- No te atreverás- dijo Luka desafiante
Sus respiraciones estaban agitadas. Los dos se miraban fijamente a los ojos. Y por primera vez, Marcos no tuvo miedo, no apartó sus ojos negros. Porque la mirada del otro ya no le asustaba, le atraía. Porque aquel niño furioso, aquel rebelde sin causa ya no le daba miedo. Quizá porque había conseguido asomarse a ese interior de acero, a ese carácter intrincado forjado a fuego y hierro. Quizá porque había visto latir un corazón bajo todo ese odio. O quizá…. Bueno ¿Quién sabe?
- ¿Tienes miedo, Luka?- susurró contra sus labios, permitiéndose el lujo de jugar
- Solo cuando el infierno se congele- escupió el otro con rabia
Quizá el infierno estaba realmente congelado. Porque se había enfrentado más de una vez a Luka Wenz, matón a domicilio, y todavía respiraba.
- Marcos- le oyó decir, con un sutil toque de súplica que no le pasó desapercibido- aparta
- ¿Me estás suplicando?- preguntó divertido
- No sabes con quien estás jugando, estúpido
Marcos dio medio paso hacia atrás. Realmente no sabia con quien estaba jugando. Luka Wenz era como un puto libro cerrado, como un muro de piedra imposible de atravesar. Y aquel crio desvalido que le había parecido ver hacia tan solo unos instantes, había desaparecido tras aquel muro.
- No, no lo se- admitió- pero lo voy a averiguar
La sonrisita de suficiencia de Luka se borró en el acto. La batalla que había creído ganada se le había escurrido de entre los dedos, y aquello no le gustaba. Marcos ni siquiera tendría que haber estado allí, no le tendría que haber visto de esa forma, tan débil, tan vulnerable. ¡Maldita sea! ¿Cómo se podían torcer tanto las cosas en tan solo un instante?
- Largo. No estoy de humor para que un valiente- enfatizó irónicamente aquel valiente- venga a molestar. Vete
- El baño es de todos, Wenz- dijo Marcos imitando aquella sonrisita de suficiencia marca “Luka”
- ¡Maldita sea!- rugió el otro
Por un momento, Marcos pensó que iba a pegarle. Que había llevado el juego demasiado lejos y había perdido.
Para su sorpresa, el rubio no le pegó. Ni le rozó. Se quedó ahí, quieto, mirándole con esos ojos verdes tan suyos. Verdes como la hierba de un luminoso día de verano. Tan verdes que parecía que al mirarlos fueras incapaz de ver cualquier otro color. Tan intensos que parecía que nunca iban a dejarte escapar.
- Luka- llamó Marcos un poco temeroso
Él no dijo nada. Le empujó levemente y se dirigió hacia la puerta del baño. Decidido. Confiado. Sabía que Marcos no le iba a detener, porque le había asustado. Ya era hora de volver al mundo exterior.
Pero en ese momento, sintió un brazo frenarle. No se lo pudo creer en un primer momento. Pero no dejó pasar un segundo momento. Furioso, con él y con todos, se giró, preparado para matarle a golpes si era necesario.
- Suéltame. Ahora- la amenaza era evidente en aquellos ojos verdes
Marcos no dudó. No dio un paso atrás. No le soltó. No hizo nada de lo que él había esperado que hiciera. De hecho, hizo algo que Luka no se esperaba.
Un paso adelante. Un ligero tirón del brazo que le mantenía firmemente sujeto. Y quedaron tan pegados que sus respiraciones chocaban. Tan cerca que sus labios se acariciaban aun sin moverse.
Y en ese momento debió congelarse el infierno, porque Marcos se alzó sobre sus pies, rodeó el cuello de Luka con sus brazos y atrapó sus labios en un beso.
No fue un beso memorable, ni tierno, ni dulce, ni rudo, ni apasionado. Fue un tímido roce de labios contra labios, un primer contacto, un primer encuentro.
Ninguno de los dos cerró los ojos. Sus miradas se enfrentaron, negro contra verde. Los dos un poco sorprendidos por esa cercanía.
Cuando Marcos se separó, el rubio le dio la espalda. Tenía el cuerpo tenso, tan tenso que el otro se pregunto si no le dolería.
- Luka- llamo tímidamente- Luka, por favor, necesito que me mires.
- ¿Por qué has hecho eso?- el rubio no se giró, pero al menos le hablaba- ¡¿Por qué coño has hecho eso?!
- Esa no es la pregunta correcta, Wenz- respondió el con una seguridad que estaba lejos de sentir
- ¿Ah, no?- contesto Luka, girándose por fin para encararlo- ¿Y cual es?
Marcos le miro unos segundos. Tenía los labios rojos, más rojos que de normal. Y se encontró deseando besarlos de nuevo.
- ¿Por qué no te has apartado?- dijo por fin
Hubo un segundo de silencio. Luego dos segundos. Tres…
Luka le miraba como si no pudiese creérselo; la incredulidad y la rabia ensombreciendo sus afiladas facciones.
Dio un paso hacia Marcos, que no se movió, pese a que la mirada del rubio no presagiaba nada bueno. Luka alzó el brazo, dispuesto a pegarle…y se encontró empujándole contra la pared.
Marcos le miró asustado, pero no dijo nada. No se movió.
Y entonces, un nuevo choque de labios contra labios. Y sí, hubo ternura, hubo pasión, hubo dulzura y rudeza. Y sí, fue un beso memorable.