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Contra la corriente por RAMSIN

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Contra la corriente

Capítulo 24

Respuestas del pasado

Un cielo azul puro, sin nubes, de esos que parecen de mentira, como si alguna fuerza sobre humana decidiera por capricho que no hubiese ni una sola mancha sobre el firmamento celeste, bajo ese cielo de primavera estaban dos chiquillos jugando, correteándose mutuamente por todo el parque, sus ropas ya sucias solo demostraban la felicidad del momento. Un pequeño rubio revoltoso se encargaba de hacer enfadar a su compañero de juegos, le metía arena en la ropa, le despeinaba, lo abrazaba con mucha fuerza como queriendo estrangularlo, y todo eso y mucho mas se dejaba hacer un pequeño moreno con el ceño fruncido, era muy difícil jugar con el rubio, parecía incansable, pero seguía, era su compañero de aventuras todas las tardes que su hermano mayor lo llevaba al parque.

Desde el banco acostumbrado Itachi les vigilaba, leyendo un libro o tan solo mirándolos con una serenidad inquebrantable, a su lado, un hombre rubio también era parte del repertorio, mas sonriente que Itachi, mas conversador también y con un aire melancólico que surgía cuando miraba a su pequeño hijo rubio, su único vínculo con la felicidad, bueno, ahora había otro más, uno que se sentaba a su lado sin decir mucho pero a la vez todo, eran dos perfectos silenciosos a su modo, delante de los niños no podían hacer ver sus emociones, la pasión que los consumía cuando clandestinamente se encontraban, en la oficina de Minato, en el auto aparcado en un lugar solitario o cuando planeaban un encuentro más decente y romántico en un hotel, nunca Itachi llego a pisar la casa de Minato Namikaze, respetaba la memoria de la fallecida esposa, y tampoco deseaba confundir al pequeño Naruto que comenzó a llamarlo hermanito como lo hacía Sasuke.

Tu padre sospecha algo. – el rubio hablo por fin después de algunos minutos de silencio. –

Pero, no hemos hecho nada que levante esas sospechas.

No lo sé, me mira con insistencia en las reuniones, no sé porque me vigila tanto, parece como si me estuviese estudiando, como si fuera un obstáculo en su camino. – Minato se cruzó de brazos algo serio. –

Él siempre quiere superar a los demás, solo te mira como un reto, tú tienes más posibilidades de ascender rápido, mi padre no ha ascendido tan rápido como tú, con menos edad y menos experiencia has logrado colarte en las altas jerarquías de la policía.

No ha sido fácil Itachi, tú lo sabes, me ha costado muchos años de trabajo duro, a veces quisiera poder olvidar todo y alejarme de esta vida, llevar a Naruto a algún lugar apacible y criarlo como se debe, sin prisas, sin niñeras nuevas cada mes…

No sé qué decir a todo eso. – bajo la mirada consternado, sentía que ni él podía recuperar la felicidad de Minato, el deseo de sonreírle al futuro. –

No te preocupes. – poso su mano sobre la de Itachi – tu estas incluido en esos planes a futuro, quizás hagamos algo diferente, vivamos en paz sin nadie que moleste.

Estas diciendo… - alzo sus negras orbes con asombro, Minato entre líneas le decía que quería una vida con él, quizás casarse, o solo vivir juntos, no sabía que exactamente pero era una oferta tentadora para su enamorado corazón. –

Solo piénsalo Itachi, eres aún muy joven, no te pido que dejes todo lo que has hecho hasta ahora, solo que pueda que haya más cosas en el futuro. – sin prisas abrió un maletín que llevaba consigo y saco una especie de objeto cuadrado y envuelto en papel ocre. – esto lo hice hace unos días.

¿Volviste a pintar? – tomo lo que evidentemente era un pequeño cuadro y le quito el papel protector. – son… girasoles.

No te regale nada en tu cumpleaños, quería saldar la deuda con eso, me sentí muy bien volviendo a pintar, la inspiración reapareció.

Gracias. – miro con increíble felicidad el cuadro, un paisaje lleno de brillantes girasoles, sus flores preferidas, dos figuras agarradas de la mano en la lejanía, sin duda eran ellos, mirando al horizonte, al futuro. – lo podre en mi habitación.

¡Yo ayude! - un pequeño rubio sucio de pies a cabeza se posó frente a Itachi. – ¡yo pinte… eso!

Naruto insistió en ayudarme… lo deje dar algunas pinceladas, pero creo que la pintura no es su fuerte. – Minato le sonrió divertido mientras tomaba su pañuelo del bolsillo para limpiar el rostro de su retoño. –

Gracias Naruto. – Itachi poso su mano sobre la cabellera despeinada del niño. –

Flores. – Sasuke se acercó también a ver lo que tenía su hermano mayor entre manos. –

¡Yo las pinte! – Naruto le miro desafiante. –

Mentiroso… - Sasuke le renegó con malicia, le encantaba llevarle la contraria –

¡YO PINTE CON PAPA!

¡NO LO HICISTE!

¡SI LO HICE!

¡NO!

En un segundo ambos niños se fueron a las manos, empujándose, dándose mordidas y todo un compendio de golpes en un estilo muy infantil, tanto Minato como Itachi tuvieron que separarlos, siempre acababan discutiendo, Naruto decía algo y Sasuke venia y le daba la vuelta asunto para llevarle la contraria, era una eterna discusión, se querían, jugaban y después de mataban como dos enemigos a muerte olvidando que hacia segundos atrás reían juntos y se decían amigos.

Al moreno se le escapo una pequeña sonrisa, había recordado ese episodio del pasado cuando despertó y miro el cuadro colgado en su habitación, aún conservaba esa pintura, su único regalo, el único que le dio Minato en el corto tiempo que estuvieron juntos, sus padres jamás le interrogaron de la procedencia del mismo, así que él lo coloco en un lugar privilegiado, junto a su cama, para mirarlo todas las noches antes de acostarse y despertar todas las mañanas con él, valía mucho para él, sentimentalmente hablando, no solo porque lo hizo Minato, sino porque era la primera y última pintura que hizo después de la muerte de su esposa, tenía una facilidad con las manos, siempre pinto por hobby, como una manera de pasar el rato, sin enseriarse, pero cuando Kushina murió, dejo de hacerlo, solo el amor por el Uchiha le llevo a volver a intentarlo, un último cuadro lleno de simbólicos sentimientos con deseos futuros.

Un jardín lleno de Girasoles para los dos… - dio un hondo suspiro, ese cuadro solo le traía bellos sentimiento pasados, pero la realidad era otra, su futuro, el futuro que quería para Naruto ahora no era de una casa apacible llena de girasoles, estaba arrimado en un hogar ajeno, con una carga inmensa en sus entrañas y el sin poder acercarse libremente a ayudarle. –

Trató de olvidar el asunto, esa mañana iría a comprar los pasajes para el viaje, se quitó las mantas de encima pero antes de poner un solo pie en el suelo escucho el repique de su celular, estaba puesto en una mesita cerca de su cama así que no tuvo ningún problema en tomarlo y ver el numero entrante, noto en seguida que no le era familiar pero con prisa pensando que era alguien de la policía, tomo la llamada.

¿Quién habla?

Hermano.

Sasuke… - un escalofrió recorrió su espalda, esa voz era de su hermano, al fin se dignaba a llamarlo, a comunicarse, era increíble, tanto, que su voz se quebró al nombrarlo. – eres… tu.

No tengo tiempo para que me reproches por llamar ahora.

No, no tengo que reprochar nada, llamas cuando más es necesario. – trato de respirar profundo, necesitaba coordinar sus ideas, sus preguntas y su conversación. –

Solo quiero hacerte una pregunta.

Antes de ello, Sasuke necesito que estés enterado de algunas cosas.

Déjame hacer la pregunta Itachi, es algo que debo saber.

Habla. – podía esperar un poco más para decir algunas cosas, pero le intrigaba que preguntaría su hermano, tenía que ser muy importante para obligarle a llamarlo, quizás supo de Naruto por medio de Sakura, pero ella jamás le comento nada, mejor era escuchar a Sasuke y salir de la curiosidad. –

¿Quién es Minato Namikaze? – sin rodeos, Sasuke siempre fue directo para decir lo que creía –

Hubo una larga pausa en el teléfono, el menor de los Uchiha creyó que se había caído la llamada por un momento, pero el leve y rítmico sonido de la respiración de Itachi le confirmo que aun oía y estaba en la línea embargado con un mutismo inusual hasta para él.

¿Qué tiene que ver ese hombre con la familia Uchiha? – volvió a replantear la pregunta con fuerza en su voz, le asombraba que su hermano no dijera nada. –

Es… así se llamaba el padre de Naruto.

Padre… - los ojos de Sasuke se abrieron en grande, en vez de tener respuestas, ahora tenía más dudas que antes. –

No es el lugar, ni el modo más idóneo para conversar sobre el Sasuke, quiero decirte solamente que esperes, voy a ir a verte, ya tengo la dirección de donde te encuentras, guardare este número y nos veremos cuando llegue ese día, te prometo que te diré todo lo que desees saber sobre ese hombre y más cosas aun. – sentencio con serenidad, algo, una paz enorme le vino repentinamente al alma. – se paciente hermanito.

Pero… ¿para qué vas a venir?, yo solo quiero saber eso.

Sasuke, no se pueden evadir las responsabilidades y el no saber sobre algo que hiciste, no hará que eso desaparezca, necesitas crecer como persona, debes asumir tus riesgos, tus acciones, no puedes dejarle la carga a la otra persona que compartió contigo el riesgo, no sería justo para ambos.

No comprendo, de hablar de Minato ahora me regañas, sabes muy bien porque deje Konoha así que no quiero volver, no hay nada que me ate allí, tú y mi madre comprenden eso, así que quieres venir para convencerme de volver.

No es eso Sasuke, tus ataduras con Konoha no son solo consanguíneas conmigo y nuestra madre. sin querer has sembrado una semilla, está creciendo y te necesitara tarde o temprano, será tu decisión si deseas estar a su lado o no, solo quiero verte para hablar de ello y sobre tus dudas también, en cierto modo ambos temas están ligados…

Háblame claro Itachi, no necesitas viajar tanto para decir las cosas que necesitas, o si quiero saber que sucede allá.

Dirás, ¿quieres saber de Naruto? – toco la tecla exacta en el corazón de Sasuke. –

Ese idiota no me importa, aun persistes en ponerlo al frente mío, él es pasado, como lo fue mi vida allí.

Sasuke… hasta por teléfono puedo saber que mientes, mientes tan descaradamente sobre tus emociones. – sonrió para si – ya no puedo hablar más, iré en una semana, quiero que esperes pacientemente, hablaremos cosas importantes para ambos.

¿Por qué siempre eres tan misterioso?, toda la vida me has hablado entre líneas, como queriendo decirme más de lo que creo o de lo que debo saber…

Ya eres un hombre adulto Sasuke, no pretendo ponerte la vida color de rosa, ya no, es suficiente para los dos que las situaciones estén enterradas, hay un motivo por el cual hice muchas cosas y me abstuve de otras, pero ha llegado el día en que sepas lo que verdaderamente importa para nuestro padre, lo que el idealizo como la familia perfecta, lo podrido que esta y estarán sus actos hacia ti y hacia mi…

Papá me está vigilando Itachi, no sé porque, pero me tiene hasta una especie de niño entrometido… parece empecinado en saber que hago y a donde me dirijo siempre, hasta quien viene aquí y quién no.

Temía eso, pero necesito que no digas que iré a verte, trata de escaparte de la vigilancia de ese niño, yo buscare el modo de contactar contigo fuera de la universidad.

Lo veo difícil si no imposible. – bajo la mirada consternado, no estaba seguro que tan cerca tenía los ojos de Fugaku encima de sus actos. –

¿Confías en mi Sasuke? – Itachi le pregunto con un aire serio –

Por supuesto, eres mi hermano mayor.

Entonces espera mis mensajes más tarde, tengo una idea de cómo vernos.

Ninguno insistió en los conocimientos del otro, ambos se tenían serias cosas que decir, hablar y descubrir verdades, ya veremos como Itachi se las ingenia para ver a Sasuke sin ser descubierto por Fugaku, pero mientras unos tratan de acortar las distancias en nombre del amor y la verdad, para Sai era una situación muy distinta, estaba sentado con su cabeza gacha en la oficina del rectorado, escuchaba con total parsimonia la charla de su padre, era común que le diera un largo monologo antes de informarle algo nuevo o dejarle una encomienda, esta vez sí sabía que iba a decirle Danzo, estaba muy claro que la nueva meta a cumplir era el alejar a Sasuke de su hermano mayor. Su padre siguió conversando hasta que se detuvo fríamente frente al asiento donde estaba su hijo, le miro meditativo, como cuando uno trata de ubicarse en algún momento del pasado, un recuerdo molesto que no termina de salir o de abandonarle a uno.

Entiendes que debes seguir tu vigilancia Sai.

Lo sé. – suspiro resignado, esto se hacía cada vez más fastidioso, él no quería estar persiguiendo a nadie y menos aún evitar situaciones que debían saberse a su modo de pensar. –Sasuke no se dejara engatusar tan fácil padre.

Eso es lo de menos, cuando te indique le llevaras fuera de las instalaciones de la universidad, si es necesario fuera de la misma ciudad.

¿Podría preguntar algo?

Dime. – clavo sus ojos sobre el moreno. –

¿Por qué Sasuke no se debe ver con su hermano?, ¿y cómo es ese hermano?, debo saber a quién debo alejar de Sasuke.

Sai…

Danzo se cruzó de brazos serenamente y camino hasta la ventana de la oficina, el día culminaba y un cielo rojizo despedía al sol, el frio comenzaba a colarse por los ventanales abiertos, ese clima, esos colores, el negro de la noche llegando con sus recuerdos oscuros, la pregunta de Sai solo le hizo recordar esa noche, la noche en que muchas cosas se concretaron, en que él se ligó por completo con la familia Uchiha.


Hacía mucho frio pero una mujer esperaba impaciente a que alguien llegara, sus manos estaban temblando incontroladamente por la emoción, las esperanzas y un miedo inmenso, a su lado estaba su querido esposo, el hombre que le había regalado el deseo más grande del mundo, con emoción estaban ambos, mirando hacia la puerta de su hogar, solo atentos hasta que el sonido de golpes les saco de su estupor y angustia, Danzo camino hasta la puerta con pasos seguros mientras su esposa esperaba sentada en un pequeño sofá de la sala, le temblaban demasiado las piernas cómo para ponerse de pie.

Sus ojos almendrados notaron al recién llegado, estaba cubierto con un abrigo grueso y entre sus manos llevaba una especie de canastilla, era obvio lo que contenía dentro porque los lastimeros llantos que daba su ocupante inundaron ese solitario hogar.

Pasa rápido. – Danzo le permitió entrar y cerro rápidamente la puerta para evitar llamar más la atención de los vecinos por el ruido. –

Disculpa la demora, me fue difícil conducir tantos kilómetros con este niño llorando. – sin ningún interés dejo la canastilla sobre el sofá más amplio de la sala. –

Puedo… - la mujer se puso de pie con incredulidad, como poseída por la curiosidad se movió hasta la canastilla y destapo la manta que le cubría completamente. –

Ante ella estaba la criatura más linda que había visto en su vida, un diminuto bebe, con tan solo un día de nacido, sus mejillas estabas rojas por tanto llorar, tiritaba de frio y sus bellos labios rosados tenían un amargo puchero, la esposa de Danzo enseguida le tomo entre sus brazos, lo saco de la canastilla para acunarlo un poco contra su pecho, él bebe se removió aun llorando pero poco a poco se quedó callado, sus puñitos se aferraron a la camisa de la morena hasta que por el agotamiento se durmió, aquella dama le consoló un poco con suaves palmaditas en su espalda y acariciando su sedoso cabello negro con una delicadeza infinita, tenía la ternura de una madre, pero el cáncer le había quitado toda la posibilidad de tener hijos.

¿Cómo tu mamá no puede quererte? – susurro al pequeño que se acurruco más aun en ese pecho protector. –

Danzo. – Fugaku le miro complacido al ver que la historia que le conto a ella se la creyó, según, ese bebe era un niño no deseado por el hijo de Fugaku, para evitar que acabara en un orfanato se ofreció a dejarles cuidarlo, sabía que la esposa de Danzo añoraba tener hijos desde hacía muchos años atrás, y que mejor solución a sus problemas que esa. –

Fugaku, ¿tu hijo no recapacito al verlo?... es tan pequeño… que me parece imposible pensar que despreciara una vida que creció dentro suyo.

Nahoko, mi hijo cometió un error, es muy joven aun para tener orden, es mejor que las cosas acabaran así, tú le cuidaras mejor que nadie en el mundo. – una sonrisa casi forzada asomo entre los labios del Uchiha. –

Gracias a ti Fugaku, te prometo que cuidare bien a tu nieto, podrás verlo cuando quieras y le enseñaremos a que te diga abuelo. – sonrió tiernamente pero su alegría fue interrumpida por los llantos del bebe nuevamente. – ¿tu hijo no le dio de comer antes de traerlo?

No quiso tocarlo si quiera.

Entonces le preparare un biberón, compramos todo a la carrera apenas supimos que había nacido… - meció al pequeño con ternura para calmarlo. – ya vas a comer Sai, tranquilo… mamá te dará tu comida.

Entre susurros la mujer salió rumbo a la cocina con el pequeño reventándose en llanto, ambos hombres cruzaron miradas con seriedad, un ambiente antes alegre ahora parecía pesado e intolerable.

Tu mujer está feliz.

Le has dado lo que ella quería, un bebe. – sentencio con recelo. –

Sabes que esto queda entre nosotros, ese niño no tiene que tener contacto con mi familia, nunca Danzo.

No te preocupes, ya comencé a mover mis conocidos, podremos sacarle su documentación legal como si hubiese nacido como nuestro.

Hazlo pronto, temo que mi estúpido hijo empiece a buscarlo, me costó mucho quitárselo, no sé qué le ve de agradable tener un bastardo como ese.

Me da algo de lastima Itachi. – Danzo comento con desanimo. –

No le tengas lastima, lo superara, estoy seguro que pronto se le olvida esas ideas paternalistas, es fuerte, lo olvida rápido.

Nahoko quiere que cuando crezca él bebe sepa de tu existencia Fugaku, ella está convencida que solo estamos haciéndote un favor enorme.

Procura que eso no suceda, no quiero que ese bastardo me llame abuelo. – sin muchos ánimos noto como la esposa de Danzo volvía de la cocina con él bebe silenciado gracias a un biberón en su boca. –

Estaba hambriento. – se sentó en el sofá junto a la canastilla. – ¿Fugaku, estás de acuerdo en que se llame Sai?

No hay problema. – en un segundo sintió como su teléfono vibraba, miro el mensaje y en seguida se puso alerta. – debo irme.

Te acompaño fuera. – Danzo noto el cambio de ánimos en su amigo. –

Gracias otra vez Fugaku. – la morena se despidió con una de las sonrisas más felices del mundo, entre sus brazos tenia lo que tanto anhelaba, un hijo. -

Los dos hombres salieron de la casa para poder conversar libremente, Fugaku subió a su auto rápidamente, el mensaje que le habían enviado ameritaba que regresara a su hogar lo antes posible.

¿Qué sucedió?

Es Mikoto, esta angustiada, parece que Itachi empezó a sangrar más de lo normal.

Llévalo a un médico, una rudimentaria partera no puede con todo, por cuidarte las espaldas tu hijo se puede morir Fugaku.

Danzo. – Fugaku encendió el auto y miro a su amigo con una seriedad brutal. –

Ya lo sé.

Aquí muere la existencia de ese niño, es tuyo y de tu mujer, nunca, nunca reveles de donde vino.

Es una promesa.

Así espero.


Sai había crecido muchísimo, era todo un adolecente, su tez blanca, sus ojos negros, el cabello azabache, esa personalidad inteligente y reservada, los genes Uchiha le brotaban por la piel, y Danzo que tanto conoció a Minato se impresionaba de que ese niño no sacara nada de él, quizás tendría algunas cosas del rubio Namikaze, pero deben estar bien enterradas en sus genes aun, lo que si era curiosa sus habilidades para pintar, nunca le conoció esas destrezas a Minato, no en exterior ya que el rubio siempre fue hermético con su vida personal, nunca le conoció familia, esposa o hijos, todo un misterio que se fue con él a la tumba cuando murió en el accidente de tránsito.

No tengo fotos de Itachi Uchiha, pero podría decirse que se parece demasiado a Sasuke, míralo de este modo, sabrás muy bien quien es el cuándo lo veas.

Parecido a Sasuke… - Sai se cruzó de brazos pensativo. – esa familia es extraña.

Mucho Sai, pero eso no debe interesarte no son nada tuyo.

Es cierto.

Ya puedes retirarte, cuando sepa de la llegada de Itachi volveremos a hablar del tema.

Sí.

El moreno salió de la oficina con un aire más interesado aun por Itachi, realmente era un misterio todo lo que rodeara a los hermanos, como deseaba curiosear más, su incansable modo de ver el mundo desde afuera le daba la interesante perspectiva de poder controlar algunas cosas, quizás era hora de divertirse, de hacer lo que cree correcto y no lo que su padre le impone con misterios.

Unos cuantos días más se fueron veloces, ya Itachi estaba preparando sus últimos detalles del viaje, esa tarde de sábado decidió hacerle una visita a Naruto en casa de Gaara, no lo veía desde que le dieron de alta, solo hablaba con el pelirrojo por teléfono dándole los pormenores más importantes del día a día del Uzumaki, con emoción compro algunas cosas para su sobrina, si no se equivocaba en la cuenta ya Naruto debería estar pisando los 6 meses de gestación, cada vez faltaba menos para el nacimiento de la pequeña y aun su hermano sin saber nada, le consolaba que solucionaría eso pronto, en pocos días viajaría a encontrarse con Sasuke y decirle lo que tanto deseaba.

Itachi llego al portón de la casa y toco varias veces hasta que un serio Kankuro le abrió la puerta, estaba mojado de pies a cabezas y con solo unas bermudas playeras puestas, sin ánimos y resbalando a cada paso que daba por el piso pulido le fue llevando a la parte trasera de la casa, pronto comprendió porque del recibimiento, ante él se presentaba un jardín amplio con asientos plegables a la orilla de una piscina redonda y lo suficientemente grande como para meter tres autos a lo largo.

Allí esta. – Kankuro se sacudió el cabello y paso a darse palmaditas en el oído para sacar el agua que tenía aun dentro. –

¿Dónde? – Itachi miro expectante por todo el lugar hasta que noto algo amarillo que brotaba del agua con una enorme pistola de agua en las manos. – ¿Naruto?

Ja ja ja! ¡Kankuro escapaste! – sin previo aviso disparo el arma pero fue a dar donde el Uchiha, Itachi no logro esquivar el chorro de agua así que su camisa gris acabo mojada completamente. –

Eso es una bienvenida inesperada… - susurro algo desubicado con el suceso. –

¿Itachi? – Naruto se quedó mudo al ver a su víctima acuática. – ¡lo siento!

Con mucha dificultad el rubio salió de la piscina, estaba más redondo de lo que recordaba Itachi, su vientre resaltaba bajo la camiseta naranja que cargaba puesta, unos shorts cortos negros y el rostro cubierto de bloqueador solar, lucia como un niño con la pistola de agua en sus manos, ajeno a todo lo que lo rodeaba.

Veo que estás pasándola muy bien. – se sentó en una pequeña mesa donde estaban algunas toallas y más cosas personales de los bañistas. –

No estoy enfermo, eso se lo vivo repitiendo a todos aquí. – camino hasta donde Itachi y le tendió una toalla. – sécate.

¿Cómo te has sentido?

Bien.

Itachi. – la voz de Gaara interrumpió la conversación. – llegaste temprano.

Decidí pasar antes de hacer otras diligencias.

Naruto, quítate esa ropa, pescaras un resfriado. – el pelirrojo le regaño como si fuera una madre cuidadosa. –

Allí van nuevamente. – giro los ojos fastidiado y tomo una toalla de la silla para secarse. –

Creí que vendrías el lunes para la consulta con Tsunade. – Gaara tomo asiento junto al moreno. –

No puedo, por eso me adelante, también le traje algo a la bebe. – dejo las bolsas color rosa sobre la mesa. – espero te guste lo que le compre.

Mi hija es afortunada, le llueven los regalos. – tomo emocionado la bolsa y abrió para ver su contenido, dentro habían varias ropas de bebe, unas mantas y lo más extraño o especial era una pequeña sabanita azul cielo que estaba metida en una bolsita aparte. –

¿Porque está sola?

Era de un bebe que solo la uso una vez, espero que mi sobrina le dé más uso. – miro la prenda con melancolía, fue lo único que pudo esconder de las pesquisas que hizo su padre luego de llevarse a su bebe. –

No quiero la manta que uso tu hermano de bebe. – Naruto frunció el ceño notablemente enfadado y puso la manta en manos de Itachi. – gracias pero no quiero eso.

No es de Sasuke, te lo puedo prometer.

¿No… es de el?

No.

Si es así, la acepto.

Aun no sanas tus molestias sobre mi hermano.

Y no pretendo hacerlo, tu hermano me dejo una gran responsabilidad y no quiero hablar más de él. – sentencio fríamente, le dolía, pero había aceptado su destino con mucha madurez, no como el Uchiha que salía corriendo apenas las cosas se complicaban o eso creía Naruto de Sasuke. -

Naruto, en unos días iré a ver a Sasuke, le diré que estas en estado.

¿Cómo dijiste? – sus ojos se abrieron como platos ante las palabras de Itachi. –

Continuara…

Jo j ojo! Felices fiestas, que el mes de diciembre les traiga cosas lindas, esperanza, buenos deseos y también muchos regalitos de Santa, por mi parte yo aquí les traigo unos cuantos, como la noticia de la identidad del bebe de Itachi, ji ji ji. Algunas sospechaban de Sai, otras ni tenían la menor idea, asi que aquí revelado ese misterio misterioso. Si, ya sé que Fugaku fue un perro inmundo XD… pero asi paso, ahora las cosas se enderezan o mejor dicho, se tuercen más, con el viaje de Itachi, Sai tras sus propias verdades y Fugaku sabiendo unas cositas más, capis interesantes y se me viene lo mejor de fic. Gracis por leer mi humilde fic y disfrutarlo tanto como yo lo hago escribiéndolo, esperen más locuras y byeeeee.

Próximo Capitulo:

Un encuentro esperado.


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