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Contra la corriente por RAMSIN

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Contra la corriente


Capítulo 41


Prueba de tolerancia


Itachi permaneció silencioso largo rato durante la cena familiar, a la mesa estaban reunidos todos como una nueva tradición que gusto de inmediato ya que era la hora perfecta para conversar del día vivido, banalidades o cualquier otro tema, pero esa noche en especial Itachi plantearía sus dudas amorosas al resto con intensiones de ser ayudado en su "cita".


- ¿repite lo que dijiste? - Sasuke miro algo sobresaltado a su hermano mayor -


- necesito hacerle la vida imposible al hombre que vendrá este sábado a la casa.


- ¿hacerle la vida imposible cómo? - Naruto arqueo una ceja lleno de curiosidad por el maquiavélico plan de Itachi -


- sean creativos.


- Naruto no necesita ser creativo, tan solo con dejarle a Miko chan hambrienta en los brazos basta. - Sai se carcajeo con malicia, ya había experimentado el acabose que significaba ayudar cuando su sobrina estaba hambrienta -


- ¿hijo, no crees que exageras? - Mikoto hablo solemnemente ante la idea -


- madre, no cualquiera tiene el derecho de entrar en nuestras vidas así como así.


- ¿pero tú mismo lo invitaste o me equivoco?- su hermanito interrumpió la discusión analítico -


- para deshacerme de él.


- si es por no quererme imponer un papá nuevo, tranquilo, no me molesta que rehagas tu vida, estas en todo tu derecho.


Las palabras de Sai fueron al inicio como un chiste, pero en su trasfondo la realidad más cruda salto delante de todos.


- ayúdenme, solo pido eso por favor.


La discusión continuo, al final ese sábado que parecía a cualquier otro, terminaría de un modo muy diferente al planificado.


Deidara se alisto temprano, antes de la hora acordada, salió de su departamento rumbo al añorado destino del día, sin prisa se detuvo en ciertos puntos de la ciudad comprando algunos "detalles" que le facilitarían su aceptación en la controversial familia Uchiha.


A las tres en punto toco la puerta, acomodo su cabello rubio y sujeto las varias bolsas de regalo que cargaba con él. Itachi le abrió sin sobresaltos, su acostumbrado rostro imperturbable le daba la bienvenida al hogar que llevaba vigilando por varios meses.


- puntual. - el moreno lo dejo pasar dentro sin muchas formalidades -


- para ti siempre. - intento besar la mejilla de Itachi pero este sin previo aviso lo arrastro a la sala soltándolo en medio de la misma igual a como los romanos lanzaban esclavos a los leones, pero en vez de leones, Deidara tenía a la familia en pleno sentada frente a él, Sai acompañado de Gaara que también fue metido en el lio sin saber nada, Sasuke, Naruto y la matriarca Mikoto. Todos mirándolo con análisis total y expectantes ante lo que Itachi había planeado para su pobre invitado esa tarde.


- buenas tardes. - carraspeo un poco para agarrar ánimos, se armo de valentía y comenzó a repartir las bolsas de regalos como santa lo hace en navidad -


El tenso ambiente se rompió con el chillido de Naruto, estaba realmente sorprendido por el regalo que recibió, dentro de la bolsa encontró una peculiar prenda de vestir, una franela negra con un slogan conveniente " yo amo el ramen". Naruto fue el primero en caer bajo los encantos y conocimientos de Deidara.


- ¿de dónde diablos sacaste esa camisa? - Sasuke estaba perturbado con el obsequio, no todo el mundo conocía las obsesiones del rubio por esa comida -


- la mande a estampar hace unos días, pero, no se avergüencen, abran sus regalos.


Itachi quedo totalmente desarmado ante ese ataque, todos recibieron un detalle acorde a sus personalidades, Naruto con su franela que acabo colocándose de inmediato, Sai recibió un hermoso libro sobre técnicas de ilustración, Mikoto un fino y nada económico brazalete, Sasuke recibió algo que no quiso mostrar a nadie, pero tal parece que le gusto y descoloco ya que su rostro se volvió tan rojo como un tomate al abrir la bolsa. Deidara le guiño un ojo con complicidad y ni Naruto pudo saber el contenido del obsequio.


Finalmente el ambiente estaba tan ligero que el pobre Itachi creyó perdida la partida, su madre invito al rubio a sentarse y comer algo, Sasuke se desapareció de su vista llevándose a Naruto con él. Sai y Gaara continuaron sentados en la sala pero la escena se volvió curiosamente extraña.


En un extremo Deidara e Itachi, separados lo suficiente para no rozarse si quiera, y al frente, Gaara y Sai, muy juntos pero aun guardando la compostura de su relación secreta. la abuela Mikoto estaba realmente divertida contemplando todo al entrar y salir de la sala con bebidas y algunos refrigerios, notaba la tensión, lo que había entre líneas allí, su nieto y Gaara estaban llevando las riendas de la visita, parecían mas dos enamorados consultando su relación con los padres de la novia, Deidara sin complejos se adapto al entorno y trataba de si quiera pasar su brazo tras el hombro de Itachi, pero este como buen Uchiha, no se deja dominar, esquivaba los flirteos de modo magistral, pero algo en la situación cambio el panorama.


- Sai... - Deidara miro seriamente al hijo de su pretendiente - quiero preguntarte algo.


- dígame.


- ¿me permitirías tener una relación sentimental con tu madre? - claro y sin tapujos, tan sincero e inesperado que Itachi se atraganto con lo que bebía -


- ¡¿que... cof cof... estas insinuando?! - se puso de pie aun tratando de obtener aire para sus pulmones -


- simple, estoy pidiendo permiso para estar contigo, es normal, tú tienes un hijo ya adolecente que parece tener más y mejor vida sexual que tu.


- ¡Deidara! - Gaara se volvió más rojo que su cabello con el comentario, Sai solo sonrió divertido y el pobre Itachi ya atorado por el anterior comentario ahora estaba pálido mirando a su hijo y su posible "difunto" yerno. -


- ¿cómo es la cosa?


- no vez que ya no son unos niños Itachi, hasta ellos disfrutan más que nosotros, no seas anticuado y ponte al día con la vida. ! yo te amo!


Sin previo aviso tomo al todavía shokeado moreno entre sus brazos para estamparle un beso, se aferro a su cintura evitando posibles escapes, su boca fue furiosa invitada, luchando por abrirse paso dentro de Itachi, su lucha tuvo frutos cuando el moreno intento protestar, fue muy tarde, Deidara prácticamente se le termino de echar encima cayendo los dos en el sofá donde estaban Sai y Gaara sentados.


- qué pena... - Gaara logro levantarse del sitio segundos antes y llevarse a Sai lejos de la escena -


- por fin ese idiota toma la iniciativa, realmente todos le temen a Itachi, pero no conocen el verdadero deseo que lo carcome por dentro.


- si viera a mi hermana siendo besada así, me molestaría mucho, pero tú pareces hasta feliz - Gaara no encontraba lógica al suceso -


- sabes mi historia, la historia de Itachi es mi historia y me alegra mucho que llegara este idiota a pretenderlo, al menos podrá actualizarlo en el arte de amar, y si no funciona, al menos tuvo su cuota de sexo desenfrenado.- se encogió de hombros sin preocupaciones -


- ustedes... no quiero pensar en tu madre y ese hombre teniendo relaciones. – el pelirrojo renegó con su cabeza varias veces -


- salgamos de aquí antes de que todo suba de tono. - Sai se enrumbo fuera de la casa junto a Gaara, así lo habían decidido en otra reunión que propuso este con la familia y sin la presencia de Itachi, le darían campo libre a su madre, cambiándole por completo el panorama de deshacerse de Deidara. -


Dentro de la casa solo quedo la pareja teniendo una desesperada pelea por tomar el control de la situación, Deidara estaba absolutamente seguro que Itachi sedería a sus deseos, lo podía sentir en su cuerpo, lo fingido de sus rechazos, lo débil que actuaba en ese instante al evitar sus besos o el abrazo, una hostilidad calculada y milimetrada para el teatro de los rechazos. y al rubio verdaderamente no le incomodaba ese acto, más bien le causaba mas ánimos de batallar con su presa, recorrer ferozmente su boca, deslizar y constreñir su cintura como una serpiente enroscada, una delicia que rayaba en masoquismo por parte de ambos, todo un cumulo de deseos envueltos en fingidas negativas.


Pero Itachi ya estaba sucumbiendo ante los placeres de la carne, su cuerpo se sentía muy cálido, húmedo, apresado fuertemente ante Deidara, con esas manos toqueteando su espalda y caderas, no pudo evitar el innumerable cumulo de recuerdos de la vez que se entrego a él, o más bien, que el dejara que lo poseyeran.


- ¡imbécil! - al fin pudo separar su boca de la del rubio ladrón de besos -


- vamos mejorando, al menos no me apuntas con tu arma. - sonrió descarado y limpiando la comisura de sus labios con sus dedos. -


- ¡cómo te atreves a hacer eso frente a Sai! - intento sujetar a Deidara de las ropas pero este se le adelanto volviéndole a besar con la misma lujuria anterior -


Forcejeo otra vez, con menos aplomo y más bien pareció un baile rumbo al primer lugar posible donde recostarse, dieron tumbos sin control hasta que la espalda de Itachi choco con el borde de la mesa del comedor, no pudo definir el objeto a espaldas de el, pero Deidara si, una maliciosa idea se poso en su cabeza. Entre movimientos tomo la cintura del moreno con fuerza, la suficiente para alzarlo hasta sentarlo en el largo mesón de madera solida.


- ¡¿que estas intentando?! - trato de bajarse pero el rubio lo empujo bruscamente hacia atrás causando que Itachi perdiera el equilibrio terminando de espaldas en la mesa -


- jugar un juego. - ladeo su rostro para comprobar que no había nadie en el lugar, Sai le había prometido unas horas de privacidad con su madre ese día, y tal parecía que cumplió con su palabra -


- ¡todos están arriba! - gruño con enfado intentando infructuosamente sentarse otra vez -


- no te preocupes tanto, tu hijo desalojo a todos para que su querida madre pueda revolcarse con su apuesto novio.


- ¡metiste a Sai en esta locura tuya! - intento manotear a Deidara pero este ya había bajado su cabeza, besándole el estomago y rozando su lengua por aquel camino desprovisto de ropa -


- no te quejes y solo disfruta las caricias - poso su mano sobre la evidentemente abultada entrepierna del moreno - tu cuerpo admite esta locura Itachi, admítelo en tu mente y en tu corazón.


Esas palabras fueron un susurro suplicante, Deidara no hallaba el modo humano o divino de hacerle entender que necesitaba de él, dejarse querer, amar, pelear, todo lo natural y normal que hacen las parejas.


- es difícil... - gimió por lo bajo, su cabeza estaba embotada entre las caricias, el rubio había conseguido bajar el cierre de sus jeans liberando aquel miembro erecto, sentía vergüenza por lo que hacían, más bien por el lugar donde lo hacían, la mesa del comedor donde se reunían todos. La conciencia lo acribillaba con recriminaciones al tiempo que sus deseos más profundos arrasaban con esos pensamientos bajo las caricias de Deidara. -


- quiero amarte así por siempre. - siguió en su labor de besar, lamer y succionar la hombría del mayor de los Uchiha, sin pena alguna, libre de arrepentimientos -


- no... me digas un por siempre. - mascullo torpemente, no quería ilusionarse mas de la cuenta, no quería perder a otra persona más que se comenzaba a anidar en su corazón, tenía que aceptar esa realidad, quería a ese desquiciado rubio, lo necesitaba para la cordura de sus emociones al mismo tiempo que temía por ese sentimiento ambiguo de tenerlo cerca y también quererlo lejos -


- lo repetiré otras mil veces Itachi, te quiero a mi lado, quiero hacerte feliz y vivir una locura juntos, quiero una casa, hijos, un perro y a ti.


Después de ese cumulo de revelaciones no hubo negación en el Uchiha, se dejo querer y apreciar, un pequeño gusto por el que pasaría si dejaba entrar completamente a Deidara en su corazón y lo forzó todo, cerro sus ojos dejando que el rubio hiciera lo que le diera la gana con él. Eso sí, controlando aquel acto como a él le gustaba, sintiendo que Deidara solo obedecía a órdenes invisibles impartidas con los gemidos, los movimientos de sus manos o las cruzadas de miradas lujuriosas.


Esa tarde volvieron a ser uno los dos, sumando placeres y restando miedos, multiplicando deseos y dividiendo sensaciones, se dejaron arrastrar y esa realidad seria lo que marcaria de hoy en adelante la vida de Itachi Uchiha.


El camino de más de uno se enderezo, Itachi acepto las pretensiones de Deidara, una relación un tanto exótica ya que quien les viera diría que el moreno controlaba hasta el modo de respirar en su amante, pero era algo distinto, tan solo Deidara se desvivía por complacer a Itachi, de todos los modos posibles, anunciándose como mero perro faldero de sus ideas. Y un domingo cualquiera 5 mese después de aquella invitación a casa de los Uchiha, Deidara estaba paseando por las calles comerciales de Konoha, iba bien acompañado por Sai y Gaara, sin quererla o beberla se vieron comprometidos en ayudar al rubio con algo importante para Itachi.


- ¿qué tal este? - Deidara ya aburrido extendió un pequeño aro metálico frente a los jovencitos -


- ¿estás bromeando? - Sai negó rotundamente con su cabeza al tiempo que Gaara hacia una mueca de desaprobación tras el -


- ¡pero es de oro! - chillo obstinado -


- podrá ser de platino, diamantes, o hasta kriptonita pero a mi madre no le gustara.


- ¡¿qué diablos tiene el maldito anillo?! - lo dejo de mala gana en las manos de la asombrada vendedora que los atendía en la joyería -


- el señor tiene razón, es un anillo precioso, a cualquier mujer le alagaría recibir una propuesta de matrimonio con ese anillo. - la joven hablo parsimoniosa y tratando de no perder la paciencia como Deidara -


- allí radica el problema. - Gaara interrumpió la conversación - la "novia" no es novia y ese anillo parece para una niña mimada.


La ya incomoda vendedora arqueo una ceja asombrada por el comentario, paso siguiente guardo todos los anillos que Deidara había pedido ver fuera de los mostradores.


- eso es lo que he tratado de decirles desde que entramos a la joyería. - Sai se alejo del grupo curioseando en las vitrinas tras el - ese si sería un buen anillo.


- ¿cuál? - Deidara derrotado siguió a Sai hasta la vitrina -


- ese. - su dedo señalo un sobrio anillo de oro blanco con una delicada línea roja y negra como único adorno, era masculino, serio y llevaba a todas luces el estilo de Itachi -


- no estoy seguro de ello...


- está bien Dei chan, cómprale un anillo dorado con muchas piedritas inútiles y que no le quepa ni en el dedo meñique. - Sai se encogió de hombros aburrido -


- señorita deme ese anillo - señalo sin titubear el anillo que Sai escogió -


Deidara llevaba mas de un mes planificando su modo romántico pero no autoritario de pedirle matrimonio a Itachi, sabía que el Uchiha diría que no de antemano, pero no por no quererlo, si no, por la mala costumbre de llevarle la contraria a Deidara en todo. su relación en esos 5 meses se había estrechado mucho y ni hablar de la empatía familiar que adquirieron, no era raro verlo un domingo ayudando a la abuela Mikoto o cuidando a la pequeña Miko chan porque Naruto necesitaba hacer alguna cosa, se fue ganando los puntos necesarios en la familia y ya era hora de hacer la suya propia, Itachi pasaba de los 30 y sus oportunidades de tener hijos disminuían rápidamente, y ese tema lo tenia también preocupado, una cosa eran sus planes y otra muy distinta era convencer al moreno de quedar en estado nuevamente, un problema a la vez, así se repetía como mantra cuando vio por fin entre sus manos aquella cajita de terciopelo negro donde estaba el anillo de compromiso.


La noche tan ansiada llego, Itachi y Deidara salieron a cenar como acostumbraban, el Uchiha jamás pensó que esa noche seria inolvidable desde varios puntos de vista, la cena fue animada entre conversaciones vánales hasta que Deidara pidió que trajeran postre, un carrito lleno de diferentes dulces pasearon ante los ojos de Itachi, pero este no era muy asiduo a lo dulce, intento negarse a las sugerencias del mesonero que llevaba el carrito, pero Deidara ya había planeado todo de antemano con el mesonero y su plan de proposición para esa noche.


- no tengo ánimos de comer nada más. - poso su servilleta sobre el plato dando fin a las intenciones de Deidara -


- pero al menos prueba este... - tomo una copa llena de fresas maduras bañadas en crema chantillí y chocolate. -


- no me provoca. - alejo su rostro de la cucharita larga con una fresa en ella que le ofreció el rubio -


- eres quisquilloso, te traigo a pasar un gran rato y no me aceptas el postre. - comenzó a comerlo el solo rezongando - ¡terminas por arruinar todos mis planes amorosos para contigo!.


- ¿qué tiene que ver un dulce con tus planes?, sabes muy bien que no soy amante de lo dulce.


- ¡nada!, no tiene nada que ver, ¿pero al menos me aceptarías que te de la ultima cucharada del postre? - su mirada fue de perrito a punto de desfallecer, ni Itachi pudo negarse ante eso. -


- perfecto, si eso te hace dejar de actuar tan obsesivo con lo de la comida, lo hare- sin ánimos abrió la boca y miro la cucharita con la última y más curiosa porción de postre, sus ojos detallaron aquella "fresa" metálica, mas bien no era una fresa, eso lucia como un trozo de metal embadurnado de crema-


tomo el brazo de Deidara donde tenía la cucharita quitándosela en el acto, con mucha minuciosidad saco el aro metálico y lo lanzo dentro de una de las dos copas de agua que tenían en la mesa, el extraño aro revelo su verdadera forma y color, un anillo sobrio con unas líneas negras y rojas a su alrededor. Itachi alzo la mirada totalmente asombrado, su mente trajo un centenar de teorías del como aquel anillo acabo en la copa, pero finalmente ninguna parecía lógica salvo la aterradora idea de que eso representaba una propuesta de matrimonio por parte de Deidara, en tantos años de policía nunca sintió lo que ahora sentía, un hueco de dimensiones imprecisas que consumía su estomago, le hacía sudar y le aceleraba el corazón, sus dedos temblorosos lograron atajar el anillo del agua y mirarlo mejor, con ojos de loco asustado.


- nunca creí ver esa mirada en ti amor. - Deidara sonrió divertido y tomo aquel anillo de los dedos de Itachi, lo limpio un poco con una servilleta y procedió a decir sus posibles palabras de convencimiento -


- Deidara... - tartamudeo sobrecogido al ver como el nombrado se ponía de pie y acababa arrodillado delante de él - no hagas esto frente a tanta gente.


- es que quiero testigos de mi petición, Itachi, cásate conmigo, se mi compañero para compartir el camino y ayudarnos mutuamente, quiero despertar a tu lado todos los días, quiero reír y llorar junto a ti, quiero darte la felicidad que te quitaron por muchos años.


Sin esperar por la respuesta del moreno deslizo el anillo en su dedo anular y le robo un dulce beso lleno de ternura y amor, uno sin lujuria, era un beso que demostraba su compromiso al pedirle su mano. Itachi se quedo mudo, había escuchado tantas veces a Deidara decirle que lo haría su pareja, que tendrían un hogar, hijos y demás detalles, pero nunca se lo tomo seriamente, mejor dicho, nunca quiso aceptar lo que Deidara le proponía con tanta fuerza y convicción.


- ¿qué respondes? - deslizo su mano derecha entre la de Itachi, uniendo sus dedos en un agarre suave, sintiendo el metal frio del anillo ya en su posible dueño -


- ¿qué quieres que diga?, no te basta con que no me haya arrancado el anillo de mi dedo, acepte tus innumerables ofertas el día que me entregue a ti. - sonrió con pretensión, jamás daría un "si me quiero casar", se sentía viejo para esos menesteres, era más sencillo esquivar con astucia y sabiduría la proposición -


- ¡entonces es si! - se puso de pie en un segundo y volteo a ver como innumerables personas miraban la escena con rostros intrigados - ¡dijo que si!


no cavia dentro de el por tanta emoción, se sintió el hombre más feliz del universo, se había enamorado de Itachi hacía muchos años atrás pero jamás tuvo la valentía o el atrevimiento de acercarse a el hasta que las vueltas del destino lo pusieran bajo vigilancia al moreno, desde ese día ya no era atracción solo física, Itachi se volvió su meta, sufrió su pasado, lo soporto y aprendió que conquistar a ese hombre seria una misión suicida que haría con gusto, se enamoraba cada vez más, sin encontrar limites a sus emociones, por eso y mucho mas, Deidara estaba feliz, impresionado y esperanzado.


- te amo - le susurro al moreno mientras lo arrastraba a sus brazos -


- yo... también - le costaba dejar ir las emociones, no eran su fuerte pero Deidara le había enseñado que el sentir y el querer eran de libre expresión -


Ambos permanecieron en ese abrazo hasta que el celular de Itachi sonó, sin prisas tomo el aparato y vio a quien pertenecía el número entrante, sus cejas se arquearon con duda, conocía a la persona que llamaba, pero tenía mucho tiempo sin comunicarse con ella.


- ¿quién es? - Deidara noto lo intrigado que estaba su compañero -


- una antigua amiga de Sasuke... - dudoso, contesto la llamada - ¿Sakura?


- Itachi... ayúdame, ¡por favor!


- ¿qué sucede?, ¿qué paso? - trato de guardar la compostura ante los llantos suplicantes que daba la chica por el celular -


- hola Itachi. - La voz de alguien muy diferente a la pelirrosada dejo frio al moreno - ¿no te has olvidado de tu padre verdad?


- Fugaku...


Continuara…


Jo jo jo, Fugaku a regresado!, con todo un arsenal de maldad, desastre y malos momentos que pondrán en peligro a los hermanos Uchiha, disculpen las demoras, pero asi es mi vida ahora, un completo lio con el tiempo para subir y escribir, pero lucho por seguirlo amigas, asi será, esperen que el capitulo que viene esta super adelantado, creo que podre publicarlo antes del viernes que viene, saludos y nos leemos.


Próximo Capitulo:


Pasado y Presente


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