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Café para dos… por mOny-san

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen pero la idea es 100% mia...

Notas del capitulo:

Hola... ultimamente mi cabeza trabaja rapido y no pude evitar escribir este capitulo...

Ayer salio de repente de mi cabeza a causa de un postre que estaba haciendo, nose porque se me vino a la mente Kai y la cocina... y asi fue como se dio

No quito mas tiempo asi que a leer...

 

Nota: La partes en cursiva son los dialogos actuales y los parrafos normales son los recuerdos que practicamente es toda la historia xDD

Nota dos: si tiene alguna duda con los nombre de cada postre, les dejare una imagen de cada uno en las notas finales.

 

Capitulo Unico. Café para dos…

 

El recordar después de una noche magnifica es maravilloso, recordar los bellos momentos después de hacer el amor con el hombre de tu vida lo es aún más. Acaso se podía pedir algo más? No… la verdad es que no era necesario….

 

- Recuerdas… el día en que nos conocimos. –

- Lo recuerdo… -

- Amor… recuerdas la primera invitación… -

- Por supuesto… -

 

Encuentro inevitable.

Era una de esas noches frías, una de las tanta y a la vez tan pocos que pudieras apreciar. Era inevitable el no poder caminar por la acera de la pequeña ciudad con solo la compañía de un abrigo y una bufanda.

La tarde tornándose oscura dando lugar a la noche era cada vez más fría, la nieve comenzaba a decorar parte de la calle, árboles y jardines de las grandes casas. Porque no decir que tenía una cara algo tonta, a pesar de no disfrutar mucho de esa estación este día le era algo maravilloso, sin igual.  Pero, el frio comenzaba a llegarle a los huesos, comenzaba a penetrar el grande abrigo negro que llevaba. Oculto un poco más su rostro con la bufanda y siguió caminando.

Diviso un café, y pensó: Porque no disfrutar de uno en estos tiempos. Se adentró al lugar. A pesar de caminar todos los días por el mismo lugar se quedó impresionado, una linda chica con un muy bien portado uniforme lo recibió al entrar. Observo todo despistadamente, era un café grande, elegante, los olores eran exquisitos y el trato era de los mejores.

 

- Bienvenido… desea que le muestre la carta… -

- Muchas gracias –

 

La chica hizo una pequeña reverencia dándole lo que era la carta, incluso quedo un poco asombrado por los nombres de cada postre que había en ella y por igual de cada bebida del lugar. Con una leve seña ordeno su café limitándose a esperar su llegada.

 

- Aquí tiene… -

- Gracias… -

- Que disfrute de su estancia. –

 

La chica volvió a perderse por una de las mesas más adelante, sonriendo de una manera sin igual a uno de los clientes, un joven que a pesar de estar de espaldas podía hacer notar su cabello negro, algo ondulado y suelto. Sonrió un poco pensando en que la mesera estaba coqueteando con el. Siguió observando como seguían con esa plática sin poder despegar la vista, tal vez sería metiche, pero era increíble que alguien tomara tal confianza con sus clientes.

Pero, cruzo mirada con ambos, aquella chica y el chico lo miraron, pudo observar aquellos negros ojos, aquellas facciones en su rostro que instintivamente le giraba la mirada. Aun asi, no tomo más importancia.

10 minutos después de aun seguir saboreando el exquisito sabor caliente llego la misma mesera.

 

- Aquí tiene… - sonrió. – Es un soufflé ángel, dulce pero exquisito. -

- Eh, No disculpa… yo no lo ordene. – contesto confuso.

- Lo se… es un regalo, lo paga la casa. – la chica volvió a sonreír y con sus ojos señalo la mesa donde justo se encontraba coqueteando. Señalando aquel chico que le daba la espalda. – Con su permiso. –

- Gracias… supongo. –

 

Observo ese ligero decorado de chocolate en aquel plato cuadrado, con algo de miedo corto un trozo del postre llevándose el tenedor a la boca, a pesar de ser algo seco, el sabor era bastante bueno. Termino sus aperitivos y llamo una vez más a la chica, pidiendo la cuenta para pagar, la chica aun lo miraba con una sonrisa y a pesar de querer pagar ese postre no fue aceptado.

 

-Esperamos su regreso una vez más… -

 

Sonrió ante aquella sonrisa dada, haciendo una reverencia para salir del lugar, acomodando su largo flequillo a causa de la inesperada ventisca, cruzando una vez más su mirada tras los cristales de la ventana con aquel chico de ojos negros, recibiendo una sonrisa que provoco un leve rubor en sus mejillas.

 

Parfait con sabor a licor…

Días para navidad, una semana exactamente, una de las noches en las cuales puedes pasarlas con la familia, sin embargo, no para todos es lo mismo, a veces la soledad es la mejor convivencia y compañía. Se había vuelto rutina para el castaño el ir cada viernes a ese preciso lugar a tomar alguno de los tantos cafés que preparaban, recibiendo uno del tantos y caros postres del lugar, pero, porque era que a pesar de no quererse ver como un “gorrón” siempre terminaba cualquier empleado casi rogando a que los aceptara?, siempre con pretexto que era por cuenta de la casa.

 

- Buenas… noches. – sonrió asomándose un poco hacia afuera del lugar. - Adelante. –

- Gracias. –

- Le ofrezco lo de siempre?. –

- No… esta vez el café con un poco de Cointreau… - sonrió deshaciéndose de su abrigo.

- Azúcar o nata? –

- Ambas, con un poco de canela. – El castaño entrelazo sus dedos observando como tomaba nota.

- Perdón mi impertinencia… pero tiene muy buen gusto en café… siento que ha aprendido a tomarlos desde que viene por aquí. –

- Tal vez… - sonrió desviando su mirada hacia la calle, escuchando un enseguida traigo su orden y un ligero zapateo.

 

Suspiro pesadamente, la chica tenia razón y aunque no quisiera reconocerlo era la verdad, además de que tenía presente la intrigante presencia de aquel hombre tambien sorpresivamente había tomado una especie de trauma a esa bebida caliente y su singular sabor, e incluso trato de preparar uno y ni el mismo sabor de uno sencillo del lugar tomaba.

Disfruto de la crema de su café,  volviendo a sonreír cuando un mesero llegaba con un plato pequeño y encima una delicada copa ancha, podía notar un poco de hielo en el fondo y encima una especie de cremas y decorados de chocolate, sorprendido se hizo una pregunta; porque en esa estación del año, tenía que probar hielo?. Sin embargo la acepto. Hizo a un lado el café y tomo entre sus manos el postre dándose cuenta que justo debajo de ella se encontraba una pequeña nota. Comenzó a leer y a disfrutar de su presente.

"Dicen que el Parfait es delicioso y que a pesar de ser helado la consistencia no sabe cómo tal… un festín francés que en san Valentín sería un excelente regalo y más cuando hay una pisca de licor… dejándote el sabor a un ligero beso."

 

Qué diablos era esto, un ligero beso? A quien se le ocurría escribir tal cosa, aun asi no pudo notar el sonrojo que tenía y más cuando aquel pelinegro pasaba a su lado con una bella sonrisa dejando al descubierto ese pequeño hoyuelo, aquella camisa blanca y unos pantalones negros de vestir, los zapatos negros ocultos bajo un largo abrigo.

 

El dulce pecado…

Navidad, un viernes más en el cual tenía la necesidad de ir a aquel lujoso lugar. Sentía la necesidad de un dulce sabor, de un ligero acompañamiento en un día que se suponía era especial para cualquier persona. En verdad no le importaba mucho si tenía que festejarlo o no, simplemente no había con quien o no quería con quien.

Pensó en si entrar o no, era un día festivo y se suponía que no habría nada de gente y aunque eso no le importaba mucho se sentiría un poco incómodo al verse rodeado de solo meseros y aquel joven que siempre que iba él se encontraba presente. Con un suspiro accedió.

Al entrar sintió aquella calidez y aquel aroma fuerte pero a la vez ligero de algo dulce, lleno sus pulmones de ese olor inundándolos mientras una sonrisa boba se dibujaba en sus labios. Y como siempre era recibido. Se sentó en una mesa que más por querer fue porque prácticamente la chica lo guiaba. Tomo asiento.

 

- Algo en especial… - pronuncio la mesera con esa ya sabida sonrisa.

- Si, este un… -

 

Se quedó completamente callado, observaba en cámara lenta como aquel chico de ojos y cabello negro se sentaba justamente frente a él, dejando aquel abrigo negro sobre el respaldo, dejando ver aquel traje negro, cruzando su pierna mientras ponía su bastón a un lado que más por necesidad lo traía como simple lujo. Pestañeo un poco con la ceja enmarcada, porque se suponía que justamente el  se sentara en la mesa, levado un codo a la mesa y en la palma de su mano posicionaba su mejilla, observándolo con esos profundos ojos.

 

- Trae el nuevo… - dijo, aquella voz era delicada, fina, la cual provoco que el simplemente tragara saliva.

- P-Pero Joven Yutaka… aun… -

- Sakí chan… por favor, ya está bien… - la chica asintió y casi corriendo se fue del lugar dejándolos completamente solos. – No importa que me siente contigo, verdad? –

- Supongo que no… - respondió despacio desviando su mirada a causa de lo penetrante que era la otra.

- He notado tu presencia muy seguido últimamente… - comenzó con la plática.

- Si, bueno… - no supo que contestar, sentía nervios unos que nunca antes había sentido, aquella inseguridad de repente comenzó a aparecer.

- No quiero sonar atrevido, pero… me podrías decir tu nombre. –

- Murai… Murai Naoyuki. –

- Uke Yutaka, es un verdadero placer… -

 

Nao noto aquel timbre de voz en el pelinegro, era educado, y respetuoso, se sintió de una manera estúpida al verse sentado con una persona tal vez algo adinerada. No quería mirarlo pero aun asi seguía sintiendo la mirada del otro, miraba para todos lados pero menos a él, movía los pies de una manera nerviosa haciendo sonreír a Yutaka.

 

- Aquí tienen… - la chica tenía la intención de poner el plato primeramente delante de Yutaka pero el señalo enfrente, la chica entendió y le extendió el plato primeramente a Nao. – Con su permiso… -

- Vaya… este no lo habida visto… - pronuncio Nao con algo de sorpresa.

- Efectivamente… sale a la venta mañana –

- Entiendo… - pronuncio. – Pero… disculpa, tu como es que sabes eso?... –

- Soy el dueño y el encargado de la elaboración… -

 

Vaya sorpresa  la de Nao, como era posible que un hombre como el fuera precisamente el jefe, dueño y a la vez el elaborador de esos exquisitos postres, cafés y demás. Para Yutaka si fuera posible rompería en risas, el rostro de Nao era de total confusión y sorpresa

 

- Y bien… me podrías decir que te parece… - Kai seguía con la misma posición observando a Nao, señalando con su otra mano el plato justo enfrente suyo. Observo con calma como Nao cortaba un poco de ese pastelito en forma de corazón sonriendo después de la sonrisa hermosa que le daba el castaño. – Y bien?. –

- Delicioso… cuál es su nombre –

- Sweet sin… -

- Ahh~ - no pudo decir nada más, siguió saboreando de ese postre llamado Dulce pecado sintiendo ese dulce sabor diluyéndose en su boca. – Puedo hacerte una pregunta?... –

- No, no estoy saliendo con nadie… - dijo dando una risita al ver el sonrojo del otro. – Es una broma… puedes preguntar cualquier cosa. –

- Porque… los postres. – pregunto mientras seguía comiendo.

- Siempre he pensado que el verdadero éxito de una comida se encuentra en el postre. – comenzó a hablar. - Finalmente es el último recuerdo que le queda al comensal. Muchas veces una mala comida es compensada con un buen postre o al revés si uno tiene una de esas cenas que cree que nunca olvidará y le llega un postre exageradamente dulce o insípido, estoy seguro que este será el único recuerdo que quedara. El postre es el beso de despedida y tiene que ser como en las películas, hacerlo vibrar de la emoción cucharada tras cucharada. –

- B-Beso?... –

- Si, Soy de esas personas que no quedan satisfechas si no comen postre, siempre necesito un beso de despedida, ¿Y qué es para mí un buen beso? O mejor dicho ¿Un buen postre? Primero que todo debe seducir en la primera probada y dejar la sensación de desear más, no parar hasta acabar, pero jamás debe hostigar. – sonrió un poco. – me explique bien. – Una sonrisita se escapó de sus labios.

 

Después de esa explicación Nao y Yutaka se quedaron en silencio, mirando en segundos al otro aunque el más obvio fuera Yutaka aun asi Nao no se quedaba atrás, un simple café se torno en unos dos más, que a pesar de ser ya más de las 12, la noche buena hubiera comenzado, ellos no dejaron su plática que curiosamente, sería la enseñanza de un postre exótico en su próxima visita.

 

Beso con sabor a chocolate…

Otro viernes, ultimo día del año… Yutaka había prometido enseñar a Nao a realizar uno de los tantos postres que le habían gustado, estaba entusiasmado y no precisamente por aprender a preparar el dulce sino a ver a aquel dueño del lugar.

Curiosamente llego una hora antes de lo acordado, siendo igual de recibido pero esta vez no acompañado presisamente a una mesa sino, arrastrado directamente a la grande cocina. Sus ojos se abrieron expectantes, nunca en su vida había visto ese tipo de cocinas, tan amplias, con bastante utilería y además de estar más que reluciente. Su vista se perdió en aquel hombre que junto con un mandil probaba cada dulce líquido para decorar.

Yutaka desvió su mirada y con una sonrisa llamo a su ahora aprendiz a que se acercara, siendo obedecido rápidamente. Le tendió un mandil limpio y espero a que se lo colocara. Observando como se arremangaba la camisa y sonreía en señal de estar listo.

- Nao… te enseñare a hacer un Chiacchiere… -

- Un qué?... –

- Chi-ac-chi-e-re… Una especie de Frappe esponjado… -

- Bien… - dijo sonriente.

 

Yutaka sonrió acomodando todos los ingredientes en una pequeña mesita, posicionándose detrás de Nao mientras tomaba sus manos. Nao se sintió sorprendido un momento echando un pequeño brinquito pero con un susurro del repostero se calmó.

 

- Tranquilo… te ayudare a amasar… - susurro.

- E-Está bien… - dijo sintiendo la respiración del otro sobre su oído, se dejó llevar mientras amasaban juntos.

 

Nao solo se dejó llevar, entrelazaba sus manos con las de Yutaka por sobre la harina, sintiendo como este se pegaba más a su espalda, sintiendo como besaba su cabello. Yutaka solto una de sus manos y tomando un poco de Chocolate liquido lo vertió en la harina, volviendo a lo anterior, volviendo a tomar su mano.

Esto estaba mal, Nao pensaba que lo que estaba haciendo y sintiendo estaba mal, se separó bruscamente girando su cuerpo para quedar una vez más acorralado entre la mesa y los brazos de Yutaka. Sus ojos se perdieron en la brillante mirada del otro, observando como Yutaka llevaba uno de sus dedos a su boca y lo chupaba, saboreando ese chocolate que se encontraba en sus manos.

Aguantar ya era mucho, había guardado con esto desde que lo vio entrar a su cafetería. Le gusto desde el momento en que lo vio y se enamoró sorprendentemente la primera vez que platico, la vez que las horas se le fueron más rápidas que los segundos.

 

- Nao, discúlpame por lo que are… pero es que me gustas tanto. – su sonrojo no era inevitable, incluso para un hombre como él era posible.

- Yu… Yuta… -

 

Las manos de Kai se detuvieron por las caderas del otro, juntando sus labios de una manera suave, saboreando como el beso sabia cada vez más a aquel chocolate envinado que aún mantenía su propia boca, sintió el momento mágico cuando Nao se abrazaba a su cuello, cuando era prácticamente jalado por el para poder profundizar ese delicioso beso. Juntando y enredando su lengua con la otra mientras lo subía arriba de la mesa, no importando la harina, no importando si se llenaba de chocolate su trasero y de más ropa. Solo quería sentir en ese momento al que era su acompañante de miradas, de todos esos viernes que comenzaron a ser diario, al que desde ahora aria el hombre de toda su vida.

 

- Te amo… - susurro, siendo correspondido con un beso más pasional.

- Y pensé que nunca lo dirías… -

 

Café para dos…

Era una de las tantas veces que amanecía entre sus brazos, el frio del invierno calaba tal y como el primer día que se conocieron, tal y como el día que solo cruzaron miradas. Acaricio el rostro del pelinegro provocándole unos leves pucheros, sonriendo al ver como abría lentamente los ojos.

Kai, como ahora le decía Nao, despertó abrazándose más a él apegando su cuerpo desnudo al suyo, besando la curvatura de su cuello mientras le sacaba audibles suspiros. Era tan delicioso despertar de esa manera, sintiendo los brazos de su pareja, escuchando los suspiros que provocaba al besar.

 

- Vayamos al café… hoy tengo que preparar algo nuevo… -

- Estas seguro?... pero aún es temprano y hace mucho frio… -

- Estoy bastante inspirado para una decoración excepcional. –

 

Nao hizo unos pucheros adorables mientras se levantaba colgado del cuerpo del otro, repartiendo besos en su cara para convencerlo a quedarse mas este no accedió, incluso lo arrastro hasta el baño para tomar un baño de tina con agua bastante caliente mientras una vez más disfrutaban de estar juntos.

…………………………………………………………………………………………..

- Recuerdas el primer beso a chocolate… –

- Lo recuerdo Nao… - dijo, abriendo la puerta.

- Buenos días Joven Yutaka… Joven Naoyuki… - dijo la chica recibiendo a los que ahora entraban de la mano al lugar.

- Buenos días Sakí chan. – dijo el pelinegro.

- Esta mañana desean algo o irán directamente a la cocina?... –

 

La chica camino detrás de ellos observando como ambos se miraban con los mismos ojos de siempre, con aquel brillo tan especial que solo ellos podían hacer notar, tomándose de la mano, sentándose uno junto al otro en la misma mesa de siempre, en aquella mesa donde tuvieron su primera conversación hace más de 5 años.

Kai miro sonriente a su pareja, jalándolo más y abrazanlo por la cintura, observando desde lo lejos como el establecimiento se llenaba cada vez más, como sus meseros caminaban de una manera apurada. Observando a la ventana como la nieve una vez más comenzaba a cubrir parte de la acera de la calle, como las orillas de la ventana tenían un decorado también a aquella escarcha de color blanco.

 

- Cariño… - dijo Nao sacándolo de sus pensamientos.

- Joven Yutaka… desea algún postre? –

- Sweet sin… y Café para dos… -

 

Nao sonrió asintiendo, recibiendo el efusivo beso que su pareja le plantaba con una risita ante aquel “te amo” que le susurraba… disfrutando después de un exquisito… café para dos…

 

 

“El postre es un vicio peor que el alcohol o las drogas, pero este es legal, no se considera pecado y puede cometerse en público… porque no es acido como el odio y puede seducirte sin tener algo a cambio… porque es un buen postre y no solo... un beso de despedida…”

 

Notas finales:

Espero haya sido de su agrado y que me haya salido de la mejor manera... tambien espero no hayan tenido ninguna duda y si es asi, pido mil perdones... es mi segundo shot de ellos en una prespectiva muy diferente a la musica...

Y como dije aqui estan las fotos:

soufflé ángel , Cafe en crema de Cointreau , Parfait al licorSweet sin (Dulce pecado) y Chiacchiere

Espero les de verdad que les haya gustado... nos estaremos viendo despues en uno mas igual o diferente a este...

Cuidence y espero sus reviews.


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