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Contra la corriente por RAMSIN

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Contra la corriente

Capítulo 32

Acercándome a mi amor

 

Se contenía de un modo inimaginado, cada contacto, cada palabra que le daba, cada vez que tocaba su vientre como si él fuera un buda para la buena suerte, lo estaba sacando de sus casillas, que afortunado era el maldito Sasuke de estar en esa clase, porque solo eso y nada más que eso lo salvaba de morir a golpes  en sus manos. Por la parte del moreno, estaba que no cabía dentro de sí, parecía un niño interesado en un juguete nuevo, prestaba más atención que los demás padres, ¡si hasta hacía preguntas a la enfermera!, estaba exprimiendo las horas de la buena suerte, las pocas y felices horas que tenía para disfrutar de ese suceso, sabía que apenas acabara la clase, su realidad quedaría al descubierto, que Naruto como mínimo lo mandaría al más allá, pero valía la pena, todo eso valía la pena, no le importaba las miradas gélidas, asesinas, despiadadas e impresionantes que nunca le vio al rubio, que le cayeran mil rayos y ni eso lo haría quitar sus manos de aquel cálido vientre, de tocar la piel de Naruto sobre su ropa, de hablarle, de sentir su aroma dulce y que no olvidaba.

 

-          Vamos a hacer el ejercicio numero 5… por favor los padres pónganse atrás de sus parejas para hacerles apoyo. – la enfermera caminaba por todo el salón entre los futuros padres, guiaba como acostumbraba pero no podía quitar los ojos de la peculiar parejita que representaban Sasuke y Naruto, a todas luces querían matarse, pero algo, algo muy grande no lo permitía. –

-          ¿Cómo es eso de la numero 5? – Sasuke pregunto con mucha pena, esperaba que al menos Naruto le dijera que hacer pero para su desgracia solo obtuvo un muy disimulado codazo que dio en la boca del estómago del moreno dejándolo sin aire

-          Lárgate de aquí.

-          No… - abrió la boca enorme para regresar el oxígeno que había perdido, el amor dolía y no lo decía metafóricamente hablando, Naruto ya le había dado dos codazos y un pisotón que por poco le fractura un dedo del pie –

-          ¿La posición 5? – el ojo clínico de la enfermera no se hizo esperar, se agacho frente al dueto muy seria, sabía que se descontrolarían en cualquier momento. – ¿les ayudo?

-          Si por favor. – Sasuke le sonrió a medias, hacia un esfuerzo sobrehumano por no demostrar la hostilidad que le tenía Naruto –

-          Por favor señor Uzumaki colóquese de espaldas a su… - sintió como el rubio le miraba asesinamente – je, je… solo colóquese con su espalda hacia él.

-          ¿Y ahora? – Sasuke dejo que el rubio se ubicara sentando de espaldas delante de el –

-          Usted, pondrá sus manos sobre la baja espalda de su compañero y hará suaves masajes de arriba abajo o como prefiera el, todo depende del dolor que tenga en ese momento. – sonrió inocentemente alejándose del dueto –

Ambos se quedaron paralizados, todas las demás parejas estaban en sus ejercicios de masajes relajantes menos ellos, no era para menos, una cosa era tocarle el vientre y otra muy diferente era poner sus manos sobre un sitio que acarrearía un grado de peligro para su salud física, Sasuke se quedó con las manos al aire, mirando al rubio con duda, por su parte Naruto no lo miraba, solo esperaba que aquel imbécil no se atreviera  si quiera a tocar sus caderas porque si lo hacia allí lo daba por muerto.

 

-          ¿El cabeza de cerillo hacia esto? – ese pensamiento se le escapó de la boca en un segundo, ¿Gaara hacia esos ejercicios en el cuerpo de “su” Naruto? –

-          Es Gaara… y si, los hacia y muy bien. – mascullo entre dientes con la total y mal sana intención de molestar al Uchiha –

-          ¿Cómo esto? – adiós vida, si se moría de una patada o un derechazo por esto, que pasara ahora, nadie humilla a un Uchiha y se queda feliz por ello –

 

Sasuke trago grueso envalentonado por los celos, sin pena alguna y asaltando el cuerpo de Naruto metió las manos debajo de la camisa, su piel era igual de suave a como la recordaba, tibia, divina, sus dedos recorrieron aquella espalda con devoción, suavemente, igual a como un pianista tocaría la melodía que saliera del corazón. Naruto abrió los ojos en sobre medida, la piel se le erizo desde la base del cuello hasta donde la espalda pierde su nombre, esos dedos, esas manos tocándolo no como un simple masaje, era otra cosa, una muy perversa y lujuriosa, Sasuke jugaba con sus caderas, moviendo sus dedos por el borde de sus pantalones, metiéndolos como quien no quiere la cosa.

No podía moverse, estaba seguro que sus mejillas lucían un rojo brillante, intenso y más evidente que un semáforo en alto, su pecho se sintió oprimido por el cumulo de sensaciones, era un sentimiento extraño el que sentía, quería voltearse y romperle los dedos uno por  uno a Sasuke, pero también algo muy dentro de él le reprimía ese acto salvaje, una sensación del alma, una donde le traía buenos recuerdos, pocos pero buenos, sin querer estaba cayendo en esas caricias, su cabeza quedo gacha, respirando entre jadeos cortos ya que las manos de Sasuke habían viajado a otros lugares prohibidos y estaban sobre su pecho, deslizándose por debajo de su ropa, toqueteando sus pezones, todo aquello en una arriesgada maniobra que parecía de depravados sexuales por el lugar donde estaban, no importaba, en un momento consiguió lo que deseaba, dominar la rabia de Naruto, su rencor, hacerle recordar que amar es dulzura y no dolor.

 

-          Err… - la enfermera se detuvo delante del dueto, su rostro estaba un poco confuso al ver la escena, los mismos jóvenes que casi se mataban ahora parecían dos animales en celo, el rubio estaba con el rostro oculto y sus mejillas rojas, mientras que el arriesgado moreno trataba de hacer las cosas con disimulo pero les faltaba inteligencia a ambos para notar que ya todos los padres los miraban con asombro – ¿se divierten?

-          Yo… - Naruto reacciono sacándose de un manotón las manos de Sasuke de su camisa – necesito salir de aquí. – mascullo avergonzado –

 

La enfermera asintió  sin preguntar nada y le ayudo a ponerse de pie, en pocos segundos Naruto había abandonado la sala casi corriendo, bueno, eso intentaba pero con 8 meses encima nadie es capaz de correr a ningún lado. Sasuke reacciono segundos después y salió tras el rubio, estaba tratando de acomodar las cosas y la había embarrado de nuevo, todo por culpa de las malditas ganas de amarlo a como diera lugar, de escucharlo decirle algo bueno y no insulto y agresiones, con eso en mente busco a Naruto, vio que este subió a los ascensores y trato de poner distancia de por medio pero el moreno acelero el paso y entro al mismo antes de que cerraran las puertas dejándolo afuera.

 

-          ¿Por qué nos haces esto? – al fin Naruto le hablo, sin el énfasis de rabia en sus palabras, más bien, era como una tímida frase dolorosa –

-          Porque los amo. – sentencio tratando de coger la mano de Naruto pero este se deshizo del agarre tan rápido como pudo –

-          Haz tu vida, por favor Sasuke, no hay nada que buscar aquí, yo quiero estar lejos, muy lejos de ti, ya habías decidido alejarte… termina de cumplir esa maldita idea tuya y vete al infierno.

-          No me voy porque mi única idea es quedarme a tu lado, al lado de ambos, ¡son mi familia!

-          Fa…familia. – Naruto abrió sus orbes azules en grande, él nunca tuvo una, no recordaba a su padre, solo dolor, mucho dolor y soledad, apenas si sabía que había tenido una, una familia que fue arrancada de sus brazos a una corta edad. –

-          Tienes una familia Naruto, ella es tu familia, yo soy tu familia y aunque no lo creas… hay más personas atadas a ti de las que imaginas.

-          Hablas de más. – volvió a recomponer su postura agresiva, es que las palabras del padre de Sasuke aun rebotaban en su cabeza, no comprendía esta actitud tan distinta a la que le habían dicho – mentiroso.

-          Mi padre te mintió, sea lo que sea que te dijo, te mintió. – era ahora o nunca, que pasara lo que dios quisiera pero le diría algunas cosas que tenía atragantadas en el corazón –

-          Tu padre fue el único con la suficiente decencia para dar la cara en tu nombre.

-          Es un mal nacido, un hijo de la… - trato de respirar profundo, esto se le salía de las manos, maldecir a su padre no haría que Naruto volviera con el – mi padre solo quería alejarte de mí, siempre me oculto la existencia de nuestra hija, hizo de todo para que yo no me enterara y fue Itachi quien después de muchos intentos logro dar conmigo.

-          Él no te obligo a irte, y mucho menos a no llamarme.

-          En eso tienes razón… soy culpable de ser un idiota egoísta contigo. – agacho la cabeza con pena, decir sus defectos era algo que no acostumbraba, el orgullo se le fue al suelo y el amor por Naruto valía dejarlo allí o hundirlo más aun –

-          Igual no regresare contigo, di lo que quieras, no quiero regresar contigo. – noto que al fin el ascensor había llegado a planta baja y salió de él tan dignamente como el cuerpo le permitía –

-          ¿QUE QUIERES DE MI?, ¿QUE HAGO PARA QUE ME CREAS?- grito colérico, ya esto no estaba en lógicas, era solo una terquedad que Naruto no lo oyera o le creyera –

-          Me dejaste una vez sin mirar atrás, ¿quién me asegura que eso no se repetirá?

-          Lo aseguro yo.

 

En un segundo tomo el brazo del Uzumaki jalándolo hacia su cuerpo, Naruto no tuvo tiempo de reaccionar, sus cuerpos chocaron y sus labios se unieron en un beso inesperado, Sasuke no sabía que hacer, que más decir o en qué grado mayor debía humillarse, solo dejo que su corazón le guiara y eso era ese beso, un desesperado intento del corazón por hacerse sentir, por gritarle que no sucedería otra huida, que estaría de pie para él y para su hija el resto de su vida. Con esas ansias de ser entendido lo beso, depositando todo su amor, moviéndose a un compás de cariño inigualable, su boca se esmeró por hacerlo revivir esa pequeña llama que despertó en la clase que habían tomado, sintió como el Uzumaki se revolvía entre sus brazos, quería soltarse, pero no le dejo, siguió el beso, profundizándolo hasta que la boca del rubio se suavizo, dejando que su lengua entrara, era una meta, así que continuo, saboreando ese interior, llenándose de su esencia, de su sabor y olor, degustando su ser en un sentido único, sus manos se pasearon por la espalda del rubio subiendo más aun hasta que una de ellas se afianzo en la nuca de Naruto, quería profundidad, sentir más, no dejar ir ese momento tan único y que solo era de ellos dos.

Ciertamente no pareció importarles que medio personal y visitantes de la clínica había detenido su ajetreado ir y venir para ver aquel fogoso beso, unos asombrados, otros con pena y algunos más esperaban que saliera alguien y dijera que era alguna broma de cámara escondida, porque ver a dos chicos besándose en ese lugar y de paso que uno este embarazado no era una cosa que pasara cotidianamente.

Naruto fue el que rompió el ambiente, luego de caer en las fauces del placentero beso Uchiha logro coordinar algo su cuerpo para pedir oxígeno, en un segundo había separado su boca de la de Sasuke, respirando entrecortado y agitadamente, no tenía nada en mente, su cabeza quedo como un papel en blanco, el bastardo le había succionado las razones con ese beso, la lógica y la coherencia.

-          Piensa todo lo que te dije Naruto. – sin más ni menos el moreno beso su mejilla y salió de la clínica con la frente en alto, todo lo que le dijo haría pensar al rubio más claramente, había tiempo para que recapacitara de sus tercas negativas. –

-          ¡SASUKE!, ¡MALDITO BASTARDO!, ¡ME BESAS ASI Y TE VAS!

 

Naruto quedo boquiabierto en la entrada, gritando como vil loco lo acontecido, era como un deja vu, era como cuando se conocieron, cuando la soberbia y la altanería de Sasuke lo hacía rabiar y hacer esas pataletas, cuantos platos no rompió en el local de comida, cuantas noches no grito que lo odiaba y cuantas más lo recordó entre sus sueños. Algo había cambiado en la mente de Naruto, algo había regresado a su lugar, algo que el no noto en el momento preciso pero que no faltaba mucho para que sucediera, que aún lo amaba y que era más grande ese amor del que el mismo creía, por eso los gritos, por eso la indignación, no por el robo del beso, no por tocarlo descaradamente, era por irse otra vez y dejarle pensando cosas que no quería pensar, regresarlo a su pasión verdadera, aceptar que lo amaba, que se amaban y el odio parecía estar tan ligado a su relación como el amor.

Un día más para que se lo lleve el tiempo, Naruto regreso a casa de Gaara aquella tarde, parecía ensimismado con sus pensamientos, en un torbellino de cosas que no quería dejar escapar de su mente y menos de su corazón, la hora de la cena llego y como es de suponer todos se reunieron amenamente, Gaara al fin se había desocupado de sus compromisos con los estudios y trato de saber los pormenores del día del Uzumaki como cualquier otro día.

-          ¿No te fue incomodo tomar la clase solo? – Gaara miro al rubio que parecía algo frio y distante esa noche en la mesa –

-          Realmente no. – jugaba con su cena, metiendo y sacando la cuchara del plato como si fuera la solución a sus problemas –

-          ¿Estas enfadado? – sabía que algo le molestaba a Naruto, no era común que no hablara hasta por los codos cuando se reencontraban después de un día separados

-          No es nada Gaara, solo necesito espacio. – sin importarle que los hermanos de Gaara estuvieran también cenando, se levantó de su silla y salió rumbo al jardín –

-          ¿Qué le hiciste a Naruto? – Temari pregunto molesta, le había tomado cariño al chico –

-          No lo sé, esta así desde que llego de la clase, quizás fue porque yo no lo acompañe.

-          Es algo más Gaara. – Kankuro se atrevió a abrir la boca – y te recomiendo no hacerte ilusiones con él, por tu bien hermanito, pon tierra de por medio antes que todo sea más difícil.

-          No quiero escucharte otra vez con ese tema, estas obsesionado con que lo deje solo.

-          No es solo, es que lo dejes ser lo que es, que sienta lo que verdaderamente quiere y eso no está en esta casa Gaara. – Kankuro también se puso de pie y dejo la cena a medias –

-          Kankuro apuesta a mi fracaso. – Gaara susurro para si con molestia –

-          No es tu fracaso, es tu corazón, está apostando para que no duela tanto Gaara. – la rubia  poso su mano sobre su hombro , aunque ella era más receptiva ante los sentimientos que veía en su pequeño hermano, también sabía que ellos no eran correspondidos como se debía –

-          ¿Dejar de querer?... – esa era una cosa imposible de hacer, nadie deja de querer en un segundo, no hay poder que te saque del corazón algo que deseas –

-          El mundo es grande Gaara, no todo es Naruto, hay más allí afuera, sé que quieres cuidarlo y que quizás su estado te haga ser más persistente porque crees que quedara desamparado, pero no es así, ve mejor las cosas, Naruto tiene su camino trazado y tú eres solo un puente que el tomo porque tú se lo permitiste, se lo diste sin reparos y sin condiciones y él ahora  está comprometido contigo gracias a ello.

-          Nunca fue mi intensión obligarlo a nada.

-          Tú eres un buen chico, sé que sabrás como solucionar eso. – acaricio la cabellera de su hermano antes de retirarse también de la mesa –

-          Si fuera tan fácil olvidar a alguien…

Hablo para si con una pena enorme, desde el sueño que tuvo donde Naruto decía el nombre de Sasuke algo había cambiado dentro de él, era como una emoción distinta al rubio, aun le quería y mucho, tanto que le dolía su frialdad repentina, pero esa pequeña espinita que nació con la pesadilla crecía más y más, intentaba obviar que existía, pero cuando miraba al rubio y lo notaba distante, perdido entre pensamientos que no lograba descubrir, allí sabía que Sasuke estaba metido, el padre de la niña, el que poseyó ese cuerpo, ese corazón y que nunca ha salido del mismo por más que Naruto diga lo contrario. ¿Cómo dejar de quererlo sin que duela tanto?, no deseaba abandonarlo a estas alturas, decirle llanamente vete de mi casa era un pecado que él no cometería nunca, le quería proteger de todo y sobre todas las cosas, como el amigo confiable que le tendió la mano una y mil veces.

 

-          Sasuke es tu camino… pero ¿y el mío cuál es? – hablo para si detenido en la entrada del jardín, observaba a Naruto  sentado solitario en un banco desde una prudente distancia, sabía que todo esa actitud tenía el nombre del moreno, allí se dio cuenta que no podría con ello, si él amaba, pues Naruto amaba el doble a Sasuke y la única verdad es que el solo alcanzaba a ser amigo, un excelente amigo que no defrauda nunca – ¿cómo te dejo ir, como dejo que te vayas de aquí? – se llevó con suavidad la mano al corazón -

 

Gaara tiene una dura batalla con sus emociones, está debatiendo entre el amor ciego y la verdadera amistad, el tiempo dirá quien ganara esa contienda nada fácil, pero ahora, en otro sitio, la casa de los Uchiha estaba silenciosa, Sasuke aún no llegaba ni Itachi, en la sala de estar solo se encontraban Mikoto y su nieto, ambos sentados en el suelo y rodeados de incontables albunes viejos, fotos de un pasado más agradable del que vivían ahora, Sai dejo que su nueva y extremadamente dulce abuela le explicara muchas cosas de la familia, del pasado, de cómo era su madre cuando chico, contando anécdotas que le traían las imágenes allí guardadas.

-          Esta es del día cuando nos mudamos aquí… Itachi solo tenía un mes de nacido, te parecías tanto a él cuándo naciste. – señalo la imagen de ella joven con un pequeño bulto de mantas entre sus brazos y sonriendo a la cámara –

-          Tienes imágenes de… - era una mal sana duda que llevaba muy dentro, aun no conocía el rostro del abuelo que trato de separarlo de su madre, del hombre que ahora tenía atormentada a toda la familia por su huida de la ley –

-          Creo que si… - Mikoto mascullo un tanto decaída, pensó un poco hasta que saco un álbum de entre la pila y lo registro hasta hallar lo que quería. – mira.

-          Están los tres juntos - susurro Sai con impresión, en la foto estaba Fugaku sentado con un Sasuke de un año en sus piernas e Itachi también sentado a su lado, la imagen parecía un tanto forzada, el rostro de su abuelo era severo a todas luces, con un aire de superioridad increíble, pensaba que aquella soberbia solo era cosas de Sasuke, pero todos los Uchiha tenían aquel porte, hasta el – ¿siempre fue un patán?... lo siento, no quise decir eso sobre él.

-          Tranquilo, se lo que es Fugaku, y no, en un pasado era severo pero no tan frio, tenía metas pero creo que ellas fueron las culpables de su cambio, el trabajo y las obsesión de ser mejor que los demás lo alejo de la felicidad, eso pienso yo. – Mikoto sonrió tristemente, había visto esa transformación en tantos años juntos –

-          Que tonto, si yo hubiese tenido una familia así no le habría hecho tanto daño. – hablo con suavidad, seriamente y acariciando la imagen que Mikoto le mostraba –

-          Hay veces Sai en que uno no se da cuenta cuando comete errores, solo lo notas cuando es muy tarde para enmendarlos, como tu abuelo.

 

Estaban entablando lazos, Mikoto y Sai hacían una nueva conexión, se llevarían muy bien siempre, la dulzura de aquella abuela era reconfortante para alguien que nunca tuvo amor, al igual que Itachi, ambos se reconfortarían en esos brazos maternales, siendo la piedra que sostendría  ese hogar, la conversación continuo hasta que Sasuke llego a la casa, venía con un humor liviano, su rostro relajado y hasta contento si se podría decir de alguien que siempre es serio y frio.

 

-          Buenas noches. – llego a la sala donde estaban su madre y su sobrino –

-          ¿Qué tal tu día de detective encubierto?

-          Excelente – siguió su paso  hacia su habitación después de despeinar la cabellera de Sai como si fuera un crio de 5 años –

-          Ahora si tengo miedo… ¡Sasuke está de buen humor! – un escalofrió recorrió la espalda de Sai –

-          Espero que haya podido hablar con Naruto, ya quiero conocerlo.- Mikoto hablo ilusionada, un bebe nuevo en la familia le devolvía las ganas de vivir -

-          ¿Qué tendrá de especial ese medio hermano mío?, sin contar que espera un bebe.

 

Mientras Sai y Mikoto siguen conversando, en otra parte de la cuidad estaba un Itachi incrédulo, permanecía sentado en la silla de su oficina con los ojos desorbitados, sus manos sudaban copiosamente y su boca se había curvado con las claras intenciones de gritar algo, pero no pudo, estaba solo en ese lugar, casi era media noche y el aún seguía laborando, todo normal hasta que se levantó para ir al baño y cuando volvió a su escritorio noto una carpeta que no estaba antes allí, pensó que las largas horas de trabajo lo estaban trastocando mentalmente, cansado se masajeó la frente y tomo la carpeta, seguro la puso allí y no recordaba cómo, la abrió curioso y comenzó a leer los papeles que contenían, esos documentos lo tenían así, temblando fuertemente, indignado y con un sentimiento inexplicable en su corazón, esos papeles eran sin duda alguna los datos que ninguno de sus colegas le quiso dar sobre la investigación de su padre.

 

-          No puede ser… - sin querer una lagrima rodo por su mejilla, el recuerdo de tantas cosas volvieron a ser vividos, su dolor, su pena, su pasado, todo estaba regresando con esa información. –

Los documentos que leía traían información clasificada, en ella estaban los datos de un anterior acontecimientos, el accidente de Minato Namikaze, podía comprender que significaba, a su padre lo estaban investigando por la muerte de aquel policía tan increíble, por el amor de su vida, solo demostraba que seguramente había suficientes pruebas que lo inculpaban como actor intelectual del crimen, siguió leyendo bañado en lágrimas por el recuerdo hasta que vio otra investigación más, era el incendio en casa de Naruto Uzumaki, no podía ser, ambos actos apuntaban a su padre como el artífice, el odio de Fugaku trascendió del padre al hijo, no había duda, su padre había caído en lo más bajo del mundo, se volvió un ser sin corazón, sin alma o sentido del respeto a la vida.

-          Mataste a Minato… - dejo los papeles sobre el escritorio aun bañado en lágrimas. – mataste a Minato, me quitaste a mi hijo, arruinaste a mi familia y también trataste de asesinar a Naruto y a su bebe… ya dejaste de ser mi padre Fugaku Uchiha.

 

Siempre había tenido un pequeño sentimiento de respeto por su padre, a pesar de todos los males, los años de desdicha y demás cosas que le causo, a pesar de todo ello, le respetaba, pero esa noche el respeto que aun sentía murió, falleció por odio, por un odio que jamás imagino que albergaría su corazón. Itachi sentía que debía buscarlo el mismo, hacerle pagar por la vida de Minato, por las tragedias que trajo a la vida de Sasuke y Naruto, que merecía podrirse los últimos años de su vida en una celda donde nadie lo viera hasta que se secara y muriera. Sus puños se apretaron fuertemente, tan fuerte que se clavó las uñas, ese dolor lo hizo entrar en otra pregunta, una más curiosa, la procedencia de esos documentos, ¿Cómo habían llegado a su escritorio?, ¿Quién estaba ayudándolo?, la persona que se los dejo debía ser alguien con muchas conexiones en la policía, más aun, debía ser alguien que él conocía, su cabeza estaba por estallar y quería más información, volvió a tomar la carpeta y saco todos los papeles, su intuición fue correcta, del cumulo de archivos cayo una nota doblada a la mitad, era minúscula y escrita a mano. La nota solo decía lo siguiente:

 

“porque nadie merece que se le oculte la verdad, espero te sea útil esta información, intento animarte, aunque saber esto te podría ser más doloroso”

 

Itachi dio un hondo suspiro y cerro sus ojos, alguien estaba dándole una mano en la clandestinidad, no sabía quién de sus compañeros de trabajo seria pero agradecía su valentía por darle la necesitada verdad, la que duele pero que es necesaria. Pensando en aquel desconocido, agarro la nota  y la rompió en muchos pedacitos que se metió cuidadosamente en el bolsillo de su chaqueta, luego acomodo la carpeta y la guardo en su maletín, debía leer mejor esos documentos en casa, solo que ahora debía lidiar con algo más, no sabía cómo decirle a Sai que su propio abuelo había matado a su padre, y menos aún tenía rostro para mirar a Naruto y decirle lo mismo, que todos los males desde hace 15 años atrás los desencadeno un hombre llamado Fugaku Uchiha.

 

 

Continuara…

 

Buenas, como están todos, aquí muy happy por este capítulo tan genial, me encanto mucho ji ji ji, especialmente las escenas de Naruto y Sasuke, ahora vemos que los caminos comienzan a tener lógica, que las cosas se definen y que más de uno tiene lo que merece, pues, encantada de darles esto y mucho más, ahora les informo, mañana regreso a mi trabajo habitual así que mis actualizaciones volverán a ser semanales y cada dos semanas, no se me achicopales que soy puntual en la medida que mi trabajo y mi maternidad me lo permiten XD. Besitos a todas, me encantan sus comentarios, los leoooo todos tan feliz como una lombriz, nos vemos el viernes que viene que es la fecha más probable que suba capi.

 

Próximo capitulo:

Visitando el pasado y esperando el futuro


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