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Contra la corriente por RAMSIN

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Bienvenidos, este es mi primer fic de Naruto, algo tarde no, pero bueno, por algún lado se comienza esto, espero lo disfruten, el fic es un Sasu x Naru( típico pero me encanta ), también otras parejas que saldrán a su debido tiempo y no quiero dar mucho spoiler XD. Mundo alterno, mpreg ( al que no sepa que es, largo, no quiero quejas después) Yaoi como todos mis amados fics, y nada más que decir, esto será algo de romance, humor, amor y angustia. Ah… Naruto no me pertenece, es de Kishimoto – sama, espero no se enfade por todo lo que le hare a Naruto y Sasuke je je je.

Contra la corriente

Capítulo 37

Robándome la razón.

Su respiración parecía mil veces más rápida, sentía que su pobre corazón se le saldría por la boca, era una emoción muy diferente a la que vivió gracias al parto, esta vez, su cuerpo estaba pidiéndole a gritos razones, excusas, lógicas y un sinfín más de cosas que llegaban atropelladamente a su cerebro luchando por escapar en forma de palabras. Sintiéndose oprimido en el pecho se sentó como pudo, el aire era vital o se desmayaría, no quería perder la cabeza antes de saber todo el cuento extraordinario que relataba Itachi con una frialdad digna de cualquier ser humano que estuviese contando una historia cualquiera sin emociones.

Naruto, respira profundo, estas pálido… - Sasuke le sujeto de los hombros al ver como este se sentó revolviéndose por aire – no te lo tomes tan a pecho.

¿Que… que no me lo tome a pecho? – en un segundo sujeto a Sasuke del cuello de su camisa acercándolo peligrosamente a el – tu hermano… se revolcaba con mi padre, nunca supe nada y ahora me viene con la maldita noticia que tengo un hermano que es familia tuya y mía… ¡¿ACASO COMETIMOS INCESTO?

Esa fue una pregunta tonta. – el menor de los Uchiha dejo rodar una gota de sudor por su frente – CLARO QUE NO HAY INCESTO IDIOTA, SAI NACIO DESPUES DE TI Y DE MI… NO SOMOS CONSANGUINEOS DIRECTOS…

¿Sai? – Naruto soltó bruscamente a su amante – Sai… ¿se llama así?

Si te calmas un poco podría tratar de explicar la otra parte de la verdad.

Tengo un hermano… tengo un hermano… tengo un hermano que es… es… también sobrino de Sasuke que es mi amante y además padre de mi hija y entonces también seria tío de Mikoto pero también primo de ella y… y… y…

Y en un segundo el rubio se le fueron los tiempos, acabo desmayado por falta de aire y también por el agotamiento de su titánica labor anterior trayendo al mundo a su hija, Itachi no pudo terminar de contarle las cosas, tal parecía que la noticia impacto mucho al pobre de Naruto. Con una calma increíble el mayor volvió a meter a la pequeña en la cunita y ayudo a su hermano con el rubio, lo acomodaron mejor en la cama dejándolo descansar un poco, ya tendrían tiempo de volver con el hilo de la situación a la mañana siguiente más calmadamente.

Ya el día estaba por culminar y Naruto seguía sumido en su sueño profundo, Itachi no quiso despertarlo, sabía que ahora en adelante las horas extras de sueño eran como un premio para los padres primerizos, Mikoto decidió quedarse a acompañar a Sasuke y Naruto esa noche, estaba segura que la experiencia de abuelita seria bien recibida por parte de la nueva "mamá", así Itachi acabo despidiéndose del grupo rumbo a la casa, pero también junto a él estaba un pelirrojo con intenciones de poner orden en su vida lo antes posible.

regresaremos mañana en la mañana. – Noto como Sai estaba dudoso por no conocer a Naruto, esperaba que ese día se aclaran las cosas mejor –

no puedo creer que se desmayara, ¿tanta impresión le cause?

Creo que fueron muchas emociones juntas para él.

Itachi. – Gaara interrumpió al dueto delante de el –

Dime.

Necesito saber si Naruto regresara con ustedes o continuara en mi casa, no quiero interferir en la situación actual ni echar tampoco a mi amigo a la calle por algún capricho de tu hermano.

Podríamos ir por las cosas de Naruto temprano, lo más seguro es que lo den de alta mañana mismo en la tarde.

Yo me encargo de ello, puedo acomodar las cosas y llevárselas en el auto de mi hermana.

¿Puedo ayudarlos? – Sai interrumpió la conversación de Itachi y Gaara – No sería más cómodo que alguien quede arreglando la nueva habitación de Naruto y otro vaya por las cosas.

Tienes razón, debo darme prisa con los cambios que haremos, Sasuke estaba desesperado por tener lista una habitación para la bebe y Naruto.

Yo puedo ir por las cosas de mi hermanito. – Sai sonrió divertido, al menos quería hacer algo bueno por el desmayado hermano que no conocía bien aún –

Tendré todo en orden a primera hora, les esperare. – Gaara se despidió cortésmente pero una extraña sensación le quedo muy dentro, el chico llamado Sai iría a su casa, a ayudarle con las cosas del rubio, pero el único verdadero pensamiento que corría por su cabeza era mostrarle su taller, hablar de temas que solo tocaba con Kankuro y una angustia curiosa que lo comenzó a carcomer sin notarlo si quiera, una espinita llamada emoción –

Esa noche en verdad fue muy calmada para los nuevos padres, Naruto despertó casi a media noche pero no por estar ya más repuesto, si no por el escándalo que tenía armado Mikoto en brazos de su abuelita, por obvias razones la niña solo reclamaba comida, se había quedado tan rendida como su mamá pero un bebe pequeño nunca duerme más de 3 o 4 horas como mucho, y la verdadera vida de padres dio comienzo esa noche.

No le tapes la nariz con tu cuerpo, tienes que estar al pendiente de que no se quede dormida y se ahogue, no puedes dejar de mirarla cuando come. – la abnegada abuelita estaba desplegando el arsenal de conocimientos "maternos" que tenía gracias a los años acumulados y dos hijos –

Mamá, lo estás avergonzando. – Sasuke trato de alejarla un poco de encima de su compañero, Naruto solo lucia muy colorado sintiendo como aquella suegra nueva parecía estar a punto de meterle las manos para hacer ella las cosas que él debía aprender. –

Déjala Sasuke… lo hace por buenas razones, no sé nada de esto. – mascullo en un susurro, era raro pero también bueno tener alguien a quien llamar si algo no salía como esperaba –

Lamento mi emoción, solo que, se me vienen demasiados bellos momentos a la cabeza, me recordé que Sasuke era un terco para comer, se peleaba conmigo de bebe, era capaz de cerrar su boquita y evitar que le alimentara, tuve muchas peleas con él...

Ahora me estas avergonzando a mí – el pobre Uchiha bajo la cabeza rojo tomate –

Cuénteme más señora Mikoto. – Naruto sonrió malicioso, esa información podría usarla en momentos donde valdría la pena "avergonzar" a su amante –

Dime solo Mikoto, pero… si me dices así, ¿entonces como le diremos a la bebe?

¡Miko – chan! – Naruto sentencio lleno de emociones por su pequeña hija –

Me gusta. – Sasuke movió su mano sobre la cabecita de su hija, una caricia tierna para su angelito –

Quería preguntarle algo seño… Mikoto, quiero saber más sobre las cosas que han sucedido, Itachi me conto cosas que me cuestan entender, quiero saber que más paso, no puedo esperar a que el regrese mañana y me diga, por favor dígame usted lo que sepa. – sus palabras sonaron como una súplica dolida, entre tanta alegría no olvidaba lo dicho por Itachi, el pasado, el presente y su medio hermano Sai –

Estoy en mi deber como madre, quiero que sepas la historia de Sai, la de Fugaku, quiero que estés enterado de las verdades que hay en torno a la familia Uchiha.

Así fue como Naruto supo mucho más en los labios dulces de Mikoto, sintió como propia la terrible vivencia de Itachi, como perdió a su hijo y como lo encontró muchos años después, de toda la maldad que sembró Fugaku Uchiha en su familia, comprendió un poco lo que hizo alejarse a Sasuke de Konoha, también como él fue una víctima más del pasado, del dolor y de la venganza, como su padre fue víctima de todo y pago por solo amar a alguien sin límites.

Esa madrugada el alma y corazón de Naruto aprendieron a perdonar a Sasuke, todos sencillamente habían sido víctimas de Fugaku Uchiha, en menor o mayor grado, pero todos, absolutamente todos tocaron y sintieron el odio de sus acciones, de sus deseos de poder, pero la verdad brilla con luz propia y ahora ese ser perdido entre la oscuridad no tiene paz a su cuerpo, oculto quien sabe dónde y con la policía pisándole los talones.

Una mañana fría, Itachi despertó gracias al reloj despertador sobre su mesita de noche, con suavidad se salió de las tibias mantas y miro la hora, seis y media, estaba seguro que levantándose temprano lograría ponerle orden a lo que era el antiguo despacho de su padre, era la habitación perfecta para su sobrina ya que estaba junto a la de Sasuke, solo debía sacar el mobiliario y limpiar un poco, después tendrían mayor tiempo para cambiarle el color a las paredes y adecuarla a una habitación para una niña, entre esos pensamientos se desperezo recordando que debía despertar a Sai para que fuera a casa de Gaara, en la noche cuando llegaron le dio la dirección y algunas indicaciones simples pero ya era tiempo de que marchara en busca de las pertenencias de su medio hermano.

Sai es hora de… - desvió la mirada hacia el futon donde dormía su hijo, el mismo estaba bien doblado en una esquina de la habitación y sobre el había una pequeña notita blanca –

La nota tenía algo escrito que hizo que Itachi diera un profundo suspiro de resignación, su hijo le puso lo siguiente "Salí a casa de Gaara, no quise despertarte, descansa que pronto regreso con las cosas de Naruto"

Solo le faltó ponerme "no te preocupes mamá"… - sonrió algo divertido, poco a poco Sai iba perdiendo esa frialdad que le había inculcado Danzo, el chico bueno que había dentro era muy parecido a su querido Minato –

Pensando en ello decidió tomarse la labor de poner orden, sin prisas busco algunas bolsas grandes y depósito las pertenencias de su padre en ellas, se sintió como si recogiera las cosas de una persona recién fallecida, con respeto, solemnidad, pero sin una lagrima derramada, poco a poco dejo lo que era el anterior despacho de Fugaku con solo un sillón y el mobiliario básico, el escritorio, las sillas, libros y estanterías sucumbieron al cambio de habitación, al final Itachi bajo todo a la sala y lo dejo en una esquina, el escritorio lo movió dificultosamente hasta la habitación de su madre ya que era la más amplia y podrían guardarlo allí hasta que le consiguieran un mejor destino. Barrio, trapeo y quito el polvo a todo, finalmente antes de las 8 ya estaba todo limpio y espacioso, se sorprendió de ver como el lugar cambio y tenía un aire fresco y nuevo, perfecto para que la pequeña Miko - chan tuviese su habitación.

Una ducha y llamare a Sai. – palmeo su ropa llena de polvo y subió nuevamente a su habitación para asearse. –

Entre el ir y venir de cosas Itachi no había reparado en algo, una sombra llevaba un buen rato husmeando por la casa, se había quedado observando al ocupante moreno, intrigado por el movimiento de cosas y por muy buenas razones, sus intenciones desde un principio eran descubrir porque de los cambios en la casa, porque el silencio y la soledad repentina, sin prisas miro como Itachi desaparecía escaleras arriba dejándole libre acceso a sus intenciones, a paso sigiloso observo su alrededor y paso a la entrada de la casa, no tenía llaves pero tampoco le hicieron falta, apenas poso su mano sobre la perilla de la puerta descubrió que no tenía seguro, una sonrisa maliciosa se apodero de sus labios, el momento perfecto y la situación perfecta.

Tan familiar le resulto todo, el olor del lugar, las cosas, el ambiente a soledad, sin pena alguna y sabiendo de antemano donde estaba todo, subió las escaleras sin hacer ruido, cuidadosamente se asomó por el pasillo y en seguida escucho el agua de la regadera dentro del baño, Itachi ya había entrado a la ducha, mejor aún para él. Curioso por lo sucedido en el hogar, logro entrar a lo que era el despacho y ahora solo una habitación luminosa y limpia, sus ojos no podían dar crédito al cambio total, como si Itachi hubiese querido borrar de la faz de la tierra toda la existencia de su padre, ese pensamiento hizo que la duda entrara más en su mente y en sus intenciones, pensando en ello escucho como el agua de la ducha se detenía. No supo que hacer, no debían descubrirlo allí, era sentenciarse a muerte como mínimo, pero fue muy tarde, Itachi había abierto la puerta del baño y salía a vestirse con tan solo una toalla en su cintura.

No puede enterarse que estoy aquí… - susurro contrariado, había sobrepasado los límites imaginados, su prudencia se fue por el caño y también su instinto que le pedía escapar –

Itachi había pasado sin darse cuenta si quiera, era obvio, estaba oculto tras la puerta del antiguo despacho, cuando el espía noto como el moreno entro a su habitación fue que pudo salir y ver un pequeño caminito de gotas de agua dispersas en el suelo, la curiosidad mal sana invadió sus entrañas, había espiado a este hombre por mucho tiempo pero jamás de los jamases lo había visto en paños menores o peor aún, desnudo. Su mente se llenaba de preguntas sin respuestas, como la forma del cuerpo de alguien que tuvo un hijo hace mucho tiempo atrás, si tendría algo distinto al resto de los hombres, quizás verlo un poco con cuidado saciaría el repentino calor que lo sofocaba, un nudo extraño en su garganta lo atraía cual perro a su dueño, era ahora o nunca, espiar ya era su misión, ver algo mas no sería ningún pecado más para él.

Itachi Uchiha, me mataras de la curiosidad. – sentencio dando unos sigilosos pasos hasta la puerta entreabierta donde estaba el moreno –

Miro, miro y volvió a mirar, un cuerpo realmente perfecto, una piel clara y tentadoramente suave, los músculos demarcados pero sin exageraciones hacían notar la buena salud del Uchiha, su cabello que siempre iba impecablemente recogido ahora lucia húmedo, suelto, cubriendo sus hombros juguetonamente, cientos de gotitas deslizándose por su torso, pecho, estómago y muslos, la imagen casi surreal de estar viendo a un ser de otro mundo, eso sintió Deidara, trago saliva al ver el espectáculo en primera fila, su vigilado, seguía en un ir y venir buscando lo que se pondría, sin notar que el rubio acosador se daba el gusto más grande del mundo, verlo como dios lo trajo al mundo, bueno, medio verlo ya que la toalla en la cintura de Itachi le dejaba un solo lugar que no había podido explorar a gusto con sus ojos.

El calor en su cuerpo fue más evidente aun, no era un pervertido pero esto lo estaba llevando a pisar esa raya delicada entre el respeto y el abuso, se mordió el labio tentado a dejar ir un suspiro de resignación, el espectáculo estaba por concluir, cuidadosamente se dio la vuelta para retirarse antes de que ver más, suficiente tentación por un día, repentinamente sintió como el mundo le dio vueltas, un estremecimiento en su brazo lo hizo perder el equilibrio, todo se puso negro y para cuando se dio cuenta estaba tirado en el suelo frio con un buen golpe en la base de su nuca y sintiendo el peso específico de alguien sobre sus caderas.

Dame una razón para no apretar el gatillo. – la voz de Itachi le taladro los oídos, y también lo frio del metal pegado a sus cienes lo volvieron a la realidad, estaban apuntándole con su propia arma de reglamento –

No eres un asesino.- susurro impresionado, no supo en que segundo el moreno lo dejo en el piso desarmado -

Buen punto, mal momento. – sonrió malicioso, había descubierto a su pervertido vigilante por culpa de su respiración pesada y ruidosa tras la puerta –

Podrías calmarte un poco.

No lo creo.

Pero… no eres un asesino, ¡no puedes dispararle a un compañero de labores!

Te mereces eso y más, maldito pervertido.

Mira quién habla de ser pervertido, estas encima de un hombre que te estaba vigilando y no reparaste en que estas desnudo… puedo sentir mucho desde esta posición. – quiso reírse pero Itachi le dio un codazo en la boca del estómago haciéndolo perder el aire –

Modera tus palabras.

Cof…cof… deja… la violencia… - tosió unas cuantas veces por el golpe –

Vas a la largarte de mi vida y la de mi familia ahora.

No creo que lo haga, me gustas y te lo dije antes y te lo repito ahora, así que mátame porque no tengo intensiones de dejar de verte con emoción, de imaginar que hay debajo de esa toalla y que tan bueno ha de ser un beso tuyo.

El moreno se descoloco con eso último, se creía lo suficientemente frio como para tomar las riendas del asunto pero esto salía de sus costumbres, de sus lógicas, hasta de todo lo que conocía como "amor", porque Minato lo amo de un modo tierno, de un modo tímido, de un modo que le recordaba su inexperiencia de cuerpo y de mente. Pero este hombre, este tipo arrogante y creído, se jactaba de sus gustos, de sus placeres, de cómo lo tendría a sus pies cuando quisiera, parecía conocedor de sus dudas y debilidades, y eso le aterraba, quería poner tierra de por medio, no sentir, no desear, no querer, morirse en su claustro de 15 años, no dejarse amar para evitar ser lastimado. Esos pensamientos lo alejaron de la realidad por un segundo, y ese milimétrico descuido hizo cambiar los roles en el suelo, Deidara sujeto la pistola habilidosamente entre sus manos al tiempo que subió sus caderas haciendo caer al moreno de espaldas, con la misma prisa se incorporó y acabo sobre Itachi volviendo a sonreír triunfador, este juego del gato y el ratón era excitante, muy provocativo y divertido.

Ahora señor frialdad, ¿quién tiene el control? – susurro aquella frase al oído del Uchiha, suavemente, con delicia contenida, dejando ir su tibio aliento que estaba seguro erizaba la nuca de su presa bajo el –

No obtendrás nada de mí. – sentencio con la dignidad que podría quedarle a un hombre desnudo y prisionero por un pervertido rubio –

Eras muy joven cuando amaste, lamento eso, no te quedo suficiente tiempo para disfrutar de ello. – sus palabras cambiaron drásticamente de táctica, ya no era perverso, ni seductor, su tono sonó tan sincero y hasta triste. – pasaste cosas muy feas… comprendo eso.

– Itachi no respondió, su boca trato de decirle algo, refutarlo, pero no pudo, Deidara hablaba con lógicas extrañas, como lo haría un viejo amigo, pero la posición y el sitió dejaba muy por el suelo sus intenciones –

Uno ama, quiere, adora. Yo te quiero, amo… y si te portas bien quizás también te adore, bese el piso que caminas y hasta agradezca al cielo que existas, pero si sigues teniendo esa actitud de monja de convento no llegaremos a nada bueno.

¡¿Mon..monja de convento? – un tic extraño se le formo en el ojo, nadie en su vida le había insultado de ese modo y nadie insulta a un Uchiha y se queda con ello, eso se lo iba a asegurar Itachi así sea lo último que haga –

Era muy bueno en defensa personal, por la sencilla razón que había aprendido del mejor, Minato le enseño tantas cosas en clases, y ese recuerdo se le coló repentinamente, como zafarse de un atacante que te tuviese en el suelo, lo usaría, le daría un golpe en la cara y lo mandaría al demonio. Pero todo su plan bien pensado quedo detenido, su cerebro dejo de funcionar cuando sintió como el rubio sobre el pasaba a besarlo, no pudo evitarlo, fue prácticamente una emboscada, una sucia emboscada y el con la cabeza metida en recordar como quitarse al tipo de encima, forcejeo unos segundos, moviendo su cuello de un lado a otro pero Deidara parecía escurridizo, su boca era una vil y hábil ladrona.

Sus pensamientos corrieron como en galope, sensaciones del pasado, ese beso embriagante, sintiendo otra boca después de tantos y tantos años, no recordaba cómo se sentía un beso, de lo bueno que era, de lo tibio, excitante y divino, sus mejillas se tiñeron de un evidente carmín, su corazón se aceleró como jamás imagino que podría suceder con alguien que no fuera su querido Minato, pero por el cielo, era un hombre, un hombre con necesidades físicas y espirituales que había sucumbido a la dejadez emocional, al abandono de la carne y el sentido del cuerpo, su meta era su hijo, pero ahora es que se daba cuenta que su único impedimento de amar por muchos años se había culminado, las cadenas pesadas del pasado se soltaron, el ciclo se cerró, su corazón sano y estaba otra vez lleno de emociones juveniles, muy parecidas a su primera vez, a su primer beso, si, así era, se sentía como si volvía a ser virgen.

No besas nada mal Itachi… - Deidara hablo suavemente culminando el beso robado con sus bocas húmedas y enrojecidas –

Me diste tiempo de pensar. – hablo con una molestia casi fingida –

Está confirmado, hasta cuando te besan actúas como un aburrido.

No soy aburrido.

Otra vez los papeles se intercambiaron, Itachi recordó el movimiento así que aprovecho la conversación y tomo ventaja de su captor, giro sus caderas bruscamente haciendo que Deidara perdiera el equilibrio ganado, su cuerpo cayo pesadamente de lado y eso fue un grave error para él, con precisión el moreno volvió al punto de partida, su cuerpo sobre el del rubio, sujetando las manos del escurridizo enemigo no sea que intente una nueva maniobra y caiga en otro descarado robo de besos.

Me gusta controlar la situación… - se sintió ganador, esas palabras escaparon muy cerca del oído de Deidara, tal cual como lo había hecho el hacía unos minutos atrás –

Un pasivo activo… - ladeo su boca en una sonrisa irónica. – me gustan esas travesuras.

No hay travesura en llevar las riendas de una situación, no soy un perro obediente, un niño incauto y mucho menos ¡una monja de convento!

Sello su declaración sujetando bruscamente el cuello de la camisa del rubio, lo alzo lo suficiente para que sus bocas se juntaras en otro beso, uno inesperado y atrevidamente encantador para Deidara, ese beso fue como un volcán a punto de erupción, sus bocas peleándose por dominar la situación, controlar el dominio de aquella cavidad húmeda y divina. Cero pensamientos, eso era lo único que recorría la mente de Itachi, sentir, solo sentir hasta que se muriera, como le dijera su madre una vez, que era hora de revivir su existencia, de sentir como se debía, y quería eso, pero el recuerdo de Minato aun lo llevaba, como no, tatuado en su cuerpo, en su alma, fue el primer y único hombre que profano su espíritu, su interior, el único que se ganó el poder estar sobre él, no dominando, sino amando, dejándose dar cariño gracias a la pasión.

Nunca lo olvidaría, lo que sintió por Minato no se repetiría más, pero estaba envejeciendo, su corazón añoraba el cariño, y ahora notaba como no solo el, también su cuerpo excitado por aquel beso estaba reviviendo bajo el eflujo de ese rubio descarado, sintiendo pasión, una cosa que extrañaba, comprendiendo que su modo de querer no era el de un jovencito de 18, sino del de un hombre maduro y que sabe que quiere y como lo quiere, quitarse la vergüenza de la falta de sexo, probar de esta experiencia, eso era bueno, intentar descubrir si el sexo ayuda a amar, o amar ayuda al sexo.

No quiero que digas algo más… - soltó descuidadamente al rubio, su respiración pesaba, caliente, su cuerpo estremecido por las sensaciones nuevas lo estaban dominando como una enamorada inexperta –

No… tengo que decirte nada, mejor siéntelo. – sin vergüenza alguna tomo la mano derecha de Itachi y la deposito sobre su ingle, la presión de su ser estaba atrapada dentro de su ropa, alborotado por todo aquel beso clandestino e inesperado –

No me digas que hacer. – con el mismo descaro que tuvo Deidara, Itachi apretó aquel sitio, con saña, maliciosamente para agrado del rubio. –

Eres… un lobo disfrazado de cordero. – gimió con encanto, había abierto una caja de pandora, este Itachi parecía una bestia que sería divertida de domesticar –

Soy un hombre que ya está cansado de esperar a la vida, quiero sentirla.

Culmino sus palabras poniéndose de pie y dejando caer la toalla de su cintura, único obstáculo entre su cuerpo y el de Deidara, parecía jugarle con maldades, muy dentro de él sabía que no era presa fácil, que si ese hombre quería algo de él, debía ganárselo, no sería un dulce fácil de comer, primero mordería, patearía y haría sufrir a su invitado. Las azules orbes del rubio se abrieron asombradas, el cuerpo que tanto se rozó sobre él estaba al fin expuesto, y no era una mala imagen, más bien lucia tentadoramente pervertida, no estaba seguro si con eso Itachi le decía "ve y tómame" o al contrario era un aviso de "peligro, entra bajo tu propio riesgo". Se lo pensó un instante y llego a la conclusión de que Itachi lo estaba probando, a ver qué tipo de resistencia sobre humana podría tener para no saltarle encima y violarlo de una vez.

Te crees muy inteligente Itachi Uchiha. – cuidándose de que no hubiese ataques sorpresa, se puso de rodillas y en esa misma posición se acercó al cuerpo del moreno, su cabeza quedo a unos pocos centímetros de aquel bajo vientre provocador, sus labios se relamieron buscando lubricarse, si habría de morir, moriría dando placer. –

El moreno no dijo nada, estaba paralizado por las acciones de Deidara, no esperaba que actuara tan rápido y de ese modo, en un segundo se le atraganto la saliva, su garganta se secó y sintió como el estómago se le fue por un vacío interminable, en un intento de autocontrol se tapó la boca con su mano, estaba impresionado, la boca del rubio se había dado a la tarea de tomar su miembro semi erecto para lamerlo, succionarlo y jugar con el como si fuera lo más normal y común del mundo. Sus piernas temblaron, no podía evitarlo, era sentir cosas que hacía más de 15 años no sentía, en unos segundos deseaba decapitar a Deidara y en otros su mano libre instintivamente le empujaba la cabeza para que apresurara el paso de las engullidas, era como tener dos poderosas ideas que se contraponían en su mente, un diablillo pervertido que le decía que siguiera y otro angelito que le pedía detenerse, metido en aquel dilema mental no noto que ya habían acabado contra la pared, su espalda sudorosa estaba pegada a ella, no quería caer entre los movimientos y retorcidas que daba, se estaba volviendo loco, el rubio lo tocaba de modos descaradamente buenos, sus mejillas estaban perladas de un sudor delicado, rojas de pasión y adrenalina recorriendo su torrente sanguíneo, diablos, estaba disfrutándolo y aun lo dudaba.

No has dicho nada… - alejo su boca del moreno dejando un hilo delicado de saliva que delataba su acción anterior –

No me has dejado decir nada. – sentencio esquivando la mirada, ahora era vergüenza lo que inundaba su mente –

¿Y qué quieres decir? – se incorporó al tiempo que atrapaba la cintura desnuda de Itachi con sus brazos –

Hazlo.

No sería más correcto decir… házmelo.

No diré eso para ti. – sujeto el mechón de cabello rubio que ocultaba parte del rostro de Deidara – no juegues conmigo… o te lo arrancare de una mordida.

Puedes empezar por darme cariño. – sin vergüenza alguna se deshizo de sus pantalones liberando al fin aquella erección que lo estaba volviendo loco –

Es sexo, no cariño.

Será cariño Itachi, tarde o temprano será cariño. – tomo la mano que Itachi tenía aun sujetando su cabello y la beso con una ternura inesperada para ese momento – déjate querer.

Eres insoportable, baboso, pervertido, aprovechado…

Soy eso y mucho más, y lo que más me gusta es que soy a quien escogiste para hacerte el amor una vez más después de tanto tiempo. – estrecho sus caderas contra las de Itachi, ese choque solo hizo que sus miembros se rozaran descaradamente causando que ambos respondieran con gemidos ahogados, en esa batalla no había ganador, solo un manojo de emociones que los controlaban –

Entre movimientos, ambos acabaron sobre el futon medio desdoblado que dejo Sai, se revolcaron en el besándose apasionadamente, el fuego ardía dentro de ellos, era impresionante el grado de calor que llevaba dentro el moreno, una y otra vez sintiendo como Deidara al fin se deshacía del resto de sus ropas, desnudos, ambos mostrando las debilidades humanas, lo frágiles que eran, lo excitados y lo necesitados que se veían con cada caricia y cada beso dado.

Hare el trabajo completo. – sentencio el rubio mientras llevaba dos de sus dedos a la boca para humedecerlos, decidió no meterlos en la de Itachi, no fuera a morderlo por tomarse el atrevimiento de usarlo como lubricante –

El Uchiha no respondió, solo se dejó caer sobre el futon, sus piernas instintivamente cerradas fueron forzadas por el cuerpo del rubio, cuando se hubo bien ubicado decidió continuar los besos calurosos, recorriendo con su boca el cuello de Itachi, su clavícula, deslizando su lengua por aquel surco divino donde desvió la ruta acabando sobre uno de los erectos pezones, lo atrapo entre sus labios para mordisquearlo, succionarlo y lamerlo, todo al tiempo que sus manos se deslizaban por el vientre sudoroso, sintiendo su calor, como subía y bajaba aceleradamente por la respiración, sus dedos delinearon el ombligo perfecto del moreno, su bajo vientre, lo suave de la piel en ese sitio, lo cálido y endurecido de su hombría erecta gracias a él. Entre más inspecciones y caricias llego a la entrepierna, su recorrido fue más delicado aun, sintió como el cuerpo de Itachi se tensó en un segundo, creyó que ahora si lo tiraría al suelo y pasaría a golpearlo, pero fue todo lo contrario, su mano exploradora fue sujeta por la de Itachi, sintiendo como el mismo le guio hasta aquel sitio que sería profanado dentro de poco.

Te dije… que me gusta controlar las cosas. – mordió el cuello de Deidara con saña, causándole un amoroso moretón que duraría unas cuantas semanas –

¿Qué?¿te lo harás tú mismo? – sonrió malicioso al tiempo que su dedo índice se deslizaba por su entrada una y otra vez –

Ya entenderás mi punto.

En otra de sus increíbles y agiles maniobras Itachi acabo por quedar encima del rubio, respirando más agitado gracias a que este había introducido uno de sus dígitos dentro, moviéndolo rítmicamente, buscando que su presa gimiera para el cómo hacia unos segundos atrás.

Comprendo tu punto. – beso el hombro del Itachi mientras ya eran dos los dedos que se ocupaban de preparar el lugar –

Yo controlo… tú haces lo demás. – sentencio en un gemido monumental, el rubio había conseguido aquel divino punto en su interior, tocándolo, rozándolo con sus dedos, dentro y fuera provocándole una gama inaudita de sensaciones que parecían olvidadas por el –

Entonces te hare mío, sentirás lo que creías perdido… - su boca se afano en un beso único, deslizando su lengua hasta el interior del moreno, con movimientos dulces y suaves, saboreando la esencia de su presa, diciéndole con actos que lo quería, que lo entendiera, que lo amara como él lo amaba, con locura, pues es una locura todo lo que ha hecho hasta ahora para estar cerca de él. –

Entre jadeos contenidos Deidara libero sus dedos del interior del moreno para ahora sujetar su miembro dolorosamente erecto y guiarlo al sitio deseado, dio un hondo suspiro al sentir como aquel lugar le daba la bienvenida, estrecho, tibio, endemoniadamente estrecho, más de lo que imagino, tanto que tuvo que detenerse al escuchar los quejidos bajos que daba Itachi con el intento de penetrarlo, estaba demasiado necesitado pero sabía que un paso en falso ahora era su perdición después, se armó de autocontrol y abrazo a Itachi, susurrándole que sabía lo difícil que era eso, que solo se relajara lo suficiente para que todo pasara, este le renegó con la cabeza para después decirle que no era un niño, que ya había vivido eso y que se dejara de tonterías y siguiera, él no se rompería como una frágil muñeca de papel.

Si… no lo haces tú, lo hago yo. – sentencio entre gemidos al alzar sus caderas y dejarlas caer sobre el miembro del rubio, aquel acto hizo que todo espacio entre ambos desapareciera, al fin sus cuerpo se habían unido de un modo inesperado – yo… yo…

Ya se… tu controlas. – jadeaba, era la sensación más divina que sentía, Itachi era lo mejor, era lo imaginado y más, su cuerpo cálido, su estrechez, lo malditamente excitante que se veía jadeando sobre él, su cabello negro pegado a su cuerpo por el sudor, sus mejillas enrojecidas, su boca entreabierta gimiendo una y otra vez, no podía pensar en otra cosa que eso, pero al sentir como el moreno dio los primero movimientos fue como el nirvana, estaba muerto y había subido al cielo, aquello paso a ser una descarada acción de movimientos rítmicos, con firmeza llevo sus manos hasta las caderas de Itachi, quería controlar un poco el ritmo pero este se lo negó, parecía empecinado en querer todo a su modo, como se imaginó, pasivamente dominante –

Las emociones se fueron al infinito, ya no decían nada, solo jadeaban, gemían y dejaban ir un compendio de sonidos que ruborizarían al más incauto, al fin eran uno, uno que parecían contrarios, ese uno que estaba dividido por pasados vividos, ese uno que empezó a forjarse gracias a una desgracia, como agradecía Deidara el conocerle, el saber de su existencia, de que un hombre como el no nacía dos veces en la vida, que encontrarlo fue el tesoro de su vida solitaria, en fin, se había enamorado hasta la medula, con el alma, y lo mejor era que con todo y los problemas le correspondió, le dio la bienvenida de modo tosco e inesperado, pero lo hizo, allí estaban entregándose en cuerpo, así sea por sexo, pero se prometió que la próxima vez seria por amor, que conquistaría no solo la anatomía, sino también el espíritu de Itachi Uchiha.

Continuara….

Por favor, ahora si pueden ir a darse una ducha fría XD, eerrrr… lo deje muy hot, pero eso tiene una razón de ser, ya verán a que me refiero. Hhaaaa…. Al fin pude terminar el capítulo, espero les haya gustado este modo de Itachi y Deidara, a mí en particular en encanto ji ji ji, no me fue difícil imaginarlo de uke pero uno bien mandón y dominante que no dejo que Dei controlara nada n_nU. Solo falta ver cómo le fue a Sai en casa de Gaara, ojo, no pasara lo mismo que con Ita y Dei, sino Gaarita sería un pedófilo XD, Sai es menor que el por unos años, pero ya tendrán su tiempo para que esas cositas picaras pasen, esperen el próximo capi, estará súper interesante, con más cosas hot y otras más angustiantes, nos leemos, besitos y saludos!.

Próximo capitulo:

Cambiando vidas.


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