Era un día tormentoso, no solo porque llovía fuerte, sino porque uno de mis mejores amigos que estaba muy mal de salud en estos momentos parecía sufrir mas del dolor que días anteriores.
Corría sin importarme la lluvia, sabía que debía llegar lo más rápido posible allá … su madre me dijo que hoy podía ser su ultimo día.
Según se solamente Ruki y Reita se encontraban allá, faltaba Kai quien debe estar por llegar en poco tiempo, pero yo aun estoy lejos, encontrar transporte en este clima es difícil y no soy tan veloz corriendo…solo espero poder llegar a tiempo.
- Prometes estar a mi lado siempre-
- Lo prometo-
Jure que le acompañaría ese día en que el me confesó su amor, yo al principio no sentía nada por más que una simple amistad, poco a poco, sin darme cuenta cada vez que lo veía mi corazón palpitaba más rápido, intente no aceptar el hecho de que podía ser gay, pero el amor es más fuerte.
Un día soleado me confesé, y logre ver lo más hermoso del mundo, Shima sonriendo, ese mismo día jure que le haría feliz y nunca le lastimaría. Minutos después su rostro entristeció, sus ojos húmedos, no sabía porque pero no quería verlo triste, le pregunte que le pasaba, no quiso responderme.
Le pedí formar una relación, aceptó, fue un momento de felicidad suprema, sus ojos brillaban mas que las estrellas, yo solamente le observaba con una sonrisa. Ese día no dimos nuestro primer beso, pude probar esos labios por primera vez, un sabor que nunca pude olvidar.
Varios días pasaron, nuestra relación crecía cada vez más, yo era más feliz junto con él.
Aunque la felicidad nunca se esfumo la preocupación llegó, cuando un día de repente cae desmayado, preocupado le cargue hasta su casa, donde su madre me explico que sufría de una grave enfermedad y que no lograría resistir mucho tiempo, no quería creer, pero muy en el fondo lo creía. Esperé a que despertara lo cual sucedió hasta el siguiente día, al verme entristeció yo solamente sonreí aunque en el fondo lloraba descontroladamente.
Desde ese día nada fue lo mismo, Shima cada vez estaba peor, casi ni podía salir, todos estábamos preocupados todos los días íbamos a visitarlo por lo menos cinco minutos para asegurarnos que estuviera bien, con una sonrisa nos recibía, con alegría nos atendía pero con tristeza todos los días se despedía, intentaba calmarlo con dulces besos que el correspondía con unos más apasionados, de vez cuando lograba hacerlo sonreír otra vez, otras veces no.
Pocas veces no pude cumplir mi promesa.
No logre verlo por cinco días y el sexto cuando todos fuimos, después de varias horas de estudio, abrió la puerta una mujer que lloraba, su madre dejo que pasáramos pero pidió que esperáramos en la sala un momento.
Minutos después salió un señor con una bata blanca que después de pasar una hoja a la señora se marchó. Entramos a la habitación y como todos los días charlábamos con Shima alegrándolo y haciéndolo olvidar de todo lo malo. Al marcharse todos Shima habló conmigo explicándome porque el doctor fue.
- Aoi…yo moriré –
Esas palabras que el pronunciaba eran dolorosas
– no se sabe cuándo pero no falta mucho-
Lo dijo con calma supongo para que yo no me alterara o algo parecido, intente controlarme, pero no lo logre, tapando con mis manos mi cara lloré, lo único que sentí fue sus cálidos brazos alrededor mío.
- Quiero que sepas que te amo -
- Aún no te despidas – susurre en su oído – Siempre estaré contigo, cada día despertaré a tu lado, así que no hay motivos para despedirse – Sentí como mi hombro se humedecía después de esas palabras.
Con autorización de su mamá me quede no solo esa noche, sino las que seguían. Cuidaba de Shima todos los días, unos días parecía mejorar, otros no.
- Así no debe ser tu vida…debes disfrutarla, no estar cuidando de un enfermo –
Un día sin explicaciones me dejo, pidió que me marchara y que me olvidara de él.
Intente llamarlo varias veces al teléfono, pero no respondía o en caso contrario me colgaba, su madre no me dejaba entrar y amablemente pedía que me fuera, simplemente obedecía pero ningún día me daba por vencido.
Ya faltaba poco para el cumpleaños de Shima, así que decidí comprarle un collar, de esos que el adoraba y tenía muchos, aunque para mi eso no era suficiente, un ramo de flores, parecía que fuera su novio pero ya no era así, aunque aun lo amo.
Justo cuando me dirigía a mi casa recibí una llamada…
- Moshi moshi –
- Yuu kun? …Uruha está…-
Corrí rápidamente, y de un momento a otro la tormenta llegó…
- ¿Reita? ¿Ruki? ¿Cómo está? – pregunte recuperando el aire que había perdido en el recorrido
- Hablando con Kai…si quieres te acompañamos a su habitación- negué. Espere a que Kai saliera para yo ingresar, el miedo me consumía, no me atrevía a entrar pero quería verlo desde hace mucho tiempo.
Kai salió evito mirarme pero yo logre darme cuenta de sus lágrimas, se dirigió hacia Ruki y Reita.
Ingrese nervioso, mi corazón palpitó de nuevo como el día en que nos dimos el primer beso, mis ojos se humedecieron al verlo sin fuerzas y pálido, me acerque lentamente…
- Gracias por venir - dijo pidiendo que me sentara en la silla al frente de él, obedecí y sujete su mano, sentí como transmitía altas temperaturas, ni siquiera con el frio que mi cuerpo recibió lograba enfriarlo un poco. Agarré el trapo de su frente que humedecí de nuevo para volver a colocárselo. – perdóname si…
- Esta bien, ahora solo vengo a decirte algo – le coloque el collar que había comprado, no quería que fuera uno femenino, el típico corazón que decía “te amo”. Le compre una cruz con un estilo peculiar que atrás decía “Siempre estaré contigo”. Sus ojos se humedecieron al leer el mensaje al igual que los míos
- Es hermoso – con su mano lo agarro mientras sostenía la otra – gracias – susurró.
Sonreí, ganas de besarlo no me sobraban, sus labios me hicieron falta todo este tiempo, pero ese derecho se me fue arrebatado cuando el terminó con esto.
- Perdóname…nunca quise deshacerme de ti…pero no podía dejar que arruinaras tu vida-
- La viví y no me arrepiento de nada, porque estaba contigo. Contigo todos los días eran perfectos –
Volvió a sonreírme pero mas lagrimas resbalaron por sus mejillas, seque algunas de ellas pero me detuvo para sostener mi mano fuertemente.
- Aoi…yo…muero hoy-
Llore desenfrenadamente pero nuestras manos seguían unidas.
- no quiero…no quiero que es mi mañana sin ti – dije abrazándolo con todas mis fuerzas
- Siempre estaré contigo ¿verdad? –dijo con una voz calmada. Me separé para observar esos ojos que volvían a brillar como antes. – Te amo- logro calmarme un poco, su sonrisa siempre lo logro.
- Siempre lo supe…- susurre. Nuestros rostros se acercaron lentamente para quedar a poca distancia uno del otro – Te amo hasta morir – Un apasionado beso que duro varios segundos fue lo que siguió pero nada dura para siempre. Sonriente se acomodo de nuevo en su cama como la posición de antes
Respiro profundo y volteó a verme, alcance a escuchar su susurro que decía “adiós”.
Negué con la cabeza – Este no es un adiós, nos veremos pronto –
Volvió a sonreír y volteando ver al techo, sentí como su fuerte agarre de nuestras manos poco a poco se desvanecía.
Mis lagrimas caían sin control mientras yo intentaba sonreírle por última vez pero el dolor era muy grande me recosté mi rostro en su pecho llorando fuertemente, al instante llegaron Ruki, Reita y Kai que poco a poco lloraban con más intensidad mientras se podía escuchar a su madre de otra habitación que se encontraba igual que nosotros.
No me importaba si llovía, hacia sol, frio, todos los días me dirigía al lugar donde mi amado se encontraba para sonreírle e imaginar su sonrisa, dejaba que la brisa rozara mi rostro para sentir sus manos recorrerlo…siempre cumpliré mi promesa
“Siempre estaré a tu lado” porque te amo hasta morir