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Contra la corriente por RAMSIN

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Bienvenidos, este es mi primer fic de Naruto, algo tarde no, pero bueno, por algún lado se comienza esto, espero lo disfruten, el fic es un Sasu x Naru( típico pero me encanta ), también otras parejas que saldrán a su debido tiempo y no quiero dar mucho spoiler XD. Mundo alterno, mpreg ( al que no sepa que es, largo, no quiero quejas después) Yaoi como todos mis amados fics, y nada más que decir, esto será algo de romance, humor, amor y angustia. Ah… Naruto no me pertenece, es de Kishimoto – sama, espero no se enfade por todo lo que le hare a Naruto y Sasuke je je je.

Contra la corriente

Capítulo 13

Protegerte es mi destino

Su férrea decisión de tocar a la puerta estaba clara, no tenía intenciones de llegar como un perro sumiso a pedir el interés de Sasuke, solo tocaría, hablaría con él y le dejaría en claro lo molesto que estaba por revolcarse con él y olvidar que existía, miro una y otra vez el portón negro entreabierto, estaba a solo unos pasos de la puerta de madera color caoba y el timbre de la misma, estiro la mano dándose ánimos pero su ya valerosa acción fue interrumpida por unos pasos tras él.

¿Naruto? – el recién llegado a la casa de los Uchiha se le quedo mirando sorprendido –

Tu eres… - volteo avergonzado, sabía quién era, pero no recordaba el nombre del hermano de Sasuke por más que buscaba entre sus recuerdos. –

Itachi. – paso tranquilamente al lado del rubio e ingreso a la casa seguido del mismo que sin pena ni gloria se auto invito a pasar. – tiempo sin verte Naruto, ¿Cómo has estado?

Mientras le interrogaba dejo su maletín de trabajo junto a un pequeño escalos en la entrada, aquel acto le libero las manos para quitarse una sobria chaqueta negra que revelo como el mayor de los Uchiha llevaba un arma enfundada en su cintura.

¿Eres… policía? – Naruto miro incrédulo aquel metálico objeto. –

Soy detective, hace tiempo que ascendí a ese cargo. - Se deshizo del arma dejándola en la gaveta de una cómoda a poca distancia de la puerta. – imagino que vienes por Sasuke.

Tu engreído hermano no se ha aparecido desde hace dos semanas, ¿acaso está enfermo o castigado? – siguió a Itachi hasta que ambos acabaron sentados en un pequeño sofá de la sala. –

Está de viaje.

¿y cuando regresa?

No creo que sea pronto…. Se fue a estudiar al otro lado del país.

¡Nani! - abrió la boca notablemente sorprendido por la noticia, no era lo que esperaba escuchar. - ¡ese desgraciado!, ¡me volvió a ver la cara de idiota!

Sasuke no aprende. – Itachi susurro para si con su cabeza gacha. –

Quiero su número de teléfono, voy a hacerle una "cordial llamada" – siseo con rabia, tenía un sinfín de insultos y apelativos grotescos que sentarías de maravilla con el nombre de Sasuke. –

Lamentablemente no lo tengo, no se ha comunicado con nosotros por teléfono, solo ha mandado algunos escuetos mensajes de texto con el remitente en oculto.

¡Me lleva el infierno!, ¿es que acaso está huyendo de algo?

Podría decirse que sí. – el mayor suspiro con tristeza. – pero no es de ti, así que no debes preocuparte por eso.

¿De quién huye? – su coraje visceral estaba pasando a una preocupante curiosidad. –

Eh… - quería responderle de modo sutil, era muy complicada la relación padre e hijo que tenía Sasuke y Fugaku, pero ni tiempo le dio de decir nada ya que escucho como la puerta de la casa fue abierta por alguien que él no esperaba a esas horas, conocía el sonido de esas llaves que lo delato antes de si quiera entrar. –

Su mente se nublo, miro a Naruto con un rostro angustiado, no podía permitir que se diera un encuentro así, de ese modo y en ese lugar, el rubio prácticamente era el vivo retrato de Minato, si él lo reconoció, Fugaku también lo haría fácilmente.

No tengo tiempo de explicarte por qué hare esto Naruto, pero debes confiar en mí.

En unos segundos Itachi jaloneo del brazo a Naruto hacia una puerta pequeña que estaba prácticamente oculta debajo de las escaleras que daban al segundo piso, el espacio era realmente reducido, no tenía luz, y se percibía un fuerte aire cargado de polvo y químicos de limpieza, entre las penumbras Itachi estrecho el cuerpo del rubio contra el suyo, podía sentir como respiraba acelerado, sus músculos rígidos gracias a la sorpresa y los nervios del suceso, ni si quiera al Uzumaki el dio tiempo de quejarse, Itachi le tapó la boca con su mano derecha para evitar algún grito.

No vayas a asustarte… ya te explicare porque hago esto Naruto. – le susurro al oído con cuidado. –

El pobre rubio rodo los ojos impresionado, ya estaba claro que los Uchiha eres unos seres realmente extraños y con arrebatos inexplicables. Quería zafarse del abrazo de Itachi pero sus fuerzas estaban mermadas, sentía la mano de este bajando por su estómago de un segundo a otro como buscando aferrarse a su cintura con más firmeza y comodidad. Por su parte, el mayor sintió con facilidad algo poco común pero no extraño para él, aun incrédulo extendió la palma de su mano izquierda sobre el vientre del Uzumaki, tanta curiosidad lo invadió que siguió tocando con insistencia.

Naruto, ¿has subido de peso? – pregunto con un leve susurro al tiempo que separaba un poco su mano de la boca del mencionado para que le respondiera a su gran duda. –

¡Esa es la única cosa que puedes decirme después de que me metes mano cómo se te ha dado la gana!, me has secuestra... mmm... – su boca fue vuelta a tapar por Itachi, el rubio hacia demasiado ruido cuando hablaba. –

Pasaron alrededor de unos minutos que parecieron eternos, el mayor de los Uchiha hizo cuenta mental sobre los pasos que seguía su padre después de llegar a la casa y cuando dejaba la planta baja libre para poder salir de esa minúscula habitación, estaba tardando mucho y comenzaba a costarle controlar a Naruto entre sus brazos que forcejeaba por liberarse de aquel predicamento, y no lo culpaba, estaba actuado como un maniático depravado por buenas y sanas razones que no entendería el rubio a menos que le explicara bien. Entre esa pelea de ambos, las fuertes pisadas de Fugaku sobre los escalones hicieron rechinar la madera que había sobre las cabezas de los allí ocultos, ese fue el detonante de la decisión acertada que tomo Itachi para solucionar su predicamento.

Óyeme bien Naruto, voy a sacarte de aquí, no es seguro que te vean en mi casa, por favor espérame en la esquina, necesito que hablar contigo.

Naruto asistió con la cabeza y espero a que el moreno abriera la puerta y lo liberara, apenas vio la puerta abierta por Itachi salió prácticamente corriendo de la casa llevándose todo por el medio, no tenía intenciones de esperar al hermano mayor de Sasuke para hablar pero se sentía atípicamente fatigado, tuvo que detenerse a pocos pasos de la esquina lleno de pensamientos extraños, ¿porque Itachi lo escondió así?, ¿ de quién?, ¿ Porque Sasuke se fue de su casa así?, muchas preguntas fastidiosas le estaban haciendo desconfiar más aun del moreno, Itachi no era alguien al que deseara tener cerca otra vez.

¡AL INFIERNO CON TODOS ESOS LOCOS! – grito iracundo a una calle desierta. –

¡NARUTO! – un Itachi acelerado por la carrera al fin le dio alcance, pensaba que el rubio huiría del lugar y no le esperaría. –

¡Ya basta de ustedes!... ¡entre tú y tu maldito hermano acabare loco!. En mala hora me tropecé con Sasuke. – extendió su dedo acusadoramente frente a Itachi pero sus gritos fueron interrumpidos por un repentino e incómodo mareo menos intenso que el de la mañana. –

¿estás bien? – Itachi le sujeto de los hombros al ver como el rubio trastabillaba repentinamente. –

Justo… ahora que pensaba insultarte - tanteo con su mano alrededor hasta hallar una pared de donde sujetarse. – necesito… sentarme.

Aquí cerca hay un pequeño parque, vamos hasta allí poco a poco.

De mala gana Naruto se dejó ayudar por el moreno, este paso su mano por la cintura y otra sobre su hombro dándole estabilidad como un bastón humano, caminaron unos metros doblando la esquina donde estaban hasta llegar a un pequeño parquecito que le traía tantos recuerdos gratos a Itachi, encontraron un banco donde sentarse cerca del arenal donde jugaban unos niños, tal cual como en el pasado, una sensación extraña invadió a Itachi después de quedar sentados, en cierto modo su querido Minato estaba allí, mas atolondrado, extrovertido e infantil, pero el aire al rubio mayor era evidente, definitivamente deseaba cuidar del hijo de su antiguo amante, no podía permitir que cayera en garras de Fugaku, su rencor hacia los Namikaze transcendía generaciones enteras.

Te mareaste. – Itachi pregunto con seriedad y pensativo. –

No molestes, quiero irme y no saber nada de ti o tu estúpido hermano. – hizo un mohín de niño malcriado cruzando sus brazos. –

Naruto, no puedo darte una explicación concreta por lo que sucedió en mi casa, solo puedo pedirte que no regreses a ella más nunca. Y si necesitaras en verdad ir… - saco un celular del bolsillo de su pantalón. – toma, era de Sasuke, con el puedes llamarme y yo estaré en seguida contigo.

¡Oye… oye… acaso te me estas insinuando o algo así! – colocó sus brazos cruzados en señal de X , no quería filteos de algún otro Uchiha en su vida –

No, yo solo tuve una felicidad en mi vida y ya paso, en verdad te aprecio pero no en el sentido que tú crees. – sin pena alguna le tomo la mano a Naruto y coloco el celular en ella. –te juro que no tengo intensiones románticas contigo, solo quiero ayudarte.

Pero… ¡¿ayudarme en qué? – miro en celular con una liga de rabia y melancolía, era de Sasuke. –

Contéstame algo con sinceridad, ¿has tenido más de esos mareos, náuseas, dolor en las caderas y malestares en algunas otras partes de tu cuerpo?

¡Me dijiste que eras detective no medico!

Solo responde por favor. – sus ojos se llenaron de una rara melancolía que hizo que Naruto bajara los ánimos y contestara. –

Si…

El camino se volvió a cruzar. – sentencio mirando al rubio con una tristeza más infinita aun. – por eso le pedía tanto a Sasuke que se cuidara. – cerro sus puños con rabia, el recuerdo de cómo se enteró de su estado le golpeo sin contemplación. -


Estaba estático, sus ojos ardían de tanto llorar, se había negado a comer, a salir de su habitación y tan si quiera a terminar sus estudios, todo le recordaba a Minato, nada valía sin su presencia, todo ya no valía nada y nada era todo lo que le quedaba. Su mundo se quebró el día que supo de la muerte de Minato, su propio padre le informo de ella con una frialdad que asustaba, nunca se pudo explicar cómo alguien tan precavido y experto al volante como el rubio, pudiera morir en un accidente de autos ajeno a su trabajo, no se lo creía. su pequeño mundo se achico más aun, la luz cálida con la que le arropaba Minato se apagó, solo, ante la felicidad de su padre por ver que su hijo ya no estaría siendo corrompido por ese hombre, pero se equivocó, aquel suceso solo logro que Itachi entrara en una terrible depresión, su duelo fue tortuoso a tal punto que su vida bordeo la muerte, un mes después de la desaparición física del Namikaze, Itachi Uchiha entraba en terapia intensiva, su cuerpo colapso ante la falta de alimento, la debilidad y el claro deseo de no seguir viviendo.

La luz le molestaba, su cuerpo dolía terriblemente gracias al entumecimiento de sus miembros, no sabía porque le dolía tanto mover si quiera sus brazos, sus ojos algo secos trataron de fijar la vista en la blancura de un techo insípido, solo la difusa figura de una lámpara le hizo entender que estaba en algún lugar como una habitación, dio una pequeña bocanada de aire y lo único que descubrió fue el asqueroso olor de medicamentos, al fin llevando su mano al rostro sintió que tenía algunos cables sujetos a su cabeza, pecho y estómago, sus labios se sentían agrietados y secos apenas pudo rozarlos con sus dedos, incrédulo y curioso, bajo su mano hasta sentir como estaba con una vía conectada a su brazo, ya comprendía lo que sucedía, estaba hospitalizado y ni recordaba cómo había ingresado allí.

No… no quiero estar aquí… - sus fuerzas eran escasas sin decir que nulas, intento arrancarse los sensores de su pecho pero no pudo, al final agotado se quedó contemplando el techo mientras un pitido rítmico emitido por una maquina junto a la cama llamo poderosamente su atención. –

Era un aparato pequeño como los que usan para hacer electrocardiogramas, el sistema en cuestión tenía dos ritmos distintos en pantalla, el suyo claramente notado por él ya que un cable rojo lo unía a su pecho y otro cable azul claro que desaparecía bajo las sabanas de su cama, curioso logro levantar las mantas que lo cubrían notando realmente asombrado una pequeña honda sobre lo que el recordaba era su plano vientre, era la primera vez que lo veía, estaba impactado, ¿que era ese bulto?, y una pregunta mejor que esa, ¿cuánto tiempo estuvo inconsciente?

Seguía absorto tocando ese raro abultamiento hasta que noto como una enfermera abrió la puerta de la habitación empujando un carrito lleno de medicamentos, seguro los tratamientos de su ronda de pacientes respectiva, la joven de tez clara palideció evidentemente al verlo despierto, Itachi quiso hablarle pero la pobre mujer dejo el carrito abandonado y pego una carrera fuera del lugar gritando que había despertado.

Decidió ahorrar su curiosidad para el momento cuando un seguro grupo de médicos entraran a verlo, y no se equivocó, aquel alboroto fue presa de todo el piso de terapia intensiva, los médicos y enfermeras entraban y salían del lugar una y otra vez, no le dejaron ni hablar, solo lo comenzaron a oscultar como si fueran a quedarse sin su cuerpo de un segundo a otro, Itachi se armó de paciencia y espero a que las cosas se calmaran, todavía estaba embotado por su propia situación, las preguntas debían hacerse a alguien conocido pero los rostros que entraban y salían no eran nada para él, una hora después de despertar al fin vio a alguien que extrañaba, sus ojos se llenaron de angustia, alegría, tristeza, tantos sentimientos al ver a su madre, aquella buena mujer corrió a abrazarse a Itachi como si era la primera vez que lo veía, apenas lo estrecho entre sus tiernos brazos maternales comenzó a llorar desconsolada, no podía ni hablar, ambos no podían, solo unos minutos después de calmadas las emociones, ambos se separaron encontrándose con sus ojos enrojecidos de tanto llorar.

Despertaste… - deslizo su mano por la mejilla de su querido retoño. –

Madre… ¿qué me sucedió? – pregunto con un hilo de voz, aun sentía su garganta seca y rasposa. –

No recordemos cosas malas, solo piensa en que estas de nuevo aquí, estas vivo, despierto y ya más calmado… - volvió a abrazarse a Itachi con fuerza. –

Pero, quiero saber.

No regreses atrás, por favor Itachi. – le susurro dulcemente al oído, parecía que no recordaba aun lo de la muerte de Minato. –

Yo… sé que estaba muy mal. – sus labios se curvaron en un grito que nunca salió, al fin un cumulo gigantesco de recuerdos le sacudió la cabeza, Minato, su muerte, su depresión, la terrible sensación de querer irse, era demasiado para él. –

Itachi, hijo, olvida todo, por favor, olvida ese pasado, ahora estas aquí, en el presente, con nosotros otra vez, tu hermanito pregunta por ti todas las noches, Sasuke se alegrara al saber que regresaste…

Madre… ¿cuánto he estado inconsciente? – sujeto con sus pocas fuerzas los hombros de Mikoto. –

Dos… dos meses. – las lágrimas comenzaron a bajar otra vez en cascada por sus mejillas, deseaba tanto que Itachi no hubiese recordado lo que lo dejo en ese estado. –

Dos meses… - bajo la mirada con tristeza. – Minato tiene más de 3 meses muerto.

Hijo mío. - Armándose de valor poso su mano sobre el vientre de Itachi. – aun, no sabes todo lo que te sucedió en ese tiempo.

Mikoto. – la voz fuerte que siempre escucho en su hogar, ahora resonaba en la entrada de la habitación. –

Fugaku. – la morena alzo la mirada aun consternada por la llegada de su esposo. –

Padre… - Itachi le miro con asombro, pero su curiosidad paso a un sentimiento de temor, el rostro de su padre parecía más severo que nunca, no podía identificar el porqué de su disgusto cuando debía estar al menos feliz de que despertara de aquel coma que lo atrapo por dos meses. –

Sasuke está afuera con las enfermeras, ve con él. – le hablo fríamente a su esposa. –

Pero… - se levantó de la cama aun sujetando la mano de su hijo entre la de ella. – no seas severo con él.

Suspiro audiblemente y se giró apretando más aun la mano de su hijo mayor, agacho su cabeza y deposito un beso en la frente del mismo para después decirle con las palabras más bellas y dulces del mundo, una frase a la que se aferraría Itachi en los momentos más duros de allí en adelante.

El fruto del amor nunca es un pecado, una pequeña parte de ti y del ser que amaste tanto es la certeza de que ese amor existió y dejo huella en la vida…

Itachi abrió los ojos asombrado, no comprendió en ese instante lo que Mikoto le dijo, pero no tardaría en entenderlo cuando su padre espero a que su esposa saliera y pasara el a trancar la puerta de la habitación como sentenciando así la existencia no solo de Itachi.

Esperas a un bastardo sin padre.

De tantas cosas que podía escuchar salir de los labios de su padre esa fue la más remota e insólita frase que imaginaria y menos en esa situación, observaba impávido como Fugaku caminaba rítmicamente de un lado a otro de la habitación, sin mirarlo si quiera a los ojos, solo parecía hablar a la nada, palabras vacías al viento pero llenas de rencor y notable rabia.

No… no comprendo. – instintivamente poso sus manos sobre el raro abultamiento que tenía. –

Cuando ya creía que habían culminado tus locuras con ese Namikaze, ¡ni muerto el maldito ese te ha dejado en paz! – golpeo la pared más próxima a él, no tenían una conversación con su hijo, era relativamente un diálogo de sordos. –

¿Un hijo de Minato? – bajo la mirada contrariado, no podía creérselo, estaba llevando en su vientre a un ser indefenso sin siquiera imaginarlo, tanto daño que se hizo dejando de comer, de cuidar su salud y aun así ese pequeño ser estaba vivo. –

Debiste perderlo en el coma… pero ese bastardo se aferró a ti, ni si quiera los médicos tuvieron la valentía de practicarte un aborto. – siseo con tal rencor que las venas de su cuello parecían a punto de estallar. –

Me dejo algo… - susurro varias veces olvidando por completo las atrocidades que decía su padre respecto a ese ser. –

¡Itachi! – Fugaku lo sujeto repentinamente de los hombros, el moreno estaba en un estado de impresión asombrosa, pero lucia al mismo tiempo con una ligera sonrisa, eso solo logro enfadar más al mayor y soltar como dardos venenosos sus planes para resolver el problema de su hijo. – escúchame, eres mayor de edad así que firmaras los permisos médicos para hacerte un aborto, no me dejaron tomar la decisión porque necesitaban tu consentimiento… y tu madre se negó a firmar también.

La sonrisa suave de Itachi se borró en un segundo, ¿había oído mal?, abortar el regalo que ni hacia segundos descubrió dentro de él, una pequeña parte de la esencia de Minato aún vivía con él, estaba luchando por sobrevivir, con menos de 4 meses de engendrado ya había luchado por su vida más que muchas personas en el mundo, como podía su padre si quiera hablarle de cometer tan abominable acto contra un ser inocente y libre de pecados, matar a alguien por el simple placer de no quererlo en su camino, no era un objeto que botas a la basura y te olvidas de él, ¡era algo vivo!, podía percibir la vida dentro suyo, estaba recién despertando de todo un maltrecho episodio de su vida pero eso le daba la certeza que si estaba vivo era para que ese bebe también viviera por medio de él.

Es mi hijo. – sentencio con una asombrosa seguridad, ni la debilidad, ni las rabietas de su padre le sacarían del camino que Minato le había trazado con esa semilla. –

¡Ese bastardo no tiene padre, como demonios vas a seguir jugando con tu futuro, tu carrera universitaria, tu vida profesional, todo tu entorno se ira al demonio cuando ese desgraciado fenómeno llegue al mundo! – quería, deseaba golpear a su hijo pero se contuvo al ver el lamentable estado de su cuerpo, aún estaba recién salido de un coma que pudo matarlo. –

No me importa la carrera, mi entorno o el resto del mundo. – con mucha dificultad logro sentarse en la cama. – yo solo deseo que este regalo que me dejo Minato antes de morir viva… que sepa que fue hijo de un extraordinario hombre.

Acabas de cavar tu propia tumba Itachi. – Fugaku salió de la habitación con un rostro de impotencia total, no podía obligarle a abortar, ya era cuestión de convencerle de hacerlo, por las buenas o por las malas, ya sobraría la oportunidad de meter al carril nuevamente a su testarudo hijo. –


Naruto – Itachi le tomo la mano con ternura. – necesito que confíes en mí, no deseo que sufras como yo, tú y el merecen algo mejor de lo que yo no fui capaz de proteger… no quiero que te sea arrancado de las manos.

Demonios, ¡no te comprendo! – zafo su mano de mala gana, juraría que Itachi estaba loco o que quería algo más serio con él. –

No entenderás aun, te dejare ir a tu casa, pero quiero que estés tranquilo, tratare de ponerme en contacto con Sasuke, debe saber de todo lo que pasa, no vas a quedarte solo ante la situación que tienes.

¿Qué situación?... hablas sobre Sasuke, pues ya no me importa el idiota ese, ¡por mí se puede quedar en el mismo infierno si lo desea! – Naruto asintió seriamente con sus brazos cruzados. –

Ya debo irme, pero hablaremos pronto. – se levantó del banco y saco su billetera. - ¿necesitas dinero?

¡MALDICION, TU TAMBIEN! – grito colérico manoteando la billetera de Itachi. – porque ustedes resuelven todo con dinero, no quiero nada, ¡solo deseo no ver a un Uchiha más nunca en mi vida!

El rubio se alejó a grandes zancadas del parque, su frustración estaba bordeando lo increíble, pero los sentimientos de Itachi también llegaban a un punto de incredulidad total, no pudo decirle claramente que sospechaba sobre la condición de Naruto, ya el pobre chico lo veía extraño y si le agregaba aquella noticia seguro pediría una orden alejamiento en su contra como mínimo. Calma, un poco de calma y paciencia para poner en orden lo que haría, quería proteger a Naruto y tenía muchos motivos para hacerlo, le sobraban.

Lo siento tanto Naruto… pero creo que no podrás deshacerte de los Uchiha tan fácilmente, llevas a uno en tus entrañas.

Continuara….

Se puso dramático, genial y más interesante, ya sé que dirán eso y mucho más, aquí otra vez, espero les gustara el capi, a mí me encanto porque cada vez que abro el pasado de Itachi me siento súper intrigante, son como dos historias en paralelo, no se preocupen que para las que me preguntan sobre donde esta ese bebe, pues se sabrá a su debido tiempo, dejen que las cosas se vayan dando con el ritmo de la trama, asegurado que dejare a más de una con los ojos cuadrados XD… bueno, nos leemos pronto, gracias por los reviews! Les quiere Ilitia.

Próximo Capitulo:

Cómplices de un secreto


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