Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

It Hurts por almagazette

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Mi primer fic de Dir en Grey... espero que les guste.

One Shot

Notas del capitulo:

Este es mi primer fic de Diru y a la vez el primero que me sale tan triste... Dejo esa advertencia > <

 

Suspiré... era un suspiro largo y pesado... incluso podía sentir como mi cuerpo se esforzaba al sacar el aire de los pulmones por la nariz, el ruido de mi respiración tan forzado. No tenía ánimos para nada, no quería si quiera pensar pero mi mente no dejaba de traer escenas, palabras, tu rostro... tu rostro. De solo recordarte se me quiebra algo dentro de mí, me hace sentir ese vacío por dentro y esas enormes ganas de llorar que no se iban a pesar de llevar ¿cuánto? ¿Días? ¿Meses? Ausente de todo, simplemente encerrado tras estas cuatro paredes, en la oscuridad que mis cortinas me daban a pesar de poder ser de mañana en el exterior.

 

Ya qué importaba si no veía el sol, qué importaba si no diferenciaba la noche del día, si no podía recordar en qué día vivo. Mi calendario se detuvo en el aquel último día que te vi, en que el adios se hizo inevitable, la distancia se acrecentó como si se quebrara la tierra entre nosotros distanciándonos con un vacío interminable. Alcé mi mano para secar una lágrima que había caído, ya eran muchas, incluso había tenido la ociosidad de juntarlas en un frasco pero me harté de esa idea a pesar de aún guardar las que ya había coleccionado. Seguro mi imagen era un espanto, seguro que no te haría volver si me vieras así, seguro que ya no importaba nada y lo único que deseaba era cerrar los ojos y no volver a abrirlos jamás.

 

No entendía nada, a penas sabía que mi nombre era Shinya porque aún recordaba tu voz llamándome, aquella voz grave que me hacía temblar de solo oírla. No sabía nada más de mí, lo único del pasado que conservaba es éste maldito amor que siento por ti. Lo que sí recuerdo es tu nombre, tu voz, tus ojos, tu aroma, tu silencio, tu risa, tu suspiro, tus besos, tus caricias... te llevaste todo de mí, no me dejaste nada más que un corazón roto y millones de lágrimas que no dejaban de salir. ¿Por qué te fuiste? Ni si quiera recordaba cómo paso, las escenas salían en mi mente como destellantes y cuando me esfuerzo en recordar solo consigo un fuerte dolor de cabeza obligándome a cerrar los ojos como si así apagara la película de mi mente.

 

-¿Por qué... Kaoru? -susurré con la voz quebrada, ni siquiera podía reconocer mi propia voz, se había esfumado en todas las ocasiones que te he llamado de ésta manera, que te he pedido que vuelvas, que me recuerdes, que vengas por mí. Pero nada de eso pasa, esa puerta no se abre sola, no llega mi príncipe serio y oscuro a rescatarme, no hay más que fantasías en medio de sueños mientras estoy despierto. ¿Por qué duele tanto? ¿Por qué tiene que doler tanto? ¿Por qué dejas que me duela tanto? Ni siquiera estabas aquí para reclamarte, aunque si te veo lo primero que haría sería lanzarme a tus brazos y pedirte que vuelvas conmigo, que no me dejes de nuevo, que seques mis lágrimas, que me hagas olvidar ésta soledad, que me protejas, que me abraces de nuevo.

 

La tristeza anterior que tenía antes de conocerte solo se esfumó para dar paso a la tristeza mayor de tu partida. Mis recuerdos tristes fueron borrados para reemplazarlos con éstos días infernales de tu ausencia. Cada día se podría contar como un día que no paso a tu lado, cada día que abro los ojos lo primero que viene a mi cabeza es que aún no estoy contigo.

 

No sé nada de ti, ausente del mundo y de mi vida, desapareciste por completo sin dejar rastro más que tus fotografías que veo día con día como si ese ritual pudiera hacer que el Kaoru que posa en aquella fotografía saliera materializándose frente a mis ojos. Eso nunca ocurre, solo son fantasías mías de nuevo.

 

¿Por qué no simplemente me recuerdas que pasó? ¿Por qué no estás aquí con una mirada de odio y reproche? ¿Por qué no solo me desprecias? Tu ausencia me mata, me quita el aire, me vuelve débil y sin ganas de vivir. La única razón por la que yo mismo no me he quitado la vida, es porque aún conservo la estúpida esperanza de que regreses por mí, de que te acuerdes de tu lindo Shinya, que recuerdes que existo y anheles estar junto a mí.

 

He dejado de tener conductas obsesivas, ni siquiera tengo fuerzas para romper cosas de mi habitación aunque en realidad ya todo está destruido. La furia de los primeros días solo se fue apagando conforme la tristeza me invadió y quitó todas mis fuerzas. ¿Comer? He dejado de hacerlo... antes podía tener más ganas de prepararme algo, de salir a comprar, pero ahora esas fuerzas se esfumaron y simplemente permanezco encerrado en mi cuarto, esperando a mi inminente muerte o a tu llegada que me rescate.

 

Si muero... no será tu culpa Kaoru. Fui yo el que dejó que te fueras, el que dejó de amarte como querías, el que te molestó, el que hizo que me olvidaras, el que creó esa distancia entre nosotros. Fui yo quien no luchó por tu amor, el que se quedó aquí esperando a que volvieras en vez de ir a buscarte. Solo puedo reprocharte una cosa, hubiera sido mucho mejor que me mataras en ese instante a que me dejaras vivir todo este calvario sin ti. Pero eso sería un deseo muy egoísta y me alegro no habértelo pedido nunca.

 

Te confesaré algo... hay veces que sueño eso. Verme bañado en sangre, tirado en el piso sobre mi propio charco, con la ropa húmeda, los ojos abiertos de par en par, tu silueta alzada junto a mí, el brillo de un cuchillo luego de haberse clavado en mi cuerpo ¿10? veces, tu sonrisa suave, aquella que me dedicabas cuando te alegraba verme, aquellos días que recuerdo tan lejanos pero que guardo como tesoro en mi corazón. Y algo hace que abra los ojos y me dé cuenta de que ese sueño se repite pero no se hace realidad, ni estoy sangrando, ni estás tú con aquel cuchillo.

 

Mi alma está cansada... mi cuerpo está cansado... mi voz está cansada... mi mente también. Kaoru, ¿por qué no vienes encapuchado con una oz gigante y me quitas la vida? O ¿por qué no le pides a la muerte por mí que venga pronto? Porque parece que no me escucha. ¿Es egoísta mi deseo? ¿Querer dejar de sentir éste dolor y vacío de tu partida? ¿Querer dejar de llorar para solo sentir una paz inexplicable? Dejar de pensar, sentir, o razonar... ¡¡Eso quiero Kaoru!! ¡¿Por qué no puedo?! Si no voy a tenerte a mi lado de nuevo ¿Por qué no me muero, Kaoru?

 

Unos deseos de moverme me hicieron incorporarme de mi cama hacia la cortina de la única ventana de mi habitación. Mis rezos hacia ti no cesaban en mi mente, pero sentía una ansiedad que hace mucho  no había sentido. Abrí el cajón donde se encontraban esas tentadoras tijeras largas, las tomé entre mis dedos y me senté en la silla que se encontraba frente a la ventana. Horribles cortinas, eran opacas, color rojo quemado, viejas y sucias, con pequeños agujeros. Completamente horrendas. Las arranqué teniendo que colgarme de ellas hasta que el tubo se venció, haciéndome caer junto con la tela. Tosí por el polvo que se esparció y entrecerré los ojos por la luz metálica que llegó de la calle. Me incorporé para sentarme de nuevo en la silla, tomando las tijeras y comencé a cortarlas con movimientos rápidos y torpes, sin ningún cuidado, queriendo hacerlas trizas mientras las lágrimas salían de mis ojos.

 

El llanto se hacía más fuerte, mi cuerpo se convulsionaba en aquellos quejidos, sentía todos mis huesos y músculos moverse mientras tiraba la tela para romperla. ¡Horrenda! ¡Horrenda! ¡No debería existir una tela tan horrenda! Sucia y gastada, vieja  y percudida, sin color ni brillo ¡Horrenda! Me detuve con la respiración agitada, la tela estaba muy rasgada, y en ese instante me di cuenta que me había cortado un dedo en medio de aquellos movimientos bruscos. Vi la sangre absorto, sin pensar más que en su color, en su textura, en su forma de gotear hacia el suelo. Debia bañarme, me había manchado con esa suciedad de la tela, por lo que me entró la conciencia de que yo también me encontraba sucio, igual que esa horrenda tela.

Me levanté, caminé hacia el baño con paso torpes y cansados, llegando hasta la bañera, abriendo la llave y me deshice de las prendas que cubrían mi cuerpo pero me detuve antes de entrar a la bañera cuando me percaté de lo sucia que se encontraba... sucia, horrenda -AAAAAHHHH!!! -grité frustrado, sentándome a un costado de la bañera desnudo para volver a llorar- Kaoru... Kaoru... -murmuré con la voz quebrada, ni siquiera entendía por qué tu nombre venía a mi mente ahora. -Estoy sucio... horrendo... -murmuré para mí mismo abrazando mis piernas y ocultando mi rostro entre mis brazos, soltando un llanto desgarrador que hacía muchos días no dejaba salir.

 

Me incorporé sin dejar de llorar, volviendo a tomar objetos que se encontraban en el suelo para lanzarlos al aire. Volví a mi habitación, tomando aquella silla en la que había estado sentado y la lancé contra la ventana, escuchando como eco el estrépito del cristal romperse pero no pude contenerme, odiaba ese sonido pero no podía calmar mis ansias con solo es movimiento, por lo que caminé hacia la cocina y tomé todos los objetos lanzándolos al aire, uno detrás de otro, habiendo aún vasos y platos, los cubiertos, restos de comida caducada, quería golpear las paredes con toda mi fuerza, destruirlas, las odiaba, odiaba mi casa como me odiaba a mí. Escuché el golpeteo de la puerta pero no le di importancia, mi propia voz gritando era lo que ensordecía mis oídos, dejando salir gritos desgarradores desde lo más profundo de mi alma.

 

Sentí unos brazos alrededor de mí y me agité, no era Kaoru, esos brazos no eran de Kaoru y comencé a llamarle pidiendo ayuda a pesar de saber que era inútil. Lloré amargamente mientras esos brazos detenían mis movimientos, llevaban mis brazos hacia atrás con fuerza, solo dejándome la opción de patalear queriendo zafarme del agarre. Alguien me cubría con una sábana pero no dejaba si quiera que lo hiciera, me tomó de los pies mientras los otros brazos aún me sujetaban y todo comenzó a darme vueltas. Escuchaba muchas voces, habían entrado a mi casa, ahora verían lo horrenda que esta, lo asquerosa que se encuentra -¡No la vean! ¡No entren a mi casa! ¡Es un asco! ¡No quiero que Kaoru me vea así! -no podía dejar de gritar a esas sombras, quería zafarme para sacarlos a todos de mi casa pero nada podía hacer. De pronto sentí un piquete en el cuello y un líquido helado me recorrió por las venas dolorosamente hasta hacerme perder el conocimiento.

 

Al abrir los ojos... no sé donde me encuentro. Llevo puesta mi ropa de siempre y me encuentro en mi habitación pero pareciera reconstruida. Y ahí estas, oh mi Kaoru, estas de pie observándome con una sonrisa y me extiendes los brazos para que te abrace. Pero aunque lo hago no puedo sentir tu calor... ¿por qué no te siento Kaoru? Quiero oír tu voz pero permaneces callado, tus brazos solo me dan frío y me doy cuenta que ni siquiera siento tu cuerpo. Pero Kaoru, no te vayas... no me dejes en este cuarto solo, quédate conmigo, no vuelvas a irte... te prometo portarme mejor, Kaoru... solo quédate conmigo. A veces me atormenta una ilusión, como si mi cuarto desapareciera y me mostrara uno blanco, cubierto de paredes de colchón y solo con una cama como único adorno. Es tan horrible esa ilusión que solo cierro los ojos y vuelvo a ver mi habitación para poder encontrarme con tu sonrisa... Mi Kaoru.

Notas finales:

> < espero que a pesar de estar tan triste, se hayan tomado la molestia de leerlo y me gustaría también recibir reviews para saber qué les pareció ó.o... Bueno para las que saben de mí por el fic de Gazette, creo que ahora entienden un poco por qué no he actualizado, mi estado de ánimo no se encuentra en condiciones para hacer un buen final y no quiero decepcionarlos ni hacer mal un fic con el que he hecho con mucho cariño. Veré si hago más de Diru pero por el momento es todo lo que tengo.

Gracias


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).