Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The Life is Dead por Kanon Susuki

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola
Antes que nada este es un fic que, bueno me di la idea en un sueño que tuve, pero solo una muy vaga idea...
No estoy acostumbrada a escribir este tipo de historias (y no me refiero al yaoi) asi que no se como me salga ni que direccion vaya a tomar, aunque tengo una idea aproximada.

Notas del capitulo: Wiii!!! aquí subiendo el primer capi de esta cosa que salió de mi mente oWo...nada que ver con lo que había escrito antes...pero de igual modo trataré de dar mi mejor esfuerzo para que esto continúe bien o.ó
Bueno, pues no les quito mas su tiempo y nos leemos abajo nwn
Capítulo 1: “Notas”

-¡Demonios, ese idiota lo hizo de nuevo!- seguí corriendo hacia la puerta principal del edificio, estaba ansioso y un tanto asustado, tenía que salir de ahí antes de que…

-¡Señor Matsumoto! ¡Deténgase ahora mismo!- era ese estúpido profesor al que le encantaba hacerme la vida imposible, así que no me quedó más remedio que detenerme. Genial.

Miré en todas las direcciones posibles, buscando una vía de escape y entonces lo vi; ese idiota oxigenado que no tiene absolutamente nada mejor que hacer que delatarme cada vez que hago algo…y pues claro, porque siendo hijo del director, ese idiota de Akira hace lo que le entre en gana.

-Matsumoto, ha perdido muchos puntos ya, tan solo quince más y estará oficialmente dado de baja en esta escuela- continuó el profesor sacándome de mis ensoñaciones y dándome un papel… ¡genial!, otro estúpido reporte que agregar a mi colección. Realmente parecía que disfrutaba diciéndome todo eso, incluso podría jurar que su anterior línea la había dicho con un tono un tanto esperanzado; ese vejete me odiaba…y sinceramente… el sentimiento era mutuo. Le arrebaté el papel con enfado y me dirigí a donde estaba Akira, sin dejar de mirarlo ni un solo instante.

-Mira estúpido- dije al tiempo que rompía el papel frente a sus narices. No me interesaba si después le iba con el chisme a su papá.- eres muy imbécil si crees que con delatar mis acciones vas a lograr algo…

-Y tu- me interrumpió- eres un idiota debilucho que gracias a mí está a punto de ser expulsado…así que…creo que después de todo si logré algo ¿no?-me preguntó con esa estúpida sonrisa que solo me hacía enfadar más.

-Ehh…t-tú...Oíste…-tartamudeé. Perfecto, ahora sí que
me sentía estúpido y débil. No solo me había delatado más de diez veces sin que yo pudiera evitarlo o hacer algo, si no que ahora me reta, y lo peor de todo…¡no sirvo ni siquiera para contestarle decentemente!...que vergüenza…
Sentí como el color subía hasta mi rostro. Absolutamente genial, lo que me faltaba; tenía que salir rápido de allí antes de que mi reputación quedara más arruinada de lo que ya estaba. Me parecía algo completamente imposible…pero nunca se sabe.

-¡Ey, ey, ey! ¿A dónde vas, mmm? – me preguntó tomándome del brazo cuando pasé caminando rápidamente, o más bien trotando, a su lado.

-¿Y a ti que demonios te importa tarado?

-Bueno…nunca huyes- sonrió. ¿Huyendo? ¿Cómo demonios se atrevía? Me estaba provocando, lo sabía…pero no podía contenerme, yo era muy impulsivo…demasiado…Aun así intenté relajarme. Para mi sorpresa lo logré, aunque todavía estaba molesto.- me sorprendió que lo hicieras… ¿por qué tanta prisa, eh?- escondí mi rostro, bajando la mirada y la cabeza…me había sonrojado de nuevo…y el anterior sonrojo no había disminuido, por lo que debía de parecer un tomate maduro.

-…-

-Uhmm… ¿Y ahora? ¿Qué diablos te pasa? ¿Por qué te escondes?- comenzó a mover su cabeza en busca de mi mirada, pero yo lograba eludirlo cada vez que parecía que lo iba a lograr.
Pasado un tiempo se hartó y me tomó del mentón. Yo entré en pánico. No podía permitir que me viera. Apenas estaba pensando en algún plan que pudiese funcionar…pero Akira no esperó a que tuviera algo en mente y con su mano me levantó el rostro, descubriendo así mi sonrojo. Se rió.

-¿Era eso?- siguió riéndose más fuerte. Qué pena…yo solo sentía como cada vez me iba poniendo más y más colorado.- Que divertido ¿no?, el gran Takanori Matsumoto se sonroja por su adversario Akira Susuki…
Eso me desencajó.

Acaso… ¿acaso…pensaba que…me sonroje…por…él? ¿Porque me…g-gusta? ¿…L PIENSA QUE ME GUSTA?

-¡Pero qué jodidos dices Akira!, ¿crees que es por ti o qué?

-Uhmm…pues resulta que soy sumamente atractivo…aunque claro, eso tú ya lo sabías ¿cierto?- me sonrió

-Idiota…pues para que lo sepas no fue por eso

-¿Ah, no? ¿Por qué fue, entonces?- alzó una ceja

-M-me acordé de algo- susurré- de…alguien

-¿Ajá? Y dime… ¿quién es?

-¿Eh?-ya no podía mentir más. No se me daba, más bien no me salía para nada y lo estropeaba- p-pues… ¡Ey!, ¿y por qué demonios tendría que decírtelo, eh?

-Bueno, no me digas

-No lo iba a hacer

-Bien

-Pues bien

-Bien

-…yo me largo

-¿por?

-No te soporto, te odio y me aburres

-Ah, ya veo- se rió

-imbécil- murmuré

-¡Pero así te gusto!- me gritó. Rayos, tenía buen oído.
Seguí caminando y doblé en una esquina, llegando a los casilleros.

-¡Taka!- era aquella voz, esa voz única capaz de alejar todos mis males y hacer brillar mi día.
-¡Shimaaaaa!!!- exclamé. Debía parecer un loco, porque todavía no había visto a mi amigo y yo ya le estaba gritando a la nada. Giré mi cabeza rápidamente en todas las direcciones posibles para buscarlo, incluso giré la cabeza hacia arriba y hacia abajo aunque, obviamente, yo ya sabía que él no podía estar allí.
Después de unos cuantos segundos que se me hicieron eternos lo vi. Estaba justo detrás de mí…bueno, casi. Inmediatamente corrí a abrazarlo.

-Hola pequeño, ¿Dónde estabas?- me preguntó con esa sonrisa que me quita el aliento.

-Etto…yo…tuve un problemita con…Susuki- le contesté mirando el suelo. Suspiró.

-¿Otro?...supongo por lo mismo ¿ahora qué hiciste?- me miró con cara de desaprobación

-Y-yo…s-solo, bu-bueno cambié m-mis calificaciones- le dije, lo último con un tono de voz bastante más bajo, casi susurrando, con la esperanza de que no me escuchara. Pero lamentablemente si lo hizo.

-¡¿QU…?!, ¿estás loco Takanori? ¡Lo único que lograrás es que te expulsen!

-Era necesario, si no lo hacía iba a reprobar álgebra y química, y sabes mejor que nadie que eso no puede pasar ¿Qué se supone que debía hacer entonces, ehhhh?

-¿Qué tal estudiar?

-Puff…- estudiar, si claro. …l sabía perfectamente por que no estudiaba, simplemente es algo que no puedo hacer, no me concentro, es como si lo que leyera estuviera en otro idioma, algún raro y perdido idioma y al final del día lo único que lograba hacer era perder y desperdiciar mi tiempo- sabes que eso no funciona Shima.

-Bueno pero…- mi amigo fue callado por el timbre que anunciaba cambio de sesión. “Maldito timbre del demonio” pensé. Odiaba no tener tiempo para estar con Shima- uhmm...luego hablamos, ¡Nos vemos después!-se dio la vuelta y se alejó caminando. Yo me le quedé mirando hasta que lo perdí de vista, más específicamente su trasero. ¡Diablos, era tan sexy! ¿Cómo es que puede existir una persona tan bella y sumamente atractiva? No lo sé, pero ¡existía! Allí estaba Shima, prueba de ello. Lo estimaba. Lo quería. Lo adoraba. Lo amaba. No había otra forma de expresarme ni manifestarme hacía el. Lo amaba. Si, enamorado. Enamorado de mi mejor amigo, y como un loco. Me parecía estúpido…pero era verdad. Amor. Tan complicada palabra…y aún más cuando se comienza a utilizar…cuando se sabe y conoce el significado, cuando la comienzas a practicar y la dices a alguien…tan complicada…y tan dolorosa. Tan bella podía ser, como mortal podía resultar. Tenía miedo…lo había tenido desde que descubrí lo que sentía por Shima…amor…de nuevo… ¿entregaría nuevamente mi corazón? No quería, pero a la vez me moría de ganas por hacerlo. Tener nuevamente la posibilidad de sentir aquello tan…cálido.

Aunque en aquella ocasión había sido falso…algo artificial…desde mi lado y punto de vista había sido verdad…desde mi corazón el sentimiento había sido verdadero, a pesar de que gracias a ello la realidad, el darme cuenta de la artificialidad de la situación, me había golpeado con más fuerza…había dolido más de lo esperado aquella vocecita que dentro de mi cabeza gemía de dolor y me reprochaba una y otra vez “Te lo dije, era un juego ¿por qué no me hiciste caso? Te lo advertí, no quisiste escucharme, no quisiste creerme…lo preferiste a él”. Sabía que tenía razón…pero aun así lo preferí a…él. En las noches me retorcía de dolor por las pesadillas que me perseguían, sedientas de mi miedo y desesperación, conociendo mis más oscuros secretos y temores, que ya se habían vuelto realidad.

El recuerdo de aquel amor me perseguía a donde quiera que fuese. No importaba la distancia, no importaba el tiempo: yo no olvidaba nada, aunque quisiera hacerlo…y lo quería, más no podía. Trataba, trataba y trataba, hacía lo imposible por conseguirlo, pero sin lograrlo. Aquello no se borraba de mi mente, era como si estuviera grabado o cincelado en piedra. El recuerdo de un dolor, de la agonía y la nostalgia. Porque lo extrañaba ¿no? “Claro que no” intentaba convencerme aquella voz, más no podía “Claro que lo extraño” le respondía yo y me sumergía de nuevo en aquel mar de amargura. Era algo innecesario sufrir tanto, lo reconocía, pero a pesar del daño, del dolor que mi corazón recibió no quería olvidar. Los momentos malos fueron en el final…hubo momentos buenos y fueron los mejores, eran esos los que yo quería conservar. Lamentablemente una cosa lleva inevitablemente a la otra y el extraer los recuerdos buenos trajo consigo sus consecuencias, porque junto con los buenos venían los malos, entrelazándose, conviviendo juntos, sin poder vivir los unos sin los otros. El rechazo y deprecio de aquel amor era lo que me detenía ¿no? ¿Era eso? ¿O acaso era algo más? Claro que había también otra cosa: el reaccionar de las personas, su bipolaridad, que cambien de opinión, de decisión o incluso de estado de ánimo de un instante a otro. Eso también dolía. Nunca creí que él me haría eso…pero lo hizo. Creí conocerlo bien, adivinar sus pasos antes de que los diera, saber su dirección antes de que la hubiese tomado…pero resultó ser un completo desconocido.

Entonces… ¿por qué creer nuevamente en alguien? ¿Por qué volver a entregar aquello que habían roto y tanto costó reparar? Aquello que ni siquiera estaba del todo bien, todavía tenía rajaduras, rasguños y muchas, muchas cicatrices que serían imborrables y estarían marcando y aprisionando mi corazón durante toda mi vida…Pero debía continuar ¿no? “Si” ¿Y cómo saber si él siente lo mismo que yo? “No lo siente” la voz gimió de dolor, justo como aquella otra vez, me dolió el pecho y coloqué una mano en él, tratando de aminorar el dolor. Pero éste no cedía lugar y tuve que tratar de ignorarlo ¿por qué no? Tal vez ya es tiempo de comenzar a olvidar…”Si”… Por eso no le había dicho nada…y no planeaba hacerlo.

Volví a mí mismo jadeando. Seguía en el corredor donde estaban los casilleros, pero ya no había nadie. Odiaba esos lapsus de pensamientos y recuerdos. Cerré los ojos y sacudí la cabeza. Los volví a abrir. Fue entonces cuando noté que había estado llorando. Nuevas lágrimas resbalaron de mis ojos y cayeron. Me sequé con la manga de mi suéter y me dirigí a mi casillero. Mientras llegaba comencé a tararear una canción entre dientes, para no tener orto lapsus. Pero me distraje a mitad de la canción con algo que estaba pegado en mi casillero: una tarjeta negra con rojo. La tomé y la abrí. Dentro había un mensaje sin remitente…



“Para el niño más lindo del mundo, tú”



Los jadeos volvieron…de nuevo ese dolor en el pecho…




Notas finales: y??? que les pareció??
se que unas cosas no se entienden, pero eso se irá aclarando a lo largo del fic, claro, si quieren que lo continúe.
Se aceptan reviews, criticas constructivas y no tan constructivas.
Nos leemos
Kanon

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).