-Que guapo es nuestro pequeño, ¿verdad, Roy? -Dijo Edward mirando al bebé que dormía en la cuna, de 7 meses. Tenía el pelo de color castaño y los ojos negros;después de llevar juntos varios años, decidieron tener un hijo, buscaron una madre de alquiler y Winry, que siempre había tenido un cariño especial a Edward aunque ahora estuviese casada con Alphonse se ofreció, y evidentemente, no iban a decir que no.
-Si- contestó Roy, abrazando por la espalda a Edward; este se echó hacia atrás para recostarse en su pecho.-Y ahora que se ha dormido, ¿Por qué no hacemos algo más interesante?-Dijo mordiendo el lóbuo de la oreja de Edward, que se estremeció al contacto y se giró para besarle, primero suavemente, apenas rozando sus labios, y luego más intensamente hasta el punto de quedarse sin aire,
-Espera Edward, mejor vámonos a nuestra habitación, o si no el pequeño se despertará-Edward asintió y Roy lo cogió en sus brazos, al más puro estilo princesa de cuento y continuaron besándose por el camino.
Cuando llegarón, Roy depositó suavemente a Edward en la cama sin romper el contacto y se posicióno a cuatro patas encima suya, ahora emezando un camino de besos desde la comisura de sus labios, pasando por la oreja y bajando por su cuello, hasta que llegó al cuello de la camiseta del pijama que estorbaba en su camino, así que sin más miramientos se la quitó rapidamente.
Siquió bajando por su torso bien formado, acariciando primero el pezón izquierdo con sus dedos, para luego empezar a lamerlo, provocando escalofríos en el menor, mientras acariciaba con su mano el otro pezón. Se tomó su tiempo en esa zona, cuando empezó a descender de nuevo hasta llegar al ombligo, donde Roy empezó a meter y sacar su lengua mientras una de sus manos empezaba a descender a la entrepierna de Edward, que en ese punto estaba al sonrojado y excitado al máximo.
En cuanto rozó su entrepierna por encima de los pantalones que llevaba, el menor soltó un gemido profundo y grave, y elevó sus caderas para obtener más. Roy al ver esto rapidamente se deshizo de los pantalones junto con la ropa interior tirándolos en cualquier lado de la habitación, y empezó a acariciar el miembro de su compañero cambiando el ritmo, primero suavemente, después aumentando la velocidad para luego volver a un ritmo pausado.
Sintiendo que Edward no duraría mucho más, envolvió su miembro con la boca sintiendo como esa sustancia espesa y cálida llenaba su boca y como el menor se retorcía debajo suya, aún gimiendo agitado con las mejillas sonrojadas e intentando recuperar su ritmo normal de respiración.
Roy subió de nuevo a besar a su compañero y cuando sintió que estaba recuperado, metió tres de sus dedos en la boca de Edward y este inmediatamente los cubrió con su saliva.Antes de que se secaran Roy introdujo cuidadosamente dos dedos, ya que el menor estaba suficientemente acostumbrado y solo dió un pequeño gemido al sentir los intrusos. Empezó a moverlos cuidadosamente dentro de él, intentando encontrar su próstata. Cuando la encontró, Edward soltó un largo gemido y movio su cadera buscando mayor contacto.
Cuando Roy sintió que estaba preparado, se quitó su pantalón y su ropa interior ya que el dormía sin camiseta y después de lubricarse su miembro, subió las piernas del menor sobre sus hombros para acceder mejr a su próstata y empezó a penetrarlo suavemente. Ambos gimieron al sentirse en contacto el uno con el otro.
Roy empezó a embestir lentamente esperando que el menor se acostumbrara al intruso y fue aumentando cada vez más la velocidad. Cuando Edward estaba próximo a acabar, Roy le dió la vuelta y le puso en cuatro y mientras le embestía llegando cada vez más profundo, repartía besos y caricias con una mano por la espalda, el cuello y los hombros del menor mientras con otra mano acariciaba su miembro. Mientras Edward pedía mayor velocidad en las embestidas y Roy accedió, sintiendo cada vez mas cerca su climax.
Cuando Roy sintió que Edward había llegado al orgasmo y la forma en que su esfinter se contraía alrededor de su miembro, no lo aguantó más; sus embestidas se volvieron más torpes y segundos después terminó en el interior, colapsando encima del menor que aun seguía agitado por sus dos orgasmos.
Cuando sintió que podía moverse salió del interior de Edward y se tumbó a su lado e hizo al otro apoyarse sobre su pecho.
-Te quiero- susurró Edward casi dormido
-Yo también- contestó Roy también adormilado. Justo en ese momento sintieron que su pequeño empezaba a llorar
-Te toca ir a tí-dijo Edward.Roy refunfuñó ya que estaba cansado pero se levantó. En ese tiempo Edward se había quedado dormido, y Roy no pudo si no sonreir ante la cara de no haber roto nunca un plato que ponía mientras dormía, y con esa imagen en mente, fue a atender rápidamente al bebé que lloraba en la habitación de al lado.