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Contra la corriente por RAMSIN

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Contra la corriente

Capítulo 21

Cruda verdad

Estaba muy tensa, sus dedos se balanceaban rítmicamente contra la mesa de metal brillante, una delicada taza de café vibraba con cada contoneo, ciertamente se iba a morir de nervios esperando allí, en un pequeño café al aire libre, la tarde caía y un cielo plomizo asomaba con deshacerse en lluvia, su mano apoyando su barbilla ya le dolía, ¿cuándo llegaría Itachi?, ¿tan difícil era reunirse? debía suponer que por la reacción del mayor cuando se hablaron por celular no era para sorprenderse, fue esquivo, receloso y muy serio, demasiado para lo que generalmente era el "encantador" carácter de los Uchiha.

Sasuke… ¿qué hay tras todo esto? - suspiro audiblemente al tiempo que se acomodaba por cuarta vez en la silla y sacaba su celular del bolso que traía con ella. –

Lograste llegar al sitio. – la voz suave pero firme de Itachi la hizo dar un brinco en la silla. –

Yo… me costó mucho encontrar este café. – sonrió algo tímida, el hermano de Sasuke era todo un hombre maduro, encantador, agradable a la vista, que genes más codiciosos tenía esa familia. –

No me gustan los lugares muy concurridos. – sin más preámbulo tomo asiento frente a la peli rosado. - hablemos de lo que importa.

Tu padre me dijo dónde podía encontrar a Sasuke. – hablo jugando con su celular, estaba aguantándose las miles de preguntas que quería hacerle sobre Naruto. –

No es difícil imaginar el por qué te lo dijo, aun mi padre sigue teniéndote como una candidata a esposa para Sasuke.

Siento que me usan de un lado a otro, soy sincera con esto que digo Itachi, hasta tú me has usado para buscar a tu hermano, y quiero… muero por entender que ha pasado en tu familia.

No lo comprenderías. – desvió la mirada hacia el cielo oscuro y triste. – y lo siento si te sentiste usada, pero era necesario.

¿Para qué?

Sasuke tiene una responsabilidad, más grande de la que podrías imaginar Sakura.

Sasuke es un estúpido que aún se cree superior a todos, cree que puede estar solo en esta vida, me ha rechazado del modo más campante y cruel… todo por culpa de alguien que tú conoces.

Itachi arqueo una ceja con sorpresa, las palabras de Sakura eran muy firmes, tanto que parecían conocer el trasfondo de más de lo que el imaginaba, eso era preocupante, tanto para Naruto y su seguridad, como para Sasuke y su escape de las manos de Fugaku.

Ahora yo pregunto, ¿qué sabes tú de Sasuke?

Mucho más de lo que crees, pero no diré nada sin antes estar en conocimiento de todas las cosas que pasan aquí, desde por qué se fue, hasta el tal Naruto.

Ese nombre, otra vez en boca de quien no le conoce bien, de quien no le ha visto sufrir y padecer, del que desconoce todo el riesgo que conlleva saber de él. Sin mucho sobresalto se llevó la mano rostro y presiono sus cienes, un incómodo dolor de cabeza comenzaba a aquejarlo, seguro la noche sin dormir que paso acompañando a Naruto en su habitación de la clínica le estaba pasando factura.

Naruto no tiene nada que ver en todo esto. – sentencio tajantemente. –

Si tiene que ver, tiene que ver mucho porque tu hermano parece apegado a él. – se le escapó de los labios, los celos le carcomían otra vez, no podía aceptar que le negaran lo innegable. –

¿Cuándo hablaste de el con Sasuke? – esta vez la emoción si lo tomo por sorpresa, Sasuke debía saber algo de Naruto gracias a Sakura. –

Tengo razón cuando digo que ese tal Naruto y Sasuke tienen algo sospechoso. – extendió su celular sobre la mesa, cuando Itachi poso sus ojos sobre la pantalla noto la imagen de Naruto caminado por la calle con Gaara. 

Sakura.

Su voz fue lúgubre, seca y fuerte, sin miramientos atrapo la muñeca de Sakura antes de que esta retirara su celular de la vista de Itachi, la chica dio un pequeño grito de sorpresa y miedo, los ojos negros del moreno estaban llenos de molestia, de una inexplicable rabia que había despertado de algún rincón recodito de su ser, esa foto pareció desestabilizarlo en sobre medida, más de lo que ella imaginaba.

Borra la foto ahora mismo. – sus dedos ejercieron más fuerza aun en el agarre. –

Duele… - trato de jalonear para soltarse pero Itachi tenía un control total sobre la posición de Sakura, si se estiraba un poco más solo lograría doblarse el brazo y lastimarse el hombro. –

No juegues con lo que no conoces Sakura, la situación no es la más favorable, así que olvidare que vi esa foto y tú olvidaras que la tomaste. – jalo un poco a la chica hacia él, sus rostros se encontraron más cerca de lo que jamás pensó estarlo Sakura. - ¿le mostraste esa foto a alguien más que no sea yo?

No… - su respuesta fue más un quejido doloroso que otra cosa. tomo con su otra mano el celular cumpliendo con la petición de Itachi, en verdad temía por la integridad física de su brazo si no cumplía con lo pedido. – ya… las borre.

Gracias. – soltó la muñeca de la peli rosa suavemente. – ¿dónde está Sasuke?

Sasuke…

Sakura estaba contra la espada y la pared, de ella prácticamente depende que Itachi sepa muchas cosas y diga unas cuantas más, pero volviendo a la clínica de Konoha, al fin Naruto había despertado y estaba algo decaído emocionalmente, ese susto le toco muy hondo en el alma y sin contar que no olvidaba para nada la pesadilla que experimento, el vivido recuerdo de Sasuke en su departamento, como le vejaba con palabras hirientes, no supo si fue sueño o alucinación, a la final cuando logro despertar se vio en una fría habitación con Itachi dormido en un pequeño sofá evidentemente incomodo, su cuerpo le dolía horrores y la sensación de que lo habían apaleado fue única. Cuando pudo hablar Gaara e Itachi le explicaron lo que había sucedido, se salvó de morir asfixiado por el humo o peor aún, quemado vivo, su sorpresa fue grande pero también el agradecimiento para con Gaara, otra vez llegaba a rescatarlo como un gran héroe, estaba comenzando a creer que el pelirrojo estaba predestinado a ponerse en su camino para bien.

Tengo hambre. – susurro el rubio mirando su estómago, en ese lugar lo tenían bajo una dieta como para un moribundo, según él, se sentía mejor y solo quería comer algo rico, algo que su hija pedía a gritos esa tarde aburrida en la habitación. –

Ya almorzaste Naruto. – Gaara le miro con reproche, era la quinta vez que se quejaba de lo mismo. –

Anda… acaso no sabes que si le niegas un antojo a una embarazada, el niño saldrá pareciéndose a lo que quería. – chillo desde su cama como crio de 3 años. – ¡tráeme ramen!

Eres un malcriado de primera. – el pelirrojo se puso de pie y se encamino a la puerta de la habitación. – te traeré lo que consiga, pero no esperes ramen en una clínica.

Hum… - hizo puchero cruzando sus brazos. –

Mantuvo esa posición hasta que Gaara desapareció de la habitación, se sentía molesto allí encerrado, estaba bien, se sentía bien, si no le recordaban a Sasuke era capaz de vivir en paz consigo mismo, suavemente deshizo su pose y paso a frotar su estómago con suavidad, no había sentido moverse mucho a su hija, quizás los medicamentos que le habían dado para detener las contracciones le mantenían aun adormecida las sensaciones de su cintura para abajo.

Pronto comeremos ramen. – susurro para si con emoción. –

Buenas tardes… - la puerta de su habitación que había quedado entreabierta se asomó un ramo de flores, olían realmente bien, rosas y girasoles enormes arreglados con mucha delicadeza. – ¿la habitación 432?

No lo sé… - Naruto miro curioso al hombre que preguntaba por la habitación y que el verdaderamente desconocía si quiera en cual lo habían metido. – si quiere lea afuera.

Es verdad… lo siento. – retrocedió difícilmente con el enrome ramo entre manos y logro leer el numero pegado a la puerta. – me equivoque de habitación.

No se preocupe. – rasco su nariz divertido, aquel individuo parecía a punto de caer por el peso del ramo. –

Una pregunta. – se detuvo al observar a Naruto sobre las ramas del arreglo. – ¿estoy en el piso de maternidad?

Sí.

Ya veo… - asomo más su cabeza hasta tener una mejor vista del rubio. – ¿eres el paciente?

Eh… - se sonrojo en un segundo, lo más seguro es que ese pobre hombre pensara que estaba enfermo o loco por decir que era un hombre ingresado en el pabellón de maternidad. –

Felicitaciones. – sonrió levemente y movió su mano sacando un girasol de entre el ramo que traía. – le dejare esto… al menos por ser amable conmigo y mi torpeza.

No tiene que… - tomo el enorme girasol del largo tallo entre sus manos. – aún no ha nacido.

No importa, es un detalle. – sin prisas se dio media vuelta y salió de la habitación dificultosamente con su carga y esquivando a dos personas más que parecían venir hacia la misma habitación. –

Naruto se le quedo mirando embobado hasta que por la misma puerta entraron las personas que él si conocía bien, su rostro se volvió algo avergonzado, sabia la reprimenda que venía, su más cercano amigo y tutor se detuvo en la puerta y cruzo sus brazos realmente serio.

Iruka... sensei. – gimió por lo bajo y listo para recibir un regaño, pero lo único que percibió en ese segundo fue unos brazos suaves y cálidos que lo arrullaron como un niño pequeño, igual a una madre protegiendo a su hijo. –

Eres un tonto. – hablo bajito al oído de su antiguo alumno. – un tonto sin remedio.

Lo… siento. – en verdad quería llorar, no sabía porque, pero estaba con el nudo en la garganta, ese sentimiento de ser querido y amado despertaba con más fuerzas que nunca. –

No digas nada, todo lo que pasaste fue muy duro. – alejo un poco su cuerpo para ver mejor a su pupilo. –

Yo… intente llamarlo, pero usted no respondía... hace más de 2 semanas que he querido contarle tantas cosas… - sus orbes azules se centraron en su vientre. –

Realmente no tienes que disculparte, yo no fui el más eficiente en informar, tuve que viajar por la universidad, una cosa trajo otra… tome vacaciones también y… - Iruka se enderezo acariciando su mano derecha, en ella lucía un evidente anillo de compromiso. –

¡Nos vamos a casar! – de quien sabe dónde salto Kakashi abrazando al castaño por el cuello, más bien parecía que lo iba a ahorcar de un segundo a otro. –

¡CON EL PERVERTIDO DE LOS PERROS!

¡ES KAKASHI! – gruño enfurecido, no había podido quitarse el apodo que le dio el rubio cuando lo conoció. –

Felicitaciones entonces. – Naruto sonrió con sinceridad, su antiguo sensei se merecía una vida feliz, un compañero que lo quisiera a su lado. mientras pensaba en eso, una lágrima recorrió su mejilla sin pensarlo si quiera. – otra vez… estas hormonas.

Ahora lo que me importa es que estas bien, que ese accidente de tu departamento no paso a mayores. – Iruka se sentó en la orilla de la cama junto al rubio. –

¿cómo supo que estaba aquí?

Por Jiraiya, fui al local a visitarte y él me dijo todo lo que paso, me preocupo mucho tu estado actual, estas sin casa…

Puedes venir a vivir con nosotros. – Kakashi le miro con ánimos, le caía bien el chico después de todo. –

No creo que sea divertido estar allí haciendo mal tercio, además, ya tengo donde ir, Gaara me dará alojo por un tiempo mientras reparan el departamento.

Estarás cómodo allí y la bebe también.

¿Cómo sabe que es niña?- Naruto lo miro sorprendido –

Tu jefe nos contó muchas cosas… menos una. – el semblante de Iruka paso a uno muy serio. - ¿Dónde está el padre de tu bebe?

No quiero hablar de ello Iruka sensei…

Y el padre de la criatura estaba meditando solo en su habitación, desde que Sakura se fue no pudo quedarse tranquilo, se le revolvieron las emociones, sus pensamientos solo iban en una dirección y con un solo nombre, Naruto Uzumaki. Que desgraciado momento cuando se tropezó con él, cuando lo conoció y quedo atrapado en su personalidad, el jamás había necesitado amigos, amistades, solo se necesitaba a sí mismo, pero ese rubio atolondrado se le metió poquito a poco por un huequito en el corazón, una pequeña fisura que no debía tener.

Su molestia esa tarde radicaba en que una parte de él quería llamar a su casa y hablar con Itachi, preguntarle como quien no quiere la cosa sobre Naruto, se debatió más de una hora y termino por marcar el número de su antiguo celular, Itachi debía conservarlo aún, estaba sinceramente deseoso de oír a su hermano mayor pero su anhelo se le volvió agua entre las manos, el numero al que marcaba estaba apagado o fuera del área de servicio.

Maldición. – gruño para si al tiempo que aventaba su celular a la cama, ya no tenía ganas de seguir intentando algo que no daría frutos, su orgullo no le permitiría preguntar por Naruto, eso nunca. –

Sasuke. – la voz de Sai resonó fuera de su habitación, el fastidioso compañero de vivienda no le dejaba en paz ni a luz ni a sombra. –

Vete al infierno, no quiero hablar con nadie.

Yo sí. – sin importarle que Sasuke se negara, paso el umbral de la puerta y camino para quedar frente a la cama del moreno. – deprimido.

Sai, te salvaste hace unas semanas de que te diera una paliza… ahora parece que me estás dando la excusa perfecta para hacerlo. – se sentó en la cama con su acostumbrado rostro frio y enfadado. –

No me gusta la violencia.

Lárgate si no quieres experimentarla.

Solo tengo una curiosidad, una duda razonable que me gustaría plantearte.

No te escucho.

¿porque tu hermano no puede venir a verte?

Aquella frase saco de su seriedad al Uchiha, primero que nada, ¿cómo Sai sabía de qué él tenía un hermano mayor?, bueno, no era muy difícil de deducir pero la pregunta que arrojaba esa solo hacía más sospecho el conocimiento del que disponía ese chico, mucha información para alguien que no debería importarle un pepino su familia o sus problemas personales.

Habla.

Me caíste bien, así que te diré un secreto. – se acercó un poco a la cama para hablarle al moreno. –

De la noche a la mañana decides que te caigo bien… eso no te lo crees ni tú mismo.

Realmente, Sasuke no me caes bien, seré más sincero aun, lo que sucede es que tu vida familiar me resulta tan perturbadoramente atrayente y por otra razón también. – sonrió como solo él podía. - tu compartes este lugar conmigo porque debo vigilarte.

¿cómo que estas aquí para vigilarme?

No directamente, sinceramente me pregunto también porque nos juntaron aquí. – sin pedir permiso se hecho en la cama de Sasuke. – mi padre es extraño.

Créeme, no más que el mío. – desvió la mirada hacia la ventana. –

El me hace muchas preguntas sobre ti, me dice cosas que no me importan, como tu hermano mayor, no sé cómo es físicamente, ha de parecerse a ti, pero solo me pidió que este al pendiente si llegara a aparecer por aquí.

Tu padre conoce al mío. – Sasuke zanjo las dudas tajantemente. – el solo esta vigilándome como siempre, no te tomes tan apecho tus sospechas, no era extraño que tardara en enterarme de todo esto.

¿No te sorprende que te acosen así? – la acostumbrada pose sonriente de Sai paso a una asombrada con total sinceridad. –

No.

¿Y… ese tal Naruto que es de ti?

Los ojos de Sasuke se llenaron de molestia, típica pose que ponía cada vez que le nombraban al rubio, hasta Sai había detectado ese leve, pero evidente, cambio de humor cuando sonaba su nombre, picar la amargura del Uchiha era divertido, muy divertido.

Que te importa.

Nada, pero me da curiosidad saber sobre alguien que te tolere, eres tan ácido y frígido que dudo que alguien te tome en cuenta con pasión…. Bueno, la loca que te acosa es otro caso, pero no creo que ese Naruto del que hablas tanto dormido sea como ella. – Sai sonrió enorme como niño bueno, parecía encantarle meterse en problemas. –

Sabes, tengo unas enormes ganas de romperte la cara – alzo su puño apretado al límite, pero luego sintió que no valía la pena luchar contra lo inevitable, quería al rubio, lo deseaba, lo extrañaba, demasiado para su gusto. –

Lo quieres. – el semblante de Sai se volvió algo melancólico. – debe ser bueno tener alguien que te quiera.

Querer es una palabra muy grande.

Sasuke se hablando un poco, le dio lastima Sai, era un niño con muy extraños modos, parecía sin emociones, solo volviéndose un espejo ante los demás, imitando el sentimiento pero no sintiéndolo, muy dentro comprendió que la curiosidad del chico era por ver como en su vida entraban y salían personas, para bien o para mal, mientras que el solo veía que Sai estaba en la nada, muy alejado de su padre, más aun de lo que Fugaku lo estaba de él. Solitario, frio, mas frio aun, se parecían un poco, había un algo que lo hacía no reventarle la cara a golpes, no sabía que era pero le dejaba la duda de porque tenerle empatía aun patán malcriado y solitario como Sai.

Otro sentimiento era el que se apoderaba del mayor de los Uchiha, Itachi estaba serio y expectante a que Sakura le diera la dirección de donde estaba Sasuke, la peli rosado escribía temblorosa en una pequeña hoja de papel que le dio el moreno, no podía negarse, estaba aterrada ante la fuerza física y emocional del mayor, quería a Sasuke para ella, pero pasar por encima de este hombre era imposible.

Aquí tiene… - deslizo la hoja hacia las manos de Itachi. – ¿contento?

Aún no. – miro la hoja unos segundos para después guardarla entre sus ropas. –

Tú harás lo imposible por juntar a esos dos… - Sakura susurro esas palabras con molestia. –

No obligo a nadie a querer a alguien, así como no te obligue a ti a amar a mi hermano.

Sasuke se decepcionara… ¿quieres mostrarle a alguien que lo engaño apenas se fue?

No pongas acciones indecentes en alguien que no ha hecho nada malo.

¿Malo?, acaso no sabe que ese tal Naruto anda con otro tipo, esa foto que tome no es nada comparada con todo lo que vi, ¡parecen marido y mujer!

Sakura, solo vez lo que tu corazón rencoroso desea ver, Naruto es un chico realmente bueno, ha pasado por situaciones difíciles y mi hermano no está con el…

No está con él, los quieres reunir porque… porque…. – llevo sus manos a las rodillas, estaba molesta, la verdad que se negaba a creer lo que era más evidente aun, sus manos se aferraron a la tela de su falda, más fuerte, cada vez más fuerte para poder decir esas palabras. – ese bebe es de Sasuke.

¿Entiendes mi posición ahora? – Itachi le miro con suavidad, la chica estaba sufriendo sin duda alguna por esa verdad. –

Yo… solo sobro aquí, ¿no es cierto?

No lo sé, tú eres del tamaño que te consideres.

Me siento estúpida. – con disimulo se secó las lágrimas y levanto la barbilla tomando una gran bocanada de aire. – bueno, será que no me tocaba ser la señora Uchiha.

No creo que Naruto lo sea tampoco, las cosas no son sencillas Sakura, son más complicadas de lo que tú imaginas.

Entiendo, pero ya no quiero hablar más, está claro que no tengo nada que buscar en la vida de tu hermano, solo dejare las cosas así. – sonrió levemente y se puso de pie. – hasta pronto.

Se alejó del café a paso apresurado, Itachi la contemplo hasta que desapareció al doblar la esquina, el cielo se puso más pesado aun, con suavidad cientos de gotas de lluvia comenzaron a mojar el pavimento, el moreno miro su reloj, saco unos billetes y los dejo en la mesa, debía volver al trabajo, había sido difícil inventar excusas a su padre y a sus jefes esos dos días.

En la clínica el ambiente estaba más ameno, Iruka y Kakashi se retiraron dejando a un Naruto más contento, le hacía falta ver a la gente que le apreciaba. A la mañana siguiente le darían de alta al rubio así que Gaara ponía todo en orden para ir a su casa con un par de invitados nuevos, estaba emocionado con ello, podría tener el tiempo que quería con Naruto, aprender más, y quizás también estrechar los lazos que eran de amistad y volverlos algo más.

Todo está listo. – el pelirrojo cerro la pequeña maleta sobre la cama. –

Gracias por permitirme estar en tu casa. – se inclinó para sentarse en la orilla, estaba harto de estar acostado. –

No deberías levantarte aun.

No me voy a romper, además, si no me levanto se me olvidara que tengo piernas y como se usan. – sonrió divertido. –

Quería preguntarte, ¿ese girasol de donde lo sacaste? – miro la flor que estaba sobre la mesita donde se ponía la comida. –

Me lo regalo un señor muy simpático que se equivocó de habitación.

Y el bello ramo de flores estaba puesto sobre una mesita de madera negra, lucia hermoso allí, una mujer lo miraba embobada y algo incrédula por el detalle que su esposo tuvo para con ella esa noche al regresar del trabajo.

Es lindo. – se acercó al ramo y olio el dulce perfume de una de las rosas que traía el ramo. –

Algo diferente para esta casa. – el hombre se sentó cómodamente en un sillón que daba de frente a la mesita con el ramo. –

¿Pero no celebramos nada especial? – se llevó el dedo al mentón en pose pensativa. –

No hay razones especiales para traer algo así.

Si tú lo dices Fugaku, a Itachi le encantara ver los girasoles… son su flor favorita.

Continuara

- capitulo sin comentario -

Próximo capítulo:

¿Verdades o mentiras?


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