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Imperfection por Deepmadness

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Notas del fanfic:

Fic dedicado a mí hermosa esposa/mujer/amordelavida Gabe. Aunque no es la gran cosa (a mí parecer es bastante malo ;;) espero que lo disfrutes y que la espera haya valido medianamente la pena, I


¡Igualmente a cualquier ser que pase por aquí a leerlo de casualidad espero que les guste!

Perfecto, para todo aquel que lo rodeaba esa era la única palabra suficientemente buena para describirlo, físicamente hermoso, talentoso, responsable, gran personalidad… Todo lo que cualquiera podría querer de un hombre él lo tenía y lo sabía.  Tenía sus defectos, como cualquier otro, pero tan escondidos dentro de sí que sólo él los conocía.

 

Como esa maravillosa persona que era no podía esperar menos de las personas que le rodeaban, especialmente si se trataba de su pareja, gracias a eso su historial  amoroso era casi inexistente, tanto como sus amistades. Aun así poco a poco había logrado hacerse de tres grandes amigos, dedicados a la música como él, sumamente talentosos y con ideas del futuro similares: Una banda que conquistara no sólo el mundo del Visual Kei, también todo Japón. Al unirse, su sentido de la responsabilidad, madurez y talento lo llevó a ser el líder de la banda, desastrosos e infantiles como eran los otros tres, el sólo pensar llevar las responsabilidad de llevar una banda a sus espaldas les causaba migraña, “Sakito es el mejor para ello” “Sin duda” “Nosotros no servimos para eso” “Takahiro tiene que serlo”, frases como esas iban y venían e inevitablemente terminó siendo el líder.  

 

Cuando Ruka llegó a su vida, específicamente a la banda, como baterista de soporte le pareció un ángel caído del cielo, no por lo lindo o angelical, sino por lo oportuno, el retiro de Zannin fue como un balde de agua fría para los cuatro, vieron por un momento su sueño desmoronarse frente a sus ojos justo cuando las cosas comenzaban a pintar bien. Al ver a Ruka tocar por primera vez lo primero que pasó por su momento fue la palabra “estático” para poco después convertirse en un “increíble”, era joven -y sumamente egocéntrico- talentoso y parecía encajar perfectamente con Naitomea. El tiempo se llevó consigo esa época de baterista soporte, comenzaron los éxitos y también su amor, declarado gay desde que había comenzado la segundaria siempre había tenido su prototipo de hombre perfecto, no es como si creyera en cuentos de hadas y príncipes azules pero si alguien quería estar con él debía, mínimo, cumplir todos los requisitos impuestos, que en realidad era sólo uno: Ser mejor que él. Acostumbrado a ser el que mandaba había desarrollado un extraño complejo, a su parecer, cuando alguien despertaba sus sentimientos de rivalidad también despertaba su admiración e interés, y poco a poco su amor, era extraño, lo sabía, pero no podía evitarlo, egocéntrico como era, vivía en un mundo en el que simplemente no habían personas en un rango superior al suyo pero cuando alguien llegaba y hacia tambalear ese puesto no podía menos que llamarle la atención.

 

Por otra parte su relación con el baterista era por demás complicada, el mayor se empeñaba en hacer una subliminal competencia con él por ver quién escribía las mejores canciones o componía los mejores solos, cuál de los dos lograba llegar más al público, hasta cuál se destacaba más en su respectivo instrumento, obvio le parecía muy divertido hasta que comenzó a perder y el jueguito le empezó  a parecer fastidioso, Ruka era un extremista, tan egocéntrico como él y totalmente obstinado, no le importaba hacer enojar o lastimar a cualquiera para mantener su ego intacto. Llegó el momento en que se sentía cansado de todo eso, un extraño dolor oprimía su corazón y lo hacía sentir patético y débil. Disimuladamente -a su parecer- se fue alejando cada vez más del otro y aniquilando cualquier intento de acercamiento o competencia por parte del mayor.

 

“Esto se acaba cuando yo lo decida” le había dicho una vez luego de un ensayo en que Hitsugi, Yomi y Ni-Ya habían decidido ir a beber y habían escapado de sus garras sin decirle una palabra, a punto de echar fuego por la boca y maldiciendo a esos tres mocosos irresponsables, el otro aprovechó la ocasión para hacerle perder la cordura.

 

-Déjate de estupideces Ruka- Soltó cortante, no estaba como para aguantarlo también a él.

 

-¿Por qué últimamente me ignoras tanto?- Retrucó el otro con una sonrisa divertida adornándole el rostro y apenas permitiéndole terminar de hablar.

 

-No te ignoro, simplemente tengo cosas más importantes que hacer que estar pendiente de ti cada bendita hora de mí vida.

 

-¿En serio? Wow, entonces resulta que estás ocupado, yo que pensaba que tenías miedo de seguir perdiendo contra mí, que equivocado estaba, lo siento- Habiendo adoptado el sarcasmo como segunda lengua oficial no le había sido difícil notar el tono cáustico que teñía cada palabra del baterista.

 

-Pues además de estar errado también resulta que eres un iluso, me pregunto quién crees que eres como para pensar que yo puedo temer perder contra ti.

 

-Bueno, sabes perfectamente quién soy como para pensarlo- Y luego de pronunciar esa oración se marchó de la sala dejándole sin chance a replicar, cuando decidió salir a buscarlo el moreno ya estaba saliendo del estacionamiento, por nada del mundo correría tras él.

 

Después de ello exactamente 4 meses habían pasado y su relación con Ruka se había vuelto áspera como una lima, hasta Hitsugi se había dado cuenta de ello, el baterista además de ignorarlo campalmente intentaba con cada vez con más ahínco competir contra él y simplemente su orgullo no le había dejado mantenerse alejado de las redes venenosas del mayor, con el ego inflado daba todo de sí para ganarle ya fuera en ver quién escribía más canciones en menos tiempo, hasta grandes estupideces como ver quién salía más guapo en X sesión de fotos o quién lograba beber más… Sí, hasta eso habían llegado.

 

Ahora un balde de agua fría le había caído encima, hacia un tiempo en la producción del nuevo single dos canciones de Ruka y una de Yomi y Hitsugi fueron las seleccionadas por mayoría para componer el single, ninguna de él, había sucumbido a la presión y sus canciones no fueron lo suficientemente buenas, en esos momentos resultaba que el single estaba en los primeros lugares del Oricon y según la crítica y las ventas se le catalogaba como uno de los mejores singles del año, una magnífica noticia para la banda y Ruka no había perdido el tiempo en presumir que en su mayoría el mérito era de él.

 

Pero a  la vida parecía no serle suficiente hincharle los testículos de esa manera, como si fuera poco Ruka en una, “estúpida” a su parecer, encuesta había entrado entre los 5 mejores bateristas de Japón, el ego del mayor pareció haber sido disparado al espacio con la noticia y con la multitud de elogios recibidos por parte de sus colegas de la escena y toda la compañía.  Mientras tanto él se sentía caer en un abismo sin fin junto a su lindo look, sus nuevas canciones y su moribundo orgullo. Obviamente el baterista no había perdido el tiempo en recordárselo todo el tiempo y aunque los demás chicos intentaban subirle el ánimo, cada uno a su manera, simplemente sentía como un aura negra se cernía sobre él día a día y es que ya hasta hacerse el duro lo tenía cansado pero intentaba con todos sus fuerzas que su reputación de “perfecto” no saliese afectada.

 

Días pasaron y la celebración en conmemoración del éxito del nuevo single comenzaba, había ido radiante y de buen ánimo, fuera de todo lo que ocurría con Ruka estaba feliz de las buenas respuestas de los fans que decían en cada fanmail lo orgullosos que estaban, que pedían tour a gritos y que alegaban que Naitomea era la mejor banda del mundo para ellos, eso siempre era algo que lo ponía de buen humor, igualmente por sus compañeros de banda, se les notaba en el rostro la satisfacción de haber tenido un año sumamente productivo tanto a nivel musical como personal, se había convencido a sí mismo de no dejarse empañar la fiesta y de que disfrutaría como nunca.Eso no fue ni cerca la verdad, apenas llegó se sintió terriblemente incomodo, como si no perteneciera allí, Ni-Ya hablaba muy feliz con su novia de años alejados del resto del mundo, Yomi andaba ligando/coqueteando con una chica de la cual no tenía ni puta idea de su existencia y Hitsugi hablaba tranquilamente con varios amigos que a él personalmente no le agradaban tanto, Ruka por su parte estaba completamente rodeado de la crema y nata de la compañía y del mundo del espectáculo, recibiendo felicitaciones y hasta donde había alcanzado a escuchar incluso algunas propuestas para proyectos futuros. Se sintió asqueado, “Chupa medias”, “Interesados” le repetía mentalmente una y mil veces al grupito. Ya casi al final de la fiesta, y cuando por fin se había reunido toda la banda y el staff a celebrar privadamente, su furia no tenia límites, se sentía emborrachado pero no de alcohol sino de rabia, pensaba que era capaz de hacer o decir lo que sea… Y así fue.

 

-Un brindis por Naitomea, por este nuevo single y por nuestro maravilloso baterista que ha sido reconocido como se lo merece- Había comentado de repente una de las chicas del staff.

 

-Por supuesto, un brindis por nuestro increíble King Rupon que nos honra con su maravillosa existencia en la banda porque sinceramente seríamos nada sin él, porque es tan genial que puede abandonar a cualquiera sin necesidad de decir una palabra y que por supuesto es mejor que yo en todos los sentidos. Gracias querido, te estoy eternamente agradecido- Sus palabras destilaban rabia y una frustración reprimida durante mucho tiempo, la incomodidad general era palpable y Ni-Ya preocupado se había acercado y le había dicho que dejara de beber, todos al parecer le habían otorgado la culpa al alcohol y al estrés acumulado por sus obligaciones como líder.

 

-Vaya, mi querido Takahiro ha sacado las garras, que encanto ¿Los celos hacia mí te tienen tan mal como para llegar a esto?

 

-¿Celos? Si, seguramente es eso… O tal vez será que me enferma ver lo patética que son las personas que nos rodean como para andar alabando a una basura como tú.

 

-Oh, entiendo. Lo que quieres es convertirte en un insoportable como yo para que las patéticas personas que nos rodean te alaben ¿No?

 

-Por favor, mejor cállate.

 

-Yo creo que el que debería cerrar su linda boquita aquí eres tú.

 

-Ok, ya está bien. Dejen de arruinarnos la fiesta váyanse a otro lugar a pelear, no estamos interesados en escucharlos insultarse mutuamente.- Y el gran Yomi había salido sin muchos pelos en la lengua a acabar el espectáculo ya que al parecer nadie tenía la suficiente valentía de hacerlo.

 

-No se preocupen, ya el show terminó, me voy a casa- Comentó enfurecido… y destrozado, porque así, destrozado, había terminado.

 

Al siguiente día cuando el timbre de su casa sonó a las 9 am lo que menos imaginaba encontrarse detrás de la puerta era a un Ruka con un par de gigantes maletas viéndolo con cara de pocos amigos, sin contener la sorpresa apenas balbuceó un “¿Qué haces aquí?”. El otro sin siquiera responder lo apartó de la puerta y entró, estaba en shock, simplemente eso no podía ser cierto.

 

-¿Qué? ¿Te molesta tanto que haya regresado?

 

-No entiendo… ¿Por qué…? ¡Explícate!

 

-¿No es obvio? Me cansé de dormir solo y de preparar mí comida…

 

- Pues no me interesa, fuera de aquí.

 

-Te extraño.

 

-¿En serio pretendes que te crea?

 

-Deja de fingir, también me extrañas, lo sé, anoche lo pude ver en tus ojos.

 

-Deja de jugar.

 

No lo hago… - Un sutil empujón hacia la pared y unos labios presionando los suyos lo dejaron sin saber qué hacer, Ruka había entrelazado su mano con la suya y acariciaba suavemente su cadera.

 

-Ya… No quiero esto, no quiero que vuelvas.

 

No lo disculparía tan fácilmente,  año y medio después de conocerse y entre peleas y coqueteos habían terminado siendo pareja, interiormente no se cansaba de repetir que no lo soportaba pero realmente había aprendido a amarlo, Ruka había logrado enloquecerlo, siempre tenía esa mirada arrogante que intimidaba a cualquiera, pero que a él no intimidó, desde el comienzo le pareció alguien simplemente interesante, a medida que la banda surgía el otro se convertía en su némesis,  totalmente distinto a él pero equiparable en todos los sentidos, y como lo imaginó –tal vez hasta inconscientemente predispuesto- ese minúsculo interés se había convertido en unos celos molestos, retorcijones de estómagos y un corazón latiendo a mil por hora cada vez que lo veía. Ese molesto baterista había logrado alojarse en su corazón y no parecía dispuesto a largarse. Después de 2 años de relación y de momentos difíciles enfrentando los prejuicios de muchas personas a su alrededor habían decidido vivir juntos, porque aunque compartían casi todo el día juntos, él se había encargado de dejar bien en claro que entre los límites de la empresa o de cualquier lugar en el que fueran “Ruka y Sakito de Naitomea” entre ellos no podía pasar nada ya que simplemente andar con arrumacos en el área de trabajo le parecía poco profesional y antiético por lo que llegaron a ese acuerdo y durante 3 años habían logrado vivir bajo el mismo techo sin matarse mutuamente y sin cansarse de estar juntos, todo un logro si le preguntaban, aunque su relación era como un chiste sin sentido, a la vista de muchos ni siquiera parecían novios y es que eso de andar con cursilerías no les iba a ninguno de los dos, pasaban más tiempo peleando que haciendo cualquier otra cosa, aunque a su pensar esa era su extraña forma de demostrarse amor. Sin embargo el día de la pelea después del ensayo al llegar a casa se dio cuenta de que el mayor simplemente se había ido, ni una nota, ni un mensaje, ni una llamada, nada, le había abandonado. Lo único que no entraba en su cabeza era el porqué de ello, su discusión no había sido lo suficientemente grave para justificar una partida, nada lo era, y luego silenciosamente sin demostrar nada esperó una explicación por cuatro meses, una explicación que nunca llegó.

 

-Te fuiste sin decirme nada ¿pretendes volver tan fácilmente?

 

-Jamás pediste una explicación.

 

-¡Debiste decirme así no preguntara!- Su voz era cada vez más dura pero el inminente nudo en la garganta estaba naciendo.

 

-Imaginé que no te interesaba.

 

Lo molesto de toda la conversación era la inexpresividad en la cara del mayor, como si todo eso simplemente no le interesara o le pareciera ridículo lo que incrementaba su furia.

 

-¡Claro que…! Nada, olvídalo. Fuera de aquí.

 

-Necesitabas tu espacio, cada vez me rechazabas e ignorabas más, supuse que lo que necesitabas era que me alejara por un tiempo, sólo fue eso.- Y sólo por ese momento el imperturbable Satoru había mostrado el lado dulce que él conocía tan bien y que hace mucho no había tenido el placer de disfrutar.

 

-Pero no dijiste nada…- La lágrimas salieron si preguntar más y el imperfecto Takahiro salió a la luz.

 

-Lo siento, lo sé, no debí pero no pude evitarlo cuando fui a decírtelo no parecías tener la intención de hablar sobre el tema y luego nunca preguntaste nada, eso me enfureció.

 

Lo aceptaba, en ese preciso momento lo aceptaba, también había sido su culpa, desde que se habían conocido competían pero en esos últimos tiempos cada vez se irritaba más y más, no podía evitarle darle vueltas a su relación y es que cada vez que se comparaba con su pareja se sentía más insignificante, como si no fuera suficientemente bueno para estar con él, caía en cuenta que para el mayor nunca se había tratado de eso sino de seguir con el juego que los unió.

 

-Eres un estúpido insoportable Satoru.

 

-No eres quién para decirlo- El mayor sonrío divertido y lo abrazó nuevamente.

 

-Lo siento, también es mí culpa, lo siento mucho.

 

Sintió las fuertes manos del otro sobre sus caderas y unos labios rozando suavemente su cuello, intentó alejarse con una voluntad que haría reír a cualquiera, “no podemos, tengo cosas que aclarar” pensaba firmemente aunque su cuerpo se negara a concordar con su mente, un beso, una mordida, suaves roces en sus partes íntimas, avergonzado gimió, se rendía. El delicado cuerpo del otro lo aprisionaba y lo hacía sentir en la gloria, se sentía amado como hacía tiempo no, Ruka gemía de satisfacción y le regalaba miradas y caricias lascivas aunque intrínsecamente llenas de amor, juraba estar en el cielo o tal vez en el infierno quemándose en deliciosas llamas de fuego.

 

Después de todo no se trataba de ser el mejor o el peor, de merecerse mutuamente o no, Ruka nunca iba a cambiar y él tampoco lo haría, sus extrañas formas de ser los unían y aunque fueran  tan orgullosos a la hora de la verdad si era por el bien del otro darían su brazo a torcer. Lo amaba, y lo único importante es que daría su alma al diablo y mandaría  su orgullo al más profundo abismo sólo por él.

 

 

Notas finales:

¡Feliz navidad y Prospero año nuevo! <3


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