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Contra la corriente por RAMSIN

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Contra la corriente


Capítulo 40


Hablemos del arte del corazón.


Había sido una mañana maravillosa, venia tan contenta con su pequeña nieta en su cochecito. Mikoto resulto una bebe tranquila mientras no estuviese hambrienta, su hijo había sido bendecido por una familia que verdaderamente necesitaba, la férrea disciplina impartida por Fugaku en el pasado había hecho meya en las personalidades de sus dos hijos, convirtiendo a Itachi en extremo reservado y dedicado a su trabajo, mientras que Sasuke solo se hizo un muro de indiferencia con el mundo entero.


Pero quien diría que un par de seres rubios harían la diferencia, Minato y Naruto revolucionaron las vidas de los Uchiha sin cabida a excepciones. Para bien o para mal, varios años de dolor tuvieron que vivir antes de llegar al hoy, Itachi encontró a Sai, su hijo le ha regresado parte de la alegría pero aun no la soltura de corazón, eso está muy difícil de alcanzar pero hay otro rubio torbellino intentando capturar, o mejor dicho, liberar al mayor de los uchiha de su soledad emocional.


La abuela Mikoto sospechaba de las rondas que le hacían a Itachi, de los inesperados regalos que llegaban a la casa, de como el moreno se hacia la vista gorda unas veces y otras botaba sin misericordia en la basura arreglos costosos, dulces y pare de contar.


Sai también noto ese juego de conquista sobre su madre, pero al contrario de reservarse opiniones, metía las narices para disfrute de Deidara que muchas veces lo tenía como aliado conveniente cuando necesitaba saber donde, cuando y que estaba haciendo Itachi fuera de sus horarios habituales. Esa pequeña complicidad nació gracias al continuo flirteo de Deidara, fue tan obvio que Sai se canso de tratar de imaginar que no existía, y paso al modo, me importa un pepino si te quieres acostar con mi madre, pero ubica mejor tus estrategias o acabaras alejando a Itachi.


Finalmente se unieron en pos del mismo fin, la felicidad del mayor. Para Sai jugar a Cupido con su madre era sencillo al contrario de lo que le costaba horrores en su vida más intima y emocional, seguía sin muchos avances con Gaara, ambos carecían de atrevimiento pasional, no estaban seguros si por ser consanguíneo de Naruto, que antes le gustara a su medio hermano o porque simplemente sus personalidades no eran del tipo desbocado sexual.


Y siguiendo la trama, la encantadora abuela Mikoto entro con cuidado dejando el cochecito de la bebe cerca de la puerta, saco a la niña que estaba retorciéndose y lista para armar un berrinche cuando noto a su otro nieto sentado en el sofá de la sala, le llamo poderosamente la atención que no le recibiera con un saludo, intrigada Mikoto camino hasta donde Sai y le toco el hombro un poco, el mencionado se sobresaltó pero paso a quitarse los audífonos que cargaba puestos y le distrajeron de la llegada de su abuela y sobrina.


Ya llegaron. – se quedó silencioso observando hacia las escaleras del lugar – como que acabo el desastre.


¿Qué desastre?


El que tenían armados Tío Sasuke y Naruto hace un rato, tuve que taparme los oídos, todavía soy un niño inocente para escuchar cosas subidas de tono. – sin mucho interés se puso de pie y salió rumbo a su habitación – abuela, te recomiendo tocar antes de entrar allí arriba, no sea aun sigan "jugando".


Mikoto comprendió la indirecta tan directa de Sai, sus mejillas se sonrojaron un poco pero a la vez fue distraída por los gorgoteos de protesta que impartía su nieta, bueno, estaba segura de algo, su hijo estaba feliz, Naruto había liberado al moreno de una prisión de soledad, le había enseñado a amar, a querer y a tomar responsabilidades.


Esa tarde luego de sobrevivir a la función porno auditiva en vivo y directo que le brindaron Sasuke y Naruto sin querer, Sai llego a casa de Gaara con un pensamiento atravesado, más bien una curiosidad de jovencito inexperto en el arte de amar.


- ¿estás solo? - Sai pregunto sin rodeos apenas Gaara le invito a pasar, no sabía porque pero deseaba mas privacidad esa tarde de estudios y arte en el taller -


- Kankuro está en una exposición y Temari salió, ¿pero porque la pregunta? - sintió la angustia en los ojos de Sai, esas semanas compartiendo todas las tardes lo había instruido en el modo de leer la mirada del moreno -


- por nada. - pasó de largo rumbo al taller, dejo su bolso tirado en una esquina y se sentó como niño castigado sobre un pequeño taburete de madera -


- ¿estás molesto por alguna razón que desconozca? - se quedo contemplando a Sai seriamente, no tendía a tener rabietas y esta sinceramente era la primera que le veía hacer una -


- porque no me has dicho nada.


- ¿nada de qué?


- me das señales ambiguas, me quieres contigo siempre pero… ¡ni si quiera as intentado besarme!


- ... - sus verdes orbes se abrieron como platos, eso sí era nuevo para Gaara, un Sai armando lio por sentirse querido -


- decídete, mi medio hermano se estaba revolcando como le provocaba con tio baka Sasuke, y yo aquí plantado esperando un mísero beso tuyo.


- Sa... Sai yo...


- tu nada Gaara, me gustas, demonios, como quieres que te lo plantee, te lo pinto en un cuadro o hacemos como mi madre y el idiota que lo pretende, ninguno avanza nada y es frustrante, no quiero eso en mi vida sentimental, me canse de no ser querido por años y ahora que quiero de verdad a alguien, ese alguien esta como varado esperando quien sab...


No pudo continuar su monologo furioso, sin pensarlo Gaara se le lanzo encima para besarlo, fue con una fogosidad inminente, sus manos se aferraron a la cintura del moreno suprimiendo brutalmente las distancias, con movimientos torpes se propuso besar esa boca, deslizar su lengua por todo el interior virginal de Sai, lo estaba intentando con torpeza, jamás había besado de ese modo, tan carnal, bajo y pasional. Gaara sintió su cabeza arder, su mente se apago dejando que solo los instintos mas básicos y emocionales funcionaran, entre jadeos ambos continuaron explorando aquel primer beso sediento de inexperiencias y aprendizajes.


- ¿qué te pareció? - separo sus labios de los de Sai solo lo suficiente para susurrar aquellas palabras -


- podría repetirlo. - sus mejillas estaban al rojo vivo, la blancura de su piel le delataba lo excitado que quedo ante el beso -


- te quiero Sai, más de lo que imaginas, pero no es fácil expresar tanta emoción con palabras. - acaricio la mejilla del nombrado con su mano -


- entonces hazlo con acciones, quiero tener sexo contigo.


De una sola pieza, así quedo Gaara ante la propuesta de su compañero, no lo esperaba venir, bueno si, lo deseaba con el alma pero temía al rechazo de una intimidad de ese nivel. Ni si quiera le había revelado todos sus sentimientos y Sai estaba saltándose varios pasos de una relación para llegar al esperado y aterrador momento de la primera vez.


- ¿no crees que es muy pronto? - sentencio algo que ni el mismo se creía, estaba desesperado por compartir el cuerpo y no solo los sentimientos con Sai -


- no es pronto, estamos en el momento correcto y el lugar correcto - sin prisas se abrazo al pelirrojo, su cuerpo moría de curiosidad, no podía negar que las locuras de su hermano y tío le dieron aquella idea de acostarse con quien quieres para saber que tan cierto y bueno era -


- si Itachi se entera de que te hice algo...


- no se enterara, yo se lo diré cuando me lo pregunte, no estoy acomplejado como él, mi cuerpo es asunto mío y tuyo - sin pena alguna sujeto la muñeca de Gaara para enrumbarla hacia su pantalón- hagámoslo.


- ¿por qué resultas tan férreamente terco y directo para todo? - beso la frente de Sai con suavidad -


- porque no me gustan los rodeos, me encanta ver lo crudo y real de todo, le gente tiende a esconder las emociones y yo hago lo contrario, me brota de las entrañas estar contigo, me lo pide el cuerpo y el corazón, así que quiero obedecer esa necesidad.


- sería la primera vez de ambos... - Gaara susurro la revelación apenado -


- que esperamos para descubrir lo que tanto hacia gritar a mi herma... - sintió que había hablado de mas ante el pelirrojo - lo lamento si te incomoda el comentario.


- para nada, aprecie y aprecio Naruto, pero tú has despertado una pasión dormida, me estremeces y me enterneces al mismo tiempo, no puedo explicar lo que llevo aquí dentro solo si es con amor para ti.


Suavemente tomo la mano de Sai y así se encaminaron a la habitación de Gaara, eso de hacerlo en el suelo del taller aun no era para ellos, las peripecias son para los expertos y lo único que deseaban ambos era un contacto de cariño, una primera vez inolvidable y bonita.


Sin prisas cerraron con llave la habitación y se sentaron a la orilla de la cama, mirándose curiosos ante lo que vendría, Gaara trago grueso, debía lidiar con la iniciativa de todo ante su extrovertido compañero.


- te facilito las cosas. -Sai subió a la cama donde comenzó a desvestirse desacomplejado, típico de su personalidad, pero unas manos temblorosas lo detuvieron para dirigir ese acto a su antojo-


- yo quiero hacerlo. - inclino su cabeza para besar el cuello del moreno, dio algunos besos tímidos mientras culminaba de quitarle la camisa a Sai, su sangre comenzó a subirle a la cabeza, esa piel estaba tibia, olía divino, su nariz instintivamente se deslizo por los hombros de su compañero hasta subir al cuello donde dejo escapar su lengua para probar el sabor del otro. -


- sigue - movió sus manos a la cabellera de Gaara, sujetándose a ella entre pequeños jalones dándole indicaciones -


el hielo de la inexperiencia se quebró, ya no había como detenerlos, se desvistieron mutuamente, con besos y caricias salidas del corazón, al acabar desnudos sobre la cama, arrodillados uno frente al otro, inspeccionando sus necesitadas extremidades por atención y cariño, inciertos en lo que seguiría de allí en adelante. pero la valentía surge de momentos así, Gaara se tomo el atrevimiento de devorar a su compañero con un beso mas, sus cuerpos se rozaron descaradamente, el sudor, su esencia misma se mezclo como un coctel sexual, gemidos más fuertes y sonoros comenzaron a liberarse cuando Sai en un arrebato de curiosidad y malicia tomo ambos miembros para acariciarlos juntos, eso solo hizo que Gaara se aferrara a sus caderas con ambas manos y dejara que su ya no tan inocente Sai se divirtiera experimentando aquella caricia.


- te amo. - gimió a lo grande cuando Gaara soltó su agarre y paso ayudarlo con las caricias, sus manos se movieron al unisonó, sus miradas se cruzaron en un potente eflujo de descaro y excitación, podían ver hasta la última gota de sudor surcando sus rostros, sus labios enrojecidos y sus gemidos emitidos sin decoro, se dejaron llevar hasta el límite cuando sintieron la imperante necesidad de ir mas allá por el bien de sus cuerpos.


- penétrame. - el moreno hablo claro y conciso, su cuerpo lo pedía y si aquella locura estaba divina no podía imaginar que tan bueno sería lo demás. -


- ¿en... verdad quieres que lo haga? - mascullo soltando los miembros de ambos -


- para eso estamos aquí, o no. - sonrió divertido, la inocencia en Gaara era más grande que la suya misma -


- ¿y si duele? no sé cómo evitar ese mal rato Sai, no quiero hacerte daño. - lo abrazo posesivamente, como pidiéndole disculpas de ante mano a lo que ocurriría -


- es como todo en la vida, hay que sufrir un poco para obtener la felicidad.


Se soltó del abrazo y acabo acostado boca arriba en la cama, parecía un ángel caído, así lo imagino Gaara, su piel perlada de sudor, esos negros cabellos desparramados en las sabanas blancas, su cuerpo perfecto y delineado, todo él lo hacía ver como el ángel caído que recupero su amor.


- ¿recordaras que te quiero hasta cuando te duela? - hablo serio y ubicándose entre las piernas de Sai que nada acomplejado abrió para el -


- no lo olvidare. - su sonrisa traviesa descoloco a Gaara, este chiquillo era un pecado andante, su inocencia rayaba en sensualidad pura, así no se lo propusiera, todo lo que decía y hacia solo lograba excitarlo más aun. -


- recuérdalo entonces cada segundo que pase de aquí en adelante - una de sus manos se poso sobre el vientre de Sai, surcándolo con caricias tímidas, pensando en cómo hacer algo que nunca hizo, respiro hondo y su mente lo llevo a aquel sueño húmedo y doloroso que tuvo con Naruto, pero no en un sentido malo o comparativo, más bien su mente bloqueo a conveniencia lo malo y le trajo a colación sucesos claves que lo inspiraron como una epifanía.


- ¿qué piensas? - Sai noto el rostro de Gaara perdido en alguna idea -


- en que la mente y los sueños son maravillosos a veces - sonrió y paso a llevar dos de sus dedos a los labios de Sai, no los introdujo bruscamente, más bien se tomo el tiempo y la delicadeza de surcar aquella caverna húmeda por todo el contorno, deslizando primero uno y luego el otro, Sai ni corto ni perezoso movió su lengua varias veces alrededor de esos dos invitados humedeciéndolos suavemente, su cálida saliva acabo por ser el mejor lubricante para la ocasión -


- te amo. - deslizo sus dedos de la boca del moreno hasta su entrepierna, moviéndose como un explorador perdido ante un gran mapa, toqueteando todo rincón posible hasta hallar el camino, sin asombro pero lleno de emoción introdujo uno de sus dedos, la respuesta de Sai fue aferrarse a las sabanas emitiendo pequeños y obscenos jadeos - ¿estás bien?


- perfectamente... - gimió aun más sonoro al sentir como ese digito pasaba a ser dos acompañado de movimientos circulares y penetración -


el juego siguió así por varios maravillosos minutos, Gaara estaba sorprendido de la cantidad inimaginada de sonidos que podía emitir Sai sin decir nada conciso, solo monosílabos o gorgoteos sensuales y una que otra vez su nombre cuando el lograba acariciar cierto y extraño punto en el interior de Sai. Por su parte este se sentía en el cielo, sin un grado alguno de dolor, pensó que serian falacias lo doloroso, pero comprobó aquella verdad cuando Gaara decidió introducir un tercer dedo, sus piernas se contrajeron inmediatamente al tiempo que un corrientazo indeseable se apodero de sus bajos.


Dolió, dolía y seguiría doliendo a su modo de ver, con torpeza y urgencia estiro la mano tratando de atajar a Gaara, consiguió aferrarse a su brazo y detener lo que hacía.


- me duele... - mascullo con gravedad ante el pelirrojo -


- no sigamos entonces, además, creo que no debemos tentar al destino, no estamos preparados ni tenemos protección.


- tonto, eres un gran tonto Gaara, no te estoy pidiendo dejar de hacerlo, solo me dolió y quiero otra cosa dentro mío y no son precisamente tus dedos - sin prisas se incorporo abrazándose a su amante. -


- ¿y la protección?


- corre por cuenta de mi madre, no sé qué tipo de obsesión tenga, pero hasta lo he sorprendido dejando condones en mis pantalones y bolso, si registras mi ropa seguro hallaras uno.


- después de todo lo que ha vivido, no le puedo juzgar por eso. - sonrió divertido y cumplió con la orden de Sai, no se equivoco con lo que decía, apenas metió la mano en el bolsillo trasero de los jeans de Sai, salió un conocido plástico con el contenido de un condón. -


Otra vez estaban jugando ante lo desconocido, con torpeza Gaara abrió el condón y se lo coloco, las clases de educación sexual que tuvo en su más temprana adolescencia lo ayudaron mucho.


- listo. - volvió a estar sobre el moreno para cumplir la misión impuesta -


- ahora sí. - estiro sus brazos pasándolos por detrás del cuello de Gaara en un fuerte agarre que simbolizaba la ansiedad del momento -


Fue con todo el cuidado posible, acaricio aquel miembro semi erecto para entrar en calor, sus manos recorrieron otra vez el camino de un cuerpo sudoroso y expectante, entre besos y jadeos jugaron más aun, pero no hubo otro aplazo, Gaara trago grueso moviendo su urgido miembro hasta el lugar indicado, los intentos por introducirlo fueron incómodos y dolorosos para ambos, no era divertido con tantos nervios.


Parecieron frustrados hasta que Sai le pidió cambiar de posición, sin esperar respuesta de Gaara, se dio la vuelta quedando a cuatro patas y dándole la espalda, esa sola imagen descoloco todo en el pelirrojo, su necesidad se volvió un deseo bajo y angustioso.


Sus manos volvieron a recorrerle de cuello a espalda, entre esos movimientos logro ubicarse mejor logrando la tan ansiada unión. Un dolor lacerante invadió a ambos, Sai se encorvo tratando de conseguir aire y una mejor posición, dolía un infierno, un calor abrazante recorrió su entrepierna y baja espalda, luchaba contra sí mismo y las ganas de empujar a Gaara fuera de el, pero se contuvo, respirando acelerado y sintiendo también como el miembro de su compañero latía dentro suyo, ese simple pensamiento lo excito un poco liberándolo del dolor por momentos.


- lo lamento - Gaara gimió roncamente al tiempo que trataba de culminar su intromisión, estaba sin palabras para describir lo que sentía, dolor ligado a placer, la estrechez del moreno solo le causaba más ganas de empujar dentro, debatiéndose entre su placer y el dolor que le causaba a Sai -


- muévete... hazlo o te sales. - ordeno entre jadeos, esto no podía ser así nada mas, se preguntaba como podía su hermano disfrutar de una situación tan incómoda, estaba desvariando en esos pensamientos cuando sintió una sacudida en todo el cuerpo, Gaara comenzó a embestirlo como le ordeno, las manos de este se sujetaron a sus caderas como modo de apoyo, podía sentirle más aun, moviéndose torpemente al principio pero con el paso de los minutos aquel vaivén estaba dando resultados inesperados, en algún momento Gaara toco otra vez el sitio exacto haciendo que las piernas y brazos de Sai temblaras bajo su peso, un cosquilleo endemoniado lo cubrió, sus bajos ardían en increíbles sensaciones otra vez, sin vergüenza alguna le pidió que se movieras más profundo, susurrándole jadeos y gemidos increíbles. Las cosas habían cambiado otra vez, lo estaban disfrutando en grande, se sentían conectados a un nivel superior al físico, era un eflujo maravilloso de emociones, recorriendo su torrente sanguíneo, embotando sus mentes y liberando sus pasiones.


- voy a lle... – el pelirrojo trato de acelerar el paso pero sintió como Sai prácticamente sujetaba una de sus manos jalándola hacia su entrepierna-


- quiero... llegar contigo. - mascullo con el rostro totalmente sonrojado de pasión y perlado de sudor -


- si - sonrió encantado, ese muchachito resulto lo más simplemente directo y puro que nunca imagino tener -


La orden fue impartida, su mano tomo aquel miembro erecto, sin ningún esfuerzo comenzó a acariciarlo al mismo tiempo que embestía con fuerza y profundidad, los jadeos y gemidos se volvieron más intensos aun, Gaara sintió con placer como aquel lugar estrecho lo oprimía mas y mas, fue el aviso de que pronto su querido Sai se vendría, pocos momentos pasaron para que ambos dieran fin a tan increíble experiencia con la cumbre del placer humano, primero Sai y seguidamente Gaara. Sus cuerpos agotados y letárgicos se dejaron caer en la cama, no se separaron sino hasta que sus respiraciones volvieron a ser normales y tuvieron las suficientes fuerzas de hablarse.


- cumplí mi palabra, nunca olvide que me quieres, mas bien, esto me lo recordó cada segundo que estuvimos juntos - Sai se ladeo para mirar al rostro de Gaara tras el -


- ni yo, eres algo especial Sai, te robaste mi corazón en todos los sentidos de la palabra. - beso con ternura el hombro desnudo del chico -


- ahora comprendo por qué tantos gritos y gemidos de mi hermanito.


- Sai... - el pelirrojo renegó con su cabeza unas cuantas veces por lo siempre directo de los comentarios que hacia el moreno -


Mientras en casa de Gaara las cosas era felicidad, donde el mayor de los Uchiha parecía que ardería Troya, Itachi estaba con pistola en mano desenfundada y apuntándole a cierto rubio que propaso su suerte esa tarde de trabajo, la tolerancia era un fuerte del moreno, pero tener de compañero a un acosador y con insanas intensiones para con él no facilitaba sus labores diarias.


- Deberían prohibirte el porte de armas. – Deidara mascullaba en son incomodo, no era fácil tener una pistola pegada a la quijada todos los días –


- ¿Porque no desistes?... pide cambio, estoy harto de tus flirteos en las horas de trabajo. – los ojos negros de Itachi estaban clavados sobre la pobre humanidad del rubio –


- ¿O sea que si puedo coquetear contigo fuera del trabajo?


- No te la des de inteligente, no te queda.


- No pierdo nada al intentan conquistarte. ya te lo dije una vez y lo repetiré mil veces, tendremos una vida juntos.


- Fue un error, haberme acostado contigo fue un grave error. – el moreno dio un hondo suspiro enfundando su arma –


- Seamos sinceros Itachi, te gusto, lo necesitabas y yo también, sabes lo difícil que es ser fiel cuando ni si quiera tienes pareja.


- ¡Pues consíguete una!


- No quiero, me gusta lo que tengo al frente. – miro lascivamente al moreno –


- Hagamos algo… - Itachi volvió a su puesto pero sin quitarle los ojos de encima a Deidara, el altercado anterior había sido gracias a que este le había tocado "sin querer" el trasero. –


- Que sea sobre el escritorio


- NO HABLO DE SEXO.


- Bromeaba Itachi, que susceptible eres a las bromas.


- Saldré contigo…


- ¿Una cita?


- No es una cita, es una salida donde yo impongo las reglas.


- Me encanta que domines la situación. – con una sonrisa pretenciosa se acomodó sobre el escritorio de Itachi – ¿a qué hora y que día?


- El sábado, en mi casa a las 3.


- Perfecto.


Itachi tenía muy bien planificado lo que sería realmente esa "cita", una especie de jake mate para dejar al rubio acosador sin ganas de seguirlo persiguiendo, tan solo debía pulir las situaciones y los aconteceres de ese día, muy adentro de él se debatía con el dejarlo que lo quisiera y botarlo definitivamente, una confusa sensación que no saldría adelante nunca por si sola, asi que la cita fue la mejor carta para él.


Continuara…


Al finnn!, al fin actualice y vaya que retorne con un lemon ji ji ji, espero lo dsifrutaran, es que andaba de unas ganas con esos dos, disculpen la demora y espero les gustara, el capitulo que viene estará muy divertido, asegurado, con esa cita de Itachi y Deidara pasara de todo, descabellada idea se me ocurrió ya verán, bueno les pero la semana que viene si tengo suerte, si no, pues en unas dos semanas más, besitos y saludos a todos, los quiero mucho y gracias por sus mensajes de apoyo.


Próximo Capitulo:


Prueba de tolerancia


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