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Ángeles Caídos por Agatha_Black

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Notas del capitulo:

Pasen y lean como me gustaría que fuera la séptima temporada de mi serie favorita Supernatural.

 

Capitulo

 

Dream a little dream of me.

 

Las noches de Dean eran cada vez peores.

 

Aquel martes despertó sobresaltado y no pudo volver a dormir. Odiaba estar despierto cuando Sam dormía y Bobby no estaba cerca, por que eso significaba que tenia tiempo para noches de Dean eran cada vez peores.

 

Y últimamente no tenia cosas muy agradables en mente.

 

Sus ideas se mezclaban, se movían rápido frente a el pidiendo inmediata atención, le dolían los ojos y la cabeza, había comenzado a preocuparse por un ligero temblor en su mano derecha y parecía haber perdido momentáneamente la capacidad de dormir de corrido por más de tres horas.

 

Las preocupaciones de Dean eran variadas, de día vigilaba a Sam, tratando de anticipar el momento en el que los ladrillos sueltos de la pared comenzaran a destruir todo dentro de su mente. De noche había cierto ángel que lo atormentaba en sueños.

 

Habían pasado cuatro días desde la pared cayó, de los cuales Sam llevaba durmiendo al menos el 70 por ciento del tiempo, nada malo había pasado hasta el momento, pero eso solo lo preocupaba más.

 

En su experiencia nada desaparecía milagrosamente y si había un tiempo en el que todo parecía estar bien, se trataba de la calma antes de la tormenta.

 

Había estado preparándose para hacerle frente a lo que fuera y como fuera pero a medida que iban pasando las horas, su guardia bajaba y eso no era bueno.

 

Ninguno de los dos hablaba mucho del tema en las pocas horas en las que Sam había estado despierto. Sam por que no quería preocupar a Dean innecesariamente. No se sentía particularmente enfermo pero si muy agotado, no había tenido ningún flashback del infierno aún (algo que pensó ocurriría inmediatamente) no sabia por que, pero estaba agradecido.

 

Dean no hablaba de ese tema por que todo lo que podría decir no se comparaba con lo que sentía.

 

Un nudo en el estomago, frío y que se movía. Todo el tiempo. Constantemente.

 

Así se pasaba el día.

 

Pero eso era solo una parte. En la noche las cosas se ponían peores, mucho peores.

 

Cada noche, después de dejar a Sam seguro y encogido en el sofá, se recostaba en el suelo, a su lado y trataba de dormir, solo para cerrar los ojos y encontrarse con que ahí estaba Castiel, siempre presente.

 

Extrañamente siempre estaban solos los dos y el mundo parecía borroso a su alrededor, podía sentir a Sam y a Bobby cerca, pero no podía verlos por que nada más importaba, solo hacer que ese tozudo ángel del señor diera el brazo a torcer.

 

Cada noche estaba solo, pidiéndole a Castiel, rogándole en nombre de todos los lazos que los unían, que se detuviera, que devolviera las almas a donde pertenecían y que volvieran a ser la disfuncional familia que amaba y protegía. No importaba si el mundo se destruía, si Rafael los aniquilaba uno a uno, morirían peleando pero juntos.

 

Y ahí estaba Castiel, obstinado ángel del señor, sonriendo con esa mueca que no era la sonrisa que Dean buscaba, diciendo una y otra vez: "Estoy haciendo esto por ti, Dean, hago esto por ti".

 

Cuando Dean despertaba, las palabras de Castiel aun flotaban a su alrededor.

 

A veces, Dean pensaba que estaba dormido, pero tenia los ojos abiertos y aun así Castiel se paseaba por su mente como amo y señor, explicando cosas que no podían ser entendidas. Otras veces solo se quedaba mirando la pared, repitiendo mil veces en su mente los argumentos que podría haber usado para convencer a Castiel e inconcientemente controlando la respiración de Sam que dormía junto a el.

 

Pero ya era demasiado tarde, lo sabia. Para todos los que amaba el siempre llegaba demasiado tarde.

 

El único consuelo que le quedaba era que no podía detenerlo. Castiel estaba siendo un hijo de puta borracho de poder y no tenia idea de lo que estaba haciendo allá arriba, pero fuera lo que estuviese haciendo lo había decidido solo y lo había llevado a cabo solo. No había nada que pudiera hacer.

 

Lo único que podía hacer era esperar a que bajara a hablar con el, si tenia tantas ganas de verlo como el las tenia, si lo necesitaba tanto como Dean lo necesitaba entonces, tarde o temprano bajaría.

 

Sam lo encontraba así cada vez que despertaba: esperando, sentado en el sofá con un libro que había estado abierto en la misma pagina durante media hora. Sam sabia que era la preocupación por el y por Dios-Castiel, también sabia que Dean no querría hablar del tema, así que hacia lo que mejor sabia hacer: se quedaba sentado a su lado sin decir palabra alguna y apagando la preocupación de Dean con alcohol o café.

 

Pero cuando Sam no estaba despierto, Dean sentía que no tenia ningún amigo en el mundo, no había camino iluminado ni buenas alternativas, no había nada que hacer y todo estaba perdido.

 

Dean se metió en el baño y cerro la puerta con cuidado para no despertar a Sam, tenia ojeras, estaba pálido y despeinado, no se había cambiado de ropa en 5 días y tenia las manos ásperas.

 

Pero por alguna misteriosa razón no parecía importarle.

 

En el espejo no había nadie, solo él. Bajó la cabeza y se lavo la cara con fuerza, levantó la vista lentamente, casi esperando ver los ojos azules y la gabardina invadiendo su espacio personal.

 

El agua escurrió por su cuello hacia su espalda, despertando sus nervios dormidos con su punzante frialdad.

 

La sensación desapareció tan rápido como se dio cuenta que Castiel no estaba ahí y que no iba a venir, no a menos que el lo llamara y aún así la posibilidad era muy remota.

 

Se miró directamente a los ojos tratando de reconocer lo mal que se sentía reflejado en como se veía.

 

Sus labios se separaron pero de entre ellos no salio ningún sonido, había querido decir "Cas, vamos, Castiel no seas así, seguimos siendo amigos ¿no?" y esperar a que el ángel se lo creyera, al menos lo suficiente como para que bajara y le permitiera unas palabras, las tenia bien ensayadas: "fui un idiota, lo siento, se que es tarde, pero más vale tarde que nunca ¿no? te apoyaré en lo que necesites". Nada que no hubiera dicho en su mente miles de veces.

 

Abrió la boca de nuevo, esta vez poniendo toda su fe en las palabras que iba a decir. Cerró fuertemente los ojos.

 

- Cas… Castiel, ven, baja para que podamos hablar, ¿me escuchas?.

 

No hubo sonido de alas, ni un "hola Dean" nada, Dean permaneció con los ojos cerrados, así al menos podía pretender que Castiel si estaba ahí.

 

- Cas, escucha, fui un idiota, perdóname. Dime que necesitas, mándame una señal, te ayudaré en lo que quieras. Pero sólo estaba hablándose a si mismo, sabía que Castiel podía estar ahí, viéndolo sin que se diera cuenta, pero también sabía que no era así, había algo terriblemente mal en la soledad que lo rodeaba, no era como antes, era algo incomodo que crecía en su interior y que se mitigaba en parte cuando estaba con Sam. Dean estaba completamente solo.

 

Pero todo eso era algo que Dean, entrenado para ignorar sus sentimientos, no podía comprender, mucho menos expresar. Avergonzado, se dio cuenta de lo estúpido que era hablarle al espejo.

 

Abrió un ojo, después el otro. No había nada más que su propio reflejo, el cansado reflejo de una vida de mierda.

 

Salió del baño y fue hacia Sam.

 

Dormía más de lo normal, clara señal de que un mecanismo de defensa había comenzado a funcionar en su mente para mantener su cerebro ocupado en otras cosas y no prestarle atención al infierno.

 

- Quizás no es tan malo. Le había dicho Sam. Quizás estoy bien, de alguna manera mi cerebro logró superar lo del infierno.

 

Sam era especial, pero no tanto como para sobrevivir a los recuerdos que, según La Muerte, lo destruirían.

 

Eran demasiadas suposiciones.

 

Se sentó en la silla junto a la cama para observarlo, de alguna manera se sentía mejor controlando la continuidad de su respiración, el perfil de Sam durmiendo tenia algo que lo calmaba.

 

quizás era la familiaridad de los rasgos mezclados que le recordaban a su padre y su madre, quizás eran los sonidos parecidos a ronquidos, pero no exactamente, que hacía Sam cuando estaba profundamente dormido: roncos y quejumbrosos, quizás era solo que eso era lo que siempre había querido, su único deseo en todo el mundo: cuidar de Sam.

 

En caso de respiración irregular, un leve fruncimiento de cejas, movimiento de manos, cualquier cosa fuera de lo normal que pasara, el estaría ahí, como tenía que ser.

 

Pero una parte de el no quería estar ahí.

 

Miró por la ventana y cerró los ojos.

 

Extrañaba la carretera, cuando todo no era más que ir de estado en estado cazando monstruos, salvando gente, el negocio familiar.

 

Allá afuera, en algún lugar, el Sam que ahora tenia un infierno desatado dentro de él podría haber tenido una vida normal.

 

Hacía mucho tiempo que Sam ya no se preguntaba "que hubiese pasado si…" pero Dean jamas había dejado de pensar "si no lo hubiese buscado cuando papá desapareció…". imaginándose la maravillosa y exitosa vida que Sam habría tenido, por que eso es lo que un hermano mayor debe hacer.

 

"esto estaba jodido desde el principio" pensó Dean, no había caso en darle más vueltas al asunto. Lo que es lo que se supone que debe ser y nada más.

 

Dean no se dio cuenta cuando apoyo la cabeza en la cama y se quedo dormido, cuando despertara le dolería el cuello y alguien lo habría cubierto con una manta.

 

- Dean, despierta. La voz de Sam sonaba lejana. Su corazón aumentó los latidos de manera escandalosa al oír la voz de Sam, como cuando te quedas dormido sin querer y te despiertas sin saber si han pasado minutos u horas.

 

- Estoy despierto, ¿qué te pasa? ¿te duele algo?

 

- No, estoy… bien.

 

- No estás bien, déjame mirarte. Dean tomo el rostro de su hermano y lo observo detenidamente, se veía normal. ¿Seguro que estás bien?

 

- Si, de hecho, me levante y te prepare café.

 

Dean tomó la taza que Sam le ofrecía y se revolvió el cabello con la mano libre.

 

- No deberías presionar tu suerte, Sammy.

 

- Pensé lo mismo, pero nada ha pasado, cuando desperté me quedé esperando por si algunas imágenes venían a mi, pero nada, después intente recordar algo y nada pasó.

 

Dean lo miró furioso.

 

- ¿Trataste de recordar el infierno? ¿Estas loco?.

 

- Dean, escucha, no hay nada, no recuerdo nada.

 

Dean miro a su hermano de pies a cabeza.

 

- No te creo.

 

- Dean ¿Por qué te mentiría?

 

- Para no preocuparme.

 

- Claro y si después me desmayo en la calle eso no te preocuparía.

 

- Solo, dame tiempo, si pasan los años y veo que estás bien, lo creeré. Mientras tanto sigues a mi cargo, niño, no te mueves si yo no me muevo y te quiero en mi rango de vista las 24 horas ¿entendido?

 

Sam asintió, paciente y sonriendo.

 

- Estoy bien. Dijo con ese tono de voz marca Sam Winchester, mezcla de bondad y fuerza.

 

- Ojala así sea o hay un ángel que va a perder las alas cuando lo encuentre.

 

Sam lo miro directamente a los ojos, ese era el pie para la conversación que quería tener.

 

- Ya no es un ángel, Dean.

 

- Es una manera de decirlo.

 

Sam bebió un poco de café, pensando muy bien lo que diría a continuación.

 

- ¿Lo has llamado?

 

- No. Dean se acerco la taza a los labios. Si. Rectificó antes de beber un buen sorbo.

 

- ¿y?

 

- Vino, hablamos de nuestros sentimientos y nos abrazamos ¿Qué crees Sam? El muy hijo de puta desapareció del mapa, incluso he llamado a Balthazar y nada, es como si se los hubiese tragado el cielo.

 

- ¿Crees que deberíamos tratar de llamar a otros ángeles, para saber como están las cosas allá arriba?

 

- No, estoy seguro que todo va muy bien y por eso Dios-Cas no ha bajado a molestar. Dijo Dean con amargo sarcasmo en la voz. Ya sabes lo que pienso Sam, la gente solo viene cuando necesita algo.

 

- Si, pero en este caso es al revés, nosotros lo llamábamos cuando necesitábamos algo.

 

- Cuando te desmayaste lo necesitaba y lo llamé, no vino y no vendrá, fin del asunto, hay que moverse hacia adelante.

 

Y Sam pensó "me gustaría" pero ¿Cómo? Dean estaba muriéndose por dentro por haber perdido a Lisa y a Ben, de eso no podía hablar y muy probablemente jamas tocarían el tema de nuevo en la vida, pero Cas? No solo era su amigo, era Cas. Después de todo, los saco a los dos del infierno, independiente de las malas decisiones que tomara después.

 

Sam se llevo las manos a la cabeza. Necesitaba resolver el problema de Castiel, había algo en su interior que lo hacia sentirse como un traidor y comenzaba a pensar que comprendía las razones por las que el ángel había hecho todo eso.

 

Pero de repente se sentía muy cansado de nuevo.

 

"y yo lo apuñale"

 

- ¿Estas bien?

 

- Cansado

 

- sigue durmiendo

 

- No, estoy bien, necesito salir de esta cama, me duele la espalda y tengo hambre, esto… ¿podríamos desayunar fuera? Necesito aire.

 

Una de las camionetas de Bobby fue el improvisado transporte de los muchachos hacia la cafetería del pueblo.

 

El impala: el lugar mas seguro del universo conocido por Sam Winchester, estaba en estado de demolición y Dean había estado tan ocupado vigilándolo que ni si quiera había tenido tiempo de ver que era lo que le había pasado.

 

Feliz, el cazador habría pasado todo su tiempo libre arreglando a su bebe, pero la vida ya no era tan fácil y, de haber tenido el tiempo, no estaba seguro de contar con las energías.

 

Dean comió sin sentir hambre. Cada mordida a su hamburguesa era un tormento, quería regresar a la casa, donde si algo salía mal al menos el podía controlarlo.

 

- ¿Cómo te sientes?. Pregunto Dean

 

- ¿En serio vas a preguntarme eso cada media hora?

 

- Hermano mayor al habla, contesta.

 

- Estoy bien, Dean. Sam miro por la ventana el pequeño centro comercial de la esquina, era pequeño y de un solo piso. Básicamente cuatro pasillos unidos en forma de cuadrado, lleno de cosas electrónicas. Necesitaba una nueva batería para su laptop y pensó que seria una buena excusa para lograr que Dean pensara en otras cosas.

 

- ¿Sabes?, necesito comprar una batería nueva para mi laptop. Dijo mientras Dean dejaba el dinero sobre la mesa.

 

- ¿Qué? ¿Ahora?

 

- Estamos a media cuadra del centro comercial.

 

Dean lo miró a través de la ventana.

 

- La batería y nos vamos.

 

Era un bonito lugar, soleado y lleno de gente, en el medio había una fuente, las estatuas no tiraban agua por que estaban en invierno, pero aún así se veía fresca y limpia.

 

Habían muchos niños, lo que le hizo recordar a Sam el por que de todo lo que hacían, en primera instancia ¿acaso no era por la gente? Cada uno trataba de resolver los problemas de la mejor manera. Dean y el habían hecho muchas cosas buenas y malas en orden de proteger a los que eran importantes para ellos, Castiel había hecho lo mismo ¿en verdad era eso tan malo? ¿No habrían actuado ellos de la misma manera si hubiesen estado en su lugar? ¿No lo habían hecho ya antes?

 

Miró a Dean mientras avanzaban por el pasillo y entraban a una tienda.

 

- Solo será un momento. Prometió cuando Dean puso cara de "no sabría para que sirven estas cosas ni aunque mi vida dependiera de ello"

 

Dean se sentó fuera, en la banca de madera dándole la espalda al pasillo. Cerró los ojos por unos segundos, le llegaban los ruidos de la gente yendo y viniendo, pensó que había mucha gente para tratarse de un lugar lleno de cables y enchufes, todos hablando, discutiendo planes y compras, niños riéndose, gente paseando, algo cayendo pesadamente a la pileta de agua.

 

Abrió los ojos, no había nada.

 

- ¿Vamos a hablar o no?. Dijo Sam sentándose a su lado

 

- O no. Ya sabia la respuesta, pero tenia que preguntar de todos modos.

 

- Lo que hizo Castiel, ¿qué diferencia hay entre eso y todo lo que hemos hecho? Tu le vendiste tu alma a un demonio por mi vida, yo era un adicto a la sangre de demonio, no estamos precisamente limpios, ¿lo sabes, no? Todos hemos cometido errores.

 

- ¿Qué? Ahora estas de su parte?

 

- No se trata de eso, no es una lucha ente el bando de Dean y el de Castiel.

 

- Tampoco es tan fácil.

 

- No he dicho que lo sea, pero no estoy contra ti y tampoco contra el. Estoy a favor de encontrar una solución.

 

- ¿De veras crees que existe una solución?

 

- Tiene que haberla, realmente creo que hizo lo mejor que pudo, incluso con nosotros en su contra y vaya que estuvimos en su contra. El caso es que no logro imaginar la clase de presión a la que estaba sometido.

 

- Ahora hablas como el, no estábamos en su contra, Sam, estábamos ahí, siempre lo estuvimos, fue el quien no vino. Y si sabemos perfectamente la clase de presión que sintió por que nosotros hemos estado en su misma situación.

 

- No, nosotros siempre hemos estado juntos, el estaba completamente solo, a demás, yo estaba en el infierno y tu estabas desesperado por eso, creo que fue muy considerado de su parte. Sam se detuvo considerando sus palabras, no sabia por que lo había dicho, pero estaba 100 por ciento de acuerdo.

 

- ¿Qué? Tiene un ejercito de ángeles, no me necesitaba.

 

- Claro que si, te necesitaba para que le dijeras que era lo correcto ¿te lo imaginas? ¿de pie ante la pared? ¿Tratando de permanecer firme pese a no saber si iba a resultar o no? Debe haber sentido mucho miedo.

 

Dean guardo silencio, ya había pensado todo eso, pero lo había ignorado.

 

- La verdad es que estábamos demasiado ocupados con nuestros propios problemas como para darnos cuenta de lo grave que eran las cosas allá arriba y mira que Castiel nos lo dijo un par de veces.

 

- Claro. Dijo Dean y luego imito la voz de Castiel- "Estoy en guerra, blah blah blah Rafael, blah blah fin del mundo".

 

- No hagas eso. Dean se estaba poniendo a la defensiva y lo estaba perdiendo, a demás, esa sensación de empatía con Castiel no desaparecía y se estaba convirtiendo en algo incomodo. Sabes que no hicimos lo correcto, el nos ayudo a derrotar a Eva.

 

- Por que también le beneficiaba.

 

- Lo llamamos por cosas que no tenían nada que ver con el y nos ayudo de todas maneras… Dean se levantó de pronto, respirando agitado y exudando furia por cada poro.

 

- ¿Sabes? No voy a hablar de eso. Lo sé ¿bien? Lo sé, todo lo que me puedas decir, ya lo sé, sé que fui un idiota, jamas le agradecí, me pidió perdón mil veces y le dije en su cara que no me importaba, me siento mal por haberlo perdido pero ¿Qué quieres que haga? ¿Eh? Lo llamé y le dije que lo sentía pero no viene y no vendrá, Sam ya me cansé de esperarlo.

 

- No te puedes dar por vencido así, han pasado solo unos pocos días.

 

- Han sido los días más largos de mi vida.

 

- Algún día, en algún momento nos volveremos a topar con el.

 

- También lo se.

 

- ¿Se lo dirás?

 

- ¿Qué cosa?.

 

- Que lo entiendes, Dean, que entiendes por que hizo lo que hizo, que lo extrañas, que… Sam se detuvo, tenia una leve idea de lo que Dean sentía por Castiel y sabia que Dean no era bueno con los sentimientos, jamas podría llevar a las palabras todo lo que estaba sintiendo y no era su tarea decírselo, lo descubriría solo en algún momento. - ¿se lo dirás? Tal vez eso cambie algo. Dijo al fin.

 

- ¿Tu crees? No cambiará nada, si alguien me hubiese ofrecido una disculpa y un abrazo cuando moriste les habría enterrado un cuchillo en la garganta, si alguien me hubiese tratado de convencer que todo había pasado por un bien mayor cuando fuiste al infierno los habría estrangulado.

 

- Cas no está tan lleno de ira como tu.

 

Castiel si le había hablado a cerca de un bien mayor cuando Sam fue al infierno y Dean no lo atacó ni nada, solo le gritó su frustración a la cara y el ángel había escuchado y le había hecho ver las cosas en perspectiva, le había ofrecido consuelo a su manera, una manera bastante deficiente pero al menos no lo había abandonado sin más.

 

La mirada dolida de Dean solo se vio por una fracción de segundo, pero Sam pudo verla de todas maneras.

 

- Esto es complicado, lo se, pero somos sus amigos, el lo dijo, esta unido a ti…

 

- No, Castiel el ángel estaba unido a mi, a este ni si quiera lo conozco.

 

- Dean, no te puedes dar por vencido, no me digas que después de todo lo que hemos pasado piensas que no vale la pena intentarlo todo para salvar a un amigo.

 

- ¿Y de que, Sammy, eh? ¿de que hay que salvarlo? Ahora Castiel es superpoderoso y en este momento debe estar formando su pequeño paraíso lleno de seguidores tan ciegos como el, no creo que necesite una disculpa mía, no necesita ser salvado.

 

Dean tenia esa expresión de nuevo, algo que Sam odiaba, el rostro de alguien que sabe que no es necesario, que es prescindible, alguien que ha vencido el mal una y otra vez pero para quien el peso de sus fallos es más grande que cualquier bien que pudiera hacer.

 

Sam guardó silencio por un rato.

 

- Al menos no cumplió el pacto con Crowley, ¿ves? En el fondo…

 

- No lo digas.

 

- No es una mala persona.

 

Dean iba a replicar con alguna filosa observación a cerca de la ambigua moral de los ángeles, cuando un coro de gritos llamaron su atención.

 

 


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