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Contra la corriente por RAMSIN

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Contra la corriente

Capítulo 30

Deseándote con el alma

Debía estar claro en las dificultades de su vida actual, Sasuke quedo algo decaído con su encuentro de esa tarde, sin mencionar lo adolorido de su rostro, pero debía reponerse, irían a la casa para hablar con Mikoto y presentarle a Sai. Un buen baño de agua fría le devolvió un poco los ánimos, el regreso a su hogar después de varios meses fue opacado por el acontecimiento de su paternidad, su sobrino y la lucha que deberá tener por el corazón de Naruto.

Anímate un poco Sasuke. – Itachi le hablaba con serenidad mientras caminaban por la calle hacia su hogar –

Necesito ver a Naruto otra vez… una vez más, necesito que me deje hablar.

Eso lo discutiremos más tarde, Sai también tiene que conocerlo, sería bueno que ese encuentro se haga a la vez, Naruto no se atreverá a recriminarte nada cuando sepa la verdad.

No me perdonara. – dio un hondo suspiro para terminar deteniéndose junto a su hermano y su sobrino frente a la ancestral residencia de los Uchiha. –

¿Este es el sitio? – Sai al fin abrió la boca, venia silencioso, solo escuchando la conversación sobre el tal Naruto. –

El lugar donde naciste. – Itachi le dio una palmada suave en la espalda alentándolo a que entrara por el portón semi abierto. –

Bonita casa. – con aplomo paso la entrada esperando que su madre tocara a la puerta. –

Itachi saco un juego de llaves y abrió, la casa estaba silenciosa, solitaria como esperaban encontrarla gracias a la salida inesperada de su padre, era una suerte que Fugaku haya tomado la decisión de partir ese día, convenientemente para ellos.

Itachi, Sasuke… - la voz suave de una mujer alerto al trio que estaba ya en la sala de la casa. –

Madre.

En un segundo Mikoto estaba abrazada a sus dos retoños, sus brazos no daban abasto para demostrarles lo mucho que los amaba y que los había extrañado, entre un llanto contenido se separó de su abrazo y miro primero a Sasuke, su pequeño revoltoso que se había transformado en todo un hombre.

Sasuke… bienvenido a casa hijo mío. – acaricio la mejilla de su pequeño justo donde tenía el llamativo moretón dejado por el golpe de Naruto. - ¿qué te sucedió allí?

No es nada mamá. – le sujeto mano con ternura para alejarle de su rostro. – todo está bien.

Itachi… - desvió la mirada hacia su hijo mayor, solo le había dejado de ver unos días, pero era la misma emoción que sentía por verlo de regreso con Sasuke. – cumpliste tu palabra.

Madre, tengo que presentarte a alguien. – Itachi respiro profundo y se movió dejando al descubierto a su hijo, Sai estaba mudo parado tras su madre, no había hecho el esfuerzo de llamar la atención, estaba impresionado por la dulzura que despedía esa mujer, su abuela. –

¿Y él es?- sonrió curiosa hacia el simpático jovencito que se escudaba a todas luces tras Itachi, en un segundo su sonrisa se borró del rostro pasando a un compendio de lágrimas derramadas sin tropel, sus manos se estiraron hasta posarse a ambos lados del rostro de Sai, lo tomo entre sus manos acariciándole con suavidad, murmurando algunas cosas que ninguno pudo identificar hasta que su voz ya quebrada dejo ir una palabra. – lo… encontraste.

Nadie se impresiono, bueno, solo Sai se tomó con asombro las emociones de Mikoto, estaba paralizado dejándose abrazar y besar por su abuela, esta parecía llena de un jubilo inigualable, repetía una y mil veces que era hermoso, que se lo imaginaba así y le pedía que le perdonara por dejarlo solo cuando nació, que nunca más lo abandonaría por obedecer órdenes que no iban con sus deseos.

Itachi… tiene tus ojos, tu cabello, tu piel… es tan parecido a ti. – estaba aún jipando entre sollozos pero no soltaba a su nieto, lo mantenía abrazado de un modo casi posesivo. –

Se..señora… - al fin Sai se atrevía a hablar, el sentimiento de pena y vergüenza lo inundaba de modos insospechados. –

Soy tu abuela, abuela Mikoto. – le estampo un beso en la mejilla para después soltarlo. - ¿Qué edad tienes?

15 años.

Como… ¿cómo pudiste dar con el Itachi?

Los cuatro al fin tomaron asiento en la sala, el mayor de los Uchiha le conto parte de los sucesos a su madre, como fue que Fugaku lo dejo en casa de un amigo íntimo, el cómo se vio en el camino de su hijo gracias a su búsqueda de Sasuke, que sin querer todo le había llevado a la verdad.

¿Cómo no me imagine eso? - Mikoto estaba feliz pero llena de remordimientos por todas las noticias sobre su esposo y lo que hizo para desaparecer a Sai y a Sasuke de Itachi –

Ya todo está claro madre, no debes llorar más por lo que paso hace 15 años, él está bien, a pesar de todo creció bien y míralo, es todo lo que imaginaste que seria.

Aún falta Naruto. – Sasuke interrumpió la conversación de su hermano mayor – mamá debe saber eso Itachi.

¿Naruto?- Mikoto arqueo una ceja intrigada –

No puedo andar con rodeos mamá, la verdad es que tienes otro nieto, más bien una nieta, yo me fui de Konoha sin saber que había dejado en estado a un chico…

Eso era… era la noticia que Itachi me dio a medias. – miro a sus hijos impresionada, esto cada vez lucia mas enredado, sus hijos parecían haberse puesto de acuerdo para dejarla sin aliento ante sus andanzas. –

Las cosas no acaban allí madre, la situación es más compleja de lo que crees. – Itachi le tomo la mano con suavidad. – el chico que embarazo Sasuke resulto ser el hijo de Minato.

De… Minato, el mismo Minato que te… - su boca se abrió enorme, quería decir algo pero no pudo, su mente se remontó al joven de cabellera rubia, alegre, educado, el que trato de conquistar el permiso de Fugaku y nunca pudo. – eso… ¿Minato tenía un hijo?

Se llama Naruto Uzumaki y él siempre lo mantuvo alejado de su vida policial, no quería que se viera ligado a algún problema, pero… cuando Minato murió, Naruto fue llevado a un orfanato, ese chico ha pasado cosas muy fuertes, salió adelante prácticamente solo… y el destino hizo que él y Sasuke se conocieran hace ya varios meses atrás.

¿Quiero entender que entonces… mi nieto y ese tal Naruto son hermanos?

Así es mamá. Además, Naruto espera un hijo mío, tienes dos nietos, dos nietos que siguieron el mismo camino y la misma sangre.

Dios mío… el destino se está vengando de su padre. - Mikoto no pudo decir algo más, era como una maldición para Fugaku, el hombre que tanto quiso alejar de su familia acabo dejando una semilla sembrada que se multiplico. –

Mientras Mikoto sigue sorprendida por las revelaciones de sus hijos, esperemos que no la maten de un ataque de sorpresas, pasamos a ver que sucedió en la galería luego de la huida de Naruto, Kankuro detuvo a Gaara, este pretendía seguir a Naruto fuera del lugar pero le recrimino que debía seguir allí, no podía abandonar algo que le tomo tanto tiempo crear, era su arte, su trabajo duro vuelto esculturas de vidrio, tras una buena reprimenda de su hermano mayor Gaara logro controlarse y dejarle espacio a Naruto, este salió de la galería prácticamente sin rumbo fijo, solo deseaba alejarse de Sasuke, del lugar donde se encontraron otra vez, camino sin notarlo si quiera hasta su antiguo trabajo, el local de comida que tantas torturas, felicidades y trabajo duro le dio, se mordió el labio al pensar que por culpa de una mañana de repartidor tuvo aquel encuentro con el moreno, su coraje creció más y más, pero la repentina intervención de su hija le interrumpió la rabia del corazón, estaba pateándole con fuerzas, eso solo significaba que debía calmarse y calmarla a ella.

Tranquila, nada malo va a sucederte, estás conmigo, no necesitas más nada pequeña. – acaricio su vientre un poco para después sonreír, haría una visita sorpresa a su jefazo pervertido. -

Ya casi llegaba la noche, era la hora pico en el local, sin impresión se abrió paso por entre el cumulo de comensales, los platos humeantes en la barra que rodaban de un lado a otro gracias a un nuevo empleado que parecía muy eficiente, daba tumbos de un lado a otro como si fuera una lucha contra un enemigo imaginario, Naruto se detuvo a observarlo, debía ser sincero, el joven que ocupaba su antiguo puesto era un torbellino de color verde, verde por su ropa estrafalaria en ese tono, cruzo sus brazos y se recargo de la pared, estuvo mirando el ir y venir del joven hasta que el mismo chico se detuvo repentinamente frente a él, fue algo que no esperaba el rubio.

¡Bienvenidos! – sin pena alguna prácticamente agarro a Naruto de la cintura y lo escolto a una mesa que estaba recién desocupada – ¡el menú del día está aquí!

Yo… - tomo el menú entre sus manos, mejor dicho, el chico con hiperactividad se lo dejo allí en un segundo –

cuando quieras ordenar me avisas. – desapareció tan rápido como llego, ni dejo que Naruto hablara. –

parece muy feliz de atender este lugar… - susurro entre dientes al tiempo que sintió como posaban una mano sobre su hombro – no tengo hambre aun…

¡el empleado prodigo regresa!- sonrió divertido al ver a su antiguo empleado –

¡Jefe! – le miro con asombro, feliz, más bien con un sentimiento de nostalgia que seguro eran causados por sus hormonas –

¿Sacaste a pasear la carga? – señalo con su dedo el enorme vientre del rubio –

No se burle de mi estado. – inflo los cachetes como solía hacer cuando se enfadaba –

Tranquilo, me alegra verte después de todo, se te extraña por aquí. – paso a tomar asiento junto al rubio –

Consiguió un buen suplente. – observo al chico que iba y venía desenfrenadamente con los pedidos –

Lee… esta algo loco pero es un buen chico, más bien demasiado bueno, no le gusta hacer nada mal y si algo le sale mal lo repite mil veces más para no equivocarse de nuevo.

Y… - bajo la mirada melancólico, aun el recuerdo de Sasuke rebotaba por su cabeza – está bien el negocio, por como lo veo.

¿Qué te sucedió? – el aire divertido de Jiraiya paso a uno serio, como paternal, debía admitir que se había encariñado con Naruto como si fuera un nieto suyo. –

Nada, no ha pasado nada, estoy muy bien en casa de Gaara, es más de lo que esperaba, nos quiere mucho a mi hija y a mí.

¿Y el otro?

No necesito hablar del otro.

Allí radica tu molestia. – sentencio fríamente – ¡olvida los problemas por hoy, comamos un buen ramen!

Ella está de acuerdo. – sonrió rascando su nariz, como presentía que su pequeña caprichosa amaría comer ramen tanto como él. –

El rato se les fue más ameno de lo esperado, Naruto olvido sus problemas sentimentales con el cariño y el calor de alguien conocido, fue una gran idea visitar a Jiraiya, pero ya era realmente tarde, en el local solo quedaron ellos dos, aun conversando hasta que el rubio vio la hora en el reloj de pared tras la barra.

Es tarde. - Naruto se levantó del asiento con mucha dificultad –

No hay problema, ¡te llevare hasta la casa, compre un auto nuevo! – saco un juego de llaves del bolsillo de su pantalón. –

Ese llavero es obsceno… - miro el llavero en forma de pechos que colgaba de las mencionadas llaves –

¿Quieres irte a pie o que te lleve yo? – el peliblanco lo miro malicioso –

No se diga más. – sonrió nervioso –

Mientras Naruto regresa a casa de Gaara, este ya había terminado su exposición y estaba también de nuevo en el hogar, agotado y preocupado por Naruto, miro su reloj de pulsera para darse cuenta que pasaban de las 11 de la noche y el rubio no llegaba. Luego de cambiarse subió a la habitación del mismo y paso dentro sin encender las luces si quiera, se detuvo en el medio del lugar, por un segundo la verdad estaba dándole de lleno, la habitación estaba llena del aroma del Uzumaki, de su presencia, del futuro que llevaba dentro ya que en una esquina Naruto había dispuesto todos los regalos, peluches y detalles para su hija, era como un santuario en rosa.

Dio algunos pasos más y tomo asiento en la mecedora color blanco que fue el último y más extravagante regalo que le dio Temari al rubio, se meció unas cuantas veces en ella, podía imaginar las cosas que sucederían allí mismo, cuando Naruto estuviese sentado allí con la pequeña, sin querer se formó una débil sonrisa en sus labios, sería la escena más tierna que jamás haya visto, estaba tan cómodo y absorto en esos pensamientos que no sintió cuando la puerta de la habitación fue abierta nuevamente por su dueño, ante Gaara estaba un Naruto que lo miraba serenamente, más calmado y centrado del que recordó cuando se fue de la galería.

Buenas noches. – el rubio sentencio suavemente mientras cerraba la puerta ya dentro –

Estaba preocupado, es tarde. – trato de levantarse de la mecedora pero el mismo Naruto le cortó el paso –

Necesitaba pensar las cosas. – sonrió levemente – ¿es cómoda?

Te gustara sentarte aquí con la bebe.

Gaara, lo de hoy fue algo que no esperaba realmente. – poso sus manos sobre los brazos de la mecedora, mirando fijamente al pelirrojo –

Yo no imagine que lo golpearías de ese modo.

Fue instintivo, necesitaba hacerlo. – rio con malicia – me gusto hacer eso.

Tu eres el que decide que hacer.

Eso lo pensé mucho también Gaara, que hacer… - sin previo aviso se agacho hasta quedar frente al nombrado –

Naruto… - miro sobresaltado como los labios del rubio se posaban sobre los suyos. –

Decidí quererte a ti.

Yo… - sus mejillas estaban al rojo vivo, era mil sensaciones recorriendo sus labios, los que al fin Naruto beso por motus propio –

No digas nada, quiero un futuro para mi hija, uno donde no tenga que pelear por un poco de amor, uno donde me sienta seguro y querido, eso representas tu Gaara.

Permiso, estaba permitido seguir, eso significaba el beso así que Gaara se sintió con fuerzas renovadas, en un arrebato se puso de pie y estrecho entre sus brazos al rubio, tan cerca que podía sentir su calor, el aliento de su boca, el tibio compas de sus latidos y el redondeado abdomen que le impedía acercarse más aun a él.

Quiero besarte, quiero demostrarte mis sentimientos como es debido. – susurro aquella frase al oído de un sonrojado Naruto –

Tienes permiso. – sentencio rodeando el cuello de Gaara con sus brazos, estaba bien no pensar, ya solo quería sentir –

Gracias.

Esa fue la última palabra que se oyó en la habitación, después de eso solo el sonido de sus besos y sus respiraciones inundo el lugar, parecían extraños en la oscuridad, Gaara no pensaba claramente, solo deseaba poseer ese cuerpo, ese ser, no le importaba la condición del rubio, podía palear con eso, estaba decidido que quería hacerse cargo de la bebe y que ella venia incluida en el paquete que representaba amar a Naruto. Con torpeza ambos se movieron hasta la cama, no era extraño para el rubio ese juego, lo recordaba de sus encuentros con Sasuke, pero no era bueno recordar eso, no en ese instante tan íntimo.

En la cama no. – sentencio con una vergüenza enorme, tenía ganas pero ese lugar aún era recordar a Sasuke –

Yo… no pretendía ir tan lejos, si tu no quieres lo entenderé. – sentencio abrazando al rubio –

Estas hormonas me volverán loco, si quiero… más bien. – sujeto la mano de Gaara deslizándola hasta su bajo vientre. – lo necesito.

Si ya estaba sonrojado, pues ahora herviría en vergüenza total, sintió la dureza del Uzumaki, estaba totalmente emocionado y tenía razón, había leído que las hormonas de una embarazada les vuelven sexualmente más activas, así que el rubio no era una excepción a la regla. Su cabeza no daba para pensar rápidamente, más bien fue Naruto quien le saco de sus pensamientos con otro beso más demandante, sus bocas se unieron en un vaivén de caricias, sus lenguas encontrándose torpemente como una primera vez mas, entre pequeños gemidos ambos se movieron hasta un sofá de dos puestos que estaba cerca de la puerta, Gaara le dio gracias a su hermana de que le encantara tanto meter mobiliario innecesario para las habitaciones.

¿Estarás cómodo aquí? – pregunto inseguro al ver como el rubio sin pena alguna se quitaba la camisa manga larga que cargaba puesta –

Donde sea, que no sea la cama. – tiro la prenda al suelo para después ir por sus pantalones, estaba sintiéndose asfixiado por la ropa que cargaba –

Está bien. – había deseado este momento muchas veces, pero nunca imagino que Naruto llevara las riendas y que fuera tan desinhibido para esos asuntos, algo le había pasado al rubio con esa salida que hizo de la galería –

¿No lo has hecho antes? – pregunto con una risita tímida, era divertido ver la cara de Gaara con cada acto suyo –

Soy sincero… no. – sentencio desabotonando torpemente su camisa, estaba por colapsar de los nervios –

Te ayudo.

Sin pena alguna se acercó a Gaara y comenzó a tomar las riendas del asunto, estaba urgido de emociones, sus hormonas le pedían, más bien le imploraban tener sexo, sexo ya y ahora. El pelirrojo se dejó hacer nuevamente, sintiendo como las tibias manos del rubio le quitaban la ropa, podía sentir como deslizaba sus manos por todo su pecho, su estómago y descaradamente también por sus caderas, era hasta gracioso notar los movimientos de Naruto por no interrumpir sus actos con su vientre, era un enorme obstáculo entre esos dos cuerpos que querían hacer las cosas bien.

Yo sigo. – detuvo las manos del Uzumaki cuando iba a quitarle la última prenda que evitaba quedar desnudo ante el – no eres mi propiedad, eres lo más preciado que quiero consentir esta noche, quiero descubrir como amarte por mí mismo, quiero saber que se siente hacerte el amor…

Gaara. – sonrió con vergüenza, había olvidado que era la primera vez del pelirrojo, sus hormonas lo controlaban y quería las cosas más rápido o era el querer olvidar que antes de él, hubo alguien más que poseyó ese cuerpo como le dio la gana, más de una vez. –

No seré el, soy yo Naruto. – sentencio acompañado de una caricia a la hombría del rubio, estaba claro, quería hacerlo muy diferente a lo que el nombrado imaginaba. –

Lo sé, eres tú lo que quiero ahora. – se dejó caer sobre el sofá, no había mas que hacer allí, dejaría que Gaara controlara la situación a su modo, que descubriera como amarlo, como quererlo, como tocarlo, eso borraría muchas cosas del pasado. –

Soy el hombre más feliz del mundo esta noche, quiero que se vuelva interminable.

Yo también. – hablo entrecortado, podía sentir las manos de su mejor amigo recorriendo su vientre, subiendo suavemente por su pecho y deteniéndose en uno de sus pezones valiéndose de lo leído, sabía que ese lugar era uno de los más sensibles en la condición de Naruto. –

No pediré que digas mi nombre ahora, solo quiero verte y saber que esos hermosos ojos azules me miran solo a mí, a mi mientras hacemos esto. – beso la frente del rubio y siguió con un camino de besos suaves y tiernos por todo su cuello, pecho y vientre, estaba decidiendo qué camino tomar, como hacerlo, que hacer y en qué momento hacerlo. –

Te ayudo a saber más cosas… - sin importarle el rostro excitado del pelirrojo, tomo su mano derecha y llevo dos de sus dedos a la boca, aquello hizo que Gaara abriera enorme los ojos, no intuía muy bien porque lo hacía pero era pervertida mente exquisito sentir la lengua del rubio succionando sus dedos, recorriéndolos suavemente, lubricándolos… tuvo un espasmo en el corazón, ahora entendía que debía hacer con sus dedos, porque del arrebato de hacer eso. Permitió que Naruto siguiera en ese acto hasta que el mismo decidió que era hora, que debía enfrentar lo que necesitaba como hombre, hacer suyo ese cuerpo delante de él. –

Ahora el problema era el vientre del rubio, no hallaba la posición precisa para evitar lastimarle, estaba entre una encrucijada, no se maldecía por tener su primera experiencia sexual con un chico embarazado, pero debía ser sincero, estaba rayando en algo sumamente extraño para sus gustos. Torpemente hizo que el rubio se diera la vuelta, de espalda a el sería lo mejor, Naruto asintió sin titubeos, la necesidad le quitaba las quejas en los torpes movimientos de Gaara. Trago grueso, esto era lo que quería, se veía realmente deseoso ese cuerpo, sus bajos ardían y sus dedos se movieron instintivamente hacia la baja espalda del rubio, al principio con duda, pero luego sintió como el otro empezó a gemir muy bajo, aquellas caricias surtían el efecto deseado, con más ánimos se dejó llevar e introdujo uno de sus dígitos, fue una acción mortalmente efectiva, Naruto se revolvió con placer, quería eso, sentir eso, sentirse amado de un modo que había olvidado su cuerpo.

Las caricias continuaron, los experimentos también, Gaara estaba impresionado por lo sensible que era ese cuerpo bajo el, pero adoraba cada gemido, movimiento y caricia que le daba Naruto, no imagino realmente que eso fuera a ser así, que sintiera una pasión mil veces mayor de la que imaginaba, animado y excitado decidió que era hora de saber más, de sentir su cuerpo dentro del de su amado, con dificultad se abrió paso dentro, al principio con miedo de no lastimar al rubio, podía sentirlo como se tensaba con cada ligero movimiento de sus caderas, por un segundo quiso salirse pero el mismo rubio le alentó a seguir, que solo necesitaba un momento para que sus cuerpos se acostumbraran a eso que hacían, fueron minutos eternos, sus manos se aferraron cada vez más a las caderas del rubio cuando este decidió que estaba bien, que podía continuar, eso fue el éxtasis para Gaara, al fin empezó un vaivén de caderas que lo volvía loco, era magistral, poder sentir en pleno a su amor, le susurraba que le amaba, que lo haría feliz, que lo cuidaría eternamente, mientras que Naruto solo gemía para él, hondo, profundo y fuertemente, tan fuerte que creía que sus hermanos escucharían al rubio gritar.

Naruto… voy a… - gimió roncamente, al fin llegaba a su límite, las sensaciones fueron demasiado para ambos, en un segundo sintió como el rubio se contraía más y más, estaba por venirse como él, pero el ultimo y agónico gemido del rubio al llegar lo saco de su momento soñado -

¡SASUKE!

Continuara…

Sin comentarios, capitulo sin comentario, esperen el que viene que así sabrán como sigue esto… ((Escritora malvada trabajando en el próximo capítulo ))

Próximo Capitulo:

Perseguido


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