de Camus, ese valor sacado desde el fondo le sorprendió bastante.


            - ¿Mis sentimientos? No te amo Acuario – dijo Saga – Pero me late el corazón cuando estoy cerca de ti y al solo pensar en lo que vivimos juntos me hace querer amarte. Quiero una oportunidad para ambos. Déjame quedarme a tu lado… aquí contigo, estoy listo para el amor y reparar todo el daño que te cause.


            Saga se había acercado más, anulando a cada segundo la distancia entre sus cuerpos, mientras sus palabras fluían de sus labios, le acarició el rostro con la yema de los dedos sin dejar de acariciarle el cabello.


                - Lamento el correr después de besarte – aclaró Saga – Y basta… te pregunté algo Acuario ¿Me aceptas?


            Se masajeó el cuello con ambas manos, clara muestra de su indecisión y nerviosismo, de sus tremendas ganas de correr y desaparecer para volver cuando todo esté más claro y menos enredoso.


            - ¿Camus?


            - Debes darme tiempo para pensar – dijo evitando encontrarse con las orbes de Saga, siempre le desamaban pero debía ser fuerte. No caer tan fácilmente. No…


            - ¿Tiempo?


            - …


            Camus afirmó en silencio y retrocedió unos pasos, deshaciéndose del agarre de Saga. Pronto viró sobre sus talones con calma y tomó otro rumbo, incierto pero, debía alejarse de Saga… de Milo… hacer que todo de una vez por todas recupere su lugar en su vida.


            “Escuche hoy las palabras  que tanto mi corazón anhelaba oír pero no hay gloria… no me siento feliz. Es como si hubiera abandonado la ilusión de estar con él, en alguna parte del camino. Saga… aquel que me hizo cometer locuras, él era mi delirio… pero… no  hay gozo con esto. La vida no es vida de ésta manera… no parece amor…”  


            Caminaba en medio de la noche avanzada y de un momento a otro había dejado de llover por completo.


              Saga vio a Camus alejarse y perderse en la penumbra, quiso seguirlo y no descansar hasta recibir una mejor respuesta que darle tiempo… pero tal vez, lo mejor era darle su espacio. Desvió su mirada hacia el mar que reflejaba los primeros rayos de la luna que se avecinaba entre las espesas nubes. Volvió a apoyarse al barandal del barco y perderse entre sus pensamientos.


            “Quiero estar junto a ti Camus”


            Pensó.


            “Junto a ti”


            Recuperar la pasión que le fue entregada esa noche en la que le dijo que iba a irse… lo notó, el sutil encanto de Camus y el amor que desbordaba en cada poro… se arrepentía el no haber sido consistente de lo que ahora le latía en el pecho.


            Saga suspiró al vacío, aunque se canse de jurar que algo sentía por Camus tenía cierto sentimiento que era incapaz de ignorar… Mu… lo sentía ahí, nunca terminaba de borrarlo de su piel. Remordimiento… al momento de tener sexo con Camus hace tanto ya, mientras le besaba la piel, le acariciaba el cuerpo con devoción y se perdía en el placer que le brindaba estar en su interior… no lo vio a él precisamente, no… imaginó poseer a Mu en su lugar. Se vio a sí mismo acariciando los cabellos lilas y admirando sus orbes verdes, tan hermosos… se extasió al imaginar incluso su aroma y no el de rosas que despedía Camus. Su amor por el Caballero de Aries no era insignificante, no imaginaba vivir sin Mu, en un momento dado de su relación hasta llegó a ser poeta y prometerle el cielo y las estrellas…   


            Su relación no funcionó y quedó devastado, no halló alivio en ningún lugar. Mu era tan preciado y atesorado que aceptó la decisión de éste de finalizar la relación y le dio el espacio que le pedía. Se sentía destinado a velar por su felicidad hasta el fin del mundo… pero, Shaka le había dejado claro con una indirecta en una ocasión que los Caballeros también debían saber ser buenos perdedores y debía aceptar que Mu había elegido a alguien más.


            Ahora… no estaba jugando con Camus, es más, en absoluto imaginó verse en una situación como esa. Sin embargo, amar a Camus era como renovarse… como migrar… tal y como las aves cambian de plumas. Así se sentía. Como si despertara de un letargo sueño y al abrir los ojos viera la claridad de su corazón plácidamente. Tanto tiempo en soledad, y Camus llegaba a su corazón tan suavemente…


            Con Mu fue sacado del juego sin haber sentido que luchaba, lo amó sin condición pero de la nada la relación finalizó, ésta vez con Camus no sería llamado un “buen perdedor” sin iniciar una guerra antes. 


            “Dime Camus, ¿Puedo hacerte mío eternamente?”


            Pensaba, y era como respirar aire fresco en un amanecer de primavera.


            Los celos que despertó Milo esa mañana en el entrenamiento fueron el inicio para empezar a quererlo, desear en el alma ser el único que lo amó y así sea por siempre. Se sintió desconcertado pero… ésos celos… ahora sólo pensaba en querer matar a Milo por su descaro en atreverse en jugar con Camus.


            Saga apretaba los puños con rabia    “- Sí me acosté con Milo,- afirmó Camus - sabía de la apuesta e igual lo hice. Quería vengarme de él pero… ahora él también me ama… eso creo o quiero creer” recordaba las palabras de Acuario y aunque no quiso seguir cuestionando del tema, la curiosidad estaba en cada espacio de su mente ¿en qué rayos estaba pensando Camus para hacer tal barbaridad?... “venganza” no… no parecía eso, era mentira. Eso ni Camus lo creía, ahí había algo más…


 


 


 


 


             “Es frustrante… después de tener relaciones sexuales dos veces en mi vida,  hoy… me dieron mi primer beso… al menos uno que contara. Es frustrante, mi cuerpo… y mis labios están desconectados…”


            Si Camus pudiera volver nacer, pediría extinguir de su alma la desconfianza que tenia hacia Milo, hacia ese Santo de cabellos lila oscuro y largos, un poco revoltosos y mirada audaz. Aquella piel bronceada y acanelada en la exquisitez, Milo… un nombre tan corto y fácil de recordar que se le antojaba quedarse tanto a su lado. Pero… la desconfianza… la maldita apuesta… la desilusión. No hay nada que le haga olvidar que en un inicio Milo se acercó por un reto, un  juego… los buenos momentos  perdían avidez al pensar en eso.  


            Acuario se perdió entre sus propios pasos, sin un rumbo específico. Abstraído en su mente… en sus pensamientos. Llegó hasta la orilla del barco y miró al mar que se agitaba levemente contra el chocar de la madera. Observó los reflejos de la luna pateada en el mar y algunas de las estrellas que surgían tras las nubes espesas.


            Bajó la mirada hacia sus propios pies, y luego apretó los párpados. Con tal acción pequeñas lágrimas resbalaron por sus mejillas, llegando hasta el suelo y otras perdiéndose en la ranura de sus labios.


            No quería llorar, claro que no… avecinaba tal jaqueca tan molesta. Pero… sentía que llorando era la única forma de desanudar esa presión en el pecho. Y al fin poder respirar con normalidad pero no sentirse tranquilo. Había un abismo entre su corazón y su razón. Por un lado quería creer en el Escorpión y abandonarse a sus brazos y por el otro recuperar la fuerza de sus sentimientos que profesaba a Saga. Saga… obviamente era la opción mejor… una opción.


            “Aunque me haya entregado a él… sigo siendo tuyo”


            Recordó que formuló ese pensamiento antes de quedar dormido en el lecho del Escorpión. En definitiva Saga era la mejor opción. No sólo para su razón, también la que le convenía a su corazón.


            Se secó las lágrimas con el dorso de la mano y se regañó por estar llorando en plena misión. Se creía que había madurado…si, pero la sensibilidad de su corazón al parecer no era más que la madurez de un quinceañero.


            - ¿Tomando aire fresco?


            Camus volteó un poco alarmado, no esperaba ser interrumpido y menos por Milo que estaba a sólo unos pasos de distancia. Tenía mejor semblante aunque estaba apoyado en el barandal, y de esa forma fue como se fue acercando hacia él.


            - No deberías estar aquí, tienes que descansar – Camus recuperó la calma pero no quería ver a Milo, temía ser envuelto por su fuego que era tan adictivo, tóxicamente adictivo… su compañía tan relajante… Milo era…


            - Me siento mejor… muchas gracias. Es solo que no puedo estar tranquilo sabiendo que Saga puede hacerte daño otra vez – dijo ya estando a su lado, Milo no podía olvidar el moretón provocado por Saga - ¿Tú estás bien? – Preguntó sin sonar demasiado incuestionable, había visto que Camus se secaba los ojos y ahora estando cerca percibía las pestañas húmedas, clara muestra de su llanto.


            - Sólo pienso en que de una buena vez amanezca y terminar con la misión. Quiero volver al Santuario – Dijo desviando la mirada al mar - ¿Cómo están tus náuseas?


            Sonrió un poco al ver el cambio de expresión de Milo, de tranquilidad a completo malestar y asco.


            - No me lo recuerdes ¡Por favor!


            - Lo lamento – dijo Camus – Las mías ya pasaron por completo. No pensar en eso hace bien ¿no?    


            - Si ¿Cómo te las quitaste? ¿En qué pensabas?


            Camus fue consciente que no podía seguir hablando con Milo, no era sensato al saber que en cualquier momento podía repetirse la escena que vivieron en aquella habitación donde Milo descansaba hace unas horas. No… Milo era adictivo y con sólo esos besos… no quería saber dónde podía ser arrastrado con ese sentimiento.


            - Será mejor que me vaya – dijo  sin mirarle.


            - ¿Qué? No…


            - Si.


            - Espera Camus… no voy a presionarte – Milo adivinó sus pensamientos – si así lo deseas no mocionaré el tema para nada. Sólo quiero hablar contigo.


            Camus ya no se movió y Milo aprovechó para comentar banalidades sobre los últimos días, entablar, si era posible, una charla amena.


            - Casi me parto de la risa pero ¡el ambiente estaba tan tenso! – exclamó Milo riendo – La cara de Dokho jamás saldrá de mi cabeza – afirmó y Camus también rió al recordar el embarazoso episodio donde su querido viejo maestro salió a la luz envuelto en el tul rojo sin nada más debajo… seguramente hubiera sido muy erótico si no se hubiera encontrado a la mitad de integrantes del Santuario en el Salón.


            - ¿Viste la cara de Shion? – Preguntó Camus también divertido – Quería desaparecer.


            - Si… ¿Cómo estarán ahora? ¿Crees que hayan discutido? – Preguntó Milo – Si me pasaría a mi… no pelearía ¡Tantos años de relación! Y menos en mi aniversario, no… lo castigaría. Ojala Shion haga pagar a Dokho de una manera placenteramente cruel.


            Camus apretó los labios un poco confundido… aunque Milo lo interpretó de otra manera.


            - No… disculpa Camus. Si dije algo que…


            - Descuida – Dijo sonriendo sutilmente – No pasa nada, lo que me confunde es… - no sabía si decirlo o no - ¿Tú crees que Shion sea el activo…?


            Milo elevó las cejas sorprendido y Camus sonrió divertido.


            - Se que nunca hemos hablado de éstos temas – dijo rascándose el cuello y sonrojándose un poco – Pero, yo siempre imaginé al viejo maestro como el activo entre ambos, ya hora que lo mencionas… solo me da un tantito de intriga.


            Milo colocó la una mano en su propio mentón para mostrarse pensativo aunque le emocionaba estar así con Camus, hablando como antes de casi nada y ahora, con ésos temas que de seguro Acuario no los entablaría sin no tendría al menos un poco de confianza.    


            - Mmm – pensó – Shion el más alto… pero eso no tiene nada que ver ¿no? O ¿si?…


            - Pero el maestro Dokho es el más rudo entre ambos – dijo Camus – Mira a Afrodita y Máscara de Muerte ¿te imaginas a Mascara de Muerte de pasivo? – Silencio donde ambos negaron con la cabeza – Lo ves…


            - Pero Afrodita es un extremo – dijo Milo sin dejar de sonreír – Pon de ejemplo a otros.


            - ¿Otros? Mmm… - Camus tampoco dejaba de divertirse – Supongo que serian Mu y Shaka.


            - ¡Qué! Jajajajaja – empezó a reír Milo


            - ¿Qué es tan gracioso? Ellos son novios también – argumentó Camus ante las inesperadas carcajadas.


            Milo tomó aire y dejó de sujetarse el estómago.


            - No puedo imaginar a ninguno en una situación como esa… Pienso que Shaka tiene auto orgasmos mientras medita – Camus no supo se dejar de reír por lo fuerte de sus palabras pero en cierta forma ese rumor corrió por el Saltuario en determinado momento  - Y Mu… es algo pervertido, y mojigato jeje  - rió un poco pero la expresión confusa de Camus pedía que continúe – Se rige a la abstinencia pero siempre de deja con ganas.


            - Entonces eres buen amigo de Shaka – supuso que por eso sabía de ésos detalles – Eres demasiado específico.   


            Milo le dedicó una mirada significativa para dejarle en claro la respuesta sin necesidad de palabras.


            - Estuve un tiempo con Mu – aclaró Milo sin mucho ánimo – Cuando conseguimos nuestras armaduras recientemente – Camus miró hacia el suelo, esto último no lo quería oír – Nadie lo supo… por alguna razón Mu no quería que nadie se entere. Ah! Cosas del pasado – dijo al fin levantándose de hombros.


            Camus había cambiado su expresión de nuevo a la seriedad propia de él.


            Celos…


            Celos…


            - Entonces Mu… - dijo sin mostrar su rabia y sentimientos encontrados – he hablado antes con él, no mucho. Debe ser realmente agradable y alguien con mucho potencial.


            Milo encorvó las cejas de manera más sorpresiva si era posible.


            - ¿De qué estás hablando?


            - Mu es atractivo, y…


            - ¿Estás celoso de Mu? – Instigó Milo un poco divertido – En realidad es lindo y su personalidad bastante agradable – Camus desvió la mirada, intentando huir de ésas palabras - pero tú eres mejor.


            Ambas miradas se encontraron… inciertas.           


            - Milo…


            - Camus – intentó acortar la distancia entre ellos pero el de Acuario se encargó de mantenerla.


            - Basta Milo. Sabes… - lo mejor era ser sincero y dar por finalizado todo, no importaba ya si era por la maldita apuesta o si en realidad Milo era sincero… no, ya no – Voy a iniciar una relación con Saga, desde siempre le he amado.


            - ¿Qué…? No… es muy pronto para decidir eso… Camus – le asió del brazo pero Camus se encargó de hacerse soltar – No puedes decirme que lo amas…


            - Claro que puedo – interrumpió Camus – Quizá deberías ordenar tus prioridades Milo. Siempre has sido un conquistador y de la nada vienes a decirme que te enamoraste. Sólo piénsalo un poco,  ¿con cuantas personas del Santuario has estado? Yo ahora voy a estar con Saga…


            Milo separó los labios intentando encontrar argumento para detener todo ese huracán que avanzaba en su interior.


            - No Camus, me niego – fue lo único que pudo decir – Saga… el te ha ignorado tanto tiempo… él no supo valorar…


             - ¡Basta! – Lo calló.


            Se hizo silencio entre ambos, donde Camus sólo pudo mirar sus zapatos y en nueva cuenta a las orbes celestes de Milo.


            - Te esperaré.


            - ¿Qué?


            - No me importa el tiempo que te tardes en darte cuenta que Saga no te ofrece nada, que a su lado no será amor…


            - Milo…


            - Te esperare sin importar los labios que beses, sin importar cuánto te tardes… esta noche Camus te hago esa promesa. La promesa que te entrego mi vida entera.


            No le dio la opción a refutar o cuestionarle nada, fue Milo el que le dio la espalda y se alejó. Camus le siguió con la mirada mientras en su mente se repetía una y otra vez la voz firme de Milo y su última declaración.


            Desvió su mirada al horizonte, el cielo aclaraba poco a poco y la oscuridad era corrompida por los primeros rayos del sol al avecinarse hacia la superficie.


            El amanecer…


            Sin importar lo que ocurra, como estaba demostrado las cosas continuaban… la vida continuaba. Con o sin él, el mundo seguía girando…


            - ¡Acuario! – La voz de Saga se hoyó desde el otro extremo - ¡Escorpio! Movilícense hay una misión que terminar.


           


                   


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

Notas finales:

Bueno... disculpen que sea un poco corto pero debía terminar el capi ahí, prometo actualizar pronto y dejen sus reviews, acepto comentarios, opiniones y tambien si tienen alguna sugerensia... jeje porque el final del fic está un poco cerca.

Nos leemos!!!

  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).